A mis hijas…

He aquí, sola enfrentándome a esta vida, cada vez más difícil de vivir.

No nos esperabamos esto, más la sorpresa de que nuestras vidas cambiaran repentinamente nos hace redireccionar el rumbo a seguir, replanternos nuestro proyecto de vida, pero sé que junto a ustedes, tomadas de la mano y sin soltarnos jamás, nada nos impedirá buscan los tan anhelados momentos de felicidad, que cuando nos sentemos a mirar el pasado, recordar y hablar de lo vivido, nos hará sonreir cada instante que atesoramos en un rincón de nuestro corazón.

Estaré para ustedes, para acompañarlas y protegerlas, para ser su apoyo cuando necesiten contar sus penas y alegrías, sin dudar ni un instante que se sientan solas porque las colmaré de tanto amor, que no cabran en sus pechos.

Con ustedes en el corazón…