Malgastaba su vida,
con alcohol y porquerías.
Jugaba a morir electrocutada,
por si alguna fiera le tocaba.
Jamás lloró por alguien,
jamás sonrió por alguien,
mas neutra siempre estuvo
junto al fuego y el piso duro.
La miraban con aversión y vergüenza,
corrían de ella y le tiraban piedras.
Dinero siempre tuvo,
guardado en bolsillos rotos y nauseabundos.
Bebés jamás quiso,
tuvo miedo que fueran cerdos y presumidos.
Vivió la vida que nunca deseó,
pero la aceptó con sumisión y gozo.
Una noche tenebrosa de Abril,
el alcohol y drogas reúnen una fiesta,
en un piso 21 con la terraza abierta,
se deja caer, recordando la dulce canción que siempre amó.
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