Este vendría siendo como el día 2 del texto anterior (El dolor no es de cuentos).
La pregunta es: si no encuentro nada ¿sabré realmente qué busco? Lo planteo de este modo, porque si busco Aladinos volando en alfombras mágicas, cantándome sobre fantasías y mundos ideales… ¿Cuantos Benedetti pueden cruzar por mi misma vereda?…
Creo, mi más querido amigo hasta la fecha, que quiero algo distinto… Siento que me gustaría encontrar ese Benedetti, esa rosa de sal o topacio que nombrara Neruda, ese cúmulo de imperfecciones perfectamente pulidas, ese alguien que me necesite como yo a él, porque parece que me gusta mucho más la idea de mirar al otro con ternura que genera paciencia, en lugar de mirarlo con admiración que genera miedo…
Cúbrete lejos o acércate desnudo, porque ya no quiero enamorarme de apariencias, o de intrigas, quiero enamorarme de interiores…
OPINIONES Y COMENTARIOS