En la piel  de una flor se guarda como fruto tu pensamiento, ave sembrada en el viento, lejano paisaje del amor desnutrido, caído como el fuego derramado en los muros de agua que  el recuerdo aguarda, celestial dibujo de una estrella en el alma, paso los días arrancando pétalos del corazón  y al final me esperan los murmullos del hambre que caen gota tras gota en el suspiro del día,  voy por la calle callando pesares, divago por la vida engendrando recuerdos que en la esquina del cielo se quedan, como tantos amores que en el olvido duermen para siempre en el balcón de los sueños sin raíces y en las nubes deletreadas por las manos que alguna vez fueron tibias esperanzas, arrojadas a la vida sin premio alguno, tan solo con heridas que el amor mendigo resana.      

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