Amante Renovado

Amante Renovado

Vivian Lara

04/07/2017

Butch se había sentado frente al rey a su derecha, como de costumbre. Siempre trataban de tomar los mismos lugares en la habitación para ayudar a Wrath a localizarlos. El rey lo había convocado para que junto con Phury que eran los hermanos que estaban fuera de rotación le ayudaran a organizar el nuevo horario. V también estaba fuera de rotación pero se había excusado con el rey y no había asistido, como había estado haciendo con todo últimamente. Cosa que ponía de mal humor a Wrath que, le gustaba contar con la fría inteligencia del hermano Vishous para asuntos logísticos que ya debían incluir a los bastardos que caminaban por las paredes al aun no poder salir al campo. Cuando tenían ya un par de horas sentados frente al rey discutiendo los equipos que se formarían, le llegó un mensaje de texto de Marissa que le pedía que la encontrara en el pit en cuanto terminara con el rey. Butch se exaltó. Se suponía que su Shellan estaba en hogar seguro cuidando de su gente.

-¿Pasa algo, poli?

Le preguntó el rey que le veía sin ver desde detrás de sus gafas oscuras y acariciaba la cabeza del buen George.

-No lo sé. Es Marissa.

Se suponía que estaba en el trabajo pero está en el pit.

-Pues deberías ir.

Dijo Phury con su hermosa y siempre comprensiva voz. Mi señor y yo podemos terminar con el horario. Butch miró al hermano y luego al rey que asentó con la cabeza apoyando lo que Phury había sugerido.

-Puedo esperar.

Comenzó Butch.

-Saca tu culo inmediatamente de aquí y atiende a tu hembra. Lo que menos necesitamos en este momento es un cascarón vacío.

Dijo el rey de manera irrevocable.

Butch ya conocía bastante bien a su relativamente recién adquirida majestad como para saber que si no lo obedecía lo iba a sacar a patadas de su oficina. Se despidió brevemente dando una palmada a Phury en la espalda y salió de prisa. Corrió por la mansión y por el túnel con el alma en un hilo.

Marissa había tenido una semana difícil en Hogar Seguro y ya tenía varios días en que sentía que se iba a quebrar por extenuación. Al llegar al pit y meter la clave para abrir, se encontró a Marissa sentada en el sofá negro con sus largas piernas cruzadas embutidas en un hermoso traje sastre negro.

-Ey.

Dijo ella.

-Hola Cariño.

Dijo él mientras cruzaba la estancia y se sentaba en la mesa de centro mientras la perra se quejaba por tener que sostener todo ese peso. Butch le acarició el rostro y le dio un casto beso en la frente.

– ¿Está todo bien? ¿Hogar seguro ocupa algo?

Le preguntó sin poder ocultar la preocupación.

-Todo en orden.

Le dijo Marissa mientras tomaba sus enormes manos y las besaba. Butch la miró mientras lo hacía y una ola de lujuria lo acaloró pero era evidente que no era el momento.

–Butch.

Dijo ella sorpresivamente.

–Sí, cariño.

-Tenemos que hablar y de verdad ocupo que estés tranquilo.

Butch sintió como un tempano tomaba lugar en su pecho. Trató de no empezar a temblar y tomó fuertemente las manos de su Shellan.

-Claro.

Dijo no muy seguro.

-Sabes que puedes decirme lo que sea. La mirada de su esposa se desvió para algún lugar detrás de él. Siguió los bonitos ojos.

En la puerta se materializaba poco a poco Jane, la Shellan de su mejor amigo, V.

-Ey doc.

Dijo sin soltar las manos de Marissa.

-Hola.

Respondió doc Jane que se veía un poco pálida sin tener nada esto que ver con su estado fantasmal. La verdad y con las disculpas de su hermano V, su Shellan se veía como la mierda.

-Hola querida.

Dijo Marissa invitándola a sentarse a su lado con un gesto de la mano. Jane obedeció como un zombi.

–Te ves pálida, ¿Está todo bien?

Preguntó Marissa.

-Es Assail. Está teniendo un mal día y nos tiene a Manny y a mí acabados.

Butch nunca había tenido mucho contacto con el macho pero lo compadeció. Él mismo sabía lo que era dejar la coca y sabía el calvario que estaba pasando.

–Quizás debas descansar un poco.

Le dijo Butch estirándose y acariciándole una rodilla. Jane quizás era la única hembra que podía acariciar con confianza aparte de su propia pareja.

-No, estoy bien, necesito volver cuanto antes pero quiero que hablemos.

Butch frunció el ceño. Jane parecía exhausta.

-Claro, si me das un momento, Marissa y yo tenemos que conversar sobre algo y.

-Butch, cariño – lo interrumpió Marissa- Jane y yo necesitamos hablar de lo mismo contigo.

Como un relámpago Butch supo que se trataba de V. Su corazón bombeo con suficiente fuerza para colapsarse y fue entonces que sus manos empezaron a temblar y las alejó de Marissa. Se puso de pie y las miró, primero a una luego a la otra.

-¿Es V? ¿Le pasa algo?

Ambas se miraron por un momento y doc Jane se puso de pie también. Aunque no le llegaba ni a los hombros tenía un gesto determinado.

-¿Qué demonios pasa? ¿Por qué no me hablan? ¿Le pasó algo a V?

Dijo con un nudo en la garganta.

-Escúchame Butch. Tú, yo, Marissa, mejor dicho todos en la mansión sabemos que V no ha estado bien estos días. He estado ocupada y muchas cosas han sucedido. Sabes que V es inestable y a pesar que lo he podido ver poco últimamente, sé que está mal. Y deseaba pedirte un favor.

Butch tuvo un Déjà vu de ellas dos hablando con él sobre algo similar y sintió el mismo espasmo de aquella vez. Sabía que V había estado taciturno y había bebido más de lo normal. Creyó que se debía al estrés del tratado de paz con los bastardos, el misterioso silencio que en los últimos meses habían guardado los restrictores, Qhuinn descargando un arma en la mansión y todas las mierdas diarias de la hermandad. Pero si este lo había estado necesitando y él no había estado ahí, nunca se lo perdonaría. Al igual que su Shellan la cosa más importante en el mundo para él era aquel terrorífico macho.

-Doc, por favor.

-Te hablare sin rodeos porque sé que no los necesitas.

Dijo resuelta Jane.

-Hay lugares en la cabeza de V a donde solo él va y, que no deja que nadie entre, ni siquiera yo. Pero si a alguien ha dejado tocar esa puerta alguna vez, ese eres tú. Porque siempre lo has sabido y nosotras también. Todo lo que V necesita a veces… es a ti.

Sin ninguna razón aparente Butch sintió como sus mejillas empezaron a arder y empezó a pasearse de un lado para otro frotándose fuertemente el rostro. Viéndose como una montaña con su fino pantalón y saco Armani negro, su camisa blanca y la corbata verde oscuro. Dos gemelos de oro cerraban los puños y exquisitos mocasines de cuero vestían sus pies.

-Butch, Butch escúchame. Conozco a V. Está al borde. Mi ausencia, el estrés de la guerra, los bastardos en casa, todo lo tiene perturbado. Él me ama pero te necesita a ti. Se está consumiendo. Sé. -dijo Jane pero su voz falló -. Sé que está a punto de serme infiel.

Butch se detuvo y la miró.

–¿Qué estás diciendo? Él sería incapaz, Jane.

-Butch, no lo estoy juzgando. Sé que es un maravilloso sujeto. Al final del día quizá no lo haga, pero está sufriendo y si no me equivoco solo a ti te dejará entrar.

Marissa que había estado sentada solo viendo como él perdía la cabeza, se levantó e intervino.

-Cariño, ¿Cuantas veces lo has tenido que llevar en brazos a su cama totalmente alcoholizado últimamente? Yo sé que al menos lo he tenido que abrigar 3 veces esta semana cuando lo encontré sin conocimiento sobre sus computadoras.

-¿Que están tratando de decirme?

Dijo Butch desesperado mesándose un poco el cabello.

-Cariño, antes de que Jane o yo llegáramos a sus vidas. O mejor dicho si no lo hubiéramos hecho, tú y V ya…

-No, ¿Que es esta locura? No te estoy escuchando decir esto.

-Solo piénsalo, tú y V son el uno para el otro, ustedes se complementan y eso está bien. Ustedes dejaron cosas inconclusas y eso está matando a V. Es un tipo listo y nunca te pondría en una situación incómoda pero también sé que él te lo dijo una vez. Y también sé que él no te es indiferente. Si ustedes yacieran ju…

-Cállate.

Le dijo Butch señalándola, nunca le había hablado así, lo lamentó de inmediato pero su cerebro amenazaba con explotar. Su cabeza era un torbellino. Imágenes de V muriendo y él sintiendo que su vida se iba con él. Jane salvándolo. V en pijamas afuera de la clínica contándole sus intimidades y él diciéndole por primera vez lo que sentía.

V era un macho excepcional. La primera persona que lo acepto cuando ni el mismo lo hacía. V era el que en el campo de batalla lo había salvado miles de veces y le había tomado de la mano para llevarlo por su nueva vida vampírica. Era lo único que lo aliviaba cuando la agonía de la inmundicia del omega se apoderaba de su cuerpo. Santa María purísima, había tomado de su sangre y aunque casi lo había matado, era una de las cosas más dulces que había probado. Si Marissa no hubiera llegado a su vida hubiera deseado estar con V. Aun lo deseaba. De cualquier modo que esto sucediera. No concebía su vida sin tener a V durmiendo a menos de 20 metros. ¿Que era aquel sentimiento que empezaba a arder en su pecho? Recordó que la primera vez que lo había sentido fue cuando V le había dado sus dagas reglamentarias con indiferencia pero que aquellas obras de arte demostraban que era una muestra de entrega absoluta a él. Y en su corazón se había alegrado. Había tenido que refrenar un profundo y devorador impulso de. Aquel pensamiento lo había abochornado. V era macho y él a pesar de todas sus andanzas sexuales nunca había sentido impulsos hacia su mismo sexo. Pero V de vez en cuando, V era el que aparecía en su mente cuando su cuerpo se sentía erotizado. Siempre había pensado que era un sentimiento de cariño tergiversado. Pero cuando se lo había dicho en aquel pasillo, cuando le había dicho que también lo había deseado, se había sentido liberado. Y aunque adoraba a Doc Jane también resentía un poco que ahora casi toda la atención de V fuera para ella. En ese momento se había dado cuenta que quería ser deseado por V. No que pensara en él cuándo yacía con su Shellan pero sí que cuando tuviera un momento, quizás duchándose, pensara en él y se excitara. Madre de Dios que eran aquellos pensamientos. Él era hétero y también era un egoísta, un egoísta de mierda, sobre todo tomando en cuenta que tenía a Marissa y esta merecía toda su fidelidad y respeto. O al menos eso creía porque en ese momento claramente le estaba autorizando a no serlo.

-Cariño, no tienes de que avergonzarte. Si lo vemos de manera parcial V estuvo aquí primero, es natural que tú lo dese…

-Tú también. Le espetó a su esposa que apoyó a Jane.

-¿Acaso no te importaría que vaya y me folle a mi mejor amigo así sin más?

Gritó Butch. Lamentó el tono, lamentó haber sido tan soez, pero se sentía acorralado a una situación que no podía manejar. Jane se meso el cabello.

-Mientras ambos estén bien con eso, nosotras también lo estaremos.

Contestó Marissa.

-¿Jane?

Preguntó angustiado pero con un cosquilleo en el estómago porque deseaba que dijera que sí, que ella estaría de acuerdo. Jane solo asintió con la cabeza.

-Acaso te has vuelto loca hembra.

Extraño nunca llamaba así a las féminas de su nueva especie.

-¿De verdad no te importa que folle con tu Hellren?

Su voz se quebró. Su cuerpo temblaba.

-Lo quiero contigo, no destruido.

Butch sintió nauseas. Náuseas por la alegría que le daban aquellas palabras. ¿Qué clase de pervertido asqueroso era?

-Escúchame, escúchenme muy bien las dos. -Dijo mientras las señalaba.- Si V está a punto de hacer una estupidez yo mismo pateare su trasero de vuelta a casa y me asegurare de que se arrepienta toda su puta vida. Pero que quede claro que ustedes no saben lo que dicen y definitivamente no saben lo que piden. No podrían lidiar con una situación como esa.

-Demonios Butch. No nos subestimes.

Gritó Jane.

Butch la miró furioso. Se dio la vuelta y camino decidido hacia la puerta. Necesitaba salir de allí. Tomó las llaves del Escalade.

-¿A dónde vas? Preguntó Marissa.

-Ya les dije, a traer a ese imbécil de vuelta a casa.

-¿Sabes dónde está? No me ha contestado el móvil en toda la noche.

Preguntó Jane.

Butch se detuvo en la puerta sin mirar atrás e irguió la espalda.

-Siempre sé dónde encontrarlo.

-Bien, hazlo entonces.

Dijo Jane decidida.

–Ve cariño.

Apoyó su Shellan.

Y supo que si salía por la puerta estaba aceptando el encargo pero no solo el de encontrarlo y traerlo a casa. Salió azotando la puerta. Esas mujeres lo volvían loco.

¿Qué diablos se suponía que iba a hacer? Subió al auto, lo encendió y automáticamente sonó el rap a todo volumen que V siempre escuchaba y que obviamente había sido el último en usar el auto. Lo dejó sonar para tratar de acallar la pesadumbre que se había instalado en la mitad de su pecho. Se dirigió al centro de Caldie.

Primero se había dado la vuelta por The Shadows pero Xhex le había confirmado que V no había ido por ahí desde hacía un par de noches. El siguiente lugar era obvio.

Había pasado cuarenta y cinco minutos en el lobby del Commodore en donde V y Rehv eran propietarios de los penhouse. El amable recepcionista que lo conocía muy bien le había ofrecido un Whisky mientras él se veía los mocasines Armani sentado en un sillón. Lo había aceptado y tomado de un trago. Tuvo mil veces el celular en la mano con la intención de llamar o textear a V pero no lo hizo. De hecho no estaba seguro que V estuviera ahí pero, que no estuviera era el menor de sus preocupaciones ya que, tarde o temprano lo iba a encontrar. Qué hacer cuando lo hiciera esa, si era una putada.

