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ESCUADRÓN CABEZAS DE PAPEL: Los inicios.
En un país con casi cuarenta años visibles de lucha contra el tráfico ilegal de droga y sus fenómenos mafiosos relacionados, se creía que en temas como delincuencia organizada se había vivido todo. Con las imágenes aún frescas de Carlos Lehder, Pablo Escobar, Gonzalo Rodríguez Gacha, Los Hermanos Rodríguez Orejuela, Don Berna, El Loco Barrera, Valenciano, Los Mellizos, Wilmer Varela, Sebastian, Don Diego, el país se acostumbró a un aparentemente único estilo de mafia caracterizado por la improvisación, las balas, el lenguaje mal hablado y los bajos niveles educativos, que se manifestaban socialmente en excentricidades de todo pelambre. Hasta la segunda década del siglo 21 la mafia colombiana tenía su sello de identificación personal y grupal tan particular que la hacía reconocible ante todos los grupos sociales. Algunas veces sin intención, y otras con mucha, se identificaban traquetos en las calles, los bares, los restaurantes, los clubes sociales, los edificios y los centros comerciales; y de pronto sin quererlo o queriéndolo mucho, los habitantes de Colombia alimentaban el fenómeno al hacerse los de la vista gorda, e incluso al aceptar y beneficiarse del entorno mafioso.
En el año 2010, o tal vez antes, nace una nueva raza de mafiosos en Colombia.
Al mando de una figura misteriosa, de quien se desconocía su paradero, su nombre, su fisionomía, su edad, su nacionalidad, su origen, tomaba fuerza un grupo de jóvenes ciudadanos de clase alta capaces de movilizar 200 toneladas de sustancias ilícitas mensuales entre Colombia y el mundo. No tienen preferencias por el tipo de droga siempre y cuando tengan un seguro comprador. Los puntos de salida de la droga podrían ser cualquier playa o puerto ilegal desde el Cabo de la Vela hasta Tumaco.
La nueva clase mafiosa la componen jóvenes universitarios y empresarios entre los 18 y los 34 años, hijos de familias adineradas en ciudades como Medellín, Bogotá, Cali, Barranquilla, Cartagena y Santa Marta; estudiantes de prestigiosas universidades y dueños o socios de prometedoras empresas en evolución. Son amantes de la rumba, tal vez algo de droga, de los buenos licores, conocedores de la gastronomía gourmet y siempre están acompañados de hermosas mujeres entre las que se destacan modelos, exreinas, actrices y presentadoras de televisión. Moverse entre Miami, Barcelona, Paris, Londres, Buenos Aires, New York, Ciudad de México, Los Ángeles, Hong Kong o Tokio, para hacer negocios o incluso para hacer sus compras o asistir a una buena obra de teatro estaba entre sus más cotidianos pasatiempos, para lo cual contaban con el dinero y los medios de transporte necesarios para cada ocasión. Sus modales son impecables, son amantes de la buena mesa, y su forma de hablar es propia de poetas y escritores. La nueva raza de la mafia no levantaba sospechas pues sus movimientos siempre fueron asociados a sus actividades empresariales o familiares. Algunos, hijos de políticos y empresarios en ejercicio; otros, familiares de miembros de la rama judicial o de organismos de seguridad del Estado, basaban su operaciones clandestinas en la ausencia casi absoluta de vigilancia y control sobre ellos.
Las autoridades colombianas relacionadas con la lucha anti drogas no lograban entender el fenómeno. Mientras por un lado las capturas y las bajas en las filas de la delincuencia organizada crecían, así mismo lo hacía el consumo de sustancias ilícitas en Estados Unidos y Europa. La vieja guardia mafiosa caía casi a diario en golpes espectaculares que desmoronaban con facilidad sus estructuras operacionales y financieras. La experiencia de la fuerza pública Colombiana, tomada como ejemplo en otros países, daba cuenta del aniquilamiento de estructuras como la Oficina de Envigado, Los Paisas, Los Urabeños, Los Rastrojos y todas aquellas que con los viejos métodos, ya reconocidos y estudiados, quisieran seguir con el negocio de las drogas y sus empresas asociadas de lavado de activos, prostitución, comercio ilegal, juegos de azar y contrabando. Pero casi paralelo a la contundencia de los golpes, la ONU mostraba en su informe anual un aumento desproporcionado y desmotivador de cultivos ilícitos en Colombia, Perú, Venezuela y Ecuador y un aumento sin precedentes en el consumo de Cocaína, Heroína, Éxtasis, Marihuana, Crack y Morfina en las principales ciudades de Estados Unidos y Europa.
