CAPÍTULO OCHO
COPIA
Diez de diciembre de… ¡Ah! Que importa el año en el que nos encontramos. Solo puedo decir que ya llevamos cerca de año y medio viviendo en esta dimensión y casi como cinco meses y medio en Ciudad Oeste. Las cosas no van mal, pero… tampoco podría decir que nos va bien.
Luego de terminar nuestro entrenamiento y conseguir nuestra habilitación no hemos tenido muchas misiones, y si digo que hemos ido a una misión por mes no estaría exagerando. Nuestra última misión la tuvimos hace poco. Fuimos asignadas como escolta a un grupo de transporte de tecnología que se dirigía a Ciudad Central; aunque sigo sin entender por qué necesitaban escolta cuando todo el viaje fue hecho por aire, como sea, esa misión nos dio la oportunidad de volver a ver a nuestros amigos. Aunque la visita fue corta me dio mucho gusto volver a ver en persona a Maggie y Aru; y como siempre esos dos se llevan de maravilla, al parecer también consiguieron su habilitación tiempo después que nosotras y ahora se encuentran viviendo la misma situación. Pareciera como si nos estuvieran evitando.
– ¡Ore, ya es hora! – oigo la voz de Amor llamándome por el pasillo y me sobresalto un poco.
– ¡Está bien! – le respondo – dejo todo y te alcanzo en unos segundos.
Cierro mi diario y lo guardo en uno de los cajones de la mesita de noche. Aunque parezca un poco infantil, escribir en él me trae mucha tranquilidad, y para mí eso es lo que cuenta.
El día de hoy no realizaremos ninguna misión, como ya es de costumbre, pero tampoco la pasaremos aburridas en nuestra habitación o sudando en la sala de entrenamiento. Hoy recibimos una invitación a un concierto en Ciudad Este; y aunque también estoy emocionada por lo del concierto, ya que nunca he asistido a ninguno en toda mi vida, me pone muy feliz el hecho de por fin volvernos a juntar con nuestros amigos de Ciudad Central que también han sido invitados.
La nave que abordamos demora cerca de dos horas en llevarnos a nuestro destino y una vez que aterrizamos una escolta de bienvenida, compuesta por dos personas, se hace presente para llevarnos a donde se realizara el concierto. Mientras hacemos el recorrido en la lujosa limosina que han proporcionado para nosotras noto que las estructuras de esta ciudad no son tan diferentes a las de la Ciudad Oeste o la Ciudad Central, en la que también hemos vivido. Me da la impresión de que son los mismos edificios, las mismas calles y que pronto veré salir a los niños del barrio a saludarme por mi regreso, pero nada de eso sucede, este no es el lugar en el que desperté, pero se parece mucho.
La limosina se detiene, pero nadie de la escolta ha bajado para abrirnos la puerta, por lo que me asomo a ver qué es lo que está ocurriendo por la ventanilla más cercana. Cuando lo hago la puerta es abierta por fuera y una chica de cabello castaño entra apresuradamente al vehículo y me lleva de encuentro.
– ¡Ouch! No esperaba que alguien me estuviera esperando con tantas ansias – dice la recién llegada.
– Lo siento, yo he tenido la culpa – trato de excusarme.
– Señorita Camila no hay tiempo – se oye la voz de un hombre mayor – tenemos que darnos prisa, su público espera.
– ¡¿Tú eres Camila?! – alcanzo a preguntarle mientras nos ayudan a levantarnos – esperábamos encontrarte en el concierto.
– Si, lo siento por eso – nos contesta mientras se acomoda en los asientos de cuero del vehículo – lo que ocurre es que estoy algo retrasada.
– Así que esta es la vida de una artista – comenta Amor desganada.
Ella no está emocionada por venir al concierto, pero sé que lo está más por pasar algo de tiempo con Aru.
– Bueno, digamos que se me hizo un poquito tarde. – le contesta.
Mientras que ambas intercambian palabras me detengo un momento para observar a Camila. Ella es una chica muy linda; su contextura es, como diría una chica de preparatoria en mi país, perfecta; su piel blanca está ligeramente bronceada y su cabello castaño lo lleva rizado, sus ojos son marrones claros, su nariz es perfilada y sus labios finos. Parece una muñeca de porcelana, y aunque su belleza es deslumbrante, son sus atributos femeninos los que resaltan más y le dan cierto aire de madurez, aunque los reportes digan lo contrario.
– Señorita, sus modales – me sobresalto cuando oigo la voz del hombre – tiene que presentarse primero.
– ¡Es cierto! Perdónenme otra vez – nos dice ella – mi nombre es Camila Russo, muchos gusto en conocerlas al fin.
Camila es la primera sucesora en haber despertado y no ha tenido mejor idea para conocernos que invitarnos a uno de sus conciertos en su ciudad.
– ¿Esos guantes son parte de tu vestuario para esta noche? – le pregunto por los guantes blancos que le cubren hasta el antebrazo – se ven muy elegantes.
– Es por mi don – contesta ella – aun no soy capaz de controlarlo adecuadamente.
Amor no se percata, pero acaba de esbozar un suspiro de alivio cuando ella dijo eso.
– Pero es un alivio saber que no soy la única en eso – continua Camila.
Amor regresa a verla desencajada.
– ¿Cómo lo supiste? – le pregunta.
– No tengo que desnudar mi mano y tocarte para saber eso – le contesta ella – está escrito en tu cara.
Mi amiga se sonroja y poco a poco va escondiendo su cabeza entre sus hombros.
– Por favor, no le vayas a decir a nadie más – le digo a Camila – mucho menos a Aru.
– ¿te refieres al chico de Ciudad Central? – pregunta ella – ¿el que recientemente ha controlado sus poderes?
– Sí – le contesto – él le gusta, y ella no sabría qué hacer si se llegara a enterar.
– Oh – entona Camila en un tono burlón.
– ¡No digas eso! – protesta Amor – ya te dije que no es nada de eso. Solo que me da algo de vergüenza que él controle sus poderes antes habiendo despertado después que yo.
– Bueno, como te dije – contesta Camila – está escrito en tu cara.
– ¿En serio?
Con este último comentario de mi amiga los adultos, que han estado observando la situación sin decir nada, sonríen un poco.
– Entonces… – empiezo a cambiar un poco el tema – ¿así es como funciona tu don? ¿Tocando a las personas?
– Estas en lo cierto. – dice ella – Lo malo de este don es que en ocasiones se activa por sí mismo. Casi como si tuviera voluntad propia me hace ver el pasado de las personas hasta su presente con solo tocarlas. Es por eso que suelo llevar guantes todo el tiempo.
– ¿Y qué es lo que ves cuando tocas a las personas?
