En la primavera hicimos un bote, sin plumas ni huesos. Le prendimos fuego a nuestros hogares y caminamos descalzos sobre la nieve.
La libélula, cortaba el césped y contaba la historia de ellos, la historia de cómo quemaron las laderas del bosque con aquellas máquinas de matar.
Recorrimos los mares en busca de un lugar donde comenzar de nuevo, las guerras que habían azotado a nuestro pueblo, habían terminado con todo. Muerte por doquier.
Solían las abejas y las aves cantar, pero ellos fueron poco a poco talando sus árboles sin piedad alguna.
Al ritmo de los tambores estruendosos del cielo, naufragamos juntos en la tormenta. Ya no somos los mismos de antes, crecimos en el mar, nadamos en el océano.
Llegaron ellos, sus hijos saltando arriba y abajo. No hay suficiente espacio para todos en el cielo, y en la tierra, las peleas inician por la avaricia de aquellos que la poblaron.
Tocamos tierra en la obscuridad de la noche. Millones de estrellas brillaban en lo alto. Poco a poco crecimos hijos del océano. Expandimos nuestros dominios y domamos a la tierra.
Las abejas tuvieron que declarar la guerra. Pero el invierno hubo que azotar las laderas y se escondieron en sus panales. Los pájaros recibieron ayuda desde la superficie, pero no fue suficiente. Así que el bosque que una vez había sido verde, fue cubierto de negro por estas feroces máquinas de matar.
La guerra se había desatado, la victoria era nuestra, aunque a un coste muy alto. Las imágenes de nuestro pasado eran repetidas una vez más. Muerte por doquier.
El invierno se terminó y la abeja reina ha caído.
Ambos bandos desolados por el enfrentamiento reconfortaban a sus hijos. Al final ninguno ganó. Y la conciliación tuvo lugar.
Con el rugido del búho, ambos, cielo y tierra, aves, abejas y ellos, partieron a un lugar que jamás habían conocido, persiguiendo a las hojas impulsadas por el viento. Y a lo lejos le decían adiós al bote cuyos huesos eran lo unico que quedaba, huesos que se hundirían finalmente como rocas en el río, como plumas en el aire.
Basada en las canciones «Dirty Paws» y «Your Bones» de Of Mosters And Men.
-López Lugo Alexis Gabriel-
-21 be Art-
OPINIONES Y COMENTARIOS