Ante esta situación, por iniciativa del Presidente de Colombia, Juan Miguel Ángel, se motivó la realización de una reunión entre los presidentes, ministros y secretarios de Defensa, de Estado, Del Interior y de Justicia de Estados Unidos y Colombia. La reunión, pactada para el 20 de julio de 2011, se basaba en la tesis reconocida y aceptada por ambos países que indicaba un fracaso rotundo en la lucha antidrogas de los últimos 30 años, y se trazaba como objetivo diseñar e implementar las estrategias necesarias y suficientes para iniciar con el fin del fenómeno del tráfico de drogas ilícitas y sus actividades asociadas.
A la salida de la reunión binacional se dieron a conocer todas las acciones que conjuntamente se habían acordado como lo eran el aumento de recursos y cooperación dispuestos de parte de Estados Unidos de América hacía Colombia para ayudar en el combate del fenómeno, el reconocimiento público y mundial de parte de Estados Unidos de América de su responsabilidad en el aumento del fenómeno como país consumidor, entre muchas otras. Pero en la declaración conjunta llamó especial atención una de las medidas, al parecer la más profunda y contundente. Se crearía en un término de seis meses la FUERZA CONJUNTA ANTIDROGAS, designada más tardes por sus letras iniciales como la FUCA. Sería un cuerpo de oficiales y suboficiales de los distintos organismos de la fuerza pública de ambos países, seleccionados con especial detalle de entre los mejores hombres en todo sentido de cada país. La FUCA tendría un jefe o comandante único en Colombia que le reportaría directamente al Ministro de la Defensa Nacional Colombiano, y sus operaciones tendrían como base y sustento la experiencia en la lucha antidrogas de Colombia y la disposición y costeo de todos los recursos y avances tecnológicos de los que tuviera conocimiento los Estados Unidos de América en función de esta fuerza conjunta.
Luego del proceso riguroso de selección de personal y de coordinar toda la logística necesaria para el inicio de operaciones, el 1 de febrero de 2012 inició funciones la FUCA a cargo del Agente Especial Conjunto John C. Miller Cooper, nacido en New York y miembro reconocido y condecorado de la DEA en Estados Unidos desde 1999. El Agente Miller es un hombre parco, de 1,86m de estatura, piel blanca, cabello rubio y largo siempre recogido, ojos claros, facciones marcadas y siempre vestido de negro. En Colombia se transporta en una camioneta 4 puertas blindada de color oscuro en lata y vidrios, conducida por una mujer de 22 años, de origen latino, pero nacida en la ciudad de Miami. Era la Agente Especial Conjunta Sara Rosales Álvarez, de tez blanca, cabello negro, ojos de color oscuro y dueña de una belleza cautivadora. Con 3 años en la DEA en New York bajo el mando del Agente Miller, Sara es experta en armas y explosivos, en conducción de vehículos en situación de emergencias y entrenada en niveles avanzados de Kung Fu. La Agente Rosales es la jefe de seguridad y jefe del cuerpo de 6 escoltas del Agente Miller. Siempre dispuesta, siempre vestida de blanco con trajes antiflama ceñidos al cuerpo y dotada de una pistola Walther P99 Calibre 9mm, fue durante su estancia en Colombia la compañera de operaciones y escudero leal del Agente Miller.
La FUCA estaba compuesta por 2.000 hombres y mujeres distribuidos en seis oficinas en Colombia. Su característica principal, además de las capacidades, entrenamiento y honestidad de sus hombres, es el uso de herramientas de la más avanzada tecnología. Equipos portátiles de interceptación de equipos de comunicaciones, acceso a satélites desde PC portátiles, intercomunicadores y cámaras discretas y teléfonos celulares con acceso a las más completas bases de datos se cuentan entre sus más básicos y cotidianos juguetes.
Al iniciar operaciones en el año 2012, el Agente Miller se dedicó a estudiar el fenómeno, haciéndole seguimiento al movimiento en puertos marítimos y aéreos, así como a las carreteras de Colombia. Con contactos en México, Venezuela y Estados Unidos estudió juicioso el perfil de las personas arrestadas por delitos relacionados con el tráfico de drogas ilegales. El Agente Miller y su equipo recorrieron toda clase de sitios de entretenimiento, espacios académicos y zonas de comercio para entender que estaba pasando. La pregunta principal estaba relacionada con entender quien o quienes estaban al frente del nuevo fenómeno narcotraficante.