– Es algo parecido a lo que sucede antes que uno despierte, visiones de sucesos pasándose a velocidad por mi cabeza – me responde – en teoría mi don irrumpe en el lóbulo frontal del cerebro de las personas y me permite ver sus recuerdos, incluso los que ellos consideran como perdidos.
– ¿Y eso es útil en batalla? – pregunta Amor.
Camila fuerza una sonrisa y mueve la cabeza de lado a lado antes de responder.
– Sé que es un don raro y único, pero no tiene ninguna utilidad en batalla, antes más bien me retrasa. Es por eso que deje las misiones y empecé a usar guantes todo el tiempo.
Nuestro viaje a la parte sureste de la ciudad continúa y mientras lo realizamos nos presentamos formalmente y platicamos de las experiencias que hemos tenido durante el tiempo en el que llevamos “despiertas”. Eso inevitablemente incluye la muerte de nuestro último supervisor y compañeros.
Cuando llegamos a las instalaciones Camila tiene que separarse de nosotras junto con su supervisor Nerakk, el hombre que la acompañaba, para prepararse para el concierto. Minutos más tarde nos juntamos con el grupo de Aru y Maggie que también han venido acompañados de su supervisor y su personal médico.
Mientras que hablamos una mujer no mayor de veinticuatro años se acerca a nosotros para informarnos que han separado un balcón VIP para nosotros y que estaba allí para llevarnos. Cuando llegamos al lugar todos nos admiramos de lo elegante que es y nos causa curiosidad saber cómo es la vista del escenario desde esta posición que corremos a la barandilla de seguridad para comprobarlo por nosotros mismos, bueno casi todos, Maggie es la única que no se admira con tanta elegancia, ni le da curiosidad la vista del lugar.
– ¿Qué es lo que le pasa a tu hermana? – le pregunta Amor a Aru – ¿ha pasado algo antes de venir?
– No, nada de eso – contesta él – pero gracias por preocuparte.
– ¡¿Nada de eso?! – le insiste ella – algo le ocurre y si no me lo dices tú se lo preguntare yo.
– Vaya, sí que eres una mujer problemática – contesta él mientras se pasa la mano por su cabello al verse acorralado – sucede que Maggie ha estado muy acostumbrada a este tipo de cosas.
– Y eso no debe de ser bueno – le dice ella – no debería de sentirse cómoda en un lugar que ya conoce.
– No es así de fácil – contesta él – cuando ella vivía en la Inglaterra de nuestro mundo era la hija mayor de alguien muy importante y desde muy pequeña fue educada para asistir a eventos lujosos, por lo que está acostumbrada a sitios como este. Sin embargo, Maggie siempre quiso vivir como un plebeyo y no como alguien de la realeza, ella siempre quiso las cosas de una manera sencilla y sin tanto lujo; quería experimentar la libertad que tenían las personas comunes y corrientes, por lo que se sentía atrapada en un mundo que no encajaba con ella.
Nunca habría imaginado que incluso en la realeza alguien pudiera sentirse así, siempre supuse que entre la gente rica todo era felicidad, pero ahora al escuchar a Aru hablar así de su hermana comprendo de que estaba equivocada.
– ¡Oigan! – me dirijo a los supervisores – ustedes creen que podríamos acercarnos más al escenario, es que desde aquí no logro ver con claridad.
Ellos se miran entre ellos y luego regresan a verme, sin entender cuáles son mis intenciones con lo que les acabo de pedir.
– ¿Qué es lo que ocurre Ore? – pregunta Rous – Acaso tú no…
Antes que termine de hablar le mando un mensaje telepático, el cual también comparto con los demás adultos. Ahora todos cambian su expresión y comprenden cual es mi objetivo. No necesito decírselo a Amor, sé muy bien que ya se dio cuenta porque ahora me está sonriendo. Y en cuanto a Aru, bueno, ella ya se encargará de contárselo luego.
– Bueno, si ese es el caso por mí no hay problema – contesta mi supervisora.
– Nosotros tampoco creo que tengamos ningún problema – dice Crissos mientras regresa a ver a su personal médico.
– Desde luego que no – contesta la bella mujer que acompaña a Crissos – a mí también me gustaría estar cerca del escenario.
– ¡Muy bien! Entonces que no se diga más – grito de alegría – vamos al escenario.
Giro para quedar frente a Maggie que se encuentra sentada en uno de los asientos de cuero del lugar y la tomo de la mano – ven corramos antes de que nos ganen el lugar – me apresuro a decir, y supongo que ella no entiende mucho de lo que está pasando, ya que todo ha sido de un momento a otro, así que mientras la levanto de su asiento y salimos corriendo con dirección al escenario utilizo mi don de telepatía para echar un vistazo en sus pensamientos. “Gracias, gracias, muchas gracias” es lo que alcanzo a escuchar en su mente; ¿es que acaso sabe que estoy leyendo sus pensamientos?, no sabría decirlo con seguridad pero respondo a su oración. “De nada”. Ella se sorprende por un momento cuando lo hago pero no me hace ninguna pregunta al respecto, en cambio me devuelve una cálida sonrisa.
…
– Ore es una chica muy interesante – le digo a la chica del cabello negro largo.
– Sí, lo es – me responde ella – pero también es una tonta, olvido por completo que existe un elevador.
– No seas muy dura con ella, de pronto y lo paso por alto de tanta emoción que tenía. Como sea, quiero darles las gracias de ante mano por lo que han hecho por mi hermana.
– No te preocupes por eso, después de todo debemos de ayudarnos entre nosotros, ¿no?
– Sí, tienes razón.
– ¿Y cómo va tu entrenamiento? Escuche que habías mejorado mucho desde la última vez que nos vimos.
– Si, bueno – vacilo un poco cuando me dice eso, ¿en verdad ha preguntado por mí? – digamos que ya estoy empezando a acostúmbrame.
– ¿Y cuál es el don que has despertado?
– Ah bueno… yo…
Antes de que pueda terminar de responderle las puertas del elevador se abren y la gran bulla de la multitud nos invade.
– ¡Sera mejor que caminemos juntos! – oigo gritar a Crissos – ¡no se separen!
Su advertencia es muy buena pero no dura mucho tiempo antes de encontrarnos en medio de un mar de gente. Para completar nuestra mala suerte el concierto da inicio y todos empiezan a saltar y gritar desenfrenadamente. Tomo a Ai de la mano y la jalo tanto como puedo a uno de los lados del auditorio mientras me hago camino con mi otro brazo.
Una vez fuera intentamos buscar a los demás utilizando nuestros talentos perceptivos, pero la suerte no está de nuestro lado; no es hasta mediados del concierto que logro diferenciar, gracias al aumento de mi visión, las siluetas de Maggie y Ore saltando frente del escenario en donde se encuentra Camila interpretando un tema musical que estoy seguro de haber escuchado en la otra dimensión.
