A veces un sueño es el arma más cruel con la que hiere Dios
porque soñar corta el aire, consume la tierra
rompe las olas que se elevan
como deflagraciones del alma
Es yeso en la piel, alergia delirante
mano que acaricia una serpiente
cabeza que se ahoga en la razón
veneno que infecta bajo el talón.
Los pies nunca avanzarán
porque Dios ha lanzado una flecha
en el corazón de un soñador
y ha perdido a un hijo alado
que lo hubiera abrazado
con miedo y amor.
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