Cuando por fin el trago de Whisky calentó sus entrañas y lo había adormecido un poco, se había decidido y había abordado el ascensor pero primero subió y bajo dos veces todo el trayecto del edificio. Al iniciar la tercera vuelta había metido el código de seguridad en el panel del ascensor para que este lo llevara hasta el penhouse. Mientras subía sintió como las piernas le temblaban y como las manos le sudaban copiosamente. Si todo iba tal cual lo planeaba, hablaría con V y lo llevaría a casa pero entonces ¿Por qué de repente la idea de ver a V se sentía como estar desarmando una bomba?

Cuando el cursi timbre le avisó que habían llegado había dado un salto como si le hubieran tocado el culo.

Cuando las puertas se abrieron el profundo bajo de Hypnotize de Notorious B.I.G. le hizo rebotar las entrañas. Obviamente V estaba ahí.

-¿V?

Dijo mientras entraba cautelosamente. La última vez que había entrado sin permiso se había encontrado una sorpresa que no había querido repetir.

-¿V?

Repitió aunque obviamente con tal volumen el hermano no lo hubiera escuchado aunque estuviera a su lado.

Caminó un poco más y al entrar a la estancia principal que era bañada por una tenue luz, al pie de la enorme cama king size cubierta de seda negra, vio a V que estaba dándole la espalda y subía por su perfecto culo desnudo unos pantalones. Pero estos eran diferentes a los de cuero que siempre vestía. Estos eran… De látex negro, eso era.

Butch lo contempló un momento y sintió que se le ponía el rostro caliente. La espalda del macho era enorme, cada musculo se veía bajo la piel perfectamente, la cintura era estrecha y la remataba un culo extraordinario. Butch sacudió la cabeza y se abotonó el saco solo en caso de que se confirmara la maldita erección que creía tener. Por el infierno que no lo iba a confirmar. Decidió desviar la mirada hacia el balcón que tenía la enorme puerta de cristal abierta. Entraba una deliciosa brisa de primavera. Se sintió estúpido ya que había visto a V millones de veces desnudo. Sabía lo fuerte y atractivo que era cada centímetro del maldito y perfecto cuerpo del hermano. Había visto aunque nunca contemplado, su semicastración, pero a pesar de todo aquello supuso que en el contexto actual no era apropiado observarlo detenidamente y menos si este no se había percatado de su llegada. Asunto extraño porque V tenía un olfato de tiburón.

Lo llamó una vez más pero fuertemente asegurándose de sonar un poco por encima de la música. V se giró dando un respingo y al verlo frunció el ceño y alcanzó el control remoto de la televisión que estaba conectada a su portátil y bajó el volumen, aunque no por completo. Una botella de Goose estaba recién abierta sobre la cama esperando como una amante. Un vaso con hielo vacío estaba al lado, un encendedor de oro y un cenicero de plata también estaban sobre la cama. Cuando se giró Butch no pudo dejar de notar que fumaba un cigarrillo y que la cremallera estaba solo ligeramente cerrada y que básicamente no dejaba nada a la imaginación.

-Poli, ¿Pasa algo?

Butch guardó silencio. El ambiente olía familiar. No era el tabaco turco que V solía fumar y que siempre le anunciaba la presencia de su amigo. Era otro olor. Lo reconoció poco después. Era el que siempre rodeaba a Phury antes de que pasara por su rehab. Era el delicioso olor del humo rojo. V se estaba drogando. Probablemente por eso no lo había olido al llegar y no le había metido una bala en la cabeza con una de sus 9 milímetros que, probablemente tenia cerca aunque no estuviera a la vista.

-¿Butch?

Insistió V acercándose a él y sacando el porro de la boca.

–Estás pálido como la mierda. ¿Paso algo en la mansión?, ¿Está todo bien con Marissa?

Curiosa pregunta pensó Butch. Pasó su mano por el cabello oscuro y acomodó las mangas de su Armani.

-¿Puedo?

Dijo señalando con la barbilla la botella de Goose y ¿porque no? estaba de humor para dar una calada al humo rojo también.

V se extrañó y se estiró hacia la cama y con un movimiento que habían realizado miles de veces lanzó la botella. Butch la atrapó al vuelo y se acercó a la barra que estaba al lado del área de “juegos” de V y se sirvió un rock glass completo. Lo bebió de un trago. El vodka no era lo suyo pero, toda bebida etílica que le ayudara con la situación era bienvenida.

-Poli me estas poniendo malditamente nervioso.

Hizo una pausa.

-Voy a llamar a Wrath.

Se apresuró V. Estiró la mano hacia uno de los tres móviles que había sobre la barra pero Butch habló.

-Necesito que hablemos.

V se detuvo y lo miró.

-¿Es Jane?

El rostro de V palideció. Butch se alegró que por lo menos aún le preocupara la mujer.

Butch negó con la cabeza.

-Todo está bien en casa y con los hermanos.

Se sirvió un segundo vaso de Goose. Este no lo apuró. V lo miró atentamente y luego observó la king size, la mesa de “juegos”, las botellas del bar, en resumen checó todo el penhouse con una mirada, como si ninjas fueran a salir de las sombras en cualquier momento. Estaba que caminaba por las paredes. El poli no debía estar allí.

-Poli, mira. Si no es urgente de verdad me encantaría hablar contigo pero estoy en medio de algo.

-¿Algo con cera negra y látex?

Interrumpió Butch con su marcado acento de Boston.

V entrecerró los ojos. La hostilidad de Butch salió disparada con bazuca directo hacia él. No le gustaba aquel olor.

-Hasta donde sé, doc Jane está en la clínica y no la veo de humor para ponerse un gag en la boca.

La temperatura de la habitación bajo de súbito. V sintió zumbar la cabeza cuando su amigo mencionó a su Shellan de manera tan irrespetuosa. Estaba a punto de un colapso mental. No necesitaba esa mierda.

-Ten cuidado poli, no sé de qué vas pero no me gusta tu tono.

-Vamos V, estas en el penhouse usando maldito látex negro, estas tomando ¿Qué? ¿Tú segunda botella?

-Solo he bebido una copa.

Dijo V entre dientes acribillándolo con la mirada.

-Aja, y ¿El humo rojo? De cuando a ahora te drogas, no fue suficiente con Phury y lo que está pasando Assail ¿Te aburrió esa mierda y te quieres unir al equipo?

Sus miradas bien pudieron tener espadas y estar batiéndose en duelo.

Butch agregó.

¿Qué vas a hacer que necesitas estar drogado?

El humo rojo no dio para tanto. V odio hasta el tuétano el tono sermón de cura y realmente seguro que no estaba de humor para aquello. ¿Que sabía Butch sobre sus asuntos? Tenían semanas de solo verse en el campo de batalla y de solo escuchar su concierto de gemidos durante el día cuando esperaba a Jane hasta quedarse dormido.

-Poli, sal de aquí. Estoy ocupado y solo estas diciendo estupideces. De verdad no tengo tiempo ni ánimos.

V señaló el ascensor.

-Vishous, no lo hagas.

Le dijo Butch bruscamente. V lo miró pero ya no tenía el ceño fruncido. Butch nunca lo había llamado por su nombre completo.

-¿De qué estás hablando, O’Neal?

Pronunció el apellido del poli pausada y agudamente.

-De hoy, de esta mierda, sabes que son de esas cagadas malditamente irreversibles. Solo… no lo hagas, habla conmigo.

Amaba a Butch pero el poli estaba pisando tierra minada y esa tierra minada era su maldita paciencia.

-Butch fuera de aquí. Vienes a buscar problemas y no te voy a dar gusto. No te metas en mis asuntos. No me obligues a deshonrar nuestra amistad sacándote de aquí a patadas.

Butch sintió el frío emanando de V y supo que estaba en su límite pero, si se marchaba no tendría cara que mostrar en casa.

– Justamente es por eso que estoy aquí. Porque eres mi… hermano y tengo que detenerte cuando la estas cagando. Y lo vas a hacer con Jane. Vas a arruinarlo todo.

Era suficiente. El poli se iba de allí. Justo en ese momento.

V dejó caer el porro y se abalanzó sobre él. Cuando lo tomó de las solapas de su costoso Armani negro, un soplo nocturno hizo llegar a la nariz de ambos un olor. Era el picor de la lujuria que los congelo tal cual estaban. Butch miró el balcón, V lo miraba a él. En el balcón se materializaban dos vampiros, una hembra y un macho. El macho era castaño y alto, era realmente atractivo. La mujer era pequeña y rubia con el cabello muy corto. Ambos vestían largas gabardinas negras y a Butch no le costó imaginar que habría o de hecho lo que no habría bajo estas. El olor a lujuria provenía de ellos. Butch miró al rostro de V que estaba muy cerca del suyo. V temblaba de ira y sus ojos diamantinos parecían haber perdido su pupila.

-Realmente lo ibas a hacer.

Se zafo del agarre. V podía desmaterializarse pero Butch a causa de no poder hacerlo había aprendido el truco de moverse muy rápido. Antes de que V lo notara Butch había cruzado la estancia y estaba cerca del ventanal viendo a la pareja, centrándose principalmente en el macho. Este tenía unos rasgos inequívocamente parecidos a los suyos. Bien pudo haber sido una versión suya unos 10 años humanos más joven. La hembra era casi un clon de Jane. Ambos vampiros se miraron entre si y se quedaron dónde estaban. Obviamente sintiendo la ira y la amargura de Butch.

-Eres un bastardo por partida doble. Dijo el poli sin darse la vuelta. Sintió la cólera de V cruzar la estancia.

-Esto no es asunto tuyo.

La voz de V fue tan afilada que Butch sintió punzadas en la nuca. Se dio la vuelta. Si V tenia filo, él tenía con que responderle. Caminó hacia a él apuntándolo directo al pecho. Por menos V hubiera dejado en coma a cualquier otro hermano.

-No te atrevas – la voz de Butch tembló- No te atrevas a repetir que algo que tenga que ver contigo no es mi asunto. ¿Me oíste? Maldito bastardo, es a ti a quien estoy salvando el estúpido y malagradecido culo.

Gritó Butch.

-¿A qué viene toda esta mierda santurrona y mojigata? ¿Qué diablos haces aquí? Gritó V mostrando los colmillos y con el cuerpo tenso como una lanza. Por un momento Butch creyó que se abalanzaría sobre él y lo iba a estrangular con su propia yugular.

-Esto no va a pasar, oíste. Dijo Butch en voz fría y baja. No lo permitiré.

Butch se lanzó hacia los ventanales. V se desmaterializó lo más rápido que pudo cuando entendió lo que Butch iba a hacer. El maldito había aprendido bien el truco de la bala y cuando se materializó de nuevo se encontró con el cristal y con Butch del otro lado en el balcón poniendo el seguro con su mente y viéndolo fríamente. V no pudo contrarrestar el poder mental de Butch sobre el pestillo. Estaba muy alterado. Lo intentó con la mano, no lo logró. No se pudo desmaterializar fuera porque el cristal era una aleación especial con acero. V dio un puñetazo histérico a este y vio como Butch se dirigió hacia los dos vampiros. Maldijo su suerte de mierda. Se estaba ahogando en cólera. Golpeaba el vidrio desquiciadamente maldiciendo a Butch. Este lo ignoraba y hablaba tranquilamente con sus dos juguetes. Estos solo asentaban con la cabeza y lo miraban intermitentemente a él y a Butch.

-Bastardooo.

Gritó. El maldito poli había pisado la mina finalmente. En un desborde de locura tomo una pesada silla de la habitación y la arrojó contra el cristal. Esta rebotó y casi lo golpeó. Recordó con furia que el maldito cristal también era de seguridad y contra balas. Su maldita noche solo mejoraba ¿eh?, empezó a sacarse el guante de cuero de su mano maldita. Reventaría la ventana de mierda, haría desaparecer a la perra. Vio a su pareja de vampiros desmaterializarse cuando terminaba de desabrocharlo. Respiraba con dificultad. Ni siquiera la fuerza del humo rojo lo contuvo. Butch se volvió con el cabello alborotado por el viento. Con la mente abrió el ventanal y entró. En un segundo V se abalanzó sobre él y tomándolo de las solapas del traje lo estrelló contra el mismo cristal que casi había visto su fin.

-¿Qué demonios crees que haces?

Le escupió en la cara mientras lo estrellaba una segunda vez y le mostraba los colmillos.

-¿Qué mierda crees que haces?

-Salvando tu maldita relación, imbécil. Contestó Butch sujetando las muñecas de su amigo.

V lo miró por unos momentos. Bufaba como un toro con la cara desfigurada y de repente empezó a reír por lo bajo y soltó su agarre. Butch cayó al suelo. V volvió un poco a su estado real, volvió a su mirada fría y calculadora pero el frío de la habitación seguía bajando. Ahora era peor que verlo furioso. Estaba solo siendo cruel.

-Imbécil, ¿Acaso crees que no tengo a varios esperando a ser follados?

Dijo V dirigiéndose hacia el bar. Hacia sus móviles.

-V no.

Butch se lanzó tras él- Estas fuera de control. Plantas a tu rey, luchas como un desquiciado en el campo, te emborrachas a diario, estás haciendo de doble de acción de Phury metiéndote esta mierda roja y sabrá Dios que cosas más en el cuerpo y estas a punto de serle infiel a la única hembra que te ha importado.

V rió más alto desmaterializándose y tomando forma al lado del bar.

-En ningún momento firmé exclusividad.

Dijo de manera perversa.

-No V, ese no eres tú. Tú eres más listo que esto. Sabes que estás hablando mierda.

V tomó uno de los móviles y empezó a marcar.

-HAZLO CONMIGO.

Gritó Butch al ser ignorado.

De inmediato el frío de la habitación descendió y V se quedó en donde estaba. El olor rancio de la ira se disipó y solo quedo 2pac rapeando quedamente. Todo pareció una escena en pausa por unos minutos. V respiraba ferozmente al principio y luego un poco más lento. Se volvió pero su rostro había palidecido. Solo quedaban remanentes del monstruo que había hablado hacia unos momentos. Devolvió el móvil al bar.

-¿Qué?

Musitó finalmente con la voz enrarecida en un tono alto pero ya no trastornado.

Butch levantó las palmas hacia arriba un momento y las dejó caer en señal de rendición. Su traje estaba desencajado.

-Aquí estoy… Úsame a mí.

A V se le cayó la quijada. Si había algo que lo podía detener cuando estaba fuera de sí era algo como aquella declaración que, total y malditamente debía estar malentendiendo.

-Hacer ¿Qué? contigo, poli.

Dijo cautelosamente con el ceño fruncido dando un par de pasos adelante con el pecho desnudo subiendo y bajando.