– ¡Ya los encontré! – le aviso a mi acompañante – Están al frente.
– Ore tuvo que haber sido.
Menciona ella y me hace sonreír la forma en que lo dice. Nunca habría pensado que una chica tan fría y seria, como aparentaba ser en nuestro primer encuentro, sea tan cálida cuando se trata de su amiga.
– ¿Qué es tan gracioso? – me pregunta al percatarse – ¿te estas riendo de mí?
– Sabes que no es eso – le respondo recobrando mi serenidad – es solo que nunca pensé verte tan feliz.
– ¿A qué te refieres con eso? – pregunta y vuelve hacer un gesto que me causa gracia – ¡otra vez te estas riendo!
– Bueno es que es inevitable – le contesto, y aunque parecía imposible, reímos juntos – sabes, Ore es fantástica.
– ¿A qué viene eso ahora? – me dice más seria.
– Bueno pues, es que… – vacilo un poco y no sé si decírselo o no –…ha logrado sacar la mejor parte de ti.
Ella no responde nada y en cambio agacha la mirada y con ello me supongo que he metido la pata y no he debido de decir eso. Me dispongo a disculparme cuando ella levanta su mirada y me mira a los ojos detenidamente.
– Gracias, no eres la primera persona que se da cuenta, pero si eres la segunda en decírmelo.
– ¿Quién fue la primera?
– Pues quien más – sonríe levemente – Ore.
– Desde luego – digo y volvemos reír.
Cuando Camila termina de cantar “The one that got away”, de Katy Perry, las luces se apagan y todos pensamos que es parte del espectáculo, pero algo anda mal, tengo ese extraño presentimiento que algo malo se avecina y me pongo en alerta ante cualquier cosa sospechosa.
Utilizando mi don, aumento mi visibilidad nocturna y trato de ubicar a Maggie y Ore otra vez. Cuando las encuentro me apresuro en tomar la mano de Ai y salir corriendo en dirección hacia ellas. Ella no me dice nada y se mueve presurosamente junto conmigo, toda la gente aún está a la expectativa de lo que pueda pasar y cuando apenas hemos recorrido diez metros Ai se detiene de golpe y lleva su dedo índice a sus labios en señal de que guarde silencio.
– Tranquilo, Maggie está bien – me dice mientras se pone en cuclillas.
– ¿Cómo lo sabes? – le pregunto mientras la imito.
– Ore me lo ha dicho – y antes de que pueda preguntar cómo me da la respuesta – es un don de telepatía.
– Entiendo, ¿aún estas en contacto con ella?
– Espera un momento.
Ella guarda silencio y no es una voz audible la que ahora suena en mi cabeza.
– ¿Aru puedes oírme?, soy Ore – reconozco su voz – hablo a tu mente por medio de mi don de telepatía. Algo extraño está pasando. Pero no te preocupes, Maggie y yo estamos bien, nos hemos reunido junto con Crissos y las demás y nos estamos alejando del escenario. Dime tu posición.
– No sé exactamente donde estamos – le digo – creo que en la parte oeste del auditorio.
– Bien procuraremos ir por ustedes – responde ella – no se muevan de su posición.
Pero antes de que pueda responderle las luces se encienden y tengo que disminuir mi visibilidad nocturna para que la luz no lastime mis ojos. Ore ha cortado la comunicación. Todos están en completo silencio esperando a que ocurra algo relacionado con el espectáculo, pero Camila solo atina a quedarse de pie en medio del escenario.
No hay ningún sonido, no hay luces de colores, ni gente gritando. Un completo silencio que es interrumpido únicamente por los aplausos, que a más de uno sorprende, de una persona que va apareciendo por detrás del escenario; es un hombre de aproximadamente un metro ochenta de altura que viste un uniforme militar negro y lleva puesta una máscara de humo. Pensé que las armas de fuego estaban prohibidas en toda la nación, pero aquella persona lleva un fusil de asalto colgado de su hombro y algunas pistolas enfundadas en sus muslos. Cuando llega a donde Camila está, la derriba de una bofetada y todos los presentes, casi instintivamente, dan un paso hacia adelante en señal de querer confrontarlo, pero aquello no dura mucho tiempo, ya que una tercera persona situada en el perímetro del auditorio dispara una ráfaga de balas al aire y todos los presente, incluyéndome, nos tiramos al suelo cubriéndonos la cabeza. Cuando todo se ha calmado segundos después levanto mi cabeza lentamente y distingo al hombre que ha disparado acompañado de un pequeño escuadrón que ya rodea a la multitud con fusiles en mano y vistiendo el mismo uniforme que el hombre del escenario.
– Todos ustedes guarden silencio o serán ejecutados en el mismo momento en el que hablen – ordena la persona que abofeteo a una mujer en medio del escenario – esto no es un atentado terrorista…
Mientras que aquella persona continua hablando la voz de Ore vuelve a escucharse dentro de mi cabeza – escucha, no podemos permitir que esto continúe – me dice en un tono preocupado – Crissos tiene un plan, es algo loco pero creo que funcionara. Por favor escúchalo. Y cuando creo que voy a escuchar la voz de Crissos en mi mente alguien más intercambia palabras en un vínculo telepático conmigo.
– Aru, habla Kumiko. Este es mi don de telepatía que tanto te he estado ocultando – me dice ella y apuesto a que tiene en su rostro una sonrisa. Con que eso era – antes de poder hablar libremente sobre eso escucha lo que Crissos tiene que decirte.
Pasan unos segundos antes de que pueda escuchar la voz de mi supervisor.
– Escucha Aru, vamos a aprovechar la situación para reunirnos en el centro del auditorio, cuando estemos juntos te diré lo que sigue. – luego de eso se corta la comunicación.
¿A qué se estaría refiriendo con “aprovechar la situación”?
– ¡Ey! Atiende – es el susurro de Ai el que me trae de vuelta en sí.
El hombre que anteriormente estaba dando su discurso de “esto no es terrorismo” ha dado la orden de que todas las personas se reúnan en el centro del lugar. Me miro con Ai, que imagino está al tanto de lo que vamos hacer, y asiento con la cabeza. Nos tomamos de las manos para no separarnos y nos apresuramos a reunirnos con los demás en el centro del auditorio.
…
Me encuentro en el suelo analizando la situación. Tal como me ha dicho Nerakk, al parecer los otros sucesores y sus supervisores están tramando algo, así que permanezco en el suelo tal como él me lo ha pedido. Cuando sea el momento oportuno atacare con todas mis fuerzas.
