Hoy, he vuelto a recordar el dulce aroma de tus cabellos, tú bello rostro de ángel y tus cálidas manos, que en noches de miseria me devolvían el aliento.

Desde que te fuiste, el cielo llora sin cesar añorando tu regreso, la primavera a muerto y solo quedan extraños susurros del frió invierno, que ante la inminente llegada de mi muerte, parece compadecerse mi alma que vaga sin rumbo por el sendero de la vida.

Una explosión de emociones hay dentro de mí, una sensación eterna de agonía vive dentro de mí. Más aun las estrellas empiezan a quebrarse y apagarse más rápido que nunca al saber que el perfecto perímetro de tu cuerpo ya no estará, y las pocas flores que aún sobreviven en esta estación empiezan a marchitarse ante la falta de tu esencia.

Estos son mis últimos versos, en una noche llena de caos y melancolía , una insaciable sed de caricias y besos, que ahora con el cuerpo desgastado y viejo, solo la muerte me los puede brindar.



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