El país entero, tratando de entender los objetivos de esta nueva fuerza de trabajo conjunto, se mantuvo expectante y muy atento a sus tareas y avances. Con algo de duda, se escucharon voces a favor y en contra de la iniciativa. Hubo voces de apoyo, y hubo quienes manifestaron que todo hacía parte de una estrategia del Presidente Ángel para ganarse el beneplácito americano en pro de intereses personales y en perjuicio de la soberanía del país; pero algo si era común entre una y otra opinión y era la expectativa causada por la esperanza de poder resolver uno de los más legendarios problemas de Colombia.
En medio del proceso de investigación del Agente Miller, la Agente Rosales y su equipo, sucedió algo inesperado. El joven barranquillero Antonio Araujo Andrade cautivado por la belleza de la Agente Rosales, quien se relajaba con una copa de vino en un buen restaurante de comida italiana de la capital atlanticense, decidió acercarse a seducir a la esbelta mujer. Dueño de una personalidad arrolladora y con un par de frases creativas Antonio logró captar la atención de la mujer, que aunque un poco mayor en edad, se vio atraída por las ocurrencias de aquel joven lugareño. Fue una noche llena de risas y entretenidas charlas, pero consiente de sus tareas en Colombia, la bella Sara decidió no darle trascendencia a la velada, y al término de la noche se escabulló del sitio sin dar mayores explicaciones.
Antonio, con 18 años, iniciaba, en el segundo semestre del año 2012, su carrera como administrador de empresas en la Universidad del Norte en Barranquilla. Provenía de una familia de clase media alta en ascenso. Su formación y valores familiares lo hacían distinguirse como una persona correcta y de buenas costumbres. Juicioso con los libros y dueño de una chispa e inteligencia únicas no demoró en destacarse en los estudios, ganándose la confianza del cuerpo docente de la universidad. Especial amistad académica hizo con el docente de Introducción a la Administración, el Doctor (Ph.D) Anibal Dangond Goenaga quien lo acompañó como docente en varias asignaturas a lo largo de sus estudios volviéndose su consejero académico. El nivel socio económico de Antonio le permitía moverse en círculos de alto nivel en la ciudad, situación que le permitió entrar con facilidad a un “grupo de estudios e investigación” en la Universidad del Norte, ayudado además por la recomendación del profesor Dangond. Sus integrantes eran estudiantes de Administración de Empresas y Relaciones Internacionales reconocidos en la universidad por conformar un exclusivo grupo que con buenas notas y buenos recursos se dedicaba a la creación e intercambio de información, documentos, artículos e investigaciones con estudiantes de prestigiosas universidades en Estados Unidos y Europa.
Con el tiempo, y debido a la confianza que fue adquiriendo por ser un excelente estudiante (producía buena parte de los documentos del grupo) y un buen compañero de rumba, Antonio pudo acercarse a la intimidad del grupo y darse cuenta que este era una perfecta fachada para mantener contacto con jóvenes en el primer mundo. El intercambio de libros, documentos e investigaciones y los viajes en ambos sentidos de los miembros del grupo servía para camuflar sustancias ilícitas que le permitían consolidar un tráfico de cerca de 800 kilogramos de droga mensual.
Alertado con esta situación Antonio recordó a su bella amiga Sara, a quien días después de su fugaz encuentro en aquel restaurante italiano la vio en televisión acompañando al Agente Miller en operaciones antidroga. Durante dos semanas buscó la manera de acercarse a ella, y cuando lo logró gracias a su personalidad y a sus buenos amigos, no dudó en sentarse con el Agente Miller y la Agente Rosales a contarles todo lo que sabía y a entregarles documentación y pruebas que confirmaban aquella modalidad de tráfico ilegal de droga utilizada por sus compañeros de universidad. En ese instante el Agente Miller entendió perfectamente el fenómeno. Supo casi de inmediato que estaba ante nuevas formas de tráfico ilegal de estupefacientes y comprendió que ante las nuevas formas, se requerían igualmente de nuevos métodos de combate. Agradecido con Antonio y asombrado con el valor civil mostrado por el joven, no vaciló en proponerle que continuara proporcionándoles información. Antonio con algo de temor, pero convencido de su deber aceptó la osada propuesta. Durante dos años, el joven y desinteresado informante ayudó con datos y movimientos que se materializaron en la captura de cerca de 100 estudiantes de varias prestigiosas universidades del país dedicados a actividades relacionadas con el tráfico de drogas ilegales; además de la incautación de más de 40 toneladas de sustancias ilícitas y el allanamiento y extinción de dominio de varias docenas de propiedades residenciales y comerciales.
