Con los años uno entiende muchas cosas.
Hay situaciones, momentos, personas, amores y amistades que ya no van a volver.
A veces pasa que la esperanza se instala, que nos susurra al oído que el destino tal vez nos de una nueva oportunidad, que nos tenga piedad y nos regale un nuevo camino.
Pero la esperanza es un arma de doble filo, nos hace pensar que si existe una segunda vuelta nos vamos a encontrar con la misma persona que conocimos. Y esto nunca sucede. La vida pasa para todos, y nunca hay dos encuentros iguales. Esa persona que conociste tiempo atrás vivió nuevas emociones, nuevas situaciones, tristezas y alegrías, que de alguna forma lo hacen cambiar, para bien o para mal, la gente nunca permanece.
Y de esto hablo con experiencia propia.
Entenderlo me llevo tiempo, tiempo y lagrimas.
Aceptar no volver a encontrarte siempre va a ser mi mayor carga.
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