-Esto….

Dijo Butch señalando la king size.

-…O eso.

Y señaló la plataforma de piedra y los instrumentos de cuero y acero que V solía usar sobre o dentro de sus sumisos.

V no apartó la mirada de su rostro.

-Déjame entender esta mierda. ¿Tú te estás ofreciendo a tener sexo conmigo?

Señaló el pecho de Butch luego el propio.

-Si es lo que necesitas y si… quieres.

Contestó Butch sin apartar la mirada.

-Llegas aquí, me hechas en cara mi infidelidad, echas a mis invitados, actúas como algún tipo de maldito salvador y ¿me dices que follemos así como así?

Una pausa, una mirada.

-¿Qué está mal contigo, demonios?

-Conmigo nada, tú eres el que tiene un problema, no soy yo el que está apunto de mandar su relación al basurero.

– Y quieres ayudarme ¿Follando?

Preguntó sarcásticamente V.

-Sip.

Dijo Butch afirmando con la cabeza e ignorando la burla y honestamente sin creer lo que estaba diciendo.

-¿Y todo por esa hembra y ese macho del balcón?

Dijo V.

-¿Te los ibas a follar, No?

Replicó el poli.

-Si así fuera ¿Cómo sabes que no es consensuado con mi maldita Shellan?

-Si así fuera dices, no eres del tipo ven a tomar el té, eso lo puedo asegurar. Lo tuyo es el sexo. Por lo menos con ese tipo de gente– Butch señalo el balcón vacío. Y por cierto creí que ese tipo de gente ya era parte del pasado. Creí que habías borrado tu agenda. ¿Por eso el humo rojo?¿Ocupas algo que te de el valor de hacerte esta mutilación?

Butch inspección el rostro estoico de V.

– Y para tu información sé que Jane no juega en esas ligas. Sé que solo estabas siendo un total y completo imbécil.

De lo último ya no estaba seguro puesto que él estaba allí con su consentimiento ofreciendo sexo a su Hellren.

V rió con un deje histérico que Butch nunca había escuchado.

-¿Yo estoy echando a la basura mi relación? ¿Yo? Dime como se supone que esto pasa. Suponiendo que en un mundo paralelo y bizarro acepto este acto de obvio sacrificio tuyo y follamos. ¿Cuál es la diferencia entre ser infiel con esos dos o contigo? ¿Cómo eso estropea mi relación y no la tuya? Hasta donde recuerdo no soy el único que está emparejado.

Butch guardo silencio.

-Habla poli, habla que estoy a punto de patear tu culo y tirarte por el balcón. Habla o lárgate.

-Porque ellas lo aceptan ¿Ok?

Dijo Butch mirando al suelo.

V sintió todas las fuerzas abandonarlo. Se quedó sin respiración.

-¿De qué mierda hablas? ¿Te has vuelto loco?

Butch lo miró y negó con la cabeza.

Al parecer la lógica había traspasado por el estado maniático de V y preguntaba algo completamente racional. No podía ser de otra manera. V era de todo menos estúpido. ¿Cómo se suponía que iba a venir y proponer aquello sin dar una explicación? Pues había llegado la hora de la verdad. Era mejor para todos.

-Verás, ellas. -Se acomodó la garganta.

-Ellas me pidieron que viniera.

-Mientes.

Dijo V mientras colocaba las manos sobre la cabeza.

-Sabes que no lo hago. Nunca te miento. No a ti.

Butch caminó hacia a él. Al estar frente a frente V bajó la cabeza.

-Sabes no sé qué problemas estas teniendo con Jane o con lo que sea, solo sé que aquellas hembras creen que esto – Señalo el espacio entre ambos de ida y vuelta- podría ayudar y son tan poderosas que lo aprueban. Lo hacen desde la vez pasada que bueno. Ya sabes, que te até y todo lo demás. Creen que esto es lo mejor. Ellas creen que entre ambos quedaron cosas inconclusas cuando las conocimos. Y yo… yo en realidad no lo sé y es por eso que estoy aquí.

V dejó salir un sonido extraño entre un suspiro y un sollozo.

-Hace un par de años hubiera dado mi mano buena por escucharte decir esto.

Dijo V. Butch asentó con la cabeza.

-Lo sé. Y siento si eso es parte de lo que te trajo aquí hoy.

V levantó la mirada y por primera vez Butch vio los ojos de V vidriosos. Ni siquiera lo había dejado apoyarlo cuando había perdido a Jane y ahí estaba. El hermano que siempre sabía qué hacer y cómo hacerlo, la mano izquierda del rey, el muro inquebrantable de la hermandad se resquebrajaba frente a él y por su causa. Sintió como su corazón se partía. Miró los labios llenos de V y sintió un impulso que nunca llegó a contemplar. Por lo menos no desde que se había emparejado con Marissa. Creyó que nunca sucedería pero lo iba a hacer en ese momento. Ahí mismo. Súbitamente tuvo la certeza de que aquello era lo correcto. Creyó que era bueno, creyó que V lo necesitaba y a quien quería engañar, él deseaba hacerlo. Tomó a V del cuello fuertemente y lo arrastro hacia su boca. V forcejeó, se zafó y se fugó por un costado.

-Basta Butch, no hagas esto, no ahora, por favor. Estas montado en una ola de compasión por mí que yo realmente no necesito de nadie mucho menos de ti.

Butch lo siguió, lo intercepto, volvió a tomarlo del cuello y lo arrastró a su boca de nuevo.

-No, Butch.

Dijo V deteniéndolo por segunda vez para sorpresa de él mismo. Había fantaseado tanto con ellos que la realidad lo aplastaba. La realidad de lo que estuvo a punto de hacer si no hubiera sido por Butch, del daño que le hubiera causado a Jane. La realidad de su desequilibrio, la realidad de su crisis marital.

-Vamos V, déjame hacer esto, juro que si no te gusta, no insistiré. Puedo oler tu deseo a kilómetros.

-Sabes que el que no me guste no sería el problema.

Butch sonrió levemente y empujó un poco más. Sus labios casi se rozaban. La profunda voz de V intentó decir algo pero, aprovechó el descuido y cubrió la boca de V con la suya.

V se congeló. Su cuerpo se tensó. Butch esperó paciente. V lo tomó de las muñecas y después de un momento muy largo, aflojó su tensa boca y le devolvió el beso, sintiendo que se le aflojaban las rodillas como una maldita quinceañera. Butch sintió el corazón ardiendo. El beso fue sencillo. Pensó que se iba a sentir extraño pero se sintió a gusto, natural. Besar a un macho era distinto, el ardor y el calor eran similares pero algo adentro suyo se inflamó de súbito. Se sintió mejor de lo que esperaba o quizás era solo porque se trataba de V. Era V en su boca, la que había prometido solo compartir con Marissa. Era la diferencia de su cuerpo, la fortaleza, el hecho de no tener que inclinarse porque eran de la misma estatura, el torso con la cicatriz de estrella desnudo de V, la fuerza con la que sujetaba sus muñecas, sus malditos pies descalzos, el látex que era lo único que lo cubría, era en su totalidad solo V.

Sostuvieron sus labios húmedos por un momento. Butch fue un poco más allá y lo acarició con la lengua pidiendo permiso. V se lo dio.

Sus fantasías no estaban ni remotamente cerca de la realidad. Butch metiendo la lengua en su boca fue un torrente de energía que amenazó con acabar su ya poca cordura. Se decidió. Si Butch estaba teniendo un lapsus y pronto se daba cuenta de lo que estaba haciendo y se marchaba, se quedaría con esto. Ya que habían iniciado lo iba a tomar, iba a guardar por lo menos este beso que tantas veces había deseado. Enredó su lengua en la del poli, ansioso y desesperado. La boca de Butch se sentía caliente y lujuriosa. Nunca había sentido nada igual. Había besado a muchos machos pero nada se comparaba a Butch presionándolo contra él y comiéndoselo en un beso. El poli sabía perfectamente lo que hacía. Marissa era una hembra con suerte.

La respiración de ambos se agitó. Butch sentía el cosquilleo de la perilla de V y parecía irreal. V era ardiente como el infierno. Dudaba que aunque hubiera besado a un hombre antes se hubiera podido comparar con trecientoscuatro años de experiencia. Se acercó más. Sus pechos se tocaron pero no soltó el cuello del vampiro por temor a que se alejara. V siguió aferrándose a sus muñecas con fuerza. Sus lenguas, la humedad, el calor, la respiración, todo era enloquecedor. V claramente tenía una erección. La podía sentir, lo gracioso es que la estaba sintiendo sobre la suya propia. V lo tomo de las solapas y le mordió un labio. Escurrió las manos hasta su corbata y empezó a desanudarla. Cuando Butch lo soltó y se disponía a ayudar, V se alejó. Al final tenía razón. No debía soltarle.

¿Que se supone que estaba haciendo? De verdad estaba tratando de desnudar a Butch. No se había dicho que solo iba a atesorar el beso, no se suponía que Butch era el que iba a entrar en razón y lo iba a detener. Butch lo estaba ayudando a deshacerse de la maldita corbata. Al parecer hablaba en serio. No, eso no, era consciente de que era un bastardo infeliz pero no se iba a hundir más en la mierda y mucho menos arrastrando a Butch con él.

Ambos respiraban agitados, muy muy cerca. Sus labios estaban húmedos y enrojecidos. V se alejó. Butch maldijo. V se dirigió hacia la cama y acomodando su notable erección se sentó a la orilla, alargó la mano a uno de los porros que tenía justo al lado, tomo el mechero y lo encendió. Dio una calada profunda. Suspirando recostó los codos sobre las rodillas y hundió la cabeza en las manos.

Butch caminó hacia él. Desabrochando el botón del saco y siguiendo el ejemplo de V, acomodo a su alegre amigo y se sentó en el suelo frente a este. Colocando los brazos sobre las rodillas contempló su rolex de platino. Guardó silencio y solo vio a V fumar como muchas veces lo había hecho. Él también Necesitaba un momento. Aquello había sido intenso. No esperaba que su cuerpo sufriera aquella efervescencia mucho menos que V fuera el que lo detuviera todo. Se descubrió realmente lamentando aquello. Entonces, ¿Dónde había quedado su dichosa heterosexualidad? ¿Por qué había sido el que había insistido y presionado a V? ¿Acaso no era V el que necesitaba y deseaba esto? Después de todo había resultado no ser la última Coca-Cola del desierto.

-Esto es una locura. No debimos hacerlo.

Dijo V de repente sin levantar la cabeza.

Auch! Butch sintió una punzada en el corazón.

-No lo lamentes, por favor.

Estuvo consiente que había sonado triste.

-Esto es una locura poli, estas emparejado, yo también. Y aún más importante, aunque nuestras Shellans lo acepten. Eres hétero. Demonios, uno no cambia sus inclinaciones de la noche a la mañana. ¿A que estamos jugando hoy? No sigo lo que está pasando. Haces esto solo por temor a que me pierda. Eso duele y apesta como la mierda.

Butch guardo silencio y solo lo dejó salir.

-¿Recuerdas aquella vez cuando recién habías conocido a Jane y Phury estaba grave en la clínica?

V gruño como asentimiento y levantó la cabeza para mirarlo. Butch desvió la mirada a los bonitos pies descalzos de V que tenía al frente.

-¿Recuerdas lo que te dije?

-Dijiste muchas cosas.

-Lo que dije al final.

-Sip, me dijiste que no saldrías conmigo de ningún modo.

-No, antes de eso. V pensó por un momento.

-No dijiste nada. Solo insinuaste que. que también me habías deseado en algún momento.

Largo silencio hasta que Butch lo rompió.

-Eso no ha cambiado, V.

V solo pestañó. Butch continuo al no recibir ninguna replica.

-Escucha, no hago esto como un favor hacia nadie, no lo hago ni siquiera por ti. Lo hago por mí, porque nunca fui sincero contigo y seguro como la mierda que mucho menos conmigo. No te miento cuando digo que ningún hombre o macho me ha interesado en lo absoluto pero, donde si mentí es al no aceptar que contigo todo es distinto. -Rió por lo bajo.- Supongo que tengo una especie de bisexualidad selectiva contigo.

Otra pausa

-Mira, mi vida sexual era un desastre, lo sabes. Solo el hecho de que Dios es todo poderoso no permitió que me matara una ETS antes de conocerlos a todos ustedes. Pero ni las drogas ni mi sendero de apatía y autodestrucción me llevaron a un hombre nunca. Pero ya ves, al final del día no somos tan distintos V. Ambos hemos hecho suficientes estupideces como para no estar contándolo. La única diferencia es que tu sexualidad era más amplia y abierta. Ahora rezo por las noches y hago el amor con mi Marissa pero en parte lo que me hace dormir tranquilo es saber que estás al lado haciendo lo mismo con tu mujer. Extraño ¿no?

-Al final del trayecto se te cayó el rosario ¿Eh?.

Dijo V con voz baja pero divertida. Butch respiro profundamente. V estaba tratando de romper la tensión. Eso era mejor que verlo como un psicópata.

-Vete al diablo.

Le dijo Butch riendo también y luego continuó.

-No vengo aquí con la intensión de solo follarte así como así como dijiste, ni a hablar con hipocresía. Vengo a verte porque debí haberlo hecho desde que te conocí. Sabes bien que si no lo deseara, ni Jane ni la mismísima Marissa me hubiera convencido. Estoy aquí porque eres tú.

V tuvo que asentar, sabía que en ese punto Butch tenía razón. Butch no hacía nada que no le saliera de las pelotas. En ese sentido todos los hermanos eran muy parecidos.

-Un momento.

Dijo V.

-¿Y quién dijo que tú eras el que me iba a follar a mí?

Ambos rieron de nuevo. Butch se arrastró hacia sus pies y con un ágil movimiento se acuclilló muy cerca de él y ayudo a su equilibrio aferrándose a las pantorrillas de V.

V contempló la nariz rota de Butch pero esta vez era distinto. Sus ojos avellana lo miraban diferente. Un picor ardió en la punta de su nariz. Butch lo deseaba. Su excitación lo impactó.

-Si hacemos esto necesito que sepas que no es por compasión ni por ningún otro mote que le quieras poner. Estoy aquí porque lo deseo y porque en el fondo siento que esto debió suceder hacía mucho tiempo. Más que mi amigo y mi hermano eres, junto con Marissa, no antes, no después, eres, la persona más importante de mi vida. No es romanticismo, es lo que es y cómo debe ser. Como está bien para mí y como me siento cómodo.