El valor y las habilidades detectivescas de Antonio habían quedado demostradas, y con 20 años de edad recibió una propuesta que cambiaría su vida. El Agente Miller le propuso hacer parte formal de la FUCA, pero por el éxito alcanzado en su labor en el entorno universitario, le explicó que su oficio debería seguir siendo secreto e infiltrado en las universidades y zonas de influencia juvenil, no solo en Barranquilla, sino en otras grandes ciudades del país. Le propuso que bajo la fachada de un intercambio de estudios de un año hacía Estados Unidos, pudiera Antonio recibir toda la formación y entrenamiento requeridos para su labor; y lo más crítico: le propuso mantener esta propuesta en secreto siempre, incluso ante su núcleo familiar, debido al riesgo que generaba para su seguridad y la de su familia y amigos la posibilidad que su identidad fuese descubierta. Fueron días de duda, de incertidumbre, de pensamientos y sentimientos encontrados, pero finalmente el 2 de enero del año 2015, próximo a cumplir 21 años Antonio Araujo Andrade juró lealtad y fidelidad a la FUCA, a Colombia y a Estados Unidos. De inmediato partió para el país del norte con toda la documentación que lo acreditaba como estudiante de intercambio en la reconocida Universidad de Miami, y a la vez, con toda la autoridad que le daba ser un Agente Secreto de la FUerza Conjunta Antidrogas.
En Estados Unidos, mientras estudiaba medio tiempo en la Universidad de Miami, el otro medio tiempo y los fines de semana recibía entrenamiento en artes marciales, manejo de armas y explosivos, idiomas (ingles, italiano, francés y alemán), sicología criminal (área del conocimiento que manejó con excelencia), técnicas de espionaje, protocolo y etiqueta, diseño de estrategias y tácticas en temas de seguridad, administración y operación de equipamiento tecnológico, lectura rápida, teoría sobre sustancias ilícitas, e incluso fue entrenado para jugar póker, billar, dominó, fútbol, montar a caballo y hasta para bailar y actuar con suficiencia.
De regreso a Colombia, en el primer semestre del año 2016 retomó sus estudios de Administración de Empresas iniciando su sexto semestre y de inmediato tomó contacto con sus amigos de estudio y parranda quienes no dudaron en recibirlo con alegría. La bienvenida incluyó rumba durante todo el fin de semana y ya en clases el lunes lo hicieron participe de una gran noticia: varios del grupo asistirían a un importante congreso de Administración de Empresas en Washington. El evento se desarrollaría del 1 al 5 de marzo de 2016 y la Universidad del Norte sería representada en el evento con la ponencia de uno de sus estudiantes. Antonio, invitado a acompañarlos, entendió que detrás de esta fachada académica se escondía una importante operación de tráfico de drogas. Alertó a sus superiores e inició con sus pesquisas para obtener mayores detalles. Era poco el tiempo pues en cerca de mes y medio sería el viaje y era necesario tener muy claras las características de la exportación ilegal.
El Agente Araujo pudo averiguar algunos datos como el tipo de droga y la cantidad, la cual sobrepasaba los 405 kilogramos, pero no lograba establecer los métodos de camuflaje del estupefaciente, ni quienes serían los compradores en el país del norte. Decidido a saber más de la operación, una noche se coló junto con la Agente Rosales en la casa del líder del grupo académico para instalar micrófonos y cámaras discretas conectadas inalámbricamente con un receptor acoplado a su computador portátil. Sin terminar la misión fue descubierta su presencia en la casa, lo que alertó al grupo académico y al personal de vigilancia de la casa. Los Agentes Araujo y Rosales tuvieron que salir corriendo ante la imposibilidad de pedir apoyo y además, para no descubrir la identidad de Antonio. En la huida, Antonio en su morral depositó algunos elementos de valor de la casa que previamente había identificado para dar a pensar que la incursión tuvo intensiones de hurto. En los jardines los agentes tuvieron que cubrir sus rostros con pasamontañas para evitar ser identificados mientras intercambiaban disparos con el personal de vigilancia y con los jóvenes estudiantes. Estos últimos sabían que estaban ante una operación de tráfico importante razón por la cual no querían dejar escapar a los intrusos sin saber cuales eran sus verdaderas intensiones. La persecución pasó de los jardines de la gran casa ubicada a las afueras de la ciudad a las calles aledañas en donde se desarrolló una increíble persecución. Eran tres vehículos 4X4 disparando con armas automáticas detrás del automóvil que conducía con gran destreza la Agente Rosales. Luego de 17 minutos de persecución, la habilidad de conducción de la Agente Rosales y unos disparos certeros del Agente Araujo lograron deshacerse de los tres vehículos sin saldos fatales de ningún lado.