Cuando la multitud se ha reunido en un solo punto en el centro de la sala una onda sísmica que se extiende desde el centro del auditorio hace tambalear a todos. Noto que en el centro de la multitud un chico de contextura delgada, piel trigueña y cabello castaño está inclinado con una rodilla y ambas manos en el suelo; supongo que es uno de mis compañeros sucesores. Empieza nuestro contraataque.
…
Hago lo que me dice Crissos y uso mi don de manipulación sísmica para generar un temblor que nos da una apertura con nuestros atacantes. Todas las personas que están junto a nosotros caen al suelo junto con algunos de los soldados invasores, ya que la mayoría de ellos ha logrado mantener el equilibrio poco después de tambalearse. Aun así esto es de mucho provecho para nosotros, Kumiko se pone de pie rápidamente y hace uso de su Telekinesis para arrebatarles sus fusiles a algunos de los soldados, esto los toma por sorpresa. No se lo veían venir.
– ¡Kumiko ten cuidado! – Crissos usa súper velocidad para tumbar a la doctora antes de que algunas balas le impacten.
– Gracias – dice la doctora – tenemos que sacar a los civiles que aquí y llevarlos a una zona segura.
– ¡Imposible! – indica Rous Bells – todas las entradas están bloqueadas y estamos rodeados.
– ¡Nosotros podemos ayudar! – dice una chica rubia de coletas largas a la vez que desvía algunas balas con telekinesis – mis compañeros y yo podemos crear y mantener un campo telekinésico para proteger a los civiles.
– Yo me sumare a ellos – dice Kumiko – con ello podremos durar algunos minutos más.
– Entendido – responde nuestro supervisor a la vez que convierte su cuerpo en solido acero. Se ha puesto sus guantes – Maggie, encárgate de los heridos. Ore, tú serás nuestra comunicadora. Cubre nuestras espaldas.
Tras dar esa última orden regresa su mirada al resto del grupo. Sabemos lo que tenemos que hacer, no tiene que decírnoslo. A nosotros nos toca pelear.
Lanzamos nuestro contraataque dividiéndonos en tres parejas que se separan al sur, este y oeste del auditorio. Al parecer nuestros oponentes no poseen más poder que el de sus armas.
Crissos ha tomado la delantera, y sin preocuparse por las balas que le impactan y caen al suelo desechas, empieza a avanzar y a derribar a los soldados que se le atraviesen; Rous Bells le sigue de cerca y al igual que él pierde cuidado de las balas tras usar su don de intangibilidad. Vaya pareja, pareciera como si disfrutaran del combate.
Al otro lado de la sala, el supervisor de Camila, Nerakk y un joven de nombre Nodab que se ha sumado a nuestro ataque luchan de una manera muy distinta que la de los otros supervisores. Se toman de la mano y empiezan a correr por la pared del local, usando anti-gravedad, con dirección a una salida lateral, pero son rápidamente interceptados por un grupo de soldados que les disparan sin restricción alguna. Cuando esto pasa, el muchacho se suelta y se deja caer al suelo boca abajo, extiende sus manos y hace un ligero movimiento de muñeca, apto seguido los soldados que los enfrentaban dejan caer sus armas y se tapan sus oídos de una manera desesperada. Supongo que es el mismo don que Ai, Sonidos.
El hombre, que ha estirado su brazo para llegar al techo, desciende de este y golpea a los soldados hasta dejarlos inconscientes. Él también posee elasticidad como yo.
– ¡Aru! ¡presta atención a tu pelea! – me grita Ai – no eres intangible como para despreocuparte de esa manera.
Tiene razón, por estar viendo como combatían mis compañeros he permitido que uno de los soldados me dé un tiro en el hombro izquierdo. Ai, que se encuentra a mi lado, revisa la gravedad de la herida.
– Estas perdiendo mucha sangre – me indica – tengo que llevarte con Maggie.
– ¡Espera! – le interrumpo – aun puedo luchar.
– ¡No seas tonto! Primero tienen que verte ese brazo.
Sin que le hayamos prestado atención anteriormente, un muchacho decide bajar de su escondite en uno de los balcones vip y cae justo delante de nosotros en el momento en que una ráfaga de balas iba en dirección a nosotros.
– Bueno, como que ya está siendo hora de que me encargue de este desorden.
Es lo primero que dice el chico después de levantarse tras avernos cubierto de esas balas. Él no es como Crissos, su piel no ha cambiado de forma, ni a detenido las balas con telekinesis porque puedo ver cómo estas caen de los agujeros que han dejado en su chaqueta.
Sin decirnos nada más se aparta de nosotros y enviste a un soldado para robarle su espada y empieza a combatir junto con los demás. Sus golpes son realmente muy fuertes ya que hacen que quienes los reciban salgan volando por los aires.
En cuanto a mí, siento que una fuerza invisible me arrastra a mis espaldas, de un momento a otro se abre un agujero negro junto a Ai; aunque no es exactamente negro que digamos, más bien se podría decir que es de un color purpura oscuro. Una chica rubia sale de él y extiende su mano hacia mi dirección; no sé lo que estará haciendo, pero pronto me doy cuenta cuando me encuentro dentro del campo telekinésico y veo cerrarse el portal del que acabo de emerger. Esa chica ha cortado mi camino al don curativo de Maggie, aunque no me ha gustado la idea le doy las gracias por ello asintiendo con la cabeza.
…
Me deshago del vestido que llevaba puesto durante el concierto porque limita mis movimientos y tengo que moverme rápido. Después de la onda sísmica y arrebatarle las armas a algunos soldados, el grupo de supervisores junto con los otros sucesores han logrado mantener a los civiles alejados de la línea de fuego y los mantienen dentro de lo que podría ser una barrera protectora hecha con telekinesis. No es de extrañarse que ese puñado de personas estén de pie con los brazos extendidos en el borde de la multitud, que en su mayoría son civiles asustados. Están haciendo un gran trabajo. El resto tampoco se queda atrás, hasta el momento lo están haciendo muy bien reteniendo a los invasores por sus propios medios, a pesar de que estos les ganan en número.
Termino de quitarme los zapatos y mientras aún se está incorporando le clavo uno de los tacos en el muslo al hombre que anteriormente me tumbo al suelo con una cachetada; en el momento en que lo hizo bien pude haberle regresado el golpe con creces, pero fue la voz de Nerakk la que me pidió que pase desapercibida. El hombre vuelve a caer al piso y me sorprende que una persona tan débil como él que no puede aguantar este ligero dolor pueda ser el líder de un grupo como este. La próxima puñalada es en el hombro derecho, el cual me supongo que es su brazo dominante. Cuando termino de inhabilitar al supuesto líder rasgo una parte del vestido y la amarro alrededor de mi busto; si bien estoy orgullosa de él porque me permite destacar entre las demás mujeres, en esta ocasión fastidiaría mis movimientos, y más cuando lo único que llevo puesto es mi ropa interior. Termino de asegurarme el escote improvisado y me recojo el cabello en una cola de caballo, tomo dos cuchillos del equipo del hombre tirado en el escenario y me hago invisible.
