Elsa Yicelis Polo Peña, Enfermera
Estudiante de la Maestría Salud Mental Comunitaria
Universidad del Bosque
Bogotá – Colombia
La violencia de genero con el paso de los días se ha convertido en un importante problema de salud pública debido a la magnitud que ha alcanzado, en donde miles de personas han muerto a causa de ella, sin embargo la muerte es solo el problema más visible, detrás de cada muerte hay muchas lesiones de distinta gravedad. Es por ello que se debe tener claro que cuando se ejerce algún tipo de presión en contra de la voluntad de la persona estamos frente a un tipo de violencia (1).
Existen diferentes tipos de violencia entre ellos la violencia física, psicológica y sexual, las cuales pueden variar en sus causas y el contexto en el que se den, de allí la importancia que se le dé a la ocurrencia del evento, o si se distingue la realidad de la fantasía (1). La OMS estima que, 1 de cada 4 a 9 personas en los países en desarrollo sufre cada año lesiones por actos violentos, y que el 2 % del total de la población mundial está discapacitada como resultado de lesiones ocasionadas por accidentes o violencia (2).
La Violencia de género, es un tema de vieja data en la historia de la humanidad, y a lo largo de los años ha tomado mucho auge en la sociedad global; además, ha sido una de las problemáticas en las que más intervención se ha realizado tanto en el campo legislativo como a través de campañas que intentan disminuir la incidencia de los casos, preservando de esta manera los derechos humanos; sin embargo, el fenómeno no disminuye, antes por el contrario su ocurrencia es de gran magnitud.
Se tiene la intención, de explorar la problemática general sobre violencia de género, como afecta a la sociedad en general, revisando la posibilidad de estrategias que desde mi papel como enfermero ayuden a estrechar el fenómeno y me permitan tomar parte de los eventos ocurridos en el marco de la salud pública.
El Instituto Nacional de Salud, define la violencia de género como el caso en el que por consecuencia de cualquier acción, omisión, conducta o amenaza cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico, a la persona, asociado a un ejercicio de poder fundamentado en relaciones asimétricas, tanto en el ámbito público como en el privado para mantener condiciones de desigualdad y discriminación. Entre estas violencias están las violencias sexuales, físicas, psicológicas, negligencia y abandono en todos los géneros (3).
Las violencias relacionadas con el género tienen múltiples expresiones, las cuales son interpretadas de acuerdo a la cultura de la persona que la padece y el entorno en el que se desenvuelva, definiendo así para quien es un problema esa situación; además también depende de la estructura familiar en donde la familia tradicional es una de las más difíciles de abordad, dado su carácter específico con quien relacionan como la victima (4).
Según reportes emitidos por el Instituto Nacional de Salud, los datos obtenidos a través del Sistema de Vigilancia en Salud Pública (Sivigila) para el 2014 en Colombia se notificaron 61.818 casos para el evento de violencia contra la mujer, violencia intrafamiliar y violencia sexual, de los cuales el 85% (52501 casos) fueron por violencia física, sexual y psicológica . Afectando en un 80,2% a las mujeres. El grupo de edad más afectado con violencia psicológica fue el de 25 a 34 años con el 22,1%, para la violencia física se observó que el grupo con mayor frecuencia de casos fue el de 20 a 29 años con el 33% y para la violencia sexual fue el grupo de edad entre 10 a 14 años con el 45%. Se visualiza con mayor proporción al esposo y compañero permanente como agresor para la violencia física y psicológica con el 45% (14148/31134), para la violencia sexual se registró como principales agresores al novio, compañero permanente, padrastro y primo con el 31,6% (5081/16098). En cuanto al agresor no familiar para la violencia sexual se registró con mayor proporción al vecino (a) con el 23,3%, seguido del amigo (a) con el 22,8% y conocido (a) sin ningún trato con el 15% (3).
La problemática de las violencias de género es de gran magnitud, por lo que se hace necesario realizar intervención no solo a las personas que la padecen, sino además a las personas que la realizan y de esta manera poder abordar la salud mental, mirando su contexto y la forma en la que se relaciona con los demás. Para abordar el tema hay que tener en cuenta las normas sociales, el cual puede crear o inhibir la violencia, además las políticas sanitarias, económicas, sociales y educativas generadas para la mitigación del evento. Todas estas políticas deben ayudar para que disminuyan las formas de violencia en la población como niños, niñas, mujeres y personas con orientaciones sexuales e identidades de género (4)
Desde el inicio de la violencia de género en la sociedad, solo fue entendida como la problemática que padecían las mujeres; sin embargo en la sociedad actual, se evidencia que no solo son violentadas las mujeres sino además de los hombres y las relaciones que acontecen entre ellos sin distinguir su orientación sexual (5).
