La lumbre que se tornó azul

Capítulo 1: “No paro de soñar, su esencia sensacional”

Día –/–/—-

Apenas logré abrir la puerta de mi departamento, siento que me voy a desmayar. Me apoyo en la pared más cercana y poco a poco avanzó hacia el baño. Agarro una toalla, «fue una horrible lluvia» mientras me secó me miro al espejo, tal vez no me había percatado.

– ¿Por qué tengo manchas de sangre? – un montón de recuerdos en forma de golpes azotan mi mente.

Comienzo a gritar sin razón alguna mientras algunas lágrimas caen «¿Qué me está pasando?» estoy perdiendo poco a poco la consciencia, mis ojos oscurecen poco a poco y al final caigo desmayado en mi propio baño. Sin recuerdo alguno de que ocurrió ese día, en forma de una horrible pesadilla comenzó esto.

Día 20/08/2018

Despierto con un horrible dolor de cabeza como si me hubieran golpeado justo ahí.

Abro los ojos con mucho cansancio, tirado en la cama en mitad de un cuarto desordenado «que hermoso paisaje» ropa por todos lados, por otro lado, los platos acumulados decoraban el escritorio junto con tazas y vasos.

Un día más, lo mismo de siempre. Son las 7:00 a.m. me preparo para ir a la universidad.

Al abrir la puerta los rayos del sol lastiman mis ojos «siempre me olvido de cubrir mis ojos». Al cerrar la puerta no me había dado cuenta que alguien estaba alado, era la hermana de la casera.

– Ehhhh ¿no te olvidas de algo? – lo dijo de una manera tan suave.

– Esto ¿A qué te refieres? – respondí sin saber a qué se refería ella.

– Tu ropa, ¡otra vez!!! – señalando hacia abajo.

– Ah cierto, lo había olvidado – bajé la mirada y vi un cesto con mi ropa limpia.

– Mira no tengo problemas con que vayas a lavar tu ropa a medianoche, pero al menos recógela – baja la canasta dejándomela en el suelo.

– Lo siento, no lo volveré a hacer – es cierto que salgo a lavar mi ropa en la noche en la lavandería del edificio, pero ayer no recuerdo haberlo hecho.

Sin dar muchas vueltas al tema, abro la puerta dejando el cesto adentro. Mientras veo como se aleja Vanesa hacia los pisos de arriba. Tenemos una relación extraña, casi nunca nos saludamos no sé mucho de ella, ni cuántos años tiene he de suponer que es uno o dos años menor que yo. Aunque no es muy relevante para mí saberlo o no.

Debo apresurarme aún más, las clases comenzaban a las 8 pero tengo la costumbre de llegar 10 minutos antes. Suelo tomar el carro a las 7:30 a.m. la trayectoria que recorre es corta aproximadamente 18 min dejándome en una esquina cercana a las puertas de la universidad.

Entro al salón y tomo el mismo lugar de siempre (tercera columna, penúltima fila). A veces llegan más temprano 3 o 4 compañeros, pero solo me limito a entrar en silencio. Siempre es lo mismo.

-Vaya con la misma mirada de siempre – dijo Christian sentándose adelante mío. No es que seamos cercanos, pero no siempre evitas a los que se sientan a tu alrededor.

-Es mi mirada normal, no lo hago a propósito jaja – respondo y suelto un suspiro al final, estaba acostumbrado a la misma frase.

-Dejando eso de lado, ¿Qué te pareció la película que salió la anterior semana? –

-Aburrida en ciertos puntos, aunque me gusto su final- interrumpió Joan, sentándose a lado de Christian, antes de que pudiera decir algo.

-Oh vamos sí estuvo entretenida, se te hizo aburrida porque no la entendiste… – respondió Christian con un tono alto.

-Si la entendí solo que algunas escenas…- respondió Joan iniciando una pequeña discusión amistosa entre ellos.

Sumergiéndome en un silencio absoluto dentro de mi mente. Miro el celular para verificar las notificaciones y encontrar quizás un mensaje «Lo sabía ningún mensaje de ella, tal vez no debí…»

-Listo comenzó la clase hoy avanzaremos sistemas lineales mediante el método de Gauss J.…- entró rápidamente el profesor, mientras se acomodaba en el escritorio nos explicaba el tema sin perder ningún segundo.

Y así comenzó esta tediosa mañana. Las horas pasaron hasta llegar a su fin.

-Con eso concluimos el tema de la inteligencia emocional, no se olviden de los trabajos para que lo expongan en grupo- diciendo eso se despidió la profesora Silvia, siendo la primera en irse.

– Bueno confiamos siempre contigo, más tarde nos mandas los subtemas para dividirnos la exposición- dijo Paul dirigiéndose hacia mí.

– Si les mandaré en cuanto lo terminé- en las exposiciones yo me encargo del material del trabajo y le entrego a los demás para no tener que exponer.

-Si sabes que siempre contamos con él- dijo Christian reafirmando todo lo anterior.

– ¿No nos acompañarás a almorzar, después iremos a una cabina a jugar…- mientras hablaba Joan fue interrumpido por Christian

– Déjalo además creo que está ocupado-dirigió su mirada hacia mí mostrando una sonrisa amigable

Yo asentí con la cabeza esperando a que se fueran.

-Bueno, vámonos- dijo Paul, parece que entendió mi mensaje, y los demás siguieron.

– ¿En qué está tan ocupado?

-No es asunto tuyo, si quieres pregúntale

-No es que quiera meterme en su vida…

-Ahh conozco un buen lugar para almorzar

– Enserio Paul no tienes otra cosa en que pensar.

Mientras se iban los tres, guardaba mis cosas, y sentí que alguien se acercaba.

-Tu grupo es el número 3 en exponer, fue por sorteo- dijo la delegada Camila con un tono bajo

-Si sabes que no soy el líder del grupo, ¿verdad?

-Lo sé, solo era para que avisarás a los otros- luego se fue de la clase un poco avergonzada.

No hemos simpatizado mucho, pero sabía lo que sucedía, ella está enamorada de Paul y el anterior viernes se iba a confesar ante él, eso decían los rumores. Bueno si era verdad, ya sabía la razón por la que lo evitó.

Después de almorzar me dirijo a mi trabajo de medio tiempo. Soy mesero de un café en el centro comercial. Es un lugar muy tranquilo, donde me siento muy relajado, una cantidad media de clientela viene buscando lo mismo, paz, con un aroma a café. El encargado de la barra es el mismo dueño, el señor Gabriel que borda por los 58 años, es reconocido por ser amable y tener un lado positivo, ante todo.

Siempre son los mismos clientes los que llegan, quienes conocían al dueño antes de que yo empezara a trabajar, y poco a poco tuve que ganarme su confianza.

-Giovane, lleva el café con leche a la señora Amelia- dijo Gabriel

«Giovane» no era mi nombre se podría decir que es un apodo, me empezaron a llamar así desde que empecé a trabajar y por una situación poco usual.

-Su café señora Amelia-

-Oh Giovane!! dime Amelia- dijo con una sonrisa alegre.