Cuando bajo del escenario veo a mi supervisor y a mi compañero hacer su clásica formación “B” que les trae buenos resultados. Al frente la supervisora de las chicas pelea cuerpo a cuerpo contra un grupo de soldados intercalando entre sus dones de intangibilidad e invisibilidad, a su lado un hombre joven de algunos veintitantos años enfrenta a sus adversarios con su piel completamente convertida en algo así como el acero. Ellos no van a necesitar mi ayuda.
Me encargo de algunos soldados que disparan a quema ropa contra la barrera donde están los civiles con la intención de debilitarla, cuando termino con el ultimo me hago visible a los ojos azules de una mujer de contextura delgada y el cabello rubio azulejo, a su lado una niña de rasgos finos y delicados con el cabello plateado me sonríe, noto que tiene ambas manos sobre la espalda de la mujer. Atrás de ellas se encuentra Ore, quien deja descansar en su regazo al chico de la onda sísmica.
– Gracias – es el mensaje telepático que suena en mi mente con su voz.
Me vuelo invisible otra vez y no me dejo ver hasta llegar al frente de batalla junto a Rode y Ray.
– Cuanto tiempo sin verlos chicos.
– Llegas tarde – dice el grandote luego de chasquear la lengua – pensé que te habías quedado dormida luego de ese golpecito.
– Para nada, solo buscaba el momento oportuno.
– Como sea muchachos – pronuncia la rubia de ojos azules a mi costado – ya que estamos aquí, ¿por qué no nos encargamos del resto de ellos?
– Suena divertido, en especial si lo haces en ropa interior.
– ¡Cállate! – le digo a la vez que lo golpeo con el codo en sus costillas – es un atuendo improvisado.
– Bien, empecemos – concluye Rode.
…
La herida en mi hombro por fin se cura por completo y quedo listo para volver al combate. Maggie, por el contrario se ve muy cansada; y es que entre curar las heridas de bala de los civiles involucrados, brindar energía a Kumiko para que mantenga el campo telekinésico cuando estaban siendo atacados de manera directa y curar mi hombro, la ha dejado sin energías para continuar. Lo bueno es que ya no hay ningún herido.
Ha hecho mucho por hoy. Estoy muy orgulloso de ella, ha logrado dominar un don curativo que la acerca cada vez más al nivel de un personal médico promedio en Ciudad Central.
Le indico a Kumiko que volveré al frente y ella da la señal para que los demás bajen el campo por unos segundos, tiempo suficiente para salir de él. Una vez fuera vuelven a levantarlo.
Mientras que me dirijo al frente de batalla alcanzo a ver a Camila peleando en ropa interior y un escote improvisado con un pedazo de tela rasgado. Al igual que su supervisor ella posee la habilidad de manipular la gravedad para cambiar la dirección de la misma y poder desplazarse libremente sobre las paredes del recinto; en un parpadeo se vuelve invisible y ataca algunos soldados, luego vuelve a ser visible y toca a los restantes en hombros, cabeza y pecho. Inesperadamente estos caen al suelo desmayados y me pregunto qué les habrá podido hacer.
Por otro lado la rubia que me ayudo antes pelea utilizando sus portales desviando los golpes de los soldados hacia ellos mismos. Al parecer estos le permiten moverse libremente en el espacio.
Una persona sale volando por los aires y casi impacta con ella, pero está al tanto de la situación y crea un portal purpura por donde el hombre entra, y sale por otro que aparece de la nada sobre sus compañeros que estaban peleando contra ella. Esos poderes están a otro nivel.
Continúo avanzando hasta la posición en que se encuentra Ai. Ella está rodeada por un grupo que no deja de dispararle, lo bueno es que está usando su don de intangibilidad; lo malo, y de seguro que lo saben los soldados, es que no puede usar ese don por mucho tiempo. Hago mi cuerpo una bola y me deslizo fácilmente, luego me estiro para golpear a un tipo en la cabeza y alcanzar a tumbar al resto con mi largo brazo. Ai aprovecha la situación para escapar, o al menos eso es lo que pienso hasta que un soldado que se había acercado a mí sigilosamente cae inconsciente a mis espaldas, la chica que estaba cantando en el escenario anteriormente se vuelve visible delante de mí y le doy las gracias.
– La que debería de dar las gracias soy yo – nos dice Ai – gracias por salvarme, no iba a aguantar por mucho tiempo.
– Entonces digamos que estamos a mano – le dice la chica – tú estas ayudando a salvar a la gente que vino a mi evento.
– Me parece bien – responde.
Otro golpe sumamente fuerte, lo suficiente como para hacer temblar la tierra. Cuando regresamos a ver el chico que estaba al lado de la rubia anteriormente yace con un puño enterrado en el suelo. La misma postura que tenía yo cuando iniciamos el ataque.
– Ellos son los otros sucesores que invite – me comenta la chica – te los presentare luego. Por cierto y soy Camila.
¡Claro! Por eso que me parecían conocidos.
– ¡Ha! Si, los recuerdo de algunos informes que leí – le digo – esos dones que están usando, ¿se les está permitido usarlos?
– Bueno, la situación lo amerita.
Sonrió por un momento tras recordar la vez en que Crissos nos habló de ellos.
– Exhibicionistas, fanfarrones e irresponsables – me digo sin apartar mi sonrisa estúpida de mi rostro – ahora entiendo por qué lo decía.
– ¿Dijiste algo? – me dice la chica, parece que no me escucho – ¡ah! No, solo que deberíamos sumarnos a la pelea, los del campo telekinético no aguantaran mucho tiempo.
– Tienes razón.
Lo que dije era cierto, sin embargo los soldados van retrocediendo poco a poco, ya no hay necesidad de levantar un campo de fuerza para proteger a los civiles, así que dejamos descansar a Kumiko y a los demás y los llevamos a un rincón del salón junto con los civiles fuera de los disparos y la pelea.
Cuando el chico alto termina de derribar al que sería su último oponente, los restantes dan marcha atrás y empiezan su retirada. Al parecer la victoria es nuestra.
Caminando muy despacio y en un gesto de estarse limpiando las manos el chico vuelve hacia donde estamos todos reunidos.
– ¡Como siempre has sido muy piadosa Russo! – grita el muchacho en nuestra dirección – así no te tomaran en serio.
– No necesito que me tomen en serio – le contesta Camila caminando hacia él – solo necesito que se desmayen y ya.
