A Mi Hermano Ausente

Que el cielo llore y las marchas fúnebres resuenen,

las lágrimas de los vivos alimentan el estéril suelo de las tumbas.

Porque hoy los corazones sufren y la memoria los castiga.

La ramera cínica con su velo negro ha hurtado un alma sin condena,

las sonrisas se marchitaron y en su lugar se engendró una aberrante nostalgia,

la rosa de una madre abre la lluvia de flores que caen sobre tu lecho.

¿A dónde vas mi hermano? A qué valle sombrío te diriges, no lo sé.

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