Amelia era amiga de Gabriel, tienen la misma edad, amigos de la infancia quizás. Era una mujer de admirar, dueña de una tienda de chocolates que ella misma empezó y ahora se expandió a varios centros comerciales que es casi imposible no encontrarte con una de ellas.

– Disculpe es difícil acostumbrarse- dejo la taza en su mesa.

Parecía una tarde igual que todos los días hasta que entró…

¿Quién era esa chica? ¿Se habrá perdido? Todos los que vienen aquí son adultos pocas veces vienen jóvenes y si ese era el caso solo buscaban algo y se iban. Ella se sentó en la segunda mesa más cercana a la puerta.

Algo me parecía muy llamativo en ella, ¿Qué podría ser?, cabello negro hasta los hombros con un flequillo en la frente, lentes de montura de negra, chaqueta casual color vino, polo blanco, jeans y botines negros.

– Buenas tardes, ¿Qué le puedo servir? – mientras ella leía la carta, trataba de averiguar ¿quién era?, buscando minuciosamente.

– Un café negro con un pastel de vainilla, por favor – respondió con un tono agudo, música para mis oídos.

– Enseguida traigo su orden, disculpe – diciendo esto me retire por un momento.

Por alguna razón mi mente no estaba tranquila, de llegar a ignorar a muchas personas, había desarrollado cierto interés irracional en ciertas personas de manera aleatoria, como es el caso del señor Gabriel siendo el motivo por el cual decidí trabajar allí, o la señora Amelia, llegar a conocer y reconocer todo su trabajo. Sin ninguna explicación algo me llamaba la atención en ellos y ahora esta chica.

– Giovane, la orden está lista – dijo Gabriel que a su vez hacía una señal con su mano para que me acercara.

– ¿Si, jefe? – pregunté

– ¿La conoces? ¿Es amiga tuya? – vaciló por un momento

– Me temo que no, me llevo esto – agarré la bandeja y me retiré

Era una respuesta que quería averiguar a toda costa. Maldición, si supiera el porqué.

– Disculpe señorita aquí esta…

– Así que ahora eres Giovane – ignorando el hecho de que me interrumpió, su tono de voz era el mismo, aunque parecía desconcertada o decepcionada.

– Este ¿Disculpe?

– Tu nombre ¿Por qué lo cambiaste?

– No sé a qué se refiere, pero mi nombre es …

Sonó el timbre de la puerta, ingresaron más personas. De manera inmediata fui hacia ellos dejando la oración sin completar. Cuando dejo de estar ocupado, me dirijo de nuevo hacia la mesa de aquella chica.

– Discúlpeme, por retirarme de esa manera hace un momento – con el brazo derecho en mi nuca, me acercó hacia ella

– No te preocupes-

-…

Me quedé en silencio esperando una respuesta de ella, algo que pudiera reanudar la conversación anterior.

– Lo siento, ya me voy –

– Espera, ¿Quiero saber quién…-

Ella agarró mi corbata de lazo y lo jaló, inclinándome un poco. Vi como sus labios se acercaban a mi oído.

“Nos volveremos a ver”

Me quedé perplejo por unos segundos, mi corazón se aceleró y una línea de sudor recorría por mi frente. Extendí mi mano, tal vez trataba de decir que no se vaya aún de inmediato me detuve.

– Ah por cierto mi nombre es Emilia- se despidió con una sonrisa tan tierna.

Esa imagen, esas palabras quedaran grabadas en mi memoria. El hecho de recordarlo, aunque sea un momento; me causaba felicidad y comodidad.

– Hasta mañana, jefe – despidiéndome cordialmente, miro la hora en mi celular son las 8:45 p.m. creo que voy a caminar hasta el apartamento, es una noche fresca, con una brisa fría y agradable.

Me gusta caminar en la noche, tanto que se me hizo un hábito. Casi al final del camino hay un parque, me doy cuenta que hay señores tomando en las bancas. Para mi mala suerte por el camino que debo tomar. Está bien iré por el camino de en medio a fin de evitar una situación incómoda.

Doy pasos lentos, miro hacia arriba, en verdad aprecio la oscuridad de la noche.

Al momento que, bajo la mirada, a lo lejos una silueta de una persona fumando, acostada de manera serena en la banca. Dando pasos más ligeros y apresurados trato de pasarme de frente.

– Ya me estaba aburriendo de tanto esperar- dijo la silueta con un tono un poco agitado

Reconocí esa voz, volteé para confirmar su identidad.

– ¿Camila? – pregunté muy confundido

– No te sorprendas tanto ¿Quieres uno? – me alcanzó una caja de cigarrillos. De manera automática agarré uno.

Me senté a lado de Camila, esto es incómodo, aparte de que solo estábamos los dos nosotros no hablábamos mucho. Me concentro en el olor de la tierra húmeda, y el tabaco que combinaba perfectamente con este tipo de ambiente.

– ¿Por qué estás aquí?

– Solo quería relajarme y hablar contigo.

– ¿Cómo sabes que vivo por esta zona?

– Varias noches te he visto pasar por aquí, además, yo también vivo por acá.

Eso fue una pequeña sorpresa, pero lo que más me sorprendió era de que quería hablar conmigo. Fui muy lento en darme cuenta que se expresaba de manera diferente a lo habitual con una voz más apagada. Como si su manera de ser, alegre y con mucha energía, no estuviera presente en ella.

– ¿Por qué quieres hablar específicamente conmigo?

– Alguna vez, ¿Te has enamorado? – dijo evadiendo mi pregunta

– Este… supongo… que sí – titubeé de manera notoria

No sé qué responder exactamente y a que viene esa pregunta, quizás quiere saber algo de Paul, si es así vino hacia la persona equivocada.

– Somos iguales en ese aspecto.

– Ehh ¿A qué te refieres?

– Yo tampoco me he enamorado solo quería ser igual como las demás, encajar más entre ellas. Hay momentos donde las demás hablan de los felices que son cuando están con su pareja. Por eso el viernes yo disimulé una confesión hacia Paul y…

– Él se dio cuenta, ¿cierto?

Eso despeja esa duda de la mañana. Camila no se avergonzaba de que Paul le haya rechazado, sino que por breves momentos tal vez él vio a través de ella.

– La cuestión no es si alguna vez me he enamorado o no. Simplemente no me he puesto a pensar mucho en ello por lo que desconozco ciertos sentimientos que una persona normal consideraría amor- respondí tras un breve silencio. Mentí, lo siento Camila, pero no tenemos suficiente confianza.

– Esa respuesta no era lo que buscaba- ella respondió con un tono de alivio y decepción

Poco a poco agotamos los cigarrillos hasta que la caja quedo vacía. Antes de que me retire.

– Ya es hora de que me vaya, hasta mañana Camila.

– Cierto ya es muy tarde.

Ambos nos ponemos de pie y mientras giraba. Escucho.

– Hoy la luna luce preciosa ¿Verdad?

– ¿Qué?!!! – Cuando volteé, ella ya se estaba alejando.

Este sin duda es un día demasiado fuera de lo normal para mí. Llegué cansado al apartamento, con todo el tema de la conversación se me fue el apetito, ya eran las 9:50 p.m. iré a avanzar unas cuantas tareas y luego me voy a dormir.