V sintió que el corazón se le desintegraba. Sabía que Butch le quería, eso todo el mundo lo sabía. Nadie los concebía separados pero nunca se hubiera atrevido a pensar que estaba a la altura de su amada Marissa. La hembra que este veneraba desde el segundo uno en que sus ojos se habían posado en ella. Recordó cuando los había espiado en la clínica haciendo el amor y deseó aquello para él y lo había dado por perdido, rompiéndole el alma. Su corazón se había dormido hasta que había dejado entrar a Jane pero al final el sentimiento por Butch siempre estuvo ahí.

Bajó la cabeza, sintió como Butch recostaba su frente en la de él mientras se sujetaba de sus pantorrillas. Su tacto incluso a través del látex era como el fuego.

-Dame un poco.

Dijo Butch mientras estiraba la mano y tomaba el porro de entre los dedos de V y le daba una calada dejando que el humo rojo lo relajara. En segundos el humo hizo lo suyo. Dio otra calada y apagó la punta naranja en el cenicero que estaba sobre la cama con el cadáver de dos colillas de porro más.

-¿Crees que ellas de verdad podrían con algo así? Digo a mi esas mierdas no me afectan pero ustedes tres son distintos. Ustedes son personas bilaterales y nada más.

Levantó la cabeza para encontrarse con la mirada de Butch.

-La verdad no lo sé. Por lo que puedo apostar es por el hecho de que esas dos son mujeres increíbles, mujeres que quizás ninguno de los dos merezca, y que ven el amor más allá de actos físicos. Creo que ellas nos conocen mejor que nosotros mismos.

V frunció la boca y se perdió en los ojos del poli. Su mejor amigo, el que si decía que sí, se convertiría en su amante.

-Entonces ¿Me atas o te ato? ¿Cómo se juega esto? la vez pasada no aprendí, creo que vas a tener que enseñarme.

V tuvo una erección instantánea. La voz profunda del poli y su acento de Boston nunca había sonado tan caliente. La excitación ya empezaba a enviar al cerebro esa sensación de irrealidad. Sintió que su rostro ardía como una braza. Su Dom interno chilló por el deseo de mandarlo a callar y ordenarle desnudarse pero respiró y se sosegó.

-Contigo no sería así.

Dijo V negando con la cabeza.

-¿Te estas sonrojando cretino? ¿Acaso no eres todo un Dom?

Se burló Butch medio enserio medio bromeando.

-Muérete poli. Igual no lo soportarías de todos modos.

Rieron cabeza contra cabeza. Se sentía familiar. Las bromas, las risas, sus respectivos olores. V a tabaco turco, pólvora, acero y espuma de afeitar. Butch a Aqua Di Gio, pólvora y whisky. Pero esta vez era diferente, esta vez el espacio personal sagrado de V estaba invadido y eso estaba bien también.

-¿Es muy caro el traje?

Preguntó V señalando con la barbilla hacia el Armani de Butch.

– 6 mil de los grandes ¿por?

-Porque no creo que salga ileso de esto.

Murmuró V y antes de que Butch se diera cuenta V lo atacó con un beso feroz que él respondió de inmediato. V desgarró la corbata y los botones de la camisa, lo tomó de las solapas y lo arrastró sobre él. Butch se desesperó y mando al diablo los mocasines. Bendita la moda europea de no usar calcetines con ciertos trajes.

Butch nunca había sentido tanto deseo. V había esperado mucho tiempo. Era un deseo primitivo y salvaje. V era posesivo y decidido, sabía lo que quería y lo iba a tomar. Por él, eso era genial.

Se besaron hasta quedar sin aliento, se mordieron los labios, los colmillos de ambos se agrandaron. Totalmente adrede Butch le mordió la boca para que sangrara. Cuando la sangre tocó su lengua por un momento pensó que iba a morir como la primera vez que la había probado. Si bien entre machos alimentarse era poco más que un placebo, la sangre de V parecía saciar algo que no era fisiológico.

El estómago de V gruñó al sentir su propia sangre en la boca. Butch lo había mordido y estaba sangrando. Recordó que estaba hambriento. Como parte de su flagelo había dejado de alimentarse y en todo caso su alimentación con las elegidas era una oda al aburrimiento. Esto sí contaba, esto era como debía ser. Deseaba alimentarse del cuello de Butch, de su pecho, de su cadera. Por cualquier parte donde pasara su aorta. Sintió como Butch se estremeció. Al parecer no era el único que tenía hambre. Eso lo encendió. La avidez de Butch flotó hacia su nariz con más fuerza. Su Dom volvió a hacer acto de presencia. Aprovechó que Butch se había alejado un poco para desabrocharse el pantalón. Lo tomó del cuello y apretó. Butch dio un respingo y lo miró ebrio de excitación y un poco sorprendido.

Con su mente atenuó un poco más las luces.

-No te atrevas a hacerlo hasta que yo te lo ordene.

Butch se detuvo obedientemente y cambió de táctica. Trató de alcanzar la bragueta de V pero este lo alejó de nuevo. Al parecer el orden no alteraba el producto.

-Yo te ordenaré cuando hacerlo.

En un rápido movimiento V se colocó sobre Butch y apretó un poco más el agarre sobre su cuello. Butch sonrió de medio lado. Una sonrisa lujuriosa. El poli empezaba comprender. V sintió que su polla iba a explotar sin siquiera haber iniciado.

-¿Así se juega esto?

-Shh, no te he ordenado que hables.

Dijo V. Butch se apuntaló sobre los codos apunto de un orgasmo y trató de alcanzar la boca de su amigo.

-No, si te beso te correrás y eso no va a suceder hasta que yo te lo ordene.

Butch tragó fuerte y empezó a ondear las caderas tratando de rozar su erección contra la de V.

-Aún no deseo eso tampoco.

V lamió la boca de Butch de manera indecorosa y tiró de su cabello.

-Ahora vas a pedir que te ahogue con mi lengua hasta que ya no puedas respirar.

Butch lo miró tan ardientemente a los ojos que V sintió como palpitó su entrepierna.

-V yo…

Dijo Butch con la voz ahogada. V apretó su agarre.

-Sabes lo que tienes que decir, así que hazlo.

Butch sonrío excitado. Aquello del Dom no estaba tan mal después de todo. Siempre se había preguntado cómo era que V lo hacía. Y lo hacía de maravilla.

-Ahógame con tu lengua hasta que ya no pueda respirar.

Soltó Butch con un gemido.

-No.

Le respondió V mientras mordía el lóbulo de su oreja.

– No solo lo vas a pedir. Vas a rogar por ello, y luego rogaras por ser follado.

Butch trató de desobedecer y abalanzarse sobre la boca de V pero este lo detuvo una vez más.

-Ruega. Pídelo.

-Bésame y ahógame con tu lengua hasta que ya no pueda respirar, y déjame follarte como siempre has querido.

V sonrió excitado. Butch había resultado ser un desobediente de esos que merecían aprender con un poco de cera y acero.

Butch hizo equilibrio sobre un codo y escurrió su mano hasta el cuello de V y lo sujetó con la misma fuerza que hacía este.

-Dime, V.

Le dijo mientras lo acercaba y V se resistía.

-¿Dos pueden jugar a lo mismo?

El Dom de V se exacerbó, tanta desobediencia lo hacía desear tener sus esposas a mano.

-No, y por eso ahora abrirás tu boca para mi lengua.

Gruñó V muy cerca de la boca de Butch.

Ambos se sujetaban fuertemente. Butch abrió la boca pero cuando V iba a entrar sonrió ampliamente y lo empujó.

-No lo creo… ahora tú rogarás.

V tuvo un espasmo. El roce de su bragueta lo estaba matando. Se tuvo que sujetar del hombro de Butch. El orgasmo lo detuvo que este apretó su agarre un poco, sofocándolo.

-Hazlo V. Si no me largo y vas a tener que hacerte una paja pensando en mi otra vez. ¿Porque ya lo has hecho antes? ¿Cierto?

V se recobró un poco. Necesitaba sexo ya.

-¿Cierto?

Insistió Butch.

No obedezcas. Tu eres el que da las ordenes – dijo su Dom interno- No contestes. V vio a los ojos de Butch cuando este enarcó una ceja y ladeo la cabeza esperando una respuesta. Ooh por Dios vete al diablo. Le dijo V a su Dom.

-Sí. Las mejores pajas me las he hecho pensando en ti.

Dijo. Butch sonrió complacido.

Su Dom interno tuvo una pataleta, se indignó y cerró de un portazo la puerta del dominio y lo dejó someterse a Butch. Después de todo era el poli. Todo iba a estar bien.

-¿Y bien?

Dijo Butch. V no entendió.

-Pídelo, Ahora.

Ordenó Butch, V entendió muy bien esta vez.

-Bésame, por favor.

Rogó V en un gemido.

-No.

Sentenció Butch.

-Vas a decir, quiero tu lengua en mi boca, Butch. Quizás lo haga y luego talvez y solo talvez te deje verme hacerme una paja frente a ti. Y luego de hacerlo tal vez te deje chupar un poco de lo que quede entre mis dedos.

V soltó finalmente su agarre del cuello de Butch. Este le mordió el mentón. El maldito poli aprendía rápido y eso solo alimentó su ardor.

– Quiero tu lengua en mi boca Butch.

Dijo V obedientemente mientras gemía con dificultad y sujetaba la muñeca del poli imaginándose a Butch haciéndose una paja y quizás permitiéndole chupar sus dedos.

– Quiero tu lengua en mi boca Butch. Por favor.

Agrego Butch la última parte caprichosamente induciendo al error con alevosía.

– Quiero tu lengua en mi boca Butch, Por favor.

Butch lo atrajo con fuerza y cumplió con el pedido. V no podía respirar. Butch tiraba de su cabello y lo ahogaba con su lengua, luego soltó su cabello y metió la mano entre ellos acariciando su erección. V gimió tratando de alejarse para respirar pero Butch no se lo permitió. Necesitaba deshacerse de los pantalones. El cuerpo le empezó a temblar. La delicia de un orgasmo empezó a ascender por su espalda. Butch se alejó y lo separó un poco.

-Aún no.

Dijo.

-Ahora vas a decir, fóllame como siempre he querido, poli.

-¿Te excita que te diga poli?

Dijo V sonriendo y dio un lametón a los labios de Butch. Este apretó los dientes y le cubrió la boca con su enorme palma. El poli tenía fetiches después de todo, la virgen santísima lo perdonara. Se rió V para sus adentros. Era estupendo verlo liberarse.

-No fue eso lo que ordené que dijeras.

V se sentía un buen chico esa noche. Había pasado demasiado tiempo sin tener sexo. Jane cuando podía ir a casa llegaba exhausta y él no era tan bastardo como para exigirle nada. A veces cuando se duchaba se complacía pero eventualmente eso no lo satisfizo. No se había dado cuenta de la presa erótica que estaba acumulando. Butch rompió su línea de pensamiento cuando rugió por lo bajo y apartó la mano de su boca. Aún esperaba.

-Fóllame como siempre he querido, poli.

Repitió V.

-Voy a pensarlo mientras tanto, gemirás para mí.

Gruñó Butch. V gimió. Lo ahogó de nuevo con la boca. Butch los movió de manera que quedaron de rodillas uno frente al otro.

-Ahora, desabrocha mi pantalón.

Butch adelantó su pelvis hacia V.

V no necesito oír la frase completa. Abrió el cinturón, desabrochó el pantalón y bajó la bragueta. Tiró del saco dejándolo colgar solo del brazo con el que el poli lo ahogaba. Terminó de desabotonar la camisa Armani que ya colgaba desahuciada por los hombros de Butch. Los pantalones cayeron a las rodillas del poli y maldecía el momento en que su madre le había enseñado que debía usar ropa interior. V jugueteo perezosamente con la fuerte erección que se empujaba contra los bóxers negros de Butch y apretó con fuerza el firme culo del poli. Este gimió y lo besó de nuevo. Cuando lo único que impedía que terminara de desnudarlo era el agarre en su cuello, Butch lo soltó mientras lo dejaba de besar. V pudo terminar su misión. Paso siguiente, deshacerse de su látex, pero Butch lo detuvo. Su Dom al parecer también se había ido. Ya no estaba jugando. Tenía la cara congestionada por el deseo y el ceño fruncido. V lamentó un poco aquello. El Dom de Butch era un sádico de mierda espectacular.

-Déjame hacerlo.

Dijo y paseó la mano que había soltado el cuello sobre el pecho, se detuvo un momento sobre la cicatriz de estrella, le rozó el vientre perfectamente marcado con los dedos. V se estremeció. Butch soltó los tres botones de los cinco que tenía su bragueta de látex. Cuando iba a tirar de ellos V lo detuvo.

-Butch.

Le sostuvo las manos.

-¿Um?

Dijo Butch pero al mirar el rostro de V, entendió.

-V, lo he visto muchísimas veces.

Trató de tranquilizarlo.

-Lo sé. Solo dame un momento.

Butch esperó un momento y luego bajó solo un poquito el pantalón. La cicatriz que se extendía desde la ingle de V se asomó al lado de la cabeza roma de su polla. Butch sabía que esa cicatriz se abría paso hasta donde había estado el testículo que había sido extirpado. Esa mierda que su padre le había hecho era quizá lo único que hacia sudar de temor a V, lo único que amenazaba de vez en cuando la confianza del hermano.

Maldito Bloodletter. Pensó Butch.

-Si te los quieres dejar, no hay problema.

V respiró profundamente y tiró él mismo de la pretina hacia abajo.

En honor a la verdad, la cicatriz fue a lo último que Butch prestó atención. La pesada longitud de V saltó brillante y lista. Se sorprendió. Ni en mil años se hubiera visto excitado al ver la polla de un tipo, mucho menos desearla. Sin embargo ahí estaba. La polla de V era larga, gruesa, caliente y sexy como la mierda. Antes de que V empezara alguna perorata, lo tomó con la mano. V se sujetó de sus hombros cuando lo bombeo un par de veces.

V hizo con el bóxer de Butch lo que había hecho con su pantalón. La erección de este también saltó gruesa y orgullosa de su tamaño. V sintió como su boca se hacía agua. Lo quería en su boca. Lo necesitaba.

-Acércate.

Le dijo V jalándolo de la cintura para instarlo. Butch obedeció.

V quitó la mano de Butch que lo masturbaba y tomo juntas ambas erecciones con su mano enguantada. Mientras seguía equilibrado en el hombro de Butch empezó a bombearlos al mismo tiempo. Este gimió apoyado en las caderas de V para no caerse sobre el culo.