Las diferencias y las desventajas de género en el campo de la salud y en la expresión de las distintas formas de violencia sobre las personas, se manifiestan no sólo en la distribución de la enfermedad o manifestaciones de las violencias en una población determinada, sino en la forma como se está promoviendo la salud, debido que solo se cuida a la persona enferma que acude a una institución de salud, y se está dejando de lado todas manifestaciones de violencia que necesitan un abordaje interdisciplinario para poder mitigar el evento (6, 7).
Las perspectivas de género, deben mirarse de forma individual, que nos permitan captar las necesidades de cada individuo que vive las violencias de género, esto nos permitirá desarrollar acciones diferenciadas para cada sexo y orientación de género, para hombres y mujeres y en particular para poblaciones tradicionalmente marginalizadas y estigmatizadas como en el caso de la población LGBTI de acuerdo con sus problemas y necesidades particulares y específicas, y por lo tanto, desarrollar conocimientos concretos sobre la situación de las personas de acuerdo a su orientación de género que tradicionalmente ha mostrado la existencia de opresión e injusticia genérica en la organización de las sociedades a favor del sexo masculino, fundamentalmente (8,9).
Al realizar las acciones encaminadas a la mitigación del evento, es muy importante abordad tanto en las personas violentadas como en los que violentan su salud mental, el exponerse a una situación como la violencia en muchos casos deja secuelas que si no se les da una adecuada intervención no se podrán superar, y no solo a ellos sino también a su entorno, considerando entorno no solo a su núcleo familiar sino además todas las personas con las que se relaciona (10, 11). Para la salud publica este es un tema del que se ha escrito mucho, y no diré que se ha hecho poco solo que aún faltan acciones que complementen las ya realizadas, que generen un cambio, pero este cambio debe ser de aptitud, la cual no se construye solo con una intervención, por lo que se necesita que en este campo se realicen arduas actividades para que puedan surtir el efecto que se desea y es la mitigación del evento, y no solo que se disminuyan los casos, sino que la población tome conciencia de los daños que se causan.
Para la salud pública, no solo tiene importancia la calidad del dato número, en el que se reflejen el número de casos presentados, sino además poder interpretar la situación y gestionar el diseño de planes, programas y políticas que vayan en pro de la disminución y de generar un impacto en la sociedad. Como profesional de enfermería entonces me surge la pregunta ¿Estamos los profesionales de la salud preparados para enfrentar esta problemática de gran magnitud? Son preguntas que surgen a lo largo de la revisión del tema en donde lo que se pretende es generar conocimiento, y lanzarnos al mundo con propuestas que puestas en marcha permitan lograr un cambio en la sociedad.
Bibliografía
1. Espín Falcón Julio Cesar, Valladares González Anais Marta, Abad Araujo Jorge Carlos, Presno Labrador Clarivel, Gener Arencibia Nancy. La violencia, un problema de salud. Rev Cubana Med Gen Integr[Internet]. 2008Dic [citado2017Mayo 21]; 24 (4). Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-21252008000400009&lng=es.
2. Araújo GR, Díaz LlG. Un enfoque teórico-metodológico para el estudio de la violencia. Rev. Cubana Salud Pública. 2000; 24(2):85-90.
3. Instituto Nacional de Salud. Informe sobre violencia contra la mujer, violencia intrafamiliar y violencia sexual. 2014.
4. Organización Mundial de la Salud. Comité de Expertos. Salud ambiental en el desarrollo urbano. Organización Mundial de la Salud. 1991. Madrid. ES.
5. ROTH, André. Políticas Públicas. Formulación, implementación y evaluación. Tercera edición. Bogotá: Aurora Editores, 2006. 232p.
6. URREA MORA, Fanny. De la ética a la bioética. En: FONSECA, Martha y cols. Historia y fundamentos de la bioética: en camino hacia la biopolítica. Bogotá, Colombia: Editorial Universidad Nacional de Colombia Unibiblos, 2006. pp. 13–34.
7. BREILH, Jaime. Género, poder y salud. Quito: Editores CEAS – Universidad Técnica del Norte, 1994. 47p.
8. BREILH, Jaime. El Género entre fuegos: inequidad y esperanza. Quito: Editorial Centro de Estudios y Asesoría en Salud, 1996.
9. ESTRADA, John Harold y GARCÍA–BECERRA, Andrea. Género y vulnerabilidad al VIH/SIDA en mujeres Transgénero en Bogotá, Colombia. Rev. Gerenc. Polit. Salud, volumen 9 (18): 106–122. Bogotá, enero–julio de 2010.
10. SARDUY, Celia. Postmodernidad, género y salud. En: SARDUY, Celia y ALFONSO, Ada. Género: salud y cotidianidad. Temas de actualidad en el contexto cubano. La Habana: Editorial Científico Técnica, 2000. pp. 261–279
11. ESTRADA, John Harold. Una cuestión poco cono-sida: evaluación crítica del proyecto piloto de Educación para la sexualidad y la construcción de ciudadanía. Hacia la formación de una política pública (2006-2008). Bogotá: Editorial Digiprint, 2009. 299p.
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