Del lado del grupo de estudios incrementaron las medidas de seguridad de la casa y estuvieron más alertas que nunca ante la posibilidad que se truncará su viaje a Washington, pero nada pudieron hacer pues nunca lograron percatarse de los micrófonos instalados en el lugar. La operación estaba descubierta en todos sus aspectos y lo único que faltaba por hacer de parte de la FUCA era coordinar las labores operativas para dar el golpe.
Al interior de la FUCA se definió que el golpe tendría que ser en territorio colombiano para evitar un impacto mayor para Colombia en cuanto a imagen, y se tomó la decisión que al frente del operativo en el Aeropuerto Ernesto Cortizos de Barranquilla estuviera el Agente Antonio Araujo por haber sido él quien desenmaraño toda la trama, y para facilitar la identificación de todos los estudiantes implicados. Desarrollaron entonces en la FUCA una convincente coartada para Antonio que incluía un viaje familiar desde días antes del evento en Washington que lo excusaba para no asistir al congreso académico. Pero surgía una duda y era como el Agente Araujo se haría presente en el aeropuerto al frente de la operación sin ser identificado por sus antiguos amigos de estudio. La duda cobraba especial importancia ante el hecho ya descubierto que el grupo en Barranquilla no actuaba solo, sino que eran tan solo un nodo de una gran red de tráfico de narcóticos que se extendía por muchas de las principales universidades y empresas de Colombia, Estados Unidos y Europa.
Con la chispa e inteligencia del Agente Araujo surgió por accidente la idea inicial que le daría vida al ESCUADRÓN CABEZAS DE PAPEL, adscrito a la FUerza Conjunta Antidrogas. Ante la falta de pasamontañas disponibles en el momento del operativo, y con tan solo bolsas de papel cartón de color café en sus manos producto de unos insumos comprados, el Agente Araujo, la Agente Rosales y 4 agentes de campo coordinaron y ejecutaron todo el operativo en el aeropuerto vestidos de negro, con chalecos antibalas, pistolas 9mm en sus manos y con sus cabezas cubiertas por bolsas de papel cartón con agujeros en sus ojos.
La captura de 12 estudiantes de clase alta en Barranquilla y la incautación de más de 405 kilogramos de drogas ilícitas camuflados impecablemente en libros, maletas de doble fondo, ropa, carpetas de documentos y juguetes de regalo fueron noticias de gran importancia e impacto en la lucha antidrogas colombiana, pero sin duda la imagen de seis agentes vestidos de negro y con sus cabezas cubiertas con bolsas de papel le dio la vuelta al mundo como un hecho de alta creatividad y efectividad en la lucha mundial contra las drogas.
Antonio Araujo volvió a clases y se encontró con la noticia que sus compañeros de estudio habían sido apresados en un operativo anti drogas en el aeropuerto. Aparentaba asombro de la historia que le contaba su propio profesor y consejero el Doctor Dangond, y aprovechaba para preguntarle datos al profesor sobre sus ex compañeros. El profesor Dangod era el primer sorprendido por todos los acontecimientos, pues ante los ojos del docente el grupo de estudios siempre se destacó por sus buenas calificaciones y actuaciones académicas impecables.
Luego del regreso a clases y pasada la conmoción por la noticia, la FUCA retomo labores, planeando y ejecutando nuevas infiltraciones del Agente Araujo en otros grupos académicos de la Universidad del Norte y de otras universidades de Barranquilla y la Costa Caribe. Nuevos indicios extraídos de los documentos y computadores del grupo arrestado en el aeropuerto confirmaban la existencia de una red que cubría las principales universidades de la Costa y el país. En esos indicios se concentró la FUCA y mientras surgían resultados propios de las pesquisas iniciadas, los Agentes Miller, Rosales y Araujo charlaban, diseñaban y le daban forma a la idea nacida accidentalmente en el aeropuerto. El ESCUADRON CABEZAS DE PAPEL debía volver a salir a la luz pública, pero en la nueva oportunidad no sería producto del accidente sino de una estrategia planeada al detalle.