El pecho de ambos se cubrió de pequeñas gotas de sudor que resbalaban sobre sus vientres. Butch lo besó mientras V seguía trabajándolos. Después de un rato, cuando sus pelotas estaban por explotar, V se detuvo y lo empujó sobre la cama y le terminó de arrancar el pantalón.

Butch estaba recostado sobre la cabecera viéndolo desvestirlo, ardiente y mojado para él sobre la cama. Terminó de quitarse sus pantalones también y reptó sobre el poli. Lamiendo desde su ombligo pasando por su sixpack, mordisqueando sus pezones. Butch lo miraba hacer el paseo de manera hipnótica, Respirando con fuerza. V llegó al cuello y lo arañó con un colmillo mientras empezó a trabajarlo de nuevo. Arriba y abajo a un ritmo aturdidor.

-V espera.

Dijo Butch cuando este le abrió las piernas para hacerse espacio y posarse más cómodamente sobre él. Por un momento Butch pensó que había llegado el momento.

-¿Si?

Dijo V mientras le acariciaba los muslos.

-V yo…

V lo miró fijamente.

-Tu qué.

-Tienes que guiarme ¿Ok?

El poli sintió que se sonrojaba de nuevo pero no podía hacer nada. No tenía ni idea que hacer. Los preliminares no variaban mucho según el género de los participantes pero cuando el sexo tomaba su nombre, eso sí variaba bastante. Entre machos se debían tomar decisiones que con una hembra estaba claro porque solo podía ser de una manera. V a él, él a V. No tenía ni idea.

V cayó en cuenta y su corazón se sobrecogió. Aunque el poli tenía un historial bastante amplio con hembras era virgen en tema de machos.

-Tranquilo, déjamelo a mí.

Butch se sintió extraño. Desde su adolescencia no se sentía tan inseguro en el sexo.

V le guiñó uno de sus bellísimos y extraños ojos diamantinos. El tatuaje de su sien parecía brillar bajo la partícula de sudor que lo cubría.

-Relájate.

V empezó a dar lametazos sobre su pecho para relajarlo. Lo consiguió. Siguió bajando y le mordisqueo el estómago. De nuevo Butch apuntaló los codos para ver lo que V hacía. Sabía hacia donde iba y eso hizo gotear su polla.

-Hazlo ya.

Pidió.

V lo miró una milésima de segundo y luego su polla desapareció en su boca hasta la gruesa base. V lo ordeñó de manera desesperada, dando fuertes tirones, jugueteando con su lengua a lo largo. Butch se mareó. No estaba respirando. La boca húmeda y caliente de V lo chupaba una y otra vez. Apartó más una pierna para ayudar con el espacio. V lo trabajó con la boca, luego alternó, lo trabajaba con la mano para encargarse de sus pelotas y…ooh Santos del cielo, lo hacía extraordinaria y malditamente bien. Luego lo trabajaba con la boca de nuevo. Su cabello negro como la noche se empezaba a alborotar. Tomó esa mata en un puño y ayudó con el ritmo. Jugó con la profundidad, lo ahogaba y lo dejaba solo jugar con la cabeza. V gemía aprobando el juego.

-Gime para mí.

Le pidió V contra la punta de su polla y lo miraba a los ojos. Volvió a su trabajo. Butch se iba a correr. Era demasiado lo que había soportado. Empezó a gemir tan fuerte que le dolió la garganta. V gruño complacido.

El orgasmo lo alcanzó. Trató de alejar a V cuando el primer espasmo lo asaltó pero V forcejeó para quedarse en su lugar. Se corrió explosivamente, gimió y gritó o rugió, no estuvo muy seguro, se arqueo contra la seda tirando del cabello de V. Vio el techo borroso, ni siquiera la heroína lo había hecho sentir así. Los espasmos lo asaltaron por un minuto completo. Sintió que se iba desmayar si no respiraba. Todo era jodidamente bueno.

El sabor de Butch en su boca fue un elixir que lo enloqueció. Lo deseaba ya.

V se levantó y Butch lo miró a tiempo para verlo tragar hasta la última gota de él, y verlo lamerse los labios y los colmillos.

-Ya estás listo para mí.

Afirmó V. Butch no pudo estar más de acuerdo. Sentía el cuerpo ardiendo aun. Estaba seguro que podía seguir por horas. Su polla brillaba con la saliva de V, cuando este lo trabajó un poco más. Luego se colocó a horcajadas sobre él. Butch supo exactamente lo que seguía. Sintió un hormigueo en el estómago. Deseaba todo. Ahora. Inmediatamente.

¿V sabía lo que hacía? Malditamente afirmativo.

Quería que V le enseñara todo lo que tenía que mostrar. Una gota de sudor rodaba entre el sixpack de V mientras se colocaba sobre él manteniendo su polla firme contra su espectacular culo. V se inclinó un poco, lo besó y después la sensación sobre su polla.

-Mierdaaa.

Gritó Butch. Su voz hizo estremecer los cristales. Gimió tan fuerte como pudo, enrolló la seda negra en los puños. No podía con la sensación, la presión sobre su polla, el ligero ardor, el gemido de V al penetrarse con él. Estaba al borde del risco de nuevo. Saltó. Empezó a correrse. Simplemente no pudo detenerlo. V siguió bajando y bajando sobre él. La lubricación de su eyaculación ayudó a terminar el viaje.

-De nuevo, poli, hazlo de nuevo.

No pudo con la profunda voz de V. Se corrió de nuevo. V se quedó quieto viéndolo correrse una y otra vez y luego empezó a moverse. La presión y el calor en la polla lo ahogaban. No sabía que estaba sucediendo. Esto no era normal, no había fumado tanto humo rojo. V lo empezó a montar, dudó un momento. Y juró que si se detenía lo iba a matar con sus propias manos.

En el segundo embiste V se unió a él con un gemido muy fuerte pero pareció sobrecogido.

-¿Todo bien?

Preguntó casi sin voz el poli. V colocó sus brazos a cada lado de su cabeza y lo miró.

-Como nunca.

Contestó V pero un rayo de dolor apareció en su rostro.

-¿Seguro? ¿Has hecho esto antes? ¿Cierto?

-Hace cien años fue la última vez.

-Diablos, V, te vas a hacer daño.

Butch trató de apartarlo.

-Ni siquiera lo pienses.

Le gruñó V.

V se movió de nuevo. Butch tuvo que confiar en que V tuviera razón y control porque él no lo estaba logrando. El ritmo empezó a acelerarse y después de un par de empujes más, V empezó a gemir con verdadero placer. Butch lo tomó del magnífico culo y lo ayudó con el ritmo. V se levantó y cuando lo hizo la penetración fue más profunda. Ambos estaban a punto de desgarrarse las cuerdas bucales. V lo miró y lo montó descaradamente con una sonrisa ya relajada. Ahora si se estaba dando placer. Su enorme y caliente polla oscilaba entre ambos. Butch supo que podía mejorar las cosas. Lamió su mano, toda desde la palma hasta los dedos, asegurándose que V no se perdiera ni una sola lamida. V no lo hizo. Este miraba atentamente. Cuando terminó tomó a V en su mano y mientras este lo montaba empezó a trabajarlo. Apretó su testículo, lo trabajó de nuevo. V se echó hacia atrás rugiendo. El poli se acomodó contra el respaldo de la cama y tomó la mandíbula de V para sostenerlo. V lo miraba con una agonía deliciosa en los ojos.

V sintió el característico espasmo que crecía desde la base de la nuca hasta la punta de los dedos de los pies de cuando se iba a correr. Butch detuvo su tarea sobre su polla de repente. Casi se le detuvo el corazón. Paró su marcha también. Butch empezó a reír al ver su cara congestionada y confundida. Entonces él empezó a reír también.

-Púdrete poli.

Le espetó V todavía montado en una ola de placer.

Butch era Butch y fastidiarlo era su trabajo favorito. Al parecer eso no cambió ni en el sexo.

-Que te jodan.

Agregó V con fastidio respirando con dificultad.

-Eso espero que hagas.

V lo miró sin agregar nada y se puso serio. Si de verdad Butch estaba dispuesto. No. no. Butch estaba montado aun en la ola postorgasmo y no estaba pensando con claridad. Estaba años luz de distancia la diferencia entre follar a un macho y ser follado por uno. Butch no tenía ni puta idea.

Butch fue el que empezó el movimiento de nuevo. Empezó a trabajarlo suavemente. Su risa se apagó, su sonrisa no. Volvió a lubricar su mano con saliva y acarició al sobreviviente de la castración. V lo vio masturbarlo. Su boca se hizo agua. Imaginó que Butch lo dejaba tomarlo desde atrás y contra la pared, que lo dejaba vendarle los ojos y que le lamía cada milímetro del cuerpo, que una gota de cera quemaba por unos segundos aquel pecho e imaginó que Butch lo disfrutaba tanto como él.

-¿Se siente bien?

Le preguntó Butch. Él solo pudo asentar con la cabeza. Butch le apresó las caderas.

-Así. Date placer. Déjalo todo aquí conmigo.

Le susurró Butch.

V volvió a entrar a la zona roja. Antes de Jane, nunca había dejado que sus amantes le dirigieran la palabra. Mucho menos les hubiera dejado hablarle mientras los follaba y se alimentaba. Pero el poli hablaba. Le decía que sentir y lo hacía estremecer con cada palabra. Sintió el deseo de dejar su angustia y su creciente maldita depresión en ese momento para que Butch se los llevara y los alejara de él. Dejar que el poli resolviera el puzzle por él en esta ocasión. Butch lo tomó del cabello y lo acercó a él. Cambiaron de mando. Butch empezó a bombear mientras lo ahogaba con la lengua. V se apoyó en la cama en un arco muy cerrado para poder tener ambas cosas, la penetración y el beso.

-¿Así lo querías? ¿Así querías que te follara? ¿Así lo hacía en tus fantasías?

Preguntó Butch contra su boca. V gimió. El hecho era que era mil veces mejor de lo que se había imaginado.

-Lo haces mucho mejor.

Gimió V de nuevo pero mucho más fuerte.

Butch lo empujó hacia atrás para aumentar la penetración de nuevo. V tenía surcos de sudor en el pecho y vientre. Gemía con urgencia. Su oscuro cabello se empapaba. A Butch le encantó ver su boca enrojecida y mojada con su saliva. V estaba listo. Lo podía sentir, el olor era urgente.

-Córrete V, córrete para mí.

No había terminado la frase y V fue mortalmente apuñalado por un orgasmo efectivamente agónico. Deliciosos y calientes chorros bañaron sus vientres y la mano de Butch. Mantuvo un ritmo lento para ayudarlo a pasar los espasmos.

V sintió perfectamente cuando Butch se corrió también en algún momento en que sentía que estaba muriendo de placer. El corazón le iba a explotar. Sentía el cuerpo empapado en sudor, las gotas resbalando por su espalda y pecho lo quemaban. Trató de respirar. Necesitaba hacerlo. Butch fue deteniendo sus empujes a como su cuerpo empezaba a aflojarse. Abrió los ojos. Butch lo miraba con fervor. Con esa mirada que tenía reservada para Marissa. Se le hizo un nudo en la garganta.

-¿Qué? ¿Nunca has visto a un macho correrse?

Le dijo a su mejor amigo CC amante para tratar de eludir aquella mirada que lo quemaba.

-Nunca para mí.

Susurró Butch.

En toda su vida, a pesar de haber tenido que enfrentar horribles enemigos y espeluznantes machos, se había sentido tan intimidado, le ardieron las orejas y las mejillas. Siguió tratando de normalizar su respiración.

-Bastardo engreído, no fue tan bueno de todos modos.

Dijo V tratando de no sentirse fantástico ante aquella mirada.

-Para mí si lo fue.

Agregó Butch y sintió que los ojos le ardieron, desvió la mirada y pestañó varias veces cuando ciertas indeseables amigas deseaban huir por sus lagrimales.

Butch aún lo seguía mirando fijamente.

-¿Qué?

Escupió.

-Nada.

Dijo Butch que soltó su miembro aún erecto y con un movimiento lento y presumido se llevó la mano mojada a la boca y lamió todo lo que había en ella. Volvió sobre el vientre de V y recogió lo que había ahí, repitió el servicio de limpieza. V lo miró paso a paso sin respirar excitándose de nuevo. Al ver la lengua de Butch pasando por sus largos dedos lo llevó a un recóndito lugar que no sabía si podía visitar. Deseaba poseerlo. Follarlo.

-¿V?

Dijo el poli mientras repetía la acción con lo que había sobre su propio vientre.

-¿Um?

Dijo V alelado viendo lo que Butch hacía.

-Creo que estoy listo para la siguiente parte.

V lo miró un momento sin entender y luego dio un respingo sin saber si había dicho en voz alta lo que había estado pensando.

V sintió un vacío en el estómago. Butch no estaba consciente de lo que estaba diciendo. Era la euforia del sexo obviamente.

-Butch.

Susurró.

Solo se escuchó el rap de fondo en el silencio. Muy adecuadamente el random tocaba de nuevo Hypnotize. El rap sonó en los oídos de V. Notorious cantaba:

Come through, have sex on rugs that’s Persian.

El bajo excitó a V, el rap tenía ese efecto en él.

-Vamos V, no me veas con esa cara.

V lo desmontó y se sentó sobre sus muslos, sintiendo un horrible vacío que deseó llenar de nuevo.

-Poli, a muchos machos no les gusta esa posición. Se suele pensar que es un estado de… sumisión, de inferioridad.

-Tú acabas de hacerlo sin problema.

Le dijo Butch extendiendo las palmas.

–¿Acaso te sientes sumiso o inferior a mí?

-Mira, aunque tenía mucho tiempo en rol activo, yo soy un Versátil. Yo no tengo problema en ser pasivo.

Explicó V.

-¿Y porque habría de ser un problema para mí? Quizás soy eso que dices… versátil.

-Porque tú, en esencia eres hétero. Tienes esta extraña bisexualidad conmigo pero la verdad quizás no te sientas a gusto en una posición de vulnerabilidad.

Butch entornó los ojos.

-Escucha V, si conozco a alguien que jamás se expondría, ese eres tú. Y al parecer llevas bien esta mierda. Haznos un favor y no pienses por mí. Si estoy haciendo esto lo quiero completo. Eres el único macho con el que he follado y si esto tiene que ocurrir tienes que ser tú. Es un hecho.