Y tras decir esto abre sus manos y se encoge de hombros. El chico se queda mirándola fijamente y no dice ninguna palabra. Por el silencio que se ha generado considero que es un momento incómodo, pero de pronto ambos echan a reír y se aprietan en un fuerte abrazo.
– ¡Tonto, gracias por haber venido!
– De haber sabido que todos tus conciertos eran así habría venido más antes.
– No, es el primero que se echa a perder de esta manera.
La rubia que se ha parado junto a mí me palmotea el hombro para llamar mi atención.
– ¿Cómo está tu hombro? – me pregunta mirándome a los ojos y me sonrojo.
– Esta mejor, gracias por preocuparte.
– Ok – me dice sin dejar de mirarme – porque no llamas a tu hermana y nos reunimos con los demás.
Hago lo que me pide y Maggie se acerca a nosotros junto con Ore.
– Hola, me llamo Rode Ivanova, soy sucesora del cambio. Aunque creo que ya deberían de saberlo.
– Sí, te conocemos – indica Ore – y apuesto a que ustedes también saben de nosotros.
– ¡Pues claro! – le responde – pero estoy criada a la antigua y prefiero las presentaciones.
– Esto no era precisamente lo que había planeado para nuestro primer encuentro – dice Camila mientras se cubre la parte inferior de su cuerpo con una manta que le ha dado su supervisor – pero supongo que aún nos queda algo de tiempo hasta que vengan los aburridos y nos reubiquen.
Todos reímos tras su comentario, incluso los supervisores, pero hay algo de cierto en lo que ha dicho. Tras este atentado, y alegando que es por nuestra seguridad, de seguro que nos aislaran más.
Mientras que aún reímos, las puertas principales se abren y suponemos que son los “aburridos” que ya vienen por nosotros, pero a cambio de eso aparece un soldado sin fusil caminando hacia nosotros. Parece extraño, ninguno de sus anteriores compañeros se habría presentado ante nosotros sin armamento, en especial después de haber visto lo que somos capaces de hacer.
El sujeto no detiene su paso y se quita la máscara, que luego deja caer. Se trata de un joven de unos diecisiete años. Su cabello es rubio, pero no tan claro como el de Rode. Por fin se detiene casi en el centro del local y nos mira detenidamente con sus ojos azules claros. Todos estamos a la expectativa de lo que pueda pasar después. Honestamente no creo que se atreva a enfrentarnos él solo, somos diez contra uno.
– Algo extraño sucede señorita – dice Nerakk.
– ¿Qué es? – responde Camila.
– Estoy intentando leer sus pensamientos para conocer sus intenciones y… – hace un silencio antes de continuar – no logro recibir nada.
– Yo tampoco – interrumpe Ore – al parecer tiene la mente en blanco.
– Entonces existe la posibilidad de que este drogado – dice Crissos.
– No lo creo – contesta el más viejo del equipo – basta con ver sus ojos para saber que está en su sano juicio.
El chico sigue mirando detenidamente hacia nuestra dirección, pero esta vez es a Camila exclusivamente a quien mira.
– ¡Oye, pervertido! – le grita el tipo alto que se ha presentado como Raymundo – te vas a quedar mirándonos todo el día o vas a venir aquí para patearte el trasero.
Ese último comentario no fue nada inteligente de su parte.
El muchacho, en cambio lo ignora y nos mira a todos moviendo su cabeza de izquierda a derecha. Su expresión es muy fría y decidida, dudo que este aquí para hablar con nosotros.
No me equivoco. El chico empieza a acercase a nosotros y Raymundo sale a su encuentro. Ambos piensan recibir a su oponente con un gancho derecho. Raymundo falla porque su oponente fue más rápido para esquivar el golpe, y tras esquivarlo el chico rubio entierra un puño en la boca del estómago de nuestro compañero y lo hace volar por los aires. Al parecer tiene poderes y los ha utilizado para noquear al fanfarrón del equipo.
– Yo no podre luchar por la condición en la que me encuentro – dice Nerakk, que se ve claramente agotado – pero los estaré guiando desde atrás.
– Bien, entonces contamos con su experiencia.
– Ok, Crissos, Rous Bell. Respalden al sucesor de lo Mortal.
Tal y como lo dijo los dos supervisores salen al encuentro del nuevo oponente. Él en cambio continúa su trayecto hacia nosotros caminando. Crissos usa súper velocidad para adelantarse y envestirlo con su brazo extendido, pero algo extraño ocurre. El muchacho se mueve a la misma velocidad que él y no solo esquiva su ataque, sino que también lo intercepta con otro de sus potentes golpes que deja atrapado a mi supervisor en un cráter en el suelo. Rous Bell se hace invisible y avanza hacia él, al parecer hasta aquí a llegado. Nadie se da cuenta hasta que ocurre. El chico se teletransporta hacia donde esta Rode que ha creado un portal para ir por Raymundo que ha quedado inconsciente al lado del auditorio; aparece justo delante de ella y le da una patada que la hace regresar por el portal de donde ha salido, y emerge por el otro portal que está conectado junto con este al lado de nosotros, tumbando a Maggie y Ore.
La supervisora se hace visible otra vez y este momento es aprovechado por su oponente para aparecer conectándole también un gancho en la boca de su estómago. Se vuelve a teletransporta y vuelve con Raymundo para volverlo a golpear y dejarlo tumbado en el suelo.
– ¡No! – grita Ore que no puede contenerse más.
Sale corriendo en dirección a él con una bola de fuego en su mano que posteriormente le lanza sin éxito, porque se desvanece antes de siquiera llegar al centro del auditorio. El chico no la ve como un oponente y continua con lo que está haciendo. Saca dos cuchillos de los bolsillos de su pantalón y los clava en los hombros de Raymundo. Esto motiva a Ore a apresurar su encuentro. Nerakk nos da una orden telepáticamente y salimos detrás de ella. La idea es recuperar a los heridos y traerlos con Maggie y Kumiko. Pero el chico se vuelve a teletransportar una y otra vez entre los supervisores y Ray, de modo que va clavando cuchillos en sus hombros y muslos a fin de inhabilitarlos en el combate, mucha sangre empieza a manchar el piso del auditorio.
Cuando termina de clavar cuchillo por cuchillo en los cuerpos de nuestros amigos se detiene frente a Ore y ella lo recibe con una nueva bola de fuego, él la esquiva y empiezan a pelear cuerpo a cuerpo. Todos los golpes que la pelirroja lanza están envueltos en fuego por lo que su oponente tiene mucho cuidado de ella, pero siempre con una expresión fría en su rostro.
Ai y Camila van por Crissos utilizando los portales de Rode, mientras que ella y Nodab recuperan a Raymundo. A la vez que yo me encargo de Rous Bell. El primero en llegar y recibir atención médica en Ray, está sumamente lastimado y apenas puede mantenerse consciente.