Después de una hora y media, acostado boca arriba en mi cama mirando hacia la nada se me vino la imagen de aquella chica, su sonrisa tan tierna y aquellos ojos inocentes hacían que me sonrojara por dentro. Mmmmm Emilia.

– Que hermoso nombre – mis ojos se vuelven cada vez más pesados

Hasta que finalmente se cierran por completo.

“Un último abrazo que no pude dar, me siento tan…”

Día –/–/—-

Una cálida tarde en medio del centro comercial.

– Creo que me apresuré en llegar a tiempo. Doy un vistazo breve al reloj, en efecto había llegado 15 minutos antes; me había emocionado mucho.

– Yo digo que llegaste justo a tiempo- una suave voz vino desde la izquierda.

Al voltear estaba ella, cuya figura en mi mente sobre la mujer ideal para mí estuviera presente, cabello largo de una totalidad oscura que te pierdes fácilmente, un hermoso rostro, junto con aura medio discreto.

– ¡qué, que, que … ¿También llegaste temprano?

– En realidad, había llegado una hora antes tenía algo pendiente.

– Oh!!! Ya veo – Menos mal ignoro la parte en que tartamudeé, estoy demasiado nervioso.

– ¿Y bien, comenzamos?

– Ahhhh cierto, cierto.

Me quedé paralizado, tenía que hacer algo, tomar la iniciativa, pero, … de la nada siento como ella se sujeta y abraza mi brazo derecho. Al bajar la mirada, siento como mi corazón acelera aún más, era tal vez la primera vez que había visto el rostro de un ángel, como en los libros bueno mi mente lo veía así. Con una tierna sonrisa en su rostro, dijo.

– Empecemos con nuestra cita.

Día 21/08/2018

De manera brusca me levanto, noto que mi cuerpo está sudando, como si hubiera corrido, mientras me acaricio levemente la cabeza.

– ¿Qué estaba soñando? –

Me doy cuenta de la hora son las 7:20 a.m. ya era tarde de lo normal. Mientras me apuraba, agarré los cuadernos de anoche, apunto de guardarlos en la mochila, me percato de algo.

Observo la tarea ayer, no había nada malo en sí, pero al ver los temas.

– Esto deberíamos haber hecho dentro de 2 meses-

Al voltear las hojas de atrás me di cuenta de que estaba lleno de apuntes que no recuerdo haber escrito, aunque reconozco mi letra en ella. ¿Qué carajos?!!

Recordé que ya era tarde y salí corriendo para subir a cualquier autobús. Después de sentarme me puse a pensar y recordar todo lo que paso ayer, que hasta ese momento era normal.

Ayer solo me toco 3 cursos y avanzamos temas que no van de acuerdo al cronograma, un momento. Ahora que lo pienso ayer no entre a ninguna red social por alguna razón, prendo el celular, veo la pantalla de inicio que se solo se limitaba a decirme la hora, al momento de desbloquearlo me quedo atónito y sin aliento. Miré la fecha era el 21 de agosto, esto solo empeoró todo confundiéndome más, traté de recordar el día antes del 20 de agosto.

El 24, no, era el 25 de mayo ese día el ultimo que logre recordar como no hay mucha diferencia en lo que hago todos los días, no estaba seguro si era jueves o viernes, sin embargo, de algo estaba seguro que no tengo recuerdo alguno de lo que hice durante 2 meses. Tal vez encuentre algo en el celular, empecé a buscar por todas las carpetas.

Después de una breve búsqueda. Llegué al salón, al sentarme recopilo toda la información que he encontrado, aunque no era mucho. Encontré dos fotos borrosas; una parece que lo tomé en un restaurante y el otro parece que estaba en un edificio o un lugar alto porque era una ventana, casas abajo, y en el fondo un atardecer; 10 canciones que no recuerdo haberlas descargado; y, por último, un recordatorio para el 26 de mayo con la descripción “El gran día”.

Omitiendo las fotos que no me decían mucho, las canciones que no tenían significado. Me quedé pensando más en el recordatorio, ¿Qué tenía de importante ese día? ¿Por qué el último día del que tengo memoria es justo un día antes? Que no esa semana era la última semana de las vacaciones de medio año. Siento que mi cabeza va a explotar.

“¿Y bien, comenzamos?” – La figura de una chica con cabello negro a lado mío se hizo presente. Confundido, abrí bien los ojos y no había ninguna chica, solo estaba Paul.

– ¿Qué?

– ¿Qué si comenzamos? – señalando con su lapicero una práctica

– Ah!! Si, si – Me doy cuenta al mirar la práctica que los temas era más avanzados, desde mi punto de vista, no tengo muchos problemas porque ya los había estudiado previamente.

Después de que terminaran las clases. Antes de que los demás se vayan, detuve a Paul.

– ¿Podemos hablar, a solas? – Solo quería hablar con una persona y Christian junto con Joan estaban de sobra.

– Si no hay problema.

Nos dirigimos hacia unos asientos a lo lejos donde pocas personas suelen ir, un buen lugar para hablar de esto.

– ¿Qué es lo que pasa?

– Mmmm Desde que comenzó las clases ¿Has notado algo raro en mí? – Me di cuenta que lo que había preguntado no tenía sentido en sí.

– Dios, no sé a qué te refieres, pero desde que reanudó las clases has estado igual.

¿Cómo pude haber estado normal? Si no recuerdo nada de junio y julio. No puedo irme así sin más, debe haber algo más. Mientras que pensaba, Paul se dio cuenta de que algo ocurría.

– ¿Por qué lo preguntas?

– No es nada.

– Aunque ahora que lo pienso, al principio estabas un poco desorientado. El lunes que comenzamos casi no llegas al salón y te sentaste adelante.

– Ah sí, no sé qué me paso ese día. Bueno gracias eso es todo. Adiós – Bueno ya tengo algo de información.

Me dirijo hacia los baños, para mojarme el rostro, en lo que Paul se acerca corriendo por detrás y me agarra del hombro.

– No sé qué estás buscando, pero porque no le preguntas a tu amiga con la que estabas hablando hace tiempo.

– ¿Amiga?

– Pasaban casi todas las tardes juntos, su nombre era … Naomi.

Al escuchar ese nombre, la imagen de aquella chica en la mañana vino a mi mente. No solo eso, comencé a recordar otras cosas más. Cierto, estaba enamorado de ella, nos veíamos cada tarde de 1:00 pm hasta las 3:30 pm en la biblioteca para estudiar. La había invitado para salir un día, no será acaso el 26 de mayo. Mientras me secaba la cara, recordé, claro ese día iba a declararme, espera, ayer no fui a la biblioteca.

Decidido a salir corriendo de frente hacia la biblioteca, en la entrado del baño se encontraba alguien.

– ¿De qué estaban hablando? – dijo Camila tomándome por sorpresa.

– Me asustaste!!! No era nada importante.

– Pues tu rostro no dice lo mismo.

– ¿Por qué lo dices?

– Desde la mañana te noto raro, ¿Todo bien?

– Entonces me corrijo, no es nada importante para ti.

– Oh, lo siento – su tono de voz cambio a uno más frágil y su mirada se desvió a otro lado.

