Capítulo 1.
Me levanto sobresaltada de la cama, que hora serán, miro el reloj y son las 5:32 am. ¡Dios! que pesada he estado estos últimos días, lo admito, pero quien no, con tanto trabajo, tantas presiones, tener que buscar la modelo que hará la campaña para el lanzamiento del nuevo producto edulcorante sin calorías que saldrá dentro de poco al mercado, y encima este dolor de cabeza que me está matando, aunque, por la modelo no debería preocuparme mucho, sé que Alejandra tiene buen gusto, y se encargara perfectamente de ese asunto.
Aún sigo acostada, sumergidas en mis pensamientos, quien iba a pensar que nosotros cuatros llegaríamos tan lejos, que llegaríamos a ser, lo que somos hoy día. Manuel y Alejandra siempre soñaron ser unos grandes abogados, han luchado tanto por eso, que hoy por hoy son unos de los abogados más prestigiosos de este país, Marcos un excelente contador, juntos hacemos un excelente equipo, creo que por eso hemos llegado donde estamos ahora, ¡Cuanto los amo!
Volteo, y veo lo más bello y hermoso que tengo en mi vida, mi adorada y preciosa abuela durmiendo, decido levantarme con cuidado para no despertarla, voy hacia la cocina a buscar un analgésico para el dolor de cabeza, escucho un ruido pero todo está oscuro y no logro ver lo que hay, camino con cuidado cuando me dan el susto de mi vida, es mi hermano.
— Nojoda Juanjo que susto me has dado. ¡Casi se me para el corazón coño! ¿Qué haces aquí? — Pregunto
El muy cabrón no para de reírse, eso empieza a molestarme. ¡Será mal nació este!
— ¿Te hace mucha gracia?—Vuelvo a preguntar
— ¡Realmente si jajajaja! vine por agua tenía mucha sed, escuche que alguien salía de tu habitación, por supuesto, sabía que eras tú, la zombi de la familia, sentí que venias hacia acá, por eso te he asustado.
— ¡JA JA! ¡Qué gracioso!, ¿No tienes otra cosa mejor que hacer, que andar asustando a la gente?
— Yaaa deja tu amargura. ¿Y tú qué? –Pregunta
—Tengo un dolor de cabeza que me está matando, vine por una pastilla.
Juanjo se me queda mirando
— Si no duermes, obvio te tiene que doler.
El mismo me busca la pastilla y me la entrega.
–Toma y anda a descansar otro rato, todavía es temprano.
Agarro el analgésico, me la tomo y me voy de nuevo a la habitación. Ya son las 6:00 am, me levanto y me dirijo hacia la habitación de Valeria, la voy despertando poco a poco, dándole besitos en la cara.
— Tíaaaa dejame dormir otro rato, ¡Por favorrrr! Tengo mucho sueño—
— No señorita, anoche te mande a dormir porque era tarde no quisiste por estar jugando con Alfonso, aquí tienes las consecuencias, tienes que arreglarte para ir al colegio, así que a levantarse falta poco para que llegue el transporte, con mala gana Valeria se levanta y se arregla.
El transporte ya se ha llevado a Valeria al colegio, ahora tengo que arreglar a mi princesa mayor y darle de comer.
— ¡Bendición abuela mía! ¿Cómo amaneces hoy?
— ¡Dios te bendiga hija! Bien ¿Ya te vas al trabajo?
—Después que te dé de comer, aún tengo tiempo.
—Está bien ve arreglarte y luego vienes por mí.
— ¡Perfecto! Le doy un besito en la punta de la nariz y me voy al baño.
Voy a arreglarme para irme a la empresa, tengo mucho trabajo. Hoy me he levantado un poco nostálgica seguro es por la menstruación, aunque cuando me llegan esos días me da es por amargarme, y no precisamente por estar triste, pero bueno, eso lo que hay y así me tienen que aguantar, prefiero mostrar lo que soy y no ser alguien que anda mostrando sus penas y tristezas, me molestan las personas que siempre van de víctimas o que quieran dar lastima, sinceramente eso no va conmigo.
Termino de ducharme, voy al closet, empiezo a mirar que ponerme, decido por un pantalón azul oscuro con una camisa blanca tres cuarto, pero corte bajo en el cuello, un blazer que hace juego con el pantalón, y unos zapatos plataforma azul oscuro, me visto, me coloco la camisa, luego el blazer, ambos los coloco ¾, doblando los puños de la camisa por encima del blazer, me arreglo el cabello, cuanto me gusta mi cabello y ondulado en las puntas mucho más, no soy de maquillarme mucho solo lo normal pero hoy escogemos la modelo para el lanzamiento del nuevo producto, por lo tanto tengo que estar a la altura, ahora sí, lista.
