Ya en la Grecia Clásica, Aristóteles afirmó que el hombre era una animal social. Yo me voy ha atrever a contradecir al aclamado filósofo.

A lo largo de la historia nos hemos ido impregnado de la errónea idea de que solo socializando con los demás encontraríamos, ese tópico perseguido por los pensadores del XVIII llamado, FELICIDAD. Encuentra una pareja, casate y ten hijos. ¿Por qué? La mayoría te contestará «Porque es lo normal y lo correcto.»

Ahora, en pleno siglo XXI, cada vez son más las personas que voluntariamente eligen estar solas, aisladas de un mundo que hoy se nos presenta siniestro y cambiante. Prefieren vivir en un mundo creados por y para ellos. Encerrados en sus libros, su música o pintura, o cualquier cosa que les llene. Porque se puede y se debe disfrutar de esa dulce soledad para la que solo unos pocos privilegiados están preparados. El resto de los mortales seguiremos»obedeciendo» al sabio Aristóteles pero nunca experimentaremos esa dulce y egoista soledad .

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