Todo lo que no se puede percibir más allá de los cinco sentidos si no se ve, saborea, huele, siente o escucha se puede considerar espiritual. Eso dice de karen Berg en su libro Dios usa lápiz labial; eso me hizo pensar lo que en esencia puede llegar a causar una palabra, me di cuenta, que su concepto más profundo va aunado a ello, ya que las palabras aunque se pueden ver cuando las escribes, oír cuando alguien más las pronuncia, y tal vez si escribes muy fuerte puedas palparlas, eso indicaría que puedes sentirlas, pero más bien creo que las palabras llegan al margen de lo físico y lo espiritual, ya que no solo se pueden sentir palpándolas en un papel, sino que ellas pueden activar emociones, sentimientos, instintos y estas son reacciones que no pueden identificarse utilizando los sentidos así que se pueden llamar espirituales.
Bien, vemos que el diccionario define las (palabras) como Expresión poco sincera o vacía de contenido. ¿Como saber que una palabra viene vacía o llena?. ¿Con sinceridad o con mentira? si al escribirla vemos la simple palabra; eso es, porque ellas unen la línea entre estas dos dimensiones física y espiritual, e allí la gran importancia de las palabras, pueden ser una gran herramienta para construir, pero también para destruir. Pero ¿que construyen o que destruyen?, eso es evidente, causan esos efectos en corazones, vidas, personas y en su mayoría a los más cercanos a nosotros, aunque dedo resaltar que en este siglo ya atravesamos esas barreras. Una cosa me queda claro que debemos ser cuidadosos con las palabras con ellas conquistamos amigos, pero a su vez podemos perderlos y aun así con ellas también podemos recuperarlos (si es posible al receptor) claro esta, de la misma manera conseguimos pareja o la perdemos, honramos a nuestros padres o les irrespetamos, somos corteses o irreverentes, bendecimos o maldecimos, » las palabras pueden ser dulces como la miel o amargas como la hiel» ¿como saber a qué saben las palabras si no podemos saborearlas?. Simple, depende de las emociones que ellas causen,entonces se sabe a qué saben, estas pueden causar tristeza, rabia, baja autoestima, rencor, angustia, decepción, odio, fracaso, amargura o pueden causar alegría, motivación, inspiración, felicidad, paz, armonía, reconciliación, amor, dulzura. Está en nuestra lengua la responsabilidad de lo que causan nuestras palabras en el mundo, eh aquí el arma más poderosa para construir un mundo mejor; podemos empezar a transformarlo por nuestro entorno, y no muy lejano a ello por nuestras redes sociales hoy día no solo se daña con nuestra lengua si no por nuestro puño al sujetar un lápiz o nuestros dedos al presionar teclas que con cada letra forman palabras; como leí una vez en (la sombra del viento » La televisión, amigo, es el Anticristo y le digo yo que bastarán tres o cuatro generaciones para que la gente ya no sepa ni tirarse pedos por su cuenta y el ser humano vuelva a la caverna, a la barbarie medieval, y a estados de imbecilidad que ya superó la babosa allá por el pleistoceno. Este mundo no se morirá de una bomba atómica como dicen los diarios, se morirá de risa, de banalidad, haciendo un chiste de todo, y además un chiste malo»). Creo que no estaba nada alejado de la realidad actual donde se utilizan las palabras deliberadamente como quien no le da importancia al valor de su contenido, donde cada día sacan nuevos chistes conocidos como los famosos memes, lo que me hace pensar que no se equivoco el escritor cuando dijo, sacaran chistes de todo y ademas chistes malos, dejando en evidencia que nuestra tarea es mucho mayor en este siglo, en el que la tecnología es un campo abierto para depositar en ella palabras y que lamentablemente la mayoría utiliza para mal. Nuestra misión querido escritor, amigo que razona antes de escribir es:
«cambiar el mundo con el poder de las palabras».
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