¿Será que existe el destino?
…. ¿Cuál es mi destino? ¿A qué vine a esta vida? ¿Qué es lo que tengo que hacer aquí? ¿Ocupar un espacio?….. ¿Y qué más?
Preguntas que siempre asaltan mis pensamientos…
La búsqueda casi incesante me hace pensar que mi destino nunca me encuentra, porque siempre me estoy yendo.
En mi interior siento una constante sensación de que hay algo más.
Cuando cualquiera podría decir:“bueno, ya está bien, ¿Qué más?”, esa necesidad de moverme me inquieta, me atormenta noche tras noche.
Busco, busco, ¿qué es lo que busco?…No sé, pero siento en lo más profundo de mí ser que esto no es lo que tengo que hacer, ni el lugar donde debo estar.
Son momentos tormentosos cuando no sabes nada de nada…. como caminar en la oscuridad absoluta, sin ninguna guía ni señal.
Es ahí, en esos momentos, donde comprendo que es la confianza en el destino la que impulsa a seguir adelante.
Saber que por algo, mejor dicho, para algo ocurren las cosas. Para llegar al destino que cada uno tiene en esta vida.
Ese destino es individual, único, desconocido para algunos y para otros muy claro.
Cada uno tiene un camino para andar, un camino que no está marcado, sino construido por las elecciones que hacemos minuto a minuto.
La conexión con mi interior es la que me indica si voy bien, si estoy en camino.
Y finalmente, en un instante comprendo que no es el destino sino el camino lo importante.
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