¿Qué es esto? ¿Por qué me siento mal por haberle contestado de esa forma? Sé que estoy perdiendo el tiempo, pero creo que no debería dejar esto, así como esta, ¿o sí?

– Ahh no es que … yo amm … (suspiro) estoy bien, okey, tengo algo que hacer e irme inmediatamente.

Me retiro a paso lento, creo que ella quería decirme algo. Una vez que me haya alejado lo suficiente, empiezo a correr hasta llegar a la biblioteca.

Apenas llego a la biblioteca, saludo a la recepcionista cordialmente.

– Buenos días Sra. Gema

– Oh! Creí que ya nunca volverías – respondió soltando una pequeña risa al final

– ¿Qué? ¿Hace cuánto que no vengo? – mientras le entrego mi carnet universitario

– Hace ya mucho tiempo, haber déjame revisar… la última vez fue el 19 de mayo.

– Bueno, ya era hora de regresar.

Okey, solo debo ir hacia allá donde me sentaba …. Me quedé parado en medio de todas las mesas por un buen rato en absoluto silencio.

“¿Dónde me sentaba con ella?”

Después de un rato, elegí cualquier mesa al azar con la esperanza de haber elegido la correcta, esta extraña sensación, recuerdo que nos sentábamos en solo una mesa todos los días, pero como pude olvidarme cual era.

– Son las 2:15 p.m. si no me equivoco llegaba antes que yo.

Saco algunos cuadernos para avanzar la tarea, ni bien pasaron 10 minutos caí dormido quizás por el cansancio o fue una mala noche tal vez.

Escucho unos ruidos, no, no … es un llamado, están diciendo mi nombre.

Esa voz, la reconozco. ¿Naomi? Se escucha agitada o desesperada. Cada vez se hace más fuerte como si se acercara.

– ¿NAOMI?!!! – suelto un leve grito despertándome a la vez

Observo que no hay nadie a mi alrededor, solo 4 personas al fondo dispersados. Al parecer solos dos me escucharon.

– Creo que no va a llegar ¿Qué hora es? – miro el reloj de pared cercana de la ventana.

– Mierda!! Voy a llegar tarde al café – guardo todas mis cosas lo más rápido posible puesto que eran las 4:00 p.m. y a esa hora ya debería estar allí.

Casi a punto de guardar el último cuaderno siento como dos brazos se deslizan desde mis hombros hasta formar un abrazo.

– ¿Por qué estás aquí? Tanto me extrañabas – una familiar voz melódica recorrió por mi oído derecho demasiado cerca.

Me olvido por completo que estaba apurado, toda mi atención se va en la chica que me está abrazando. Percibo un olor a vainilla como el de ayer, es relajante.

– Un momento, Emilia ¿Qué estás haciendo? – no me esperaba esto, ni se porque ella está ahí pero no quiero que deje de hacerlo por alguna razón.

– No es obvio, te doy una recompensa por tratar de encontrarme aquí. ¿Cómo sabías que estaría aquí?

– Lamento decepcionarte, pero esto fue una coincidencia.

– Ya lo sabía, lo supuse cuando te encontré durmiendo hace 20 minutos.

– No quiero pensar que te quedaste 20 minutos viéndome.

– Quería hacerlo, luego recordé que estaba buscando un libro y cuando regrese ya estabas despierto.

– Tanto te demoraste en encontrar un libro, ¿Cuál es?

– Es algo privado … por cierto ¿No deberías estar trabajando?

– Casi lo olvido, espero verte pronto.

– No hay problema, estoy segura que nos encontraremos muy pronto.

Llegué lo más rápido posible al trabajo, el Sr. Gabriel estaba preocupado al igual que la Sra. Amelia supongo que era inusual que llegue tarde. Después de la jornada laboral, fui en carro al departamento, estoy exhausto.

Por suerte no tengo algo pendiente para mañana, mejor me voy a dormir de una vez.

Ya estando recostado en la cama.

– ¿Por qué me paso esto?

Lo de hoy me dejo un sentimiento de pérdida como si mi vida hubiera estado programado a un horario fijo tantas veces haciendo lo mismo y mi mente acostumbrándose a lo mismo que no encuentro algo diferente, puede ser eso la razón por lo que olvide lo que hice por dos meses. Aunque seguiría siendo ilógico, entendería si fuera un día o dos sin embargo dos meses es demasiado.

– Ja, ja, ja, ja, ja, jajajajajaja – empecé a reír desenfrenadamente.

¿La causa? Es simple, hasta hace un día me sentía como un robot o un programa, un software haciendo lo mismo día tras día. Sería bueno empezar a tener un hobby, o ver una serie o algo por el estilo. Escucho mucho ruido a lado mío en el vecino de alado, no es música es más pisadas de un lado al otro.

– Bueno, seguir pensando no ayudará en nada, tengo que seguir buscando.

Me volteo hacia el lado contrario dónde provenía el ruido y siento un pequeño dolor por los palmares de mi brazo derecho, levanto mi manga para ver que fue eso.

– Ahora que carajos es esto.

Para rematar el día al levantar mi manga, y observar mi brazo me di cuenta que tenía dos agujeros de jeringa. No creo que sea de una vacuna porque la última vez que me vacune contra algo fue hace años, y vaya recién me doy cuenta ahora. Más desconcertado de lo que estaba, esto me deja más dudas que respuestas.

Dormir será lo único bueno y relajante por hoy día, a excepción del abrazo de Emilia.

Aun sé quién soy, pero siento que pronto…ya no”

Día –/–/—-

Siento como mi cuerpo cae del cansancio mientras mi cara se embarra de tierra húmeda, es un día lluvioso y no debería estar afuera.

– Oh por dios!! Que patético eres, levántate de una vez.

– Estoy cansado llevo entrenando 6 horas seguidas, padre.

– Ahora mismo no soy tu padre, soy un oficial de la Armada.

– Lo siento, Teniente, pero me retiro ya estoy cansado.

– Si mi hijo piensa no ir al ejército e irá a la universidad en un par de años, entonces hasta que ese día llegue harás lo que diga.

Recién empiezo a cobrar fuerzas y las uso para poder levantarme, estoy tan cansado que no puedo levantar la mirada.

– Creí que ahora mismo no eras mi padre… ¿Qué estás haciendo?

Tener la imagen de mi padre apuntándome con un arma es algo perturbador, pero sería más perturbador afirmar que alguna vez llegué a pensar que este día llegaría pronto.

– No vamos a parar, vas a continuar con tu entrenamiento.

– Es enserio, le apuntas a tu propio hijo. ¿Qué va a pasar si ya no quiero seguir? Ehhh ¿Lo harás?

– No me obligues…

– ¿A qué? Desde hace tiempo me miras, así como si fuera una jodida mierda inútil.

Me acerco hacia mi padre, agarro la punta de la pistola y la llevo hacia mi cabeza.

– HAZLO, HAZLO DE UNA VEZ…

*Se oye el sonido de un disparo.

– Ah!! Lo siento mucho, que torpe, lo siento lo siento lo siento…

Al girar hacia un lado, observo varios libros tirados en el suelo siendo recogidos por una chica.