— ¡Que hermosa estas hija! — dice mi abuela.
— ¡Gracias abuela! Ven que te ayudo a sentarte en la silla de rueda y vamos a darte de comer, salimos a la cocina donde ya está mi tía esperando con el desayuno.
— ¡Bendición! — digo
–Dios te bendiga, aquí está el desayuno de tu abuela, si quieres se lo doy y tú te vas a trabajar. —responde mi tía,
— ¡No! Tranquila tía, yo se lo doy así aprovecho y desayuno también.
Hablo un rato con mi tía mientras le doy el desayuno a mi abuela y termino el mío.
–¡Listo! Un aplauso para la niña que se comió toda su comida.
— Jajaja muchacha tonta, vete que se te hace tarde –dice mi abuela.
—Vale, nos vemos al medio día, le doy un beso en la punta de la nariz y me voy.
Me dirijo hasta el estacionamiento de la casa, me subo a mi carro prendo el reproductor y sintonizo una emisora, agarro el control del portón lo presiono se abre y me voy
Me detengo en un semáforo, justo en ese momento empieza a sonar una canción en la radio, no sé cómo se llama, pero la letra llamó mucho mi atención, escuchar música, en ocasiones me relaja mucho.
No sé qué me está pasando
Me estremezco cuando escucho tu voz
de pronto quiero verte otra vez
Se enredó mi corazón
Sé que existen mil razones
Que me dicen que esto no puede ser
Yo quiero tenerte más cerca esta vez
Necesito abrazarte y perderme en tu piel
Mientras la escucho, miro hacia un lado y veo a una chica que también llama mi atención, las dos nos quedamos mirando por un momento, al mirarnos, empiezo a sentir una extraña sensación en todo mi cuerpo, escucho que tocan corneta, me doy cuenta que ha cambiado la luz del semáforo y sigo mi camino hasta llegar a la empresa, que cosa más rara me ha pasado.
Capítulo 2.
Al llegar a la empresa estaciono el carro y me dirijo hacia el ascensor, donde me encuentro a varios empleados esperando para subir.
— ¡Buenos días! –digo.
—Buenos días, responden todos al mismo tiempo, cuando se abren la puerta del ascensor, todos entramos.
— ¿Cómo esta señorita Nathalia? — Pregunta Sandra mi secretaria, que lleva un café en la mano.
— ¡Bien Sandra, gracias! ¿Sabes si Alejandra llego? –Pregunto
— No señorita, aún no ha llegado
— ¡Por favor!, cuando lleguemos a la oficina, llámala necesito hablar con ella.
— ¡Está bien! ¿Necesita otra cosa? –Pregunta Sandra
–¡No, gracias! –Respondo con mucha seriedad
De nuevo las puerta del ascensor se abren y llegamos al piso donde se encuentra mi oficina, salgo y me dirijo hacia ella, cuando entro coloco el maletín y mi cartera en la mesa, mi celular suena es un mensaje de José Manuel mi novio.
>José Manuel< ¡Hola mi amor! ¿Cómo estás?
>Yo< ¡Hola! ¿Bien y tú?
>José Manuel< Bien corazón, ¿Se puede saber qué te pasa? ¿Por qué me respondes de esa manera?
¡Pobre José Manuel! Siempre es el quien se lleva toda mi amargura, de verdad que me paso de amargada con él, él pobre no tiene culpa de mi mal genio, tratare de ser un poco más amable.
>Yo< Nada mi amor. ¡Me duele un poco la cabeza! y si a eso le sumas, hoy tendré un día de locos aquí en la oficina. ¡Te podrás imaginar! ): Le mando una carita triste.
>José Manuel< Por esta vez te perdono, trata de relajarte un poco mi cielo. ¿Qué te parece, si te busco al medio día y almorzamos? anda venga di que sí. ¡Te extraño!
Leo el mensaje, últimamente no me apetece salir con él, nuestra relación no va muy bien que digamos, se ha convertido en una monotonía y eso me aburre, me ha pedido muchísimas veces que formalicemos nuestra relación, lo quiero, pero no estoy segura de comprometerme, por ahora, está muy clara que NO!!
>Yo< Me encantaría cariño, pero de verdad no puedo. ¿Nos vemos en la noche?
Justo en ese momento, se abre la puerta de mi oficina, es Alejandra.
— ¿A ti no te enseñaron a tocar la puerta cierto? –Pregunto
— Debo suponer, que cargas el periodo y por eso estas más amargada de lo normal, ¿O me equivoco? –Pregunta Alejandra.