Butch apuntó aquello como una verdad irrefutable.

Deseaba ser más caballero o un mejor amigo y decirle que no lo hiciera pero, en realidad le temblaba y le ardía el cuerpo en deseos de follarlo, de hacerlo gemir, agotarlo en desquite por todos los años de deseo frustrado para consumir su ira y su desesperación. Y ¿Si hacían lo que el poli deseaba? podía detenerse en caso de que Butch se retractara en último momento ¿Cierto?

-¿Estás seguro? –Formuló tentativamente.

-Solo cállate ya. De verdad puedes ser un verdadero dolor en el culo y eso que ni siquiera hemos empezado.

El humor del poli podía ponerse perverso.

-Poli, esto no es una broma. Duele y podría hacerte daño ¿Ok?

-Lo dices como si me fueras a matar. Mira, todo eso lo tengo claro, pero confió en que sabes que hacer.

Butch lo empujó hacia atrás haciéndolo perder el equilibrio.

V cayó de espaldas y antes de poder incorporarse Butch apareció en su rango de visión y lo besó sin dejarlo decir una palabra.

La erección que se apagaba, volvió a reclamar atención.

Butch lamió y succionó su cuello, le mordió los hombros, le mordió los pezones, le araño los muslos y las nalgas, dibujó su sixpack con la lengua lamiendo el sudor y siguió bajando. Claramente iba devolver el favor con un buen trabajo oral. No pudo calcular cuantas veces había fantaseado eso. Ahora veía el espectáculo, pero vio su cicatriz y de repente deseaba que Butch subiera de nuevo. Se movió incómodo. El poli se acomodó entre sus piernas.

-Butch.

Dijo, pero este lo ignoró categóricamente y lamió la extensión de su herida. V sintió ganas de alejarse y correr. Butch lamió una y otra vez la cicatriz de su ingle. V sintió el pecho apretado. Trato de alejarse de nuevo pero Butch lo detuvo y lo sostuvo en su lugar y empezó a trabajarlo con la mano una vez más y succionó fuertemente sobre su cicatriz. Dolía un poco. Las cosquillas lo hicieron tensar el estómago marcando más su sixpack. Hubiera dado cualquier cosa porque Butch se alejara de allí.

-Ahí lo tienes.

Dijo separándose de repente. Un extenso círculo rojo y purpura marcaba el inicio de su cicatriz.

-Desde que era adolescente no hacía uno de estos.

Dijo mirándolo.

-Un chupetón.

Le dijo V viendo el círculo sobre su bajo vientre.

-¿Nunca has hecho uno?

Rió Butch viendo su obra de arte, luego agregó.

-En realidad es una niñería pero ahora al menos tendrás algo divertido que recordar cuando veas la cicatriz.

V rió. ¿Cómo podía ser aquel imbécil tan genial y tan malditamente dulce?

–Eres un payaso. ¿Y ahora que le digo a Jane?

-Dile que así lo hacemos en Boston.

Rieron, luego se detuvieron cuando Butch retomó su masaje.

-V, no vuelvas a esconderte a causa de esto ¿Sí?

V no confió en su voz y desvió la mirada.

Butch lo trabajó de nuevo para traerlo de vuelta.

-V, mírame.

V se recompuso y lo hizo.

Butch sacó la lengua y lamió suavemente a lo largo de su extensión. V cerró los ojos para no abrumarse. La espina dorsal se le tensó.

-Ooh mierda Butch.

Susurró. Su piel se erizo al pensar que este era el primer oral que Butch daba a un macho.

Butch lo tragó por completo hasta la base y de vuelta. El rolex subía y bajaba cuando Butch ayudaba a su boca con la mano. Quién lo diría, el poli lo hacía malditamente como todo un veterano.

Era el primer oral que Butch daba a un macho.

-Oh demonios sííí.

Siseó V.

Era el primer oral que Butch daba a un macho.

-Dime si lo hago bien.

Le dijo Butch con los labios mojados.

V vio la boca moverse pero no entendió, solo deseaba que siguiera, no importaba lo que tuviera que hacer.

Era el primer oral que Butch daba a un macho.

Al ver a Butch lamerse los labios, se sintió codicioso; quería que lo quemara poco a poco. Era un momento irrepetible y se le antojó prolongarlo.

-Siempre se puede mejorar.

Lo fastidió solo para calentarse más.

Butch frunció el ceño jugando al indignado para seguirle el juego y luego retomó su tarea con desesperación. Se ocupó del sobre viviente con fuerza y luego resbaló la lengua de vuelta a la punta y jugo con ella un segundo y luego lo succionó con tanta fuerza a lo largo de su extensión y con tanta delicia que tuvo que retirarse porque estuvo a punto de correrse. Butch apartó su mano de un manotazo y remontó su ritmo feroz, lo arañó con los colmillos, el dolor lo hizo morderse un labio y se hizo una pequeña cortada. Su propia sangre lo encendió. Las mejillas de Butch estaban ocupadas y se esforzaban. Lametazos, succiones, mordidas.

Era el primer oral que Butch daba a un macho.

Oh sí, era fantástico, ese pensamiento era mejor que el humo rojo, era mejor que cualquier droga, era mejor que nada que un macho pudiera hacer por él.

-Mierda, demonios, sí, sigue.

Rogó desesperado.

Succión, succión cada vez más fuerte. Ohhh sí, dolía, ardía, dolía de nuevo. Ohh sí, el dolor lo extasiaba, el dolor que el poli le provocaba era lo que necesitaba. Lo quería con más fuerza. Empujó con fuerza, el poli le devolvió el ataque. Quería estar en esa boca por siempre.

Era el primer oral que Butch daba a un macho.

-Butchhhh… mierda voy a…

Butch paró, dejándolo helado por segunda vez. Sintió que iba a llorar de desesperación por primera vez en su vida. Rogaría, suplicaría, lo que le pidiera el poli, lo haría. Lo que fuera. ¿Por qué se detuvo?

No, no pares me voy a volver loco. Pensó V.

La cabeza le dio mil vueltas y le ardían los pulmones. Si Butch hacia eso de nuevo le iba a provocar un síncope. ¿Así que quería que lo fundieran? Pues había sido complacido. Estaba totalmente deshecho.

-No, no pares te lo suplico, sigue chupándome, muérdeme, haz que duela, haz lo que quieras pero hazme llegar duro en tu boca.

Suplicó jadeante y desesperado ondeando las caderas.

-¿Ya lo hago mejor?

Preguntó el poli ignorándolo y disfrutando de su absoluto dominio, disfrutando verlo desesperado por una mamada.

-Por favor poli.

Suplicó.

-Dilo.

V suspiró, su orgasmo estaba ahí impaciente.

-Nunca nadie me había chupado de manera tan extraordinaria y jodidamente bien.

-¿Enserio?

Dijo Butch con sincera sorpresa.

-Cállate y sigue chupando como lo estás haciendo, poli.

Marco el poli lanzando la pulla a Butch y su recién descubierto fetiche.

Lo ayudó empujándole la cabeza de vuelta. Butch apresuró el trabajo y fue justamente lo que deseaba. Oleadas de placer lo arrastraban cada vez más cerca del orgasmo. Otra vez aquel ritmo, la succión, la humedad que lo cubría y corría entre sus piernas desde la boca de Butch. Ooh sí aquello era genial. Empezó a bombear porque lo necesitaba más rápido. Butch se ahogaba pero no paraba, solo gemía mientras su boca goteaba y goteaba sobre él. Follar la boca de Butch era una de las mejores malditas cosas que había hecho en su vida.

Era el primer oral que Butch daba a un macho.

El suelo desapareció bajo la cama. Un vacío, una explosión.

-Buuuutch.

V gritó el nombre de su compañero mientras se corría en la boca de este. Butch no retrocedió ni un centímetro. Chupó y tragó todo lo que él le dio, tal cual él había hecho antes. Butch resultó ser un buen observador. Se incorporó y lo miró con el rostro excitado y enrojecido por el esfuerzo y se lamió los labios imitándolo.

-Eso estuvo genial.

Dijo Butch.

V aún gemía un poco, respiraba con fuerza y arqueaba las cejas en el centro de la frente, divertido.

-Se supone que eso lo digo yo.

Dijo V.

Butch sonrió.

-Fue mi primera vez entonces lo digo yo, Vive con ello.

-Creo que puedo hacerlo.

Dijo V agitado.

Butch dejó de sonreír.

-¿V?

-Sip.

-Hazlo ya.

V se puso serio y se incorporó.

-¿Estás completamente seguro?

-Sip

-Demonios Butch. Si quieres parar me lo dirás ¿Ok? No debes ser un imbécil.

-Ok, haré mi mejor esfuerzo por no serlo.

-Y no me odiarás si no te gusta ¿Ok?

-Eso no va a suceder nunca ni por esto ni por nada.

V suspiró. El poli era obstinado y un total dolor en las pelotas, En la pelota en su caso, pero era debilitante para él.

V no lo pensó más. Lo besó y su propio sabor en esa lengua lo golpeó tan fuerte que se tambaleó cuando su erección pateó de nuevo con fuerza. Sentía que nunca se iba a zacear pero se recompuso a como le fue posible y fue colocando a su mejor amigo sobre la espalda. Trataría de ser cuidadoso. Rezaba al Dios del poli porque así fuera. Hizo a Butch abrir las piernas y se arrodilló entre ellas. Butch dio un pequeño bufido e hizo una ligera mueca al sentirse expuesto. V con gran esfuerzo lo ignoró. Sabía que aquello era inevitable era solo un mero reflejo.

-Así será mejor para ti.

Explicó V y acarició el pecho y el estómago de Butch, que empezó a temblar un poco por la anticipación y la incertidumbre. No estaba acostumbrado a escuchar a V ser tan amable.

-Trata de relajarte.

Le dijo V. Butch le guiñó un ojo.

V se mordió un labio sintiendo el cuello erizarse. No podía creer lo que estaba a punto de pasar. Todavía esperaba que Butch se levantara y corriera hacia el ascensor. No quería arruinarlo. Si iba a ser la primera vez del poli tenía que ser perfecto.

A lo largo de su vida se había adueñado de muchas primeras veces, tanto de hembras como de machos, como Dom o sin serlo. Pero en realidad nunca le había importado una mierda. No recordaba rostros mucho menos nombres y a decir verdad la mayoría de veces sino todas, había sido cruel y un total bastardo con los primerizos que gimoteaban y lloraban. Lo ponían de mal humor. Sintió un tipo de pesar por esos vampiros y humanos. De verdad deseó que el tiempo les hubiera reparado amantes menos cabrones que él y que les enseñaran que el sexo no era horrible que, por lo contrario era genial. Con Butch eso no iba a pasar. Trataría de redimirse. Con Butch iba a ser cuidadoso e iba a atesorar el momento. Le acarició los muslos tensos, la V de sus caderas, el sixpack, le acarició el enorme y sexy pecho. Respiró profundo. Necesitaba seguir, su erección empezaba a doler.

Masturbó a Butch y este se relajó excitado. Luego lo jaló un poco más cerca sobre sus muslos.

-Solo dilo y me detendré en cualquier momento.

Susurró.

-Cuando eres amable das repelús.

Bromeó Butch con el rostro sonrosado, tratando de relajar a V, que tenía el cuerpo tenso y el ceño más pronunciado que nunca.

-Solo hazlo sí.

Lo interrumpió V preocupado.

-Ok, ok.

Dijo el poli casi sin dejarlo terminar.

V peinó su desordenado y oscuro cabello para atrás con los dedos antes de seguir. Butch notó como el tatuaje de su cien empezó a destellar. Eran pequeñas motas de escarcha que se desprendían con sus movimientos. A pesar de ser algo extraño no lo mencionó. No quería echar todo a perder. Prometió mencionárselo luego. Quizás aquello era normal al tener sexo con el hijo de la madre de la raza.

-Butch mira lo que hago.

Le gruñó V. Butch puso mucha atención.

V se lamió la mano que no tenía guante. Butch notó que le temblaba un poco. Luego V estiró la mano hasta su boca y metió los dedos en ella. Butch los mordisqueó y los lamió como si le fuera la vida en ello. V obviamente quería que los mojara muy bien. Él se sentía cualificado para la tarea y lo hizo. Cuando V consideró que había hecho un buen trabajo, llevó la mano hasta su propia gran extensión y la mojó con la saliva de ambos, al tiempo que se daba un pequeño trabajo manual que perló su frente de sudor. Repitió la operación. Butch lo miró y sintió un vacío en el estómago. V era enorme y temió un poco por el dolor pero de solo pensar a donde iba ir a parar todo lo que lubricaba con la saliva de ambos, el miedo salió por pies.

V lo lubricó a él también y jugueteó un poco con la zona.

Butch nunca había sentido nada igual. Las cosquillas y el placer se mezclaron. Le encogieron las pelotas y la punta de su polla se humedeció. Trató de incorporarse sobre un codo para respirar pero V lo detuvo poniendo la enorme palma sobre su pecho.

-No, recuéstate, es mejor así. Ahora, abre más las piernas.

Butch tembló de ansiedad y obedeció. La posición, V erguido con su enorme torso sobre él abriendo con los muslos los suyos, lo hacía sentir expuesto y extraño pero trató de no pensar en eso. V había tenido razón en lo de la incomodidad pero no en que esto lo iba detener.

-Hazlo ya.

Apuró a V.

V acarició sus pelotas con la punta de la polla húmeda. De verdad de verdad necesitaba que V lo follara en el acto. V bajó un poco el paseo y estaba en posición. Butch tomo una bocanada. V se colocó en un ángulo cómodo y empezó a empujar muy lentamente.

Butch abrió los ojos como platos. Su cara se congestionó, un sudor frío lo bañó y todos sus músculos se tensaron. El placer se bifurcó quedándose ahí y al mismo tiempo dando paso a un dolor lacerante y agudo. La enorme invasión de V lo abrumó y gritó muy fuerte mientras sus puños envolvían la seda negra y esta se quejó al ser tironeada y rasgada. Pronto va a pasar. No lo iba a pedir, no lo iba a detener, no ahora, no le iba a pedir a V que se detuviera. Butch empezó a repetir el mantra una y otra vez. V va a hacer que todo pase, pensó. Si así era para las hembras de verdad las compadecía. Miró a V para distraerse, este también estaba empapado en sudor, una gota se escapó de su frente y atinó recorrer el centro de la recta nariz de V y cayó por la punta de esta. Obviamente V sudaba por razones distintas y completamente opuestas a las suyas. El picor del sexo de V y el esfuerzo que este estaba haciendo para no hacerle daño, le dio valor. Respiró y trató de relajarse como le había aconsejado V.

