“La soledad de mi sombrío pasado había rendido frutos diversos, la tristeza y la melancolía eran solo la primera entrada a mi mundo de ideas grises”

Busco el botón indicado, presiono Play y todo comienza, un poco de “Candlebox” sus guitarras lejanas se inyectan en mis oídos. Subo al autobús y avanzo lento por el eterno pasillo, observo el rostro de todos al caminar mientras mis tímpanos se deleitan con “Far Behind” al fi nal, dos asientos, elijo el del pasillo, el otro te pertenece. Dejo mi bolso en aquel solitario asiento, como reservándolo. Defendiéndolo solo para ti, el bus avanza, no hay prisa, track número siete y suenan “los Tres” Álvaro Enríquez de manera lánguida y melancólica me cuenta sobre “el sueño de la hora más oscura” que triste melodía, demasiado. Me pregunto si fue creada a la medida, si fue concebida solo para mí ¡Claro que no! me digo más lúcido y en voz alta mientras muevo la cabeza haciendo ademán de un repentino y fugaz auto rescate, huyo de Álvaro y su tenebrosa verdad, mientras me repito que no estoy para eso ahora, dejando entrever que el dolor igual sería un posible final. Cambio rápida y desesperadamente ¡Happiness! Aparece de sorpresa, happiness es lo que quisiera decir y corear al igual que “The Fray” …por un momento, me salvaste de la oscuridad.

 Quiero escapar, una vez más quiero huir de lo que todos llaman real, cierro los ojos, con la ayuda de mi imaginación logro tocar tu rostro… me gusta verte sonreír, me gusta sentir que eres mi destino.
El asiento solitario que me acompaña se llena de frío, pienso en lo pálida que se ha vuelto mi vida, qué triste ironía, creo que ya sé por qué me gusta tanto el otoño.

…Que extraño, aun no subes, me inquieto un poco, no quiero llegar a mi destino si en él no te encuentras.
Divago en ideas fragmentadas mientras el autobús avanza sin piedad “Papa Roach” se burla de mí mientras lo imagino todo a tu lado, insiste y grita fuerte en mis oídos empujando un ¡Forever! Si, por siempre, guitarras potentes, desgarradoras y patéticas logran que levante la cabeza, que deje de estar inmerso en el frío absoluto de mi reflejo, despierto y observo hacia fuera…dicen que a veces, ver hacia fuera es lo mejor.

 Las casas, los parques, la gente, todo se transforma en imágenes borrosas que solo mi recuerdo resguarda de manera nítida, todo es un collage de retratos vivientes en el camino como un gran óleo inconcluso, que no tiene ningún sentido para mí más que el de adorno obligado mientras te espero.

Al avanzar al ineludible encuentro nos cruzamos con otro autobús, se detienen uno frente al otro como una réplica voluntaria del destino, no puedo creer lo que veo, en aquel autobús estás tú, frente a mí, estás tú, me levanto incrédulo, grito golpeando el vidrio, alterado, desesperado, insisto al punto de rasgar mi garganta ¡hey! ¡hey! ¡Pero no me escuchas! ¿Por qué no me escuchas? ¿Por qué no logras verme? …Tal vez nos es tu momento de despertar, y así, quedo nuevamente en silencio…

 Mejor me resigno, solo me resigno. Desde mi lugar te observo, estas sentada, al fi nal del autobús en el asiento del pasillo, en el de la ventana se encuentra tu bolso como reservándolo, tu rostro, tus ojos cerrados se concentran en la música que viaja a través de tus audífonos.

 Me rindo en aquel asiento, simplemente me rindo, cierro los ojos mientras “Creed” casi como el mejor de los amigos me grita ¡Hide! de manera desesperada como último intento suicida, exigiéndome que reaccione mientras solo me quedo impávido, desconectado, me conformo solo con mi imaginación, ahí en nuestro mundo logro ver como sonríes mientras afuera nuestros autobuses parten con diferentes destinos, mi asiento quedó reservado para ti como el tuyo para mí, que estúpida metáfora es la vida.

 La soledad de mi absurdo pasado era la entrada a mi mundo, te vi partir y lo acepte, sin más lo acepte, quede observando, solo observando abrazado al sueño lastimero, en compañía de la más profunda y fría soledad.

 Es así como seguimos viajando en el autobús del eterno tiempo, esperándonos, reservándonos, guiados por el soundtrack de nuestras melancólicas vidas mientras transitamos por el sórdido e imaginario destino, queriendo avanzar tomados de la mano, sonriendo tristes, buscándonos a destiempo…

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