Que estúpida, como me conoce esta coño
–Pues sí. ¿Algún problema con eso?
–Noooo para nada, sabes que tu mal humor me resbala. Por cierto, qué bien te sienta el azul estas muy guapa, en un rato llega la modelo y su representante. ¿Para qué me mandaste a llamar con Sandrita?
–Para lo mismo, por lo de la modelo. ¿Llego Manuel?
En ese momento, vuelven abrir la puerta sin tocar, justo es el.
–Otro al que no le han enseñado a tocar la puerta. –Digo
— ¿Y a esta que le pasa? –Pregunta Manuel
— Nada, que anda en sus días, y está más amargada de lo que ya es — Dice Alejandra.
–Ya veo, pero tranquila amiga eso se te pasa máximo en tres días, luego de eso, nos vamos de rumba y verás cómo vuelve tu humor. –Dice riéndose
–¡Qué estúpidos son! Si van a seguir por ese camino, pueden ir yéndose, ando que no aguanto el dolor de cabeza y no estoy para sus tonterías.
–Bueno ya. ¿Te tomaste algo para el dolor? Se me olvidaba, tu madre anda molestisima, ayer me llamo para preguntarme si ya te había pedido la cita con el médico. –Dice Alejandra
— ¡Dios Ale! no me digas que le dijiste que sí. ¡Por favor dime que no! al salir de casa no la vi, supuse que aún estaba dormida.
— Le tuve que mentir, y decirle que el médico está de viaje, pero coño Nathalia, tienes que ir al médico mujer, esos dolores de cabeza no van a mejorar si no haces el tratamiento, ya no eres una niña chiquita para andar detrás de ti. –Dice Alejandra Molesta.
— Después que terminemos todo esto voy. –
–Tu veraz lo que haces. –
Tocan la puerta. –Pase digo.
–¡Permiso! Es para avisarles que la modelo y su representante han llegado. —Dice Sandra
–Okey Sandrita, ya vamos. –Dice Alejandra.
–Sandra ¿Sabes si Marcos está en su oficina? –Pregunta Manuel
— Si ya llegó, está con la modelo y su representante esperándolos en la sala de juntas.
–Vaya, zamuro cuidando carne, –dice Alejandra en tono burlón.
–Gracias Sandra, ya vamos. —Dice Manuel
–Adelántense ustedes, tengo que terminar algo aquí. –digo
–¡Apúrate!
Cuando salen de mi oficina, respiro, que intensos se ponen estos dos cuando quieren, y este dolor de cabeza que no se me quita, pasan 20 minutos termino de redactar un documento que tengo que enviar para un contrato que tenemos con una compañía de lácteos.
Me levanto para ir a la sala de juntas, no soy muy amante de las redes sociales, pero agarro mi celular y empiezo a revisar el instagram antes de salir, me quedo paralizada al ver una foto, no puedo moverme, siento como si me hubiesen pegados los pies al piso, de pronto voy reaccionando. ¡Mierda que es esto!
–¡Saaandraaa!–Grito
La pobre Sandra entra nerviosa a mi oficina.
— ¿Dígame señorita?
— Llama a Alejandra, que venga yaaaa a mi oficina.
Sandra sale corriendo como si le hubiesen metido un cohete en el culo.
Sandra toca la puerta
–¡Adelante! — dice Marcos.
–¡Permiso! Disculpen la interrupción, señorita Alejandra, la señorita Nathalia la necesita con urgencia en su oficina.
–Sandra, dígale a Nathalia que ahorita no puedo, no vez que estamos a mitad de una reunión.
–Disculpe que insista señorita, pero al parecer es urgente.
–Pues, lo que tenga que ser, que espere, ahora por favor, si no es mucha molestia déjanos solos, necesitamos finiquitar la reunión.
Sandra no sabe qué hacer, camina hasta mi oficina y toca la puerta.
— Paseee– Digo
–¿Se puede saber dónde carajo esta Alejandra? la mande a llamar porque es urgente–digo gritando.
–Se.. se.. señorita, la señorita Alejandra, le manda a decir que viene en un rato porque están terminando la reunión. –Responde Sandra muy nerviosa.
Ahora esta si me va a escucha, salgo de la oficina y me dirijo a la sala de juntas, entro sin tocar la puerta todos me miran, sé que no he debido entrar de esa manera, pero en este momento estoy jodidamente molesta, y no razono, cuando estoy así para cabezona yo, la he cagado pero de verdad que me importa mierda, solo pienso en la maldita foto que he visto y en el gran problema que me va a traer con José Manuel, si Alejandra no logra que borren de instagram.