Se definió entonces la creación formal del escuadrón, con el objetivo de ejecutar operativos anti droga con la presencia de todos los agentes de campo, sin tener que descubrir la identidad de quienes hacían trabajo a cubierta. Serían la fuerza visible de la FUCA en Colombia, conformada igualmente por quienes hacían trabajo secreto de espionaje. Fue pensada como el complemento perfecto para las labores de inteligencia pues los mismos agentes infiltrados podrían ejecutar allanamientos, arrestos, pesquisas y actividades de persuasión con sus cabezas cubiertas.
La forma como se cubrirían las cabezas fue motivo de discusión, pero luego del impacto mediático causado en el aeropuerto se decidió diseñar un casco con la forma de una bolsa de papel de cartón por fuera, pero dotado de la más avanzada tecnología en su interior, diseñado por científicos del Departamento de Defensa de los Estados Unidos de América. Los cascos en forma de bolsa de papel de cartón, hechos de una espuma especial super liviana antibalas, estarían dotados de lentes infrarrojos para visión nocturna en ambos ojos, de cámara de video en el ojo derecho y cámara de rayos X en el ojo izquierdo que escaneaba los cuerpos y permitía la detección de drogas ilegales y armas. Dotados de una tecnología micro hidráulica de última generación tenían la posibilidad de abrirse y cerrarse con facilidad (el casco se abría verticalmente por la mitad de la parte frontal de manera escalonada) y todas las funciones mencionadas tenían que ser activadas por comandos de la voz solo del propietario del casco, lo que los hacía personales e intransferibles. Todos los cascos estaban además equipados de un sistema de comunicaciones inalámbricas de banda ancha que les permitía hablar entre todos los agentes de campo presentes en una operación, y entre ellos y el cuartel central. Así mismo, desde el casco se podía acceder a la base de datos del cuartel central, que poseía registros, videos y documentos de toda actividad que se desarrollaba en la ciudad. Toda la información accesada de la base de datos podía ser observada por uno o todos los agentes desde el casco a través de un sistema de pantalla y microlentes dispuesto para ser visto por el agente portador y usuario del casco. El atuendo de un agente del escuadrón se complementa por un traje enterizo antibalas hecho de la misma espuma liviana del casco. Por fuera se ve como un traje enterizo en tela tipo antiflama manga larga. Cada agente lleva guantes en cuero negros y botas tipo militar negras con punta de acero. Cada agente porta una pistola Walther P99 calibre 9mm en una cartuchera para armas acoplada al cinturón. Algunos agentes llevan además una escopeta negra semiautomática Remington 11-87V diseñada especialmente para portarla colgada de un brazo y acoplada al cuerpo. El traje finaliza con una chaqueta larga hasta los tobillos en tela liviana, y en la espalda el logo del escuadrón bordado en hilo blanco reflector. La imagen-logo del escuadrón es justamente el dibujo de una bolsa de papel cartón blanco con ojos redondos negros y abajo las letras ECP (Escuadrón Cabezas de Papel).
El escuadrón para su transporte utiliza un automóvil Lamborghini Sesto Elemento de color negro para el líder del equipo y un agente de acompañamiento. El resto del equipo para cada operativo se transporta en varias camionetas tipo van de color negro. Ambos tipos de vehículos son dotados de la más alta tecnología, además de ser blindados con el más alto nivel. Computador con acceso a la base de datos central, encendido con comandos de voz, armamento incorporado, visión infrarroja por el panorámico, detector de armas y drogas en vehículos vecinos, piloto automático, equipo de interceptación y/o bloqueo de comunicaciones y cámaras de video seguridad hacen parte de su equipamiento. Como apoyo se cuenta en cada ciudad con un helicóptero de transporte y velocidad dotado de artillería pesada, y según la ciudad se cuenta con una o dos lanchas con 4 motores fuera de borda de 250HP cada uno y dotadas de tecnología de rastreo y ubicación satelital, armamento acoplado y equipos de computo con acceso a la base de datos central.
Los agentes de la FUCA que harían parte de las operaciones del escuadrón serían entrenados en técnicas de asalto y camuflaje, ascenso y descenso por cuerda en edificaciones y helicópteros, como francotiradores, así como para la conducción de cualquier tipo de vehículo (autos, camiones, helicópteros, buses, avionetas y aviones).