Kumiko le deja la recuperación de los heridos a Maggie, quien acepta sin reproches; luego ella, Nerakk, las chicas, Nodab y yo vamos apoyar a la pelirroja.
Nodab siembra una rodilla en el suelo y aplaude fuerte extendiendo sus brazos, Ai hace lo mismo. Ambos utilizan su don de Sonidos para aumentar y enviar las ondas sonoras que están produciendo a los oídos del rubio. Por un momento este se tapa los oídos y busca desesperadamente al responsable de lo que le está pasando, al parecer sabe de qué se trata. Ore aprovecha esa oportunidad y logra conectar una de sus patadas en el dorso del joven, las llamas que envolvían su pierna ahora se encuentran en el chaleco del chico. Ore prepara dos bolas de fuego en sus manos del tamaño de un balón de baloncesto. El muchacho mira fijamente hacia donde se encuentran Ai y Nodab, intuyo que se teletransportará hacia ellos para romper su ataque, así que me adelanto.
– ¡Tengan cuidado! – me volteo para gritarles.
Pero cuando volteo mis dos compañeros se levantan tan sorprendidos como yo. Vuelvo a voltear y es Ore la que se retuerce en el suelo tapándose los oídos desesperadamente. ¿Acaso él también posee ese don?
Llego lo más rápido que puedo y estiro mi puño para darle por la espalda, pero se desplaza hacia otro lugar. Los siete lo rodeamos pero no lo atacamos, ya hemos cometido muchos errores como para dejarnos llevar por sus provocaciones; mientras tanto él, en medio de nosotros, hace algunos movimientos de estiramiento de cuello.
– No se confíen porque solo sea un solo hombre – dice la voz telepática de Nerakk en mi mente, está hablando para todos – ese muchacho no es cualquier tipo. No solo es un usuario, sino que también intuyo que sea un sucesor.
– ¿Acaso es eso posible? – oigo a la voz de Camila decir – ¿que acaso estas personas no son de las colonias rebeldes?
– Señorita, al parecer si lo son. No sé exactamente lo que está pasando, pero tenga por seguro que este no es un oponente cualquiera.
– En todo caso la policía ya debería de haber llegado ¿Qué les habrá pasado? – interviene Rode.
El chico por un momento baja su guardia y dirige su mirada hacia la rubia.
– Ya me he encargado de ellos antes – se le escucha decir.
Dirijo mi mirada a la puerta principal que él abrió anteriormente y la aumento lo más que puedo. Me cuesta creer lo que veo. Todo el personal de seguridad del evento ha sido reducido a dos cuadras más allá, hay varios oficiales tirados en el suelo y las patrullas están todas destruidas. Pareciera como si un ejército hubiera pasado por ahí.
– ¿Qué es lo que quieres? – pregunta Ai.
Pero el rubio no le da respuesta.
Cuando ya no sabemos cómo atacar a alguien que nos puede devolver el ataque, algo bueno aparece en el horizonte. Con mi visión aumentada puedo ver a la distancia como se acerca una camioneta negra a gran velocidad. La ayuda está en camino.
– Hasta ahora hemos perdido contra él porque caemos en su juego de luchar uno contra uno – explica Nerakk en nuestra mente – ataquémoslo todos juntos sincronizando nuestros ataques.
– La caballería está en camino – informo – he visto como una camioneta de la policía viene hacia acá.
– ¿De qué color era la camioneta? – pregunta Camila.
– Negra.
Ella no dice nada, pero cruza miradas con su supervisor y es más que suficiente para entenderse.
– A mi señal atacaremos todos juntos – anuncia Nerakk – ¡Ahora!
…
Cuando Nerakk da la señal, Kumiko un personal médico que está rodeando por la izquierda a nuestro oponente, se lanza hacia él en un combate cuerpo a cuerpo. Rode, a espaldas de él, decide ayudarla con su extraño don Minerva y crea portales por donde ingresan los puños y patadas que la doctora no pudo acertar en el cuerpo del muchacho. A este ataque nos sumamos Nodab y yo; ahora somos tres contra uno, pero aun así el muchacho presenta pelea para nosotros. Ninguno está usando sus dones ni talentos, según el viejo este oponente podría ser un sucesor y estar usando alguna clase de don que le permita contrarrestar o re-direccionar los ataques recibidos.
Una patada en dirección a mi abdomen que contrarresto con ambas manos. Parece que este muchacho no piensa detenerse. La sucesora del Castigo y el chico de la onda sísmica se unen a nosotros – veamos como maneja este número.
Al ver que se acercan dos más, el chico se teletransporta a donde se encuentra la chica con ascendencia japonesa y la ataca deslizándose por el suelo y pateando sus piernas, pero su golpe no acierta porque la rubia de nuestro grupo crea un portal justo en el momento preciso en que este se desliza. El muchacho se vuelve a teletransportar y aparece al lado de Rode con la intención de atacarla, pero ella se sumerge en uno de sus portales y vuelve a salir cinco metros más allá, casi por donde me encuentro yo con los demás.
Luego de eso el muchacho se pone de pie y nos vuelve a mirar detenidamente con su mirada inexpresiva, lleva su mano izquierda a su oído como si alguien le estuviera hablando por un transmisor, para cuando vuelve a bajar su mano ya nos hemos reagrupado y nos dirigimos hacia él en fila india con la intención de volver a rodearlo, hasta ahora ese es nuestro mejor plan; movernos a sus espaldas y no usar nuestros poderes.
Cuando el chico vuelve a estar en el centro de nuestro círculo inhala profundamente todo el aire que puede y luego lo exhala a manera de ejercicio de relajación, como si se estuviera preparando para algo. Todos nos mantenemos en guardia, sabemos que con él tenemos que irnos con cuidado.
El primer golpe no lo vi venir. Parpadee por unos segundos y él ya no estaba en el centro y yo había recibido un golpe en la boca del estómago que me había quitado el aire. Cuando caigo de rodillas al suelo me doy cuenta de lo que está pasando. Él se está teletransportando de manera continua a tal punto que pareciera que nos está atacando a todos a la vez. Todos estamos desconcertados, no sabíamos que pudiera hacer algo como eso. Mi supervisor, al igual que yo, no se puede creer lo que está ocurriendo y forzadamente tiene que sumarse a la pelea, detiene uno de los puños del muchacho que va en dirección a la sien de Nodab e intenta conectar un gancho derecho en la mandíbula del chico, pero es teletransportado al techo del auditorio, para su suerte su atacante desconoce qué tipo de dones posee. El chico lo suelta en el aire esperando que este pierda equilibrio y caiga, pero en cambio Nerakk coloca una de sus manos en el techo y cambia la gravedad para pararse en él y regresarle una patada, el muchacho reacciona a tiempo para bloquear el golpe con ambas manos. Es en ese momento en que lo veo. Sus ojos; las pupilas de sus ojos, por breves segundos brillan de un color dorado.
