Resultó agotador la espera, tú fracaso e insolencia atemorizó los pensamientos inoportunos. Una historia se distorsiona con el paso del tiempo, la eternidad contrapone consignas de victorias y ¿Qué resultados se obtienen ante esa desdicha? Resulta que el hombre desde su nacimiento obtiene el pecado mortal y sin cometer ofensa alguna sus actos reprimen sentimientos de felicidad pero ¡Pobre ser humano! Atolondrado ante los mandamientos de su insurrecto destino, catalogando de forma inusual el accionar diario. Recuerda: Después de la muerte solo se impregna la nada. Si nuestras creencias permiten tardíos fracasos el infierno estará de nuestro lado porque en el aspecto terrenal el porvenir resulta innecesario. ¡El infierno consuelo de inocentes! Que al no conocer la providencia de un “magnánimo creador” sus virtudes y complejos no serían cuestionados. ¡Hijos de Caín! Que por desgracia la línea de su vida conspiró en contra de sus creencias y no existe manera alguna de sincerar un hipotético desenlace. Siendo guiados por deliberados archivos insostenibles ante cualquier verdad. Lo he visto todo y el amanecer es lo más bello que mis ojos llegaron a observar. Su piel, ¡hermosa! ¡Resplandeciente! más su sonrisa ¡impune ante la algarabía de mi cielo! Hoy, los sueños revolotean y el tiempo esparce su maldición entre los hijos de Adán mientras su caminar ¡torpe! ¡agudo! restauran el silencio del olvido. Testarudos humanos…pensamiento inmortal, líbrame de todo capricho carnal pues contra viento y marea el pecado satisface insurrectos caminos y quien goce de traición, obtendrá el infierno contra su voluntad. ¡Salven ángeles y santos! y si en medio del querer mis conflictos distorsionan la inquebrantable historia de la vida, el cielo será testigo de una hipocresía concebida.
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