Así las cosas, el año 2017 inició actividades con la FUCA concentrada en dos escenarios a saber: las actividades secretas de infiltración a organizaciones, empresas, entidades públicas y universidades, ejecutadas por agentes encubiertos; y actividades relacionadas con allanamientos, operaciones de extinción de dominio, búsqueda de droga encaletada y desmantelamiento de operaciones de tráfico, venta y distribución de sustancias ilegales en bares, discotecas, fiestas sociales, clubes, puertos, aeropuertos y establecimientos de comercio en general ejecutadas por el ESCUADRÓN CABEZAS DE PAPEL. Se volvió común ver a grupos de 15 o más agentes vestidos con el traje del escuadrón entrando a todos los lugares mencionados generando la atención y el temor de todos los presentes. Eran como robots siempre sincronizados en su actuar, siempre dando resultados positivos, pues generalmente el lugar que escogían para entrar ya había sido estudiado por el Agente Araujo y el resto de agentes encubiertos.
Al entrar a un sitio público el protocolo era siempre el mismo: de la Camioneta Van se bajaban 4 agentes del ESCUADRON CABEZAS DE PAPEL que ingresaban como avanzada al sitio mientras los otros esperan, dos se ubican al fondo y dos en la puerta. Con el sitio asegurado ingresa el líder del equipo, distinguido con el alias de Águila Dorada, con un agente acompañante, y detrás el resto de agentes en hileras según el tamaño del sitio distinguidos con el alias de Águila Azul 1, Águila Azul 2 y así hasta agotar el número de agentes en la misión. Cada sitio es revisado con los detectores acoplados en el casco por Águila Dorada y 4 de las Águilas Azules, y en caso de hallazgos se procedía a los arrestos y procedimientos de rigor apoyados por la policía local que acompaña cada operativo. En ocasiones hubo resistencia por parte de los implicados, situación que siempre fue controlada por el escuadrón gracias a sus muy avanzadas habilidades con los puños y el gatillo.
Fue tanta la fama alcanzada por el ESCUADRÓN CABEZAS DE PAPEL que cobijados por un acuerdo emitido por la OEA, fueron llamados a prestar servicios de apoyo en otros países de la región como México, Venezuela, Ecuador, Perú y Brasil. El escuadrón fue visto en múltiples escenarios, incluso en conciertos de afamados artistas e importantes desfiles de moda. Todo sitio que diera positivo en las pesquisas de los agentes encubiertos era visitado por el escuadrón, generándose algunos arrestos y decomisos de dinero, vehículos y sustancias ilegales.
En 5 años de operación la FUCA con su ESCUADRÓN CABEZAS DE PAPEL acumulaba un record sin antecedentes, situación que mejoró la percepción de seguridad de los ciudadanos, pues veían en la FUCA a una entidad transparente, de mucha presencia institucional y con resultados contundente. Por sus resultados, el Agente Antonio Araujo con 28 años se convirtió en el líder Águila Dorada para Colombia del escuadrón, contabilizando en 5 años más de 2.000 capturas, el decomiso de más de 5.000 toneladas de drogas ilegales y la incautación de cerca de $6.000 millones de dólares producto de negocios ilegales relacionados. Los operativos variaban en su desarrollo desde los más tranquilos hasta algunos con bala y persecuciones. Pero el consumo seguía presente en los países del primer mundo, aunque paró su aumento, e incluso en algunos países disminuyó, seguía inquietando el hecho de todavía tenerlo como un flagelo devastador del capital social en el planeta.
Para la FUCA estaba claro que muchos nodos de la gran red de tráfico ilegal habían caído en toda clase de escenarios en Colombia. La nueva forma de ser de los narcotraficantes estaba al descubierto y día tras día eran más rechazados los nuevos narcos de clase alta. Pero así mismo, se tenía claro que el nodo principal de la red seguía presente y lo peor, se desconocía quien era su líder y por supuesto en donde se ubicarlo.
Informaciones de inteligencia técnica extraídas de los computador y documentos incautados, revisadas y cotejadas durante más de una década de operaciones, y comparadas con la información recolectada por los agentes encubiertos en campo habían permitido dibujar el esquema de lo que para los agentes de la FUCA era un modus operandi de la RED (como denominaron a la organización delincuencial a partir de ese momento). La información mostraba que a pesar del excelente perfil de los agentes de la FUCA, existían algunos pequeños brotes de corrupción, y además mostraban los análisis que la RED parecía tener fichas de gran peso en cada una de las ciudades principales de Colombia. Era como una mafia compuesta por múltiples capos, y con colaboradores de altísimo nivel, lo que la hacía inentendible para las fuerzas del orden acostumbradas a lidiar con organizaciones de un único capo y de muchas vendettas y ajustes de cuenta para hacerse al puesto de ese gran capo. La RED era distinta y una década después parecía quedar en evidencia esto ante los ojos de la FUCA y del ESCUADRÓN CABEZAS DE PAPEL.