La yugular saltó en el cuello de Butch. V ignoró la vena y el hambre que lo golpeó. Recordó el dolor de su primera vez con un macho que, aunque consensuado, había sido bestial y crudo como la mierda. Había sangrado por días. Se terminaría de castrar el mismo con una daga mellada si permitía que el poli pasara por eso.

V evitó mirar a Butch porque estaba a punto de tener un orgasmo y un desmayo por inanición. Le cosquillearon los colmillos y sintió como crecían contra las paredes de sus labios. La presión en la punta de su polla lo estaba matando pero quería hacerlo bien. Empujó un poco más.

-Mierdaaa V V V V.

V se detuvo y lo miró. Butch tenía los ojos ligeramente vidriosos.

-Trata de relajarte.

Susurró y con su guante de cuero empezó a acariciar el bajo vientre de Butch y lo trabajo un par de veces. Dio resultado, poco a poco se relajó. Esa maldita mano de V algo tenía que lograba mejorar las cosas, eso cuando no era un arma mortal.

V los acomodó un poco y siguió penetrando.

-Demonios.

Gimió Butch cerrando muy fuerte los ojos.

-V V… espera, espera un momento.

V se detuvo sin que Butch hubiera terminado de hablar. Los muslos del poli temblaban. V lamentó no poder hacerlo mejor para él.

-¿Me detengo?

Preguntó.

Butch negó con la cabeza. Trató de sonreír pero solo se formó una mueca.

-No, So… lo dame un momen… to.

V se quedó como si fuese una estatua y sondeó el rostro de su amigo. Si hacia un gesto más de dolor se detendría. No podía con la idea de estar lastimándolo. Butch respiró varias veces y fue él que le animó guiñándole el Roger con un bonito ojo avellana.

V empezó a moverse de nuevo lo más quedo que pudo.

-Santa mierda.

Rugió Butch pero no pidió ninguna tregua.

-Shh relájate y respira.

Le tranquilizó y lo sostuvo en su lugar y entró un poco más. Virgen santísima de Butch no dejes que me corra, rezó V por primera vez en toda su vida a la madre del Dios de los humanos.

-Respira.

Le indicó V mientras tomándolo de las caderas se hundía un poco más.

-Sujétate de mí.

Le pidió V. Butch se aferró a sus antebrazos clavándole las uñas.

V gruño complacido con el castigo; era lo mínimo que podía dar a cambio. Más tarde le pediría que castigara su espalda también. Las uñas del poli en la espalda sonaba muuuy bien.

-Sigue.

Le dijo Butch.

V siguió, solo un poco más, un poquito y estaba totalmente en el campo.

Acarició el húmedo y apretado vientre de Butch que sudaba a mares empapando la almohada. Este parecía concentrado. V se retiró lentamente. La presión y el placer le hicieron marearse.

-Mierda, demonios, carajo.

Espetó Butch ante la retirada.

V devolvió el camino retrocedido, esperó un momento a que Butch se acoplara a su tamaño, se retiró un poco de nuevo, repitió la operación varias veces hasta que Butch dejó de maldecir. V empezó a oler de nuevo la excitación de Butch que casi se había apagado por el dolor.

-Hazlo de nuevo.

Le dijo Butch cuando su amigo logró salir de él, V no dudó. Se apoyó sobre los codos para ver a V trabajar. Este repitió la operación de lubricar y volvió a penetrar. Esta vez, Butch solo gimió. Esta vez el placer empezó a ahogar el dolor y un orgasmo se asomó.

-¿Mejor?

Pregunto V. Los bíceps de Butch parecía que iban explotar. Sus pectorales bombeaban como un camión, su cicatriz de estrella brilló bañada en sudor arriba y abajo con fuerza. Butch lo ignoró. La excitación golpeo a V. Butch estaba casi listo. V hizo toda la rutina unas veces más. Las manos le temblaban. Quería bombear dentro de su mejor amigo hasta correrse.

-Demonios. Más.

Lo urgió Butch. V lo complació encantado, intentó apresurar el bombeo para ver si Butch lo soportaba. La respuesta fue un suave y profundo gruñido. Butch se incorporó un poco más y pudo ver como V lo follaba pero fue demasiado para su psique. Se quedó sin respiración.

-Oh mierda, Sí.

Siseó Butch. V hizo acopio de toda la voluntad que le quedaba para no darle la vuelta y tomarlo desde atrás como lo había fantaseado. Era hora de que Butch se uniera al trabajo en equipo, ya que habían pasado la parte más tensa.

-Sujétate bien.

Le ordenó al poli, este afianzó el agarre sobre sus antebrazos.

Lo tomó de los brazos y de un tirón lo sentó directo sobre su erección. Ambos se detuvieron cuando la penetración fue total. Butch era un macho enorme y pesado pero aun así lo llevó al respaldar de la cama para darle apoyo.

-¿Mejor, poli?

Se miraron. Butch asintió.

V dibujó una sonrisa sexy, perversa, una sonrisa de suficiencia.

-Entonces mueve el culo chico cristiano.

Una ola intoxicante de sexo recorrió todo el penhouse. Butch apoyó la espalda hacia atrás y se apoyó en la punta de los pies y de los brazos de V que se sostenían del borde del respaldar y empezó a montarlo a su ritmo, pero dudaba que este aguantara mucho. V estaba muy cerca de otro orgasmo. Ver a V con el rostro agitado, los ojos diamantinos entrecerrados viéndolo, gimiendo con la boca abierta, esforzándose por respirar y tratando de no correrse, le encendió el maldito corazón.

-Oh sí, así… sigue follandome así.

Dijo Butch para martirizar a V que estaba haciendo todo lo posible por no correrse.

-Púdrete.

Soltó V sonriendo mientras cerraba los ojos y echaba la cabeza hacia atrás con otra maldición. Su estómago crujió. El desgaste físico y emocional lo estaban consumiendo. Butch lo cabalgó con más fuerza. Mierda, era muy bueno, solo un poco más. Ambos estaban colgando de la orilla. Su estómago gruñó. V lo mandó a callar. Vete a la mierda, le dijo a su hambre. Butch estaba follandolo muy pero muy bien y eso era mucho más de lo que pudo haber deseado. Se negaba a pedir su vena.

Pero solo por no variar Butch parecía leer su mente.

-Muérdeme.

Le dijo el poli al oído, echando la cabeza hacia un lado para exponer su yugular. V pudo ver los latidos con los bombeos de Butch en su hinchada vena. Casi soltó el agarre que los afianzaba a la cabecera. Tuvo un espasmo. El orgasmo ya no esperaría más y menos con Butch hablándole al oído.

-Toma de mi vena. Te servirá un poco.

Simple y sencillamente no podía esperar más. Su hambre lo poseyó. El cerebro solo lo dejó pensar en una cosa más antes de entregarse al desamparo.

-¿De dónde toma ella?

Le preguntó V con voz agónica. Butch se detuvo.

-No pares.

Suplicó V. Butch reanudó su marcha.

-De mi yugular ¿Por..

V maldijo soltó una de sus manos y hecho la cabeza de Butch hacia la izquierda, localizó la carótida que se encontraba opuesta a la yugular y aunque sabía que era más difícil alimentarse de esa vena, le clavó los colmillos. No se iba alimentar de la misma vena de la que tomaba la Shellan de su mejor amigo, amigo que lo follaba desesperadamente. Simplemente no iba a irrespetarla de ese modo también. Empezó a dar largos sorbos. Butch se corrió con el primer sorbo, V con el segundo. Un hilo de sangre empezó a caer por el pecho de Butch que se mezclada con el sudor de ambos. El orgasmo no se detuvo. La mordida de V definitivamente no era la de una hembra. Por un momento pensó que lo iba a degollar. V gimió alimentándose y corriéndose con cada trago.

En cuanto la sangre de Butch tocó su lengua su mente se nubló. Se dejó llevar por un torrente de éxtasis. Nunca en toda su vida los machos que había mordido se sintieron así. Pudo ver cada latido del corazón de Butch con la fuerza del sol que había visto por última vez hacia demasiado tiempo. Sintió la calidez en las mejillas. Un olor fresco invadiendo su nariz. . Almíbar tibio alivió su estómago. Su cuerpo ardió hasta los huesos y se volvió a aliar. El pecho comenzó a arder. Cuando se alimentaba de sus sumisas sentía placer pero esto fue como agregar dinamita a la mezcla de todas esas hembras juntas e inyectarla directo a su torrente sanguíneo. Butch era un hermano poderoso. Era el Dhestroyer, la profecía viviente, pero no solo eso. Era lo que él consideraba su alma gemela si una mierda así existía. Quizás todo aquello le inyectó nitro a su conexión. Había tomado tanto de Butch al limpiarlo del Omega que se sintió uno con él. Sentía que bebía su propia sangre y junto con ella la hermosa sangre de sus hermanos. La fuerza y pureza de Wrath, su señor. La alegría de Reich y la oscuridad de su bestia, la fiereza de Z, la nobleza de Phury, , la entrega y el dolor de Tohr, la irreverencia y frescura en la joven, valiente, salvaje y audaz sangre de Qhuinn. Sentía el poder inquebrantable del espíritu de Butch, sintió la fé en su Dios, la admiración y el orgullo por sus hermanos, el amor profundo por su Shellan y sintió…. El ardiente y devastador amor que sentía por él. Su corazón se partió en dos mil malditos pedazos. Nunca lloraba y no lo iba a hacer ahora, pero su pequeña existencia en el infinito se sintió un poquito más grande. Iba a perder el conocimiento.

El grito de Butch corriéndose sobre su vientre lo trajo de vuelta. Sintió que este lo empezó a sostener cuando sus brazos se empezaron a aflojar. Tuvo la certeza que su corazón se había saltado un par de latidos.

-¿V?

Escuchó la voz de Butch lejos. Abrió un poco los ojos y vio destellos estallar en sus pupilas.

-¿V? Mírame.

Sintió como el poli tomaba su mandíbula fuertemente. Aun podía sentir el peso de Butch sobre sus muslos.

–Hermano, V, ¿Estás bien?.

El rostro de Butch entró en su área de visión con el cabello humedecido y un gesto de preocupación en la frente. Nunca le había parecido tan increíblemente atractivo. V extendió una mano laxa y tocó su rostro. Butch la tomó y la apretó.

-V háblame.

-Estoy genial.

Se escuchó decir con una voz pastosa y un poco torpe. Se sentía aletargado y con la piel sensible, como cuando se alimentaba de una hembra. Cosa que era imposible porque entre machos la alimentación no era más que un placebo o el chute para un orgasmo. Sin embargo y contra toda posibilidad se sentía satisfecho. El estómago ya no le ardía.

-V ¿me escuchas?

Preguntó Butch. Él asentó con la cabeza.

-V, necesito que cierres la herida o me desangraré.

Le dijo Butch sosteniéndole el rostro y hablando fuerte.

V se incorporó y sus ojos recibieron ya más claramente la información. El pecho de ambos estaba empapado en sangre.

Tomó el rostro de Butch y le inclinó la cabeza. Se adelantó y pasó la lengua por las heridas. El sangrado se detuvo de inmediato. Hundió la nariz en el perfumado cabello del poli y le rodeó los hombros con los brazos. Butch le rodeó la espalda y le devolvió el abrazo. Se quedaron así por unos momentos. Definitivamente no se podía mover, no deseaba hacerlo.

-Me asustaste. Empezaste a llorar y estuviste a punto de desmayarte.

Le dijo el poli en el cuello. V levantó una mano hacia su propio rostro, y ¿quién lo diría?, al final si había llorado. Sus mejillas estaban mojadas.

–Temí que la mierda del Omega te…

-¿Beberías de mí?

Preguntó V con la voz baja y groggy.

-Por supuesto que lo haría.

Contestó Butch sin dudar ni un segundo y dio una larga caricia a su espalda. V rompió el abrazo, y a como pudo sostuvo la mirada del poli.

-No tengo ninguna primera vez que ofrecerte excepto esa. Nunca nadie ha tomado de ella.

Butch se estremeció conmovido. ¿Cómo podía ser un pateador de culos como V ser tan malditamente dulce? Lo besó suavemente y le acarició la espalda de nuevo.

-No tienes que hacerlo.

-Quiero hacerlo. Quiero que solo tú lo hagas.

Fue su respuesta.

Butch miró a V por un momento. Parecía que estaba en el mejor viaje que un chute podía ofrecer. Sus ojos se entrecerraban peligrando con cerrarse, sus pupilas estaban muy dilatadas, su cuerpo estaba flojo. Reconocía la post-alimentación pero V parecía montado en un sueño de opio fuera de lo ordinario. No era posible su estado siendo ambos machos. Le había pedido que lo mordiera con la excusa de darle un poco de fuerza solo porque deseaba que lo mordiera mientras se corría, pero ahora su rostro se veía tranquilo. Satisfecho. Y deseaba que se alimentara de él. Típica reacción post-alimentación de querer servir también.

-Yo sé que tienes a Marissa per.

-¿Inclinarías la cabeza para mí?

Lo interrumpió Butch. Una ola de sexo salió de V. Butch sintió como estaba teniendo una erección a pesar de su estado entumecido. V le presentó su palpitante yugular. Butch sintió un hormigueo en el estómago. Lamió la vena. V tembló. Luego sin dudarlo lo mordió.

Un rayo de electricidad lo cruzó de lado a lado. Sintió a V pero no físicamente, sintió el desasosiego por su situación con Jane y la culpa que sentía por haber pensado en engañarla. La preocupación por la guerra y sus hermanos. Sintió como V ardía en amor y admiración cada vez que lo veía a él. Su corazón se incineró.

V sintió de nuevo que se desvanecía cuando Butch empezó a succionar y a alimentarse. Su erección se endureció más. Un orgasmo lo alcanzó pero no pudo gemir. Estaba demasiado dopado. El poder de alimentar a Butch lo conmovió. Se sentía casi tan bien como el sexo. Con sus manos flojas sostuvo la cabeza del poli para que mordiera más profundo.

-Araña mi espalda. Haz que duela. Toma toda mi sangre.

Le pidió a Butch, este en la euforia de la alimentación lo obedeció de inmediato. La piel ardiendo y desgarrándose se sintió tan correcto. Deseaba esto, lo deseaba de esa manera. Lo deseaba muchas veces en su vena. Sintió la sangre resbalar por su cuello y lo quemaba. Deseaba que Butch se alimentara por siempre.

