Estoy frete al espejo de mi baño, estoy completamente desnudo, reconozco a ese ser en el espejo, soy yo, ese soy yo, en mi pecho, una pequeña mancha negra, crece de a poco, lentamente crece a un mas, se extiende por todo mi cuerpo, por las cosas, por el cuarto, hasta que todo queda completamente oscuro, ¿Qué sucede?, no veo nada, no siento nada, ¿estoy vivo?, mis manos se agitan, uno de mis dedos se frota con violencia sobre mi mano, la desgarra, me arde la mano, me duele muchísimo, no lo puedo dejar de hacer, lo intento, solo comienzo a llorar, mis manos siguen ansiosas, lloro fuertemente, ¿sigo vivo?, ¡Sí!, aún sigo vivo, el dolor en la mano me lo recuerda, de pronto siento que si lo dejo de hacer voy a morir. ¡BASTA YA!, grita alguien, ¿quién está ahí? Pregunto yo, nadie contesta, nuevamente se vuelve a escuchar, ¡BASTA YA!, me intento parar, no puedo, ¿Qué sucede?, mis pies están atados, ahora los logro ver, una tenue luz ilumina solo el fondo del suelo, intento desatarlos, mis manos también lo están, estoy atado a una silla, ¡BASTA YA! Se vuelve a escuchar, ¿Quién está ahí?, nadie contesta, un hermoso cabello dorado nace de la nada, uno por uno, cabello por cabello, cuando está completo, se agita, se mueve con violencia, no hay rostro, solo ese hermoso cabello, y al lado de está, una sombra, ¿Cómo la distingo en la oscuridad?, no lose, pero ahí está, esta sobre el cabello, ¡DEJALA YA!, comienzo a gritar, ¿soy yo?, reconozco la voz, ¿entonces era yo quien gritaba? , intento zafarme pero no soy capaz, lo intento nuevamente, no funciona, comienzo a gritar, ¡NO MAS!, ¡YA NO MAS!, ¡BASTA YA!, DEJALAAAA EN PAZ!, caigo con la silla hacia un costado, sigo atado, ahora tirado en el suelo, sigo gritando y llorando, no respiro, me comienzo a ahogar, intento respirar, no lo logro, me desespero aún más, finalmente tomo una enorme bocanada de aire, escucho unas risas, comienzo a ver unos pequeños pies, corren por todos lados, hay muchos, juegan, los pies juegan, no veo nada más, solo pequeños zapatitos, que se agitan divertidos, en la multitud un par de zapatitos no juegan, no pueden hacerlo, tiene un enorme grillete atado a uno de sus pies, lo veo intentar saltar, solo cae, lo veo intentar correr, solo cae, se frustra y lo veo sentarse, abraza sus piernas y comienza a llorar, ahora veo al niño, todos los piecitos se acercan, están frente de él, ¿lo juzgan?, ¿tienen curiosidad del? De pronto de la nada, unos zapaticos como los del niño del grillete aparecen frente a él, son los mismos, ¿son el mismo?, distingo al niño, se puede ver completamente, es el mismo niño, pero este no llora, tiene una enorme sonrisa. No me engaña, a nadie engaña, no está feliz, solo intenta estarlo, el niño con grillete estira su brazo, intenta tocarlo, y como una escultura de arena al viento, grano por grano se desvanece en la oscuridad, solo queda su corazón, que palpita agitado suspendido en la oscuridad, intenta tocarlo nuevamente, el corazón cae, no lo alcanza, el niño llora y no lo alcanza, el corazón siguen palpitando en el suelo pero el niño no lo alcanza, unas pequeñas manos lo levantan, el niño alza la mirada y ve un hermoso vestido blanco con unas pequeñas rosas rojas en él, unas manos sin brazos y nuevamente el cabello dorado, pero de igual forma sin rostro, ¡COBARDE! Se escucha al fondo detrás del vestido, el niño comienza a llorar nuevamente, ¡PERDON! Grita una y otra vez, ¡PERDOOON! Grita largamente hasta quedar sin aire, ¡TU CULPA! Grita nuevamente la voz del fondo, el niño agita su grillete, los golpea, los jala, y se intenta mover, intenta alcanzar los pies de aquella aparente niña que no ve, solo se quiere posar bajo ella, solo quieres su perdón, ¡TODO ES TU CULPA! ¡¡NO HICISTE NADA!, el niño ya no lo intenta más, se retrae, se recoge, y comienza a sollozar desconsoladamente, la voz lo sigue culpando en el fondo, le sigue gritando, y con cada palabra que le dice, el niño llora cada vez más fuerte, ahora otra voz se escucha, muy tenue, muy suave, pero es más potente que los gritos del fondo, “No fue tu culpa”, “nunca ha sido tu culpa”, el niño la increpa, si lo fue, fui un cobarde, siempre he sido un cobarde, “no fue tu culpa”, “nunca ha sido tu culpa”, el niño solo sigue intentando culparse, “no fue tu culpa”, “nunca fue tu culpa” repite sin cesar la voz tenue, las manos que contenían el corazón “se estiran”, el corazón está ahora al alcance del niño y este rápidamente lo toma, lo abraza, lo consuela, la cabellera se inclina como tapando el oscuro rostro que no se ve, y del oscuro “rostro” gotas comienzan a caer, al parecer es llanto aunque este no se escucha, una sombra como de una mano se posa sobre el vestido blanco con rosas rojas, lo jala fuertemente hacia atrás, y todo se pierde en la oscuridad, el niño intenta moverse, pero aún tiene el grillete, solo logra ver desvanecerse el vestido en la oscuridad, la culpa vuelve a él, el desespero vuelve a él, ahora ve en el suelo un pequeño charco que se desliza de a poco hasta llegar al grillete, y de a poco lo comienza a oxidar hasta que cae completamente en virutas de metal oxidado, veo nuevamente hacia el niño, ya no es un niño, soy yo, vuelvo a ser yo, no veo ya el grillete, pero siento igualmente el peso de como si este aun siguiera ahí, miro a todos lados y todo sigue oscuro, miro mi pecho, y una pequeña luz blanca sale de él, comienzo a caminar en la oscuridad

De repente, me doy cuenta que voy en el bus, voy camino a casa de mis padres, siento un ardor, miro mi mano y veo una enorme ampolla en toda la palma de esta, siento un ardor insoportable, y rápidamente siento que una leve gota se desliza por mi mejilla y cae sobre la ampolla, siento un leve alivio, me levanto rápidamente, me he pasado dos cuadras…

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