¿Por qué dejé de escribir?

¿Por qué dejé de escribir?

Pau González

19/11/2017

Si las palabras no significan nada, si lo que hoy quema, mañana hiela. Y no es que haya dejado de escribir, lo hago siempre. Entonces, ¿por qué dejé de escribir? Si de palabras no se mata al hambre, no se calma el pensamiento, valen los hechos, sólo los hechos. Lo que siempre digo, lo que siempre anhelo, los hechos.


Si no dejé de escribir, por qué lo dejé? Si estas palabras vuelan y vuelven a su origen, que es ser ellas, volátiles, sagradas, vacuas, insípidas, latentes. Si me lleno de palabras todos los días y vomito como cascadas lo no dicho con esta voz que llevo y apago, a veces, apago.


Escribir es como una maldición; puedes entrar fácilmente pero te atrapas en tus propias redes, en tus propias acciones y salir de ahí es imposible. Lo escrito te persigue cuando tienes memoria y recuerdos. Y saca a la luz la oscuridad que yacía dormida o negada.


Ya no busco palabras, ahora ellas llegan a mi entre páginas de libros, imágenes libres y escritos en asientos de micro, en paraderos y murallas tristes. Y la soledad es un arma tan letal para hacerlo. Te planta en tu habitación, con la compañía de tu vida, tú. Si he de soltar la mano escribiendo, la mejor forma es sentir esa soledad atravesarme el pecho.


Una lágrima suelta el fuego, una foto suelta lo lejos, una mente divaga sobre la estupidez de no poder escribir escribiendo. La música persigue su cola y yo la persigo como corriendo. Si he de escribir, que no haya sentido ni propósito.


Una voz amiga me dijo que aunque sean como sean mis pares y todo lo que me hayan causado, siga siendo yo, igual de sensata, igual de callada, igual de calmada. Porque la vida todo lo ve y veré en momentos todo el destello.


Quizás mis palabras no hieren, mis palabras no pesan, mis palabras son vacíos estelares de torpezas. No soy la mejor ni la peor. Soy el cúmulo del trémulo. Y Raskolnikov me ha entendido en este pasar del tiempo que lleva acompañándome. Seré viento, esquirla, error, fantasma, inexistencia. ¿O lo estoy siendo?


¿Por qué dejé de escribir? Si ya lo sido fue, si tengo tanto que contarme a mi misma, si nadie me lapida por hacerlo. No he dejado de escribir, no he estado en silencio, sólo deje esto. Lo dejo.

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