V le ordenó arañar su espalda y no se pudo negar, hundió y hundió las uñas hasta rasgar la suave piel y se sintió muy bien. La cabeza de Butch empezó a dar vueltas pero aun así mordió más profundo. La sangre era ácida y dulce. Lo llenó por completo. Había sido alimentado hacia doce horas, así que el efecto erógeno no lo golpeó con tanta fuerza sin embargo lo abrumó. Eso explicaba el estado de V que seguramente no se había alimentado en semanas. Obviamente al recibir esa descarga iba a quedar fuera de combate.

Deseaba estar así por horas pero, V estaba débil y debía parar. Reuniendo la voluntad que se había diluido en el placer se separó agitado.

Sin haberse dado cuenta masturbaba a V y este gemía moviéndose en su puño ya humedecido por un orgasmo. Cerró la herida apresurado. Se sentía listo de nuevo. Apartó a V que literalmente se escurrió hacia atrás y luego le dio la espalda en pose más que sugerente. Se sostuvo de la cabecera alta de la cama de la que se había sujetado V para mantenerlos unidos. Esperó.

Al verlo V sintió que se despejaba un poco, se arrastró hasta el poli gruñendo y antes de darse cuenta lo tomó del hombro y lo penetró con una fuerza deliciosa. El dolor del poli se había ido por completo.

V se repuso aún más e intentó ignorar el tatuaje que Butch tenía sobre los hombros. El nombre de su Shellan en la antigua lengua. Se concentró en alcanzar la erección del poli y trabajarlo mientras lo penetraba. Le mordió la espalda. Butch gruñó y empezó a correrse. V le siguió al precipicio.

Casi no tenía oxígeno. Estaba acabado. Sus rodillas cedieron y se desplomó sobre el culo. Butch se dio la vuelta y lo imitó. Sus largas piernas se entrelazaron.

Se miraron intensamente a los ojos, Butch se mordía los labios, V lamia los suyos. Respiraron una y otra vez. Butch amo la humedad de V por todo el cuerpo, V estaba empapado de él también. La cama estaba muy mojada bajo ellos.

-¿Lo sentiste?

–Dijo V jadeante.

-¿Qué diablos fue eso?

-No lo sé, pero parece que puedes alimentarme y viceversa.

-Pero eso es imposible ¿cierto?

V se encogió de hombros lentamente y cruzó las piernas como indio.

-Lo investigaré. No sé si haya pasado antes pero lo averiguaré. Definitivamente esta es una mierda extraña.

-¿Estás satisfecho?

-Diría que más que satisfecho. Me siento narcotizado. Nunca me había sucedido.

-¿Tendrá que ver lo de la limpieza del Omega y todo eso que tenemos que hacer?

-Ni la menor idea…

Respondió V.

-Podría ser pero estaría mintiendo si lo asegurara. Tengo que ir al otro lado a buscar respuestas. Esto no es biológicamente posible.

Se miraron.

-Vaya mierda.

Dijeron al mismo tiempo.

-Estabas famélico ¿Ocupas más?

Le preguntó Butch. V se estremeció. Lo necesitaba, no, lo deseaba, sí. Hasta drenarlo para ser claros. El poli derritió un trozo de su helado corazón.

-¿Me darías tu vena de nuevo?

-Mil veces.

Sentenció el poli.

Ahí iba otro tempano. Habló con toda la entereza posible. De verdad lo que se le antojaba en ese momento, luego de esas palabras, era otro round.

-Estoy bien. Como no sé qué pasa, sería irresponsable tomar más.

Dijo finalmente.

Butch se meso el cabello confundido. Se miraron fijamente. Empezaron a reír.

V presentó su palma. Butch la rozó con la suya y luego haciendo puños los chocaron.

V se arrastró fuera de la cama y alcanzó sus pantalones de trabajo, los de cuero y sacó tres liados a mano del bolsillo trasero. Alcanzó el mechero de oro y encendió uno. Se arrastró al lado de Butch y también se recostó a la cabecera.

-¿Y?

Preguntó. Butch suspiro.

-¿Qué si me ha gustado? Preguntó el poli.

V no dijo nada.

-Fue el mejor sexo gay que he tenido en toda mi vida.

V rió.

– Listillo.

Le dijo.

-¿V?

-¿Um?

-Fue increíble. Me alegra que fueras tú y la respuesta a tu siguiente pregunta es sip, definitivamente me gustaría repetirlo.

Acaso no era el poli un tipo digno de amar. Pensó V.

-Este si fue el mejor sexo gay de mi vida. -Un bufido divertido- Fue genial que vinieras a salvar mi miserable culo. Por fin use la cama.

Butch lo miró

-¿Nunca la habías usado?

-Nop. Para dormir tengo el pit y aquí solo uso aquella, incluso con Jane.

Dijo y señaló con los dedos que sostenían el cigarrillo, la fría plataforma de piedra de su sala de juegos.

– Wow, genial. Todo un caballero.

Dijo Butch.

V se encogió de hombros riendo.

Butch cerró los ojos, aún respiraba agitado. Se quedaron así hasta que V terminó su liado a mano y ambos respiraban con normalidad. El sudor y la sangre comenzaron a enfriarse sobre el cuerpo de ambos, Butch tuvo un pequeño escalofrío cuando por el balcón llego una brisa. Era natural para ellos estar así. Si lo podían hacer por horas viendo un partido, naturalmente podrían hacerlo después de haber tenido sexo.

-¿Butch?

-¿Um?

-Me siento perdido con todo lo que está pasando con Jane.

Butch abrió los ojos, lo miró unos segundos y apretó el muslo de V.

-La doc es una gran mujer. Ambos son inteligentes. Ya encontrarán la manera de solucionarlo; tengo la certeza de que todo va a estar bien.

V lo miró, alcanzó la mano sobre su muslo y la apretó.

-Gracias. Gracias por lo de hoy y por todos los días que has estado ahí para mí.

Dijo V.

-Ya te dije que cuando eres amable das repelús.

V rió y apartó la mano del poli de su muslo de un manotazo.

Auch. Se quejó Butch frotándosela.

-Sabes que voy a pisarte los talones hasta que el Omega acabe conmigo.

V lo miró muy serio.

-No lo digas ni en broma.

-Ok ok, lo que quiero decir es que siempre estaré ahí para ti ¿Sí?

-¿Es un amenaza?

Butch rió.

-Claro que lo es, puedes apostar tu patético culo en ello.

-Lo sé. Yo procurare fastidiar tu maldita existencia hasta que me muera también.

-Es un trato. Concluyó Butch.

-Mi culo no es patético, o al menos eso no creías hace un rato.

Dijo V como para él pero era solo por oír la risa de Butch que lo relajaba. Butch efectivamente rió divertido.

V volvió a fumar. Butch volvió a cerrar los ojos. Otra vez solo se escuchaban sus respiraciones y Jay-Z rapeando.

-¿Qué le vas a decir a Jane?

Dijo Butch y abrió los ojos de nuevo.

V se encogió de hombros. Encendió el otro cigarrillo con la punta del que se estaba terminando y dio una calada.

-Esto.

Señaló entre ellos.

Silencio.

-¿Y tú? ¿Qué le vas a decir a Marissa?

-Lo mismo.

Guardaron silencio. V alcanzó la muñeca de Butch y vio la hora en el rolex.

-Amanecerá en hora y media.

Butch se sentó a la orilla de la cama y estiró la espalda.

-Suficiente tiempo para llegar a casa.

Fijó su mirada en la sala de entretenimientos de V.

-De verdad te gusta esa mierda ¿Eh?

-Es liberador… y divertido.

Dijo V tras él. Butch se volvió.

-Parecías un macho tan decente hacía un rato.

V le mostro el dedo del medio de la mano enguantada y apagó el cigarrillo en el cenicero de la mesa de noche. Butch rió ruidosamente.

Ahí estaba de nuevo esa magnífica risa que alejaba sus demonios.

-Cuando quieras puedes probar. Después de todo tenías razón y resultaste ser versátil y un buen Dom. Quizá te vaya la cera negra y las mordazas también.

Botch lo miró. V tenía la sonrisa más perversa y sexy del planeta.

-Sí, ¿Por qué no?

Lo retó.

La habitación se llenó con el gruñido aprobatorio de V.

-Pervertido.

Dijo Butch sonriendo.

-Marica.

Contraatacó V.

Butch rió y se puso de pie. V le lanzó una toalla negra que también estaba sobre la mesa de noche. El arsenal de limpieza que siempre tenía a mano cuando iba a tener una sesión. El pecho le ardió un poco al pensar lo cerca que estuvo de meter la pata.

Butch limpió la sangre y todo lo demás de su pecho.

-Todavía tienes tiempo de ducharte. Le dijo V.

-Nop, todavía no.

Butch miró a V ardiente como el infierno. V retuvo una erección que peligró con erguirse cuando ya no había tiempo. Pero al ver el pecho desnudo de Butch y su cicatriz de estrella se dio cuenta de algo.

-¿Poli? ¿Y tú crucifijo?

Butch se miró el pecho.

-Debí dejarlo en la ducha esta noche.

-¿Tus armas y dagas?

Butch subía los boxers negros por sus fuertes muslos. V pensó que estos bien podrían ser tirados por el balcón sin pena ni gloria.

-Mierda, debí dejarlas en el auto.

-Sin ninguno de los dos dioses que te cuiden el culo exhumano que tiene que cruzar la ciudad. Mal, muy mal.

V negó con la cabeza.

-Cállate.

Le escupió Butch.

-Te digo que están en el auto.

Butch no estaba del todo seguro. Como no había tenido intención de salir de la mansión no se las había puesto y, en su huida de casa no recordaba haberlas recogido. V tenía razón. Había cometido un grave error. Pero si lo confesaba V era capaz de desmontarle la quijada de un gancho.

-No te quiero nunca sin un arma encima. – Le ordenó V.

-Perdón papá.

Butch le hizo una mueca de fastidio mientras se ponía la camisa que, claramente no iba a poder abotonar porque la mayoría de estos estaban esparcidos por todo el piso. Metió la Armani en los pantalones para poder mantener cerradas las dos partes. Se agachó y recogió el cadáver de su mejor y más valiosa corbata. Su corbata especial de la suerte.

-Demonios V, era mi favorita. Fue la primera que me regaló Phury cuando llegue a la mansión.

Butch miró su corbata con pesar.

-Supéralo.

Le dijo V que se limpiaba con la toalla que Butch había tirado sobre la cama.

El poli tiró la corbata al basurero haciendo canasta. V tampoco quería quitar a Butch todavía de su piel. Se puso los pantalones de cuero, comando, como siempre. Butch se puso los mocasines y el saco. V la camiseta negra, las shitkickers y se colocó la pistolera doble que acunaba sus dos berettas 9mm.

Butch se acercó con las manos en los bolsillos y lo vio armarse.

-Entonces ¿Nos vemos en casa dentro de un rato?

Preguntó. V asintió cerrando las correas del cuero que cargaban las dagas sobre su pecho.

-Poli, ¿Me haces un favor?

-El que sea.

Le dijo Butch un poco más cerca. V amaba al poli en su totalidad pero admiraba su firmeza. Nada de respuestas tibias. Tuvo la certeza de que si le pedía al poli que cometiera un homicidio por él, el poli ya tendría un arma en la mano.

-Yo voy directo al pit, pero si pasas por la mansión y ves a Wrath le dices de mi parte que al finalizar la primera comida me reuniré con él en su oficina para que veamos lo de los bastardos. Por supuesto si no me quiere patear el culo primero.

-Claro.

Dijo Butch. Lo tomó del cuello y lo arrastró hacia él. Le pasó un brazo sobre el hombro y el otro por la cintura, V hizo lo propio, se abrazaron fuertemente como nunca lo habían hecho para despedirse. Se separaron un poco. Se dieron un breve beso. Butch se alejó.

-Butch espera.

Dijo V como recordando algo.

-Toma.

V tomó la última arma que estaba sobre la mesa de noche, su Glock 10 mm Auto, la que casi siempre llevaba en la espalda y la puso en la mano del poli.

-Por las dudas.

Agregó. Butch asintió y metió el arma en la parte baja de su espalda. No necesitaba corroborar la carga ni el seguro. Si era el arma de V estaba al cien por cien.

-Largo que te vas a azar como una salchicha.

Lo apuró V.

-Chao cariño.

Dijo Butch alejándose.

-¿Cariño? ¿Enserio? ¿Cómo a una de tus hembras?

Butch rió mientras recogía sus llaves del bar.

V se volvió para tomar la jacket de cuero. Sintió un pellizco en el culo y a Butch alejándose rápidamente. El truco de la bala de nuevo.

-¿Enserio vas a seguir con esa mierda poli?

Gritó entre divertido y fingiendo hartazgo.

Butch rió a carcajadas, le lanzó un beso y le guiñó un ojo de manera burlista y cómplice mientras salía de su vista.

V sonrió y peinó su cabello con los dedos mientras veía el penhouse. Amaría que Butch de verdad quisiera ir allí de nuevo con él. Apagó la televisión y la portátil. Tiró lo que quedaba de humo rojo por el retrete. Miró por un momento la seda negra de la cama mojada y rasgada. Le gustó la vista, pero tendría que decirle al buen Fritz que repusiera no solo las sabanas sino el colchón que se había manchado de sangre.

Algo extraño llegó a su nariz. Siguió el rastro. Este lo llevó a la cesta de basura. Se agachó y recogió la corbata de Butch y la olió con el ceño fruncido. Esta expedía un ligero olor a… especies oscuras frescas. El olor era reciente. Olió su antebrazo para confirmar que el olor no provenía de él. No era así. Volvió a oler la corbata. Sonrió y negó con la cabeza. Devolvió la corbata al cesto. Se dio la vuelta, se detuvo, se giró de nuevo, la recogió y la guardó en el bolsillo interno de la jacket.

-A casa.

Se dijo. Tenía que ir a resolver algunos asuntos con su Shellan. Por primera vez en meses ese pensamiento no le dio nauseas.

Puso la clave de seguridad en el panel principal y salió al balcón. Cerró tras él para que empezara el conteo de la alarma. Cuando un pito le indicó que estaba activada, sintió un momento como el viento revolvía su cabello y olió el amanecer que se acercaba con el cuerpo adolorido y exhausto. Se sentía aletargado pero respiró. Se relajó y se desmaterializó sintiéndose muy liviano.

Fin.

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