— ¡Alejandra! necesito hablar contigo yaa, hay un incendio y como no logres apagarlo, te juro que va a correr sangre.
Estoy demasiado molesta y con mi cara de mierda a morir. No puedo mirar a nadie más, de hecho no me he enterado quienes están en la reunión, solo miro a Alejandra, esperando que se levante y salga conmigo.
Ale se levanta, me doy la vuelta y me voy a mi oficina. Alejandra cierra la puerta de muy mala manera y pregunta.
— ¿Se puede saber que mierda acabas de hacer? ¿Qué te pasa para que estés de esa manera? ¡Coño Nathalia! Que cojones tienes tú, estamos a mitad de una reunión demasiado importante y vienes tú tan campante y haces semejante espectáculo. ¿Eres estúpida o qué? –Dice Alejandra alzando la voz
–Pues me sabe a mierda la reunión y todo lo que ello implica, ¡Dios Ale!, mira esta foto– digo entregándole mi celular.
Alejandra no daba crédito a lo que está viendo, es una foto donde salgo junto a una de sus amigas, aparte, que da mucho de qué hablar, es bastante comprometedora.
— ¿Ahora, si lo entiendes? ¿Puedes entender, por qué estoy así? Mierda Alejandra, mi relación con José Manuel no está bien y viene está loca a subir esa foto, y encima, no le basto con subirla, sino que pone, ¡Con mi Amor!
–Primero que nada. ¡Cálmate!
–Como pides que me calme, claro, porque no eres tú quien está en esa situación. –Digo ya perdiendo los papeles, estoy molesta, molesta no, lo que le sigue.
–Que te calmes te digo, pareces una leona enjaulada, caminando de un lado para el otro, queriendo asesinar a alguien.
–Pues que sepas, que aquí va a salir alguien muerto, y precisamente ese alguien no seré yo, cuando tu soluciones, quizás, tal vez podría calmarme, pero antes no.
–Cálmate ya de una buena vez Nathalia–
–Primero que nada, voy hablar con Brenda para que quite esa foto, lo que haga o piense José Manuel, realmente me tiene sin cuidado, nunca me he fiado de él y creo que nunca lo haré. Brenda la cago lo admito, no ha debió hacerlo, pero no es para tanto.
— Segundo. ¿Por qué sigues en una relación, en la cual tú y yo sabemos perfectamente que no va a ningún lado? Estas con José Manuel solo para no estar sola, de verdad Nathi, no entiendo que haces con él. Eso no es vida para ti, necesitas liberarte, necesitas empezar a ver la vida de una manera diferente, necesitas sonreír, sé que es difícil para ti confiar en las personas, pero con intentarlo no pierdes nada amiga, abre tu corazón, tanto tú, como tú corazón, necesitan amor, pero amor verdadero. –dice Alejandra.
Lleva toda la jodida razón en lo que dice. Sabe darme en mis puntos débiles, después de todo lo que paso hace cuatro años, no confió ni en mi propia sombra, pero no, no le daré el gusto, en darle la razón.
–Pues me da igual lo que pienses, así que te pido por favor, que le digas a la loca esa que quite esa foto, pero en el acto, ya bastantes problemas tengo como para sumarle otro.
–¡Dios santo!! De verdad que cuando te lo propones, le sacas la piedra a cualquiera, cuando te calmes y dejes tu histeria de mujer menopaúsica hablamos, tengo una reunión más importante que atender, que estar aquí perdiendo el tiempo hablando contigo, y mucho menos cuando no razonas.
Alejandra se da la vuelta, camina hacia la puerta la cierra y me deja con la boca abierta.
No pues lo que me faltaba, ¡Sera imbécil esta! trato de calmarme, respiro hasta diez, no hasta veinte, con todo esto el dolor de cabeza va aumentando cada vez más. ¡Qué dolor tan inmamable! Pienso en lo que ha pasado, sé que la he cagado, más tarde hablare con ellos y les pediré disculpas, por ahora no quiero pensar más, de lo contrario me va a estallar la cabeza.
–Levanto el teléfono, marco la extensión de Sandra.
–¿Dígame señorita?
–¡Sandra! ¿Serias tan amable de conseguirme algún analgésico para el dolor de cabeza?
–¡Por supuesto! Ya se las llevo
Pasan 5 minutos, tocan la puerta.
–¡Adelante!
–Aquí están las pastillas, le traje dos. —Dice Sandra
–¡Gracias! ¿Aún están reunidos en la sala de Juntas? –Pregunto
–¡Si señorita! ¿Necesita otra cosa?
–No Sandra. ¡Gracias! Puedes retirarte.
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