…
Nerakk cometió un error al utilizar su don de Anti-gravedad, y ahora se encuentra peleando con el chico rubio en el techo, pero es gracias a eso que me he percatado de lo que está ocurriendo en realidad. Nuestro oponente no está contrarrestando nuestros poderes, más bien los está copiando. Está haciendo uso eficiente de uno de los dones más raros que pueden existir, el don de Copia. Si esto es así, entonces como dijo el viejo, nos estamos enfrentado a un sucesor muy experimentador; y no solo eso, sino que de todos, este podría ser el don más problemático de enfrentar. Después de todo es el sucesor del Atributo.
El viejo sigue peleando sobre nosotros mientras que Kumiko, médico de los novatos, nos brinda los primeros auxilios.
Cuando termina con Camila continúa conmigo, y ésta sin pensarlo tanto va en ayuda de su supervisor. Ataca por su retaguarda, pero al parecer el muchacho está muy bien entrenado y lo esquiva a la vez que tumba al viejo con sus piernas.
Los que no podemos formar parte de esa pelea los contemplamos desde abajo esperando la oportunidad de ser de utilidad. O al menos eso era lo que yo pensaba. El chico delgado y de cabello castaño que se ha presentado como Aru estira tanto como puede su puños e intenta golpear al muchacho sin acierto alguno, aun así está haciendo un gran trabajo dándoles una apertura de ataque al supervisor y a su compañera. Aunque no dura mucho, tal y como lo pensé el rubio vuelve a copiar el don y ahora ya no camina en el techo sino que se toma del brazo del viejo y se balancea en dirección a Camila, esta impacta contra el techo después de recibir el ataque del chico y se queda atrapada en un cráter que se ha creado hace poco por el impacto. Tras hacer eso se teletransporta con el viejo y a mitad de caída hacia el suelo lo toma del brazo y pierna izquierda y lo impacta contra el suelo.
Estoy demasiado débil como para crear portales, y los únicos que quedamos en pie son la japonesa, el chico elástico, la doctora y el nuevo compañero de Camila. Este último no se puede contener y ataca sin obtener muchos resultados, todos sus ataques son esquivados con facilidad y esto hace que se enfurezca más. Muy pronto ya está en el suelo inhabilitado con las navajas que han usado en los demás hace un tiempo.
La japonesa y el elástico montan su ataque inmediatamente después de caer Nodab. No están teniendo mucho cuidado, en especial cuando su oponente puede copiar sus ataques.
El rubio toma al muchacho con mucha facilidad, como si este no pesara nada, y lo avienta contra una pared. Luego centra su ataque en la chica, que sabe que utilizar sus poderes contra alguien como él está de más. Así que la pelea es cuerpo contra cuerpo, y debido al desgaste de energía del muchacho, se podría decir que la pelea esta emparejada.
La doctora, que ha permanecido a mi lado hasta este momento, se pone de pie sin alejar la mirada de la pelea.
– ¿Estás en condiciones de crear al menos un portal?
– E perdido sangre y casi no me quedan fuerzas
– Entiendo…
– Pero – le interrumpo antes de que se dé por vencida – si encuentras el momento adecuado podre crearlo para ti.
– Estupendo.
La pelea continúa y por fin la japonesa está en ventaja.
– ¿De donde saco esa espada?
– No lo sé – responde la doctora – ¿la habrá tomado mientras estábamos hablando?
La chica tiene muy buen manejo de la espada y rápidamente hace cortes consecutivos en el cuerpo del chico dejando al descubierto su pecho desnudo. También noto que sangra del hombro derecho.
– No pensé que sería tan buena.
– Yo tampoco, y eso que la conozco más que tú.
– Al parecer no va a necesitar de nuestra ayuda.
– No bajes la guardia, a estas alturas ya deberías de saber que no debemos de subestimarlo.
Los ojos del chico se encienden una vez más en un brillo dorado y en un movimiento ágil y rápido le arrebata la espada a la japonesa y se la entierra en el pecho.
– ¡No! – se oye un grito desgarrador que es seguido de una fuerte onda de choque.
– ¡Rode! ¡el portal!
Utilizo las últimas fuerzas que me quedan para abrir un portal la mitad del tamaño de lo que normalmente los hago, la doctora se lanza por él y emerge del otro portal que he creado a unos cinco metros de la japonesa que ahora yace tirada en el suelo. Utiliza su telekinesis para crear un campo de fuerza que la proteja del inmenso poder que se está desencadenando del cuerpo de Aru. Por poco, pero lo logra y es capaz de tomar a la japonesa y volverse a lanzar por el portal de regreso a mí. La operación de rescate ha sido un éxito.
– Esta es nuestra oportunidad.
Y dicho esto extiende sus brazos y extrae casi toda la energía eléctrica del local y la coloca en su mano derecha. El rayo que está preparando es tan fuerte y potente que puedo distinguirlo a simple vista. Cuando termina de comprimir el rayo y está lo suficientemente cargado lo lanza a las espaldas del chico. Sin embargo, para nuestra mala suerte en el preciso instante en que el rayo es lanzado Camila desciende de techo, toma la espada y se la clava en su hombro izquierdo. El muchacho recibe el corte de Camila, pero en vez de atacarla la toma de su mano y la cubre con su cuerpo, recibiendo el impacto del rayo con la mano derecha.
– Ha contenido el rayo.
Murmura incrédula la doctora. Y por un momento creemos que es nuestro fin. Pero, en vez de atacarnos a nosotras descarga el rayo en Aru y este cae inconsciente.
El rubio que hasta hace unos momentos parecía fatigado, ahora ha vuelto a su semblante sereno. Se vuelve hacia Camila y le dice algo que no logro escuchar y ella asiente con la cabeza.
Se vuelve a teletransportar a tiempo para evitar el golpe de un nuevo oponente que ha caído del techo. Se trata de un chico que viste un uniforme de asalto como el que usaban las personas del gobierno de mi país, solo que este es de color blanco. Su golpe ha sido una onda sísmica como la que Aru mando al principio de nuestro ataque y ha dejado un gran agujero en el suelo. Poco a poco el auditorio se ha convertido en un cuarto de guerra.
Dos personas más entran al lugar y se dirigen directamente hacia nosotras.
– Todo va a estar bien – me dice una voz femenina que se esconde atrás de un casco – somos de las fuerzas especiales.
Observo como Camila está a salvo del impacto de la onda sísmica gracias al chico rubio, otra vez. Este vuelve a mirarla y luego desaparece, solo que esta vez no volverá aparecer.
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