Con esta orientación se replanteó el trabajo de la FUCA en cada ciudad, se incrementó el pie de fuerza infiltrado, se fortalecieron las herramientas tecnológicas y el Agente Araujo tendría que asumir un nuevo rol: Tenía que ganarse la confianza de los peces pequeños de la RED haciéndose pasar por traficante de drogas para escalar como narcotraficante hasta llegar al nodo principal.
Con esta tarea en mente, el Agente Araujo en el año 2022 como estudiante de un MBA en la Universidad de los Andes en Bogotá, identificó a uno de los viejos miembros del grupo de estudios en Barranquilla. Era por así decirlo un mando medio-bajo, pero al verlo en la Capital de la República creyó necesario retomar contacto en espera de poder conectarse de nuevo con la RED. El perfil sicológico de los miembros de la RED era el de personas que nunca podrían separarse de ella. Araujo jugó todas sus fichas y en un corto contacto con el sujeto lo saludó, lo abrazó, le exalto sus cualidades, se ganó su confianza y lo invitó a una fiesta que ofrecería en su apartamento el próximo sábado. Anderson, como se le conocía al viejo miembro del grupo de estudios barranquillero, no dudó en aceptar, pues se había sentido muy bien tratado por Araujo. La tarea era entonces armar la fiesta, pues esta había sido una idea que se le ocurrió al agente en el mismo momento en que conversaba con Anderson.
El sábado todo estaba dispuesto en el lujoso penthouse de Araujo. Whisky de 18 años, Tequila Reposado de las mejores casas mexicanas, comida de lujo y en abundancia, mujeres hermosas, algo de droga para el consumo y mucho desenfreno y música eran las características de la fiesta, que no demoró en trasladar mentalmente a Anderson a aquellas guachafitas que disfrutaba con sus compañeros de oficio ilegal en Barranquilla. La fiesta era un éxito, lo que relajó muy favorablemente a Anderson quien tomó confianza y rápidamente se hizo al ambiente. Medio trabajo estaba hecho, pensó Araujo, que no dudó, acto seguido, en armar una espectacular obra de teatro ante los ojos de Anderson: En el balcón del penthouse y a puerta cerrada, claramente parecía que Araujo algo negociaba con una persona de apariencia mexicana, con unos 30 años de edad, de aspecto rudo y acompañado de dos escoltas. La negociación no se veía bien y Araujo se veía preocupado.
Al salir del balcón Anderson preguntó de manera insistente a Araujo lo que pasaba quien con algo de duda y vacilaciones le contó que desde hace algún tiempo se dedicaba al tráfico de pequeñas cantidades de droga, pero que el negocio avanzaba y había logrado conseguir un cliente que le exigía en un solo viaje dos toneladas de cocaína de alta pureza. Ante este ofrecimiento Araujo acepto, pero a la fecha había sido imposible conseguir esa cantidad, lo que lo tenía en apuros. Remató Araujo diciendo que de conseguir esa cantidad no dudaría en darle a quien lo lograra la mitad de las ganancias, con tal de quitarse de encima semejante preocupación.
La fiesta acabo con mucha música, licor, sexo y desenfreno para todos los presentes, incluido Anderson, quien se fue con la inquietud de Araujo dándole vueltas en la cabeza.
Una semana después, Araujo es contactado por Anderson y le regresa el favor. Araujo fue invitado a una fiesta, pero esta no era una celebración normal. En principio Araujo no lo sabía, pera era nada menos y nada más que una reunión de jefes de la RED, convocados justamente a planear nuevas estrategias en contra de la FUCA y el escuadrón y una vez pasada la parte “formal” de la reunión se dedicarían a una gran fiesta de tres días al estilo de la RED. El sitio, una isla de dos hectáreas en el Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo situado a 35 kilómetros al sur oeste de Cartagena de Indias, era el escenario ideal para el desenfreno traqueto sin preocupaciones por las autoridades. La RED, muy cuidadosa se había tomado todas las molestias para mantener en secreto la fiesta, pero ante la necesidad de dos toneladas de cocaína de alta pureza de Anderson, uno de sus miembros de confianza luego de los arrestos del 2016, no pudieron resistirse.
La invitación a la fiesta fue contrastada con informaciones de inteligencia que