[…]no mi vida, ´perdón´, no es una palabra que exista entre nosotros; el decir «te quiero» y, que sonrías: me hace feliz. Más lo desconocido que es tu ausencia, después de mantener el sabor de tus labios -éso, sí; es morir y querer perdonar por no besarte. Tú. Ya no puedes matarme con un adiós, ya no puedes quitarme más el alma; porqué el infierno que me destruye, ¡no es nada! comparado con el infierno eterno de donde lograste sacarme.
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