Justo en ese momento ella levanta su cara, el cruce de nuestras miradas hace que yo no pueda decir algo o moverme, es demasiado hermosa, su tierna cara con un toque de torpeza me despertó del todo. Después de un breve silencio.

– Lo siento mucho no quería desconcentrarte, quería pasar en silencio y me tropiezo con la

– No, no, todo está bien tranquila, al contrario ¿Tú te encuentras bien?

Tuve que cortarla se veía que lo lamentaba mucho para ser algo pequeño, me levante de mi asiento y me agache ayudándola a recoger los otros libros tirados.

– Gracias por tu ayuda.

– No es nada, wow sí que son hartos libros.

– Lo sé, es que estoy preparándome.

– Bueno te deseo suerte con tus estudios, si quieres ayuda no dudes en pedírmela.

– Entonces este sería un buen momento, es que no sé por dónde comenzar.

– Ah ya, te lo explicare todo, pero primero sentémonos.

No quería que se fuera pronto, es bueno saber que pasare tiempo con ella, un golpe de suerte.

– Por cierto ¿Cuál es tu nombre?

– Lo siento me olvidé de decírtelo, mi nombre es Naomi.

– Que bonito nombre, el mío es …

Día 22/08/2018

Despierto de nuevo agitadamente y empiezo a toser.

– Debería anotar lo que estoy soñando jajaja lo olvido con facilidad

Miro la hora del celular, aún hay tiempo, me alistare tranquilamente. Mientras me duchaba, observo detenidamente los agujeros de mi brazo, solo dolían cuando los presionaba fuertemente, tan grave no estaba la cosa. Tendré que ir al hospital el sábado.

Ya estando todo listo, al salir me topo con muchas cajas amontonadas al costado de mi puerta.

– Cuidado!!! No quiero que terminen encima de ti – dijo Vanesa

– Eso hago – me muevo cuidadosamente hasta llegar a un lugar seguro alado de Vanesa.

– ¿Qué es todo esto?

– No es obvio, se está mudando el señor Rodríguez con su familia a otro lado, ya el departamento les queda chico.

– Eso explica el ruido de ayer y los pasos apresurados.

– Dicen que encontraron un buen lugar.

– Esperemos eso, al menos habrá menos ruido en las noches por un tiempo.

– Yo no estaría seguro de eso.

– ¿Qué quieres decir con eso?

– Ya alguien alquilo este cuarto, dice que estaba buscando un departamento desde hace varios días.

– Me estaba haciendo ilusiones entonces, bueno ya me voy, hasta luego Vanesa.

Después de clases otra vez me dirijo hacia la biblioteca con la esperanza de encontrarme con Naomi, había intentado comunicarme con ella, pero el celular no contesta y en mensajería tampoco hay nada solo una última conversación acordando encontrarnos el 26 de mayo, sin embargo, no hay ninguna dirección o lugar.

Esta vez me senté en un lugar diferente, pasaron los minutos y no llegaba. Hasta que el reloj marcó las 3:30 p.m. era la señal para irme. Aunque antes de irme tengo algo que preguntar.

– Hasta mañana Sra. Gema.

– Hasta mañana.

– Mmm antes de que me retire, ¿Sabe algo de Naomi? Lo que sea o si estaba viniendo antes del día lunes de este mes.

– ¿Naomi? Su amiga, si la recuerdo, ella dejo de venir al mismo tiempo que usted. Pensé que habían encontrado otro lugar para estudiar. Por cierto, ¿Dónde está ella?

– Eso quisiera saber yo, no recuerda otra cosa la última vez que vinimos ¿Algo extraño?

– Discúlpame, ese día fue tan normal como los otros que no había diferencia.

– Okey, bueno gracias por eso…

Durante el camino hacia el trabajo me sentía en un camino sin salida, seguía sin tener nada sobre Naomi. No recuerdo que me haya dicho sobre su casa o un lugar para ubicarla, no había necesidad siempre nos encontrábamos en la biblioteca. Solo me queda esperar hasta que sea fin de semana.

Después de una jornada laboriosa, solo quería llegar a mi cuarto y tirarme en la cama. En este día no está pasando muchas cosas fuera de lo normal, podría decirse que es un día tranquilo olvidando mis problemas. Pensando en eso, había pasado una cosa por alto.

¿Hoy día no me encontré con Emilia?

Haciendo un pequeño recuento de los sucesos de hoy día, recordé sus últimas palabras que me dijo ayer antes de despedirnos.

“Estoy segura que nos encontraremos muy pronto”

De algún modo lo relacione con la mudanza de la mañana, quizás a eso se refería que nos encontraremos pronto, estoy siendo demasiado optimista.

– Buenas noches Vanesa.

– Ah ¿Qué tal? Ya no debes preocuparte por las cajas.

– Mi nuevo vecino ya termino su mudanza al parecer.

– Vecina!! Tu nuevo vecino es mujer.

– ¿Ehhh? ¿Es enserio?

– Si y ahora me puedes decir el porqué de tu sonrisa.

Sin darme cuenta sonreí cuando escuché eso de Vanesa y vi como ella me estaba mirando de forma extraña.

– Lo siento, ya me voy.

Entre a mi cuarto, un poco avergonzado por lo que paso, en lo que dejaba mis cosas en su lugar y me cambiaba de ropa, olvidé ese pequeño momento.

¿Debería ir a saludarla?

No, espera, es algo que yo no haría. Pienso en esto porque asumo que mi vecina sea Emilia, viendo las posibilidades es imposible que una coincidencia como esa se haga realidad, además ella ni siquiera sabe dónde vivo. Pero una parte de mi quería creer que sí era posible, esas extrañas coincidencias que tuvimos y lo último que dijo.

Decidido fui a tocar la puerta de alado solo para despejar mi duda con la excusa de una “Bienvenida”.

A punto de hacerlo, me di cuenta de lo irracional que era, no es que como si nunca nos fuéramos a topar algún día.

– ¿Qué estoy haciendo?

Ya sea una burla del destino o mi suerte agotándose, en ese preciso momento vi como la puerta se abría poco a poco y yo parado ahí, no pude moverme porque se daría cuenta, ya estaría dando una mala impresión.

– Creo que escuché a alguien afuera.

Esa voz, lo reconocí al instante, aunque no era lo que esperaba si estaba sorprendido.

– ¿Camila?

– ¿Qué estás haciendo aquí?

– Yo vivo alado, más bien ¿Tú qué estás haciendo aquí?

– También vivo aquí … desde hoy.

– Un segundo, el día lunes cuando nos encontramos.

Reviviendo en mi mente un poco la conversación que tuvimos haces días, note algo que no cuadraba.

– Me dijiste que vivías por esta zona, cuando en realidad estabas buscando un nuevo lugar para vivir – sin querer levanté levemente mi tono de voz

– Gracias por decirlo capitán obvio.

– ¿Por qué me mentiste?

– No sé porque te sorprendes, también me mentiste ese día.

Mi mente se quedó absolutamente en blanco.

– Mejor ya me largo.

Entré de nuevo al departamento, directo a la cocina para preparar cualquier comida para cenar. Al cabo de 30 minutos, tocaron la puerta, ya sabía quién era.

