Muera el mal gobierno

Muera el mal gobierno

La historia de México nunca ha concurrido en un gobierno de calidad que nos pueda garantizar libertades, seguridad para nosotros y nuestras familias, derecho a una vida digna, educación y servicios de salud de calidad, un crecimiento económico sostenible, empleos formales que aporten seguridad y la igualdad ante la ley dada por el estado de derecho.

En los temas de transparencia y anti-corrupción, los avances que el país ha podido dar son muy poco notorios, avanzamos un paso y retrocedemos cinco. Tampoco han cambiado los abusos y cada vez nos enteramos de más casos de ex gobernadores y funcionarios públicos sobre todas las atrocidades que cometieron antes y durante su tiempo en el gobierno, unos aún ni terminaban su tiempo en el poder y decidieron huir porque sabían que los mexicanos iban a ponerle un alto a los actos sucedidos.

El mal gobierno siempre ha existido y somos conscientes de eso, desde hace muchos años hemos podido observar las brutalidades que el gobierno mexicano ha cometido y siempre es la misma historia; cometen el delito, se disculpan (o a veces ni lo hacen) pero vuelven a cometer los mismos errores y no hacen nada para solucionarlos, no tratan de enmendar el problema, solo actúan sin pensar en las consecuencias que sus actos pueden provocar.

La falta de un buen y auténtico estado de derecho ha sido la carencia perdurable en la historia de México. Y esto detiene el crecimiento y desarrollo económico de nuestra nación. Asimismo la falta de un legítimo y apropiado gobierno ha propiciado el fortalecimiento del crimen organizado en la mayor parte de la República.

Otro tema para determinar la calidad del gobierno es el control de la corrupción que es otro punto débil desde tiempos inmemorables. La leyes, organizaciones e instituciones diseñadas en el periodo de gobierno de Miguel de la Madrid para impedir y combatir este problema no han dado una solución y por lo tanto no existe una sanción. Además el sistema penal es muy pobre y corruptible. Por eso los nuevos programas anti-corrupción que se generen a lo largo de los años son muy probables que fracasen como lo hicieron los anteriores.

Lo que me lleva al 2 de Octubre, un día muy conocido por la mayoría de mexicanos, sabemos que no fue solo un día de protesta, los estudiantes, maestros, padres y familiares de estudiantes llevaban meses y meses exigiendo una mejora en la calidad de sus estudios, quitar de los altos mandos de las Universidades a la gente corrupta y que se respetaran sus libertades.

Los manifestantes se expresaron de una manera serena, en paz; unos testimonios cuentan que cuando estabas dentro de una de las manifestaciones te sentías importante, te sentías apoyado y querido por los demás que estaban pasando situaciones similares a la tuya.

“Tero las visiones aisladas son impresionantes: mujeres cosidas a la altura del vientre por las balas de las metralletas; niños con la cabeza destrozada por el impacto de los disparos de alto poder, pacíficos transeúntes acribillados; ambulantes y periodistas caídos en el cumplimiento de su labor cotidiana; estudiantes, policías y soldados muertos y heridos… quizá la visión más sobrecogedora fue la de numerosos zapatos ensangrentados que se desparramaban en el área, como mudos testigos de la desaparición de sus dueños.”

José Luis Mejías: «Mitin Trágico», Diario de la Tarde, México, 5 de octubre de 1968

Una realidad que lamentablemente podemos seguir observando con sucesos como el de los 43 normalistas, los feminicios y todas las muertes causadas por el narco. Todo eso se desemboca a un mal gobierno y los actos de corrupción no importa que tan grandes o pequeños hayan sido.

México hoy es un país mal diverso, pero no más justo, un país más libre pero no menos injusto y respetuoso a la ley. La conclusión es la misma; mientas no predomine el imperio de la ley, los malos gobiernos nunca acabarán.

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