– ¿Qué pasa Camila?

– Este!! Perdón por mentirte y el incómodo momento de hace un rato, si lo fue para mí para ti debe ser peor.

– Igualmente, trataré de ser más sincero contigo. Ahora si me disculpas…

Casi cerrando la puerta, ella lo detuvo con sus suaves manos.

– Espera, espera, creí que podríamos celebrar mi mudanza.

– Son las 9:30 p.m. ya es tarde y mañana tenemos clases.

– Sería algo pequeño entre los dos.

Me pregunté porque seguía insistiendo, me sentí mal ya que había varios momentos en el que era duro con ella, aunque en mi defensa no es algo personal, era un defecto de mi personalidad con la mayoría de la gente, tal vez deba suavizarme un poco.

– Está bien, ¿Qué tienes en mente?

Apenas dije esto y una leve sonrisa mostró Camila, no pasaron ni 2 minutos cuando ella se fue a su cuarto y regresó con una botella de vodka, un pequeño parlante y un paquete de frituras.

– Puedes sentarte en donde sea – señalando todo el cuarto.

Se sentó en un pequeño sillón que tenía, era un juego pequeño de sillones que me traje desde mi casa para llenar el vacío de este lugar, aunque no creí que fuera a tener visita algún día.

– Ah, sí compraré una bebida para combinarlo.

– ¿Qué estás diciendo? Vamos a tomarlo desde la botella.

– ¿Estás segura? No quiero que esta noche sea corta.

– Ja, ja que gracioso, si puedo manejar el alcohol.

– Si tú insistes, tengo limón voy a traerlo.

– Por cierto ¿Qué música escuchas para poner?

– No tengo un gusto específico, pon cualquier canción que tú quieras.

Al momento, el cuarto se llenó con música de Camila Cabello.

– Debió haberte gustado mucho su nuevo álbum.

– Supongo, a las demás les gusta, creo que sí llego a llamar mi atención.

No sabía tomar esa respuesta como un sí o no. Sin mucho que hablar empezamos a tomar poco a poco, mientras nos servíamos poco a poco el vodka.

– No tenía idea de que vivías en este edificio, fue una extraña coincidencia – después de 5 minutos ella habló.

– ¿Por qué te mudaste? ¿Qué paso con tu anterior hogar?

– Es algo complicado, no vale la pena hablarlo.

Otra vez la conversación se desvaneció, cuando paso exactamente 5 minutos.

– Ah recién vamos por la mitad – dijo mientras señalaba la botella.

– ¿Quieres animar un poco el ambiente? – Me dirijo hacia mi armario, en un cajón secreto que tengo por ahí saco una pipa y una pequeña bolsa con 4 gr. de marihuana.

– Vaya, cada vez me sorprendes, no sabía que…

– Solo lo hago cuando estoy de mal humor, aunque esta es una excepción.

– No sé nada de ti.

– Y no deberías saberlo.

*40 minutos después
Era un escenario difícil de describir para mí.

Nos encontrábamos en medio de la pequeña sala, Camila y yo tratando de cantar a pulmón alto la canción “Hymn For The Weekend – Coldplay”, digo tratando porque no sabíamos la letra de la canción y como el reproductor de música llego a esa canción. Solo estábamos ebrios y teníamos la necesidad de cantar. Ambos nos dimos cuenta de lo ridículo que nos veíamos en esta situación y que cantábamos bien horrible, cruzamos nuestras miradas, nos pusimos a reír, la estoy pasando muy bien. Seguíamos en ese plan hasta que su celular se quedó sin batería.

– Me olvide de cargarlo por mientras, conecta tu celular.

– Esta bien, aunque yo no tengo muchas canciones en el reproductor.

– Cualquier cosa esta bien.

Mi vista se estaba tambaleando, difícilmente estaba manejando el móvil mientras mi dedo no dejaba de moverse, tenía solo 3 carpetas en mi reproductor. Dos son álbumes de una banda y el otro contenía esas 10 canciones sin nombre. Creyendo haberle dado “play” a cualquiera de los dos álbumes, sin querer le di a la 3º carpeta y sonó la primera canción…

“I was scared of dentists and the dark – Me asustaban los dentistas y la oscuridad”
“I was scared of pretty girls and starting conversations – me asustaban las chicas bonitas y empezar una conversación”
“Oh, all my friends are turning green – Oh, todos mis amigos se vuelven verdes”
“You’re the magician’s assistant in their dream – eres el ayudante del mago en su sueño”
“Oh, and they come unstuck – oh, y ellos se liberan”

– Que hermosa canción ¿Sabes quién la canta? – pregunto Camila

– No…

– Hey, ¿Estás bien, que te pasa?

“Lady running down to the riptide – Dama, corres hacia las aguas revueltas”
“Taken away to the dark side – Has sido llevada al lado oscuro”
“I want to be your left hand man – Quiero ser tu mano izquierda”
“I love you when you’re singing that song – Te amo cuando estas cantando aquella canción”
“And I got a lump in my throat -y tengo un nudo en la garganta”
“Because you’re going to sing the words wrong -porque vas a cantar las palabras mal”

– Me estás preocupando, dime algo.

– …

“There’s this movie that I think you’ll like – Hay una película que creo que te gustará”
“This guy decides to quit his job – Este chico decidió renunciar a su trabajo”
“And heads to New York City – y se dirige a Nueva York.”
“This cowboy is running from himself – Este vaquero está huyendo de sí mismo”
“And she’s been living on the highest shelf – y ella ha estado viviendo en la repisa más alta”
“Oh, and they come unstuck – Oh, y ellos se desprenden”

– Deja estar bromeando, que ahora mismo apago eso.

–…

“I just want to, I just want to know – Solo quiero, solo quiero saber”
“If you’re going to, if you’re going to stay – si tú vas a, si tú vas a quedarte.”
“I just got to, I just got to know – Solo tengo que, solo tengo que saberlo.”
“I can’t… – no puedo…”

Detengo la canción y apago el equipo.

– Lo siento, ya es muy tarde y estoy cansado.

– Ah… si lo entiendo – dijo con un tono triste

– Me voy de frente a dormir asegúrate de cerrar bien la puerta.

– Okey – lo dijo con el mismo tono triste

“Fue un desperdicio y nada más, quiero encontrar aquel lugar”

Día –/–/—-

No creí que este día llegaría pronto, estoy jodidamente feliz. Por fin podre largarme lejos de él. Encontrar un departamento barato y cómodo no fue algo fácil, pero con una larga búsqueda por fin pude encontrar un buen lugar y no esta tan lejos de la universidad, con la ayuda de un preciado compañero

También gracias a él pude ubicar una buena universidad y el precio de la pensión si es un precio accesible para mí. Solo quedaría buscar un trabajo a medio tiempo para complementar los gastos, mi padre accedió de mala manera colaborar con la renta del departamento a través de un contrato que yo elabore, lo demás me tendría que ocupar yo solo.

No debería ser un problema, estoy seguro que encontraré trabajo pronto ya marqué ciertos lugares para visitar y preguntar. Solo me preocupa una cosa.

– Listo, con esto sería todo – agarró las 2 maletas y me dirijo hacia la puerta.

– ¿No te olvidas nada? – una voz apagada sin vida vino desde la sala de estar, era mi madre.

– Estoy llevando todo, no te preocupes.

– ¿No te vas a despedir de tu padre? Estoy segura que él va a extrañ…

– Lo siento, ya es tarde. El autobús parte a las 5:00 p.m.

– …

– Bueno si no tienes nada más que decir, adiós madre gracias por todo.

Una despedida corta y breve era lo que buscaba, no quería alargar este momento innecesariamente.

Dando apenas unos pasos, siento como mi brazo derecho se siente más pesado tanto que me hizo retroceder, al voltear me doy cuenta que mi madre me estaba agarrando con ambos brazos, su cuerpo era tan débil que para tratar de detenerme su cuerpo cayó en el suelo.

– No te vayas, por favor no quiero estar sola, tengo mucho miedo. Estar al lado de tu padre, es lo mismo que estar sola y no tener ningún propósito para vivir – seguía con el mismo tono apagado, había comprendido que su vida había terminado hace años.

– Ya he tomado mi decisión no puedo echar todo a la basura.

Sus manos se desprenden lentamente, soltándome por completo.

– Adiós, te quiero – diciendo las últimas palabras cierro la puerta, mientras notaba que ella seguía tirada en el suelo, comenzó a llorar, sentía sus lágrimas caer fuertemente en el piso de madera.

Esta era mi primera decisión en mi vida, era egoísta totalmente egoísta. Lo siento mucho madre, yo no pagaré por tus errores, igual me aseguraré que nada malo te pase. El cielo está muy gris, en cualquier momento va a llover.

Tome un taxi y me llevo al terminal más rápido de lo que esperaba. Eran las 4:35 p.m. compro un vaso de café, me siento enfrente de la mampara de donde vendrá el autobús, todo estaba vacío apenas había unas cuantas personas. Solo quedaba esperar.

Al rato de unos minutos, una persona se sienta a mi lado, era algo ya de por si raro había un montón de asientos vacíos a mi alrededor, hasta que comenzó a hablar.

– Es difícil de asimilar saber que te ibas a ir sin siquiera despedirte, al menos un adiós a la persona que te ayudo a encontrar un lugar donde dormir ja,ja,ja,ja

– No soy bueno con las despedidas, te agradezco por toda la ayuda Esteban. No hubiera encontrado esos lugares yo solo.

– Ah no es nada, solo tuve que hacer unas llamadas y preguntar.

– No era necesario que vinieras.

– Y ahí está tu frialdad de nuevo ja,ja,ja. Nuestros caminos se separan aquí, yo tomaré otro rumbo es posible que no nos volvamos a ver.

– Lo sé, gracias por hacerme compañía en la secundaria.

– Sigues sin aprender varias cosas, la amistad no se agradece, no es un favor que yo esté haciendo, solo debes disfrutarla y corresponderla.

– ¿Amistad? ¿Somos amigos?

– Ja,ja,ja vamos no seas así en un momento como este.

Su risa era contagiosa, era muy característico de él, no había considerado como el me veía, tenía muchos amigos y pocas veces hablaba conmigo, aunque se empeñaba en que me juntara con él y los demás al final no lo hice. Como una despedida empecé a reír junto con él.

Cuando ya era hora de irme, Esteban me ayudo a acomodar las maletas, de un momento a otro comenzó a llover fuertemente que parecía que caía granizo. Me despedí con un apretón de manos, me senté en mi asiento designado, y pude ver a través de la ventana empapada como aún seguía despidiéndose con la mano levantada, hasta que el bus partió.

Hacia un poco de frio y el viaje iba a ser un regularmente largo, mejor me duermo que llegare en la media noche.

Día 23/08/2018

Una mañana diferente, mi cuerpo se sentía más relajado al despertarme. Una sensación que no creí que volvería a sentirla pronto, como si estuviera en una nube.

Con un pequeño dolor de cabeza y sin ganas de abrir los ojos, debía levantarme.

– Mmm ¡¿Qué es esto?! – cuando dirigía mi mano hacia el otro lado de la sábana siento algo suave.

Mi sentido del olfato ya se había despertado, note un ligero aroma familiar, para ser más preciso el aroma de cierta persona que vino a mi casa en la noche, seguía igual de fuerte como si no se hubiera desvanecido. Pero sin mi mente despierta completamente, no estaba analizando bien las cosas. Bajé un poco mi mano, apreté levemente en la zona que estaba tocando. Hasta que escucho un pequeño gemido después de eso, me levanto exaltadamente hacia un lado de la cama.

– ¡¡¿Qué fue eso?!! – vi como el bulto que estaba a lado mío, cubierto por las sábanas se levantaba lentamente y a la vez bostezo un poco.

– Podrías hacer menos ruido, aún es temprano – dijo Camila.

¡¡¡Camila!!! ¿Qué está haciendo Camila en mi cama? ¿Por qué no está en su cuarto? ¿Espera, hice algo malo anoche? ¿Si estoy llevando ropa, no? ¿Qué he tocado hace un rato?

– ¿Qué tienes? ¿Por qué miras fijamente tu mano? … ¿Un momento, me has tocado? – después de decir eso ella abrazó su cuerpo con sus propios brazos, sus mejillas estaban empezando a sonrojarse.

– ¿Qué esperabas? Estás en mi cama y ni siquiera sé por qué estás aquí.

– Eso no te da derecho a tocarme, pervertido.

Aunque me dijo eso, por su tono de voz, sabía que no estaba tan enojada o si quiera lo estaba, parte de la culpa recae en ella, pero no podría decir con certeza que todo estaba bien. No sé cómo reaccionar o que decir en esta situación sinceramente.

Doy la vuelta buscando otro lado al cual mirar, buscando entre varias cosas me doy cuenta de la hora, 7:20 a.m.

– Lo lamento, pero ya no hay tiempo, tenemos clases.

– ¿De qué hablas?

– Yo iré a ducharme, te agradecería mucho si vas a tu departamento y sería mucho mejor si hacemos que esta situación nunca ocurrió.

– Hoy no tenemos clases de ningún curso.

– ¿Cómo que no hay?

– ¿No lo recuerdas? Los profesores cometieron un error con el horario y sin querer nos dejaron el día jueves libre.

– Ah, sí claro.

– Tal vez no deba decírtelo, pero estas raro últimamente.

– ¿En qué sentido…

Inconscientemente dirigí mi mirada hacia Emilia, por lo que había mencionado. Ella ya no se estaba abrazando, las sábanas ya no estaban cubriendo su cuerpo, y es cuando empecé a sonrojarme también. A diferencia de cómo se vestía la noche anterior, ahora llevaba un polo corto de pijama que resaltaba su busto, acompañado de un short a cuadros un tanto ajustado.

– ¿Por qué me miras así?

– Esa ropa ¿Lo traías ya puesto desde anoche o fuiste a cambiarte?

Cuando se dio cuenta, rápidamente se cubrió de nuevo y aparto su mirada hacia el otro lado.

– … Prefiero no responder eso.

Otra vez el silencio incómodo.

20 minutos después

Ya que este día estoy libre aprovechare para poder salir, estando en la cocina preparando algo ligero en lo que entra.

– Y ¿Qué vamos a desayunar?

– ¿Aún sigues aquí?

– No tengo nada que hacer, además, no me gusta estar sola.

– Si no te gustar estar sola, ¿Por qué te mudaste de tu casa?

– …

Volteé para ver que paso, no debí preguntar eso, otra vez me excedí. La miré detenidamente, su rostro estaba en vació como si estuviera recordando algo que no quiere, pero esta sensación es un poco nostálgica, me recordó el momento cuando dejé mi casa a diferencia de algo.

Ella volvió en si misma.

– No podía aguantar estar un solo día más en ese lugar.

– Comprendo, bueno aquí tienes.

Sobre la mesa deje un plato con omelette de vegetales a lado un pan tostada y una taza de café, fue algo improvisado no había muchos alimentos en el refrigerador, con dos huevos, un poco de espinaca y medio tomate. Aunque no lo parezca te da la sensación de saciedad. Camila miro extrañada el plato.

– ¿Es la primera vez que ves esto? Anda come.

– Ah no era mi intención, gracias por la comida.

Llevó la primera cucharada a su boca, sus ojos se abrieron más, como si estuviera maravillada.

– Está delicioso, parece preparado por alguien profesional.

– Tampoco lo presumas tanto.

Mientras ella degusta la comida sentada, sola en la pequeña mesa, yo estoy comiendo al extremo de la mesa de pie. Su mente debió estar muy concentrada en el sabor, habrá pasado dos minutos para que levantase su mirada.

– ¿No vas a sentarte?

– No, estoy bien.

– Es tu casa, solo siéntate y ya.

– Da igual, ya terminé.

Dejé la cocina al instante.

10 minutos después

– Espera un momento – dijo Camila en lo que entraba a su departamento mientras yo espero afuera.

Un momento, ¿Por qué me sigue acompañando? En los breves momentos anteriores, le dije que saldría a buscar un lugar, y me pregunto si podía ir conmigo, ya que no tiene nada que hacer. Pero, ¿En qué momento le dije que sí?

– Apenas ha pasado una noche, y ya estas detrás de la nueva inquilina – dijo Vanesa de manera sorpresiva.

– ¿En qué momento llegaste? No es lo que crees, solo es una compañera de clase.

– No creí que fueras esa clase de chico, de los que actúan rápido.

– No es lo que parece.

– Si claro, no te alteres.

– Haber ¿Y tú como sabes que ella paso la noche en mi cuarto?

– Yo no dije nada de eso, aunque, ahora que me lo dices. No hagáis mucho ruido en la noche que molestarán a los demás. ¡Hasta luego!!

No entiendo, vino para decirme eso nomás, aparte que me hizo ver como un idiota, ya es otro asunto.

– Listo, ya vámonos.

Sin vacilar mucho, nos dirigimos hacia el centro en un bus.

– ¿Y exactamente? ¿Qué vamos a hacer?

– Yo buscaré dos lugares donde tome una foto, tú puedes ir paseando por ahí.

– ¡¿ENSERIO?! No puedes simplemente recordar el lugar donde tomaste esas fotos.

– Es que…es…una historia larga.

No se me ocurrió ninguna excusa para responder, no podría fácilmente decir la verdad.

– Tranquila, solo tengo que ver la dirección de donde tome la foto y ubicar el lugar exacto de donde la tome. Será sencillo y no nos tomará mucho tiempo.

O eso fue al menos lo que creí.

Con un gran letrero llamativo hecho de madera fina, nogal, el GPS me indicaba que este era el lugar indicado. Un Restaurante bien lujoso llamado “New Central” se encontraba enfrente mío.

– No es cierto.

– No sabía que frecuentabas este tipo de lugares.

– Ni yo, hay que entrar a ver si nos dejan.

La entrada era elegante, con dos plantas exóticas y grandes en ambas esquinas en medio había una persona vestida formalmente, camisa blanca, chaleco y pantalón de color gris oscuro, moño negro y guantes blancos.

Deslumbrando levemente su cabello castaño corto bajo la luz del sol. De complexión delgada, su nariz pequeña, ojos rasgados, labios color rojo pálido, piel blanca.

Al acercarnos, ella procedió a presentarse primero.

– Buenos días, mi nombre es Aiko Alice. Acompáñeme por aquí, por favor.

Nos guío hacia dentro del local, del otro lado salía otra chica con la misma vestimenta yendo a posicionarse en la entrada. Ubicados en el centro Aiko volteo, dirigiéndose a nosotros preguntó:

– ¿En dónde prefieren ubicarse?

– Lo más arriba que se pueda.

– Okey, síganme.

Entramos en un ascensor, subimos al cuarto piso. El salón era largo, tres filas de mesas bien acomodadas, cubiertos con un mantel blanco, sillas acolchonadas de tonalidad beige bordado con madera roja oscura, dos candelabros medianos decoraban el ambiente combinando con las paredes de color vainilla oscuro.

Empezando a sentirme incómodo de donde me encontraba, note recién la presencia de Camila; todo el rato estuvo en silencio, mirando hacia abajo, estaba demasiado incómoda que se limitaba a eso.

– Aquí estaremos bien – En un instante agarre de la parte superior la silla de la segunda mesa a la derecha.

– Siéntanse cómodos, en un rato vendrán a tomar su orden – diciendo eso Aiko se alejó.

Camila y yo nos sentamos, toda la sala se encontraba vacía, dado que éramos los únicos el ambiente se ponía más agradable, ella lentamente agarro la carta del menú y empezó a ojearlo. ¿Debería comenzar una conversación? siento que debería hacerlo, pero solo vine a “investigar” este local, no vine a una cita. Me mantuve en silencio.

Bueno ahora a verificar el lugar, se encontraba vacío porque aún era temprano para la hora del almuerzo siendo específicos son las 10:25 a.m. eso significa que no tengo límites para observar por doquier sin incomodar a los demás.

Segundos después, luego de una mirada exhaustiva, para mí no sorpresa todo era normal. Aunque no sabía lo que estaba buscando exactamente, el local no era lo suficientemente alto como para relacionarlo con la segunda foto y aunque no sé si sea relevante, todo estaba cuidadosamente simétrico era algo sorprendente, prácticamente no había ninguna diferencia entre mi mesa con cualquier otra. Ni bien he entrado y ya quiero salir de este lugar.

– Buenas días, ¿Qué va a ordenar la pareja? – se acercó el mozo

– Lo siento, pero nosotros …

– No somos pareja!! – me interrumpió Camila

Camila se ha estado comportando de manera extraña desde que entramos, y al parecer me di cuenta recién. Antes de que comenzará otro silencio incómodo, el mozo se disculpó de inmediato.

– Mis más sinceras disculpas, ¿Qué van a pedir?

– Ah sí, recién veré la carta.

Una breve ojeada a la carta hizo paralizar mi corazón, todos los precios eran elevados. Pedí un plato de “Pollo Koreano crocante” junto con un vaso de soda, Camila; “Bondiola bun kiuri” y un vaso de agua.

– ¿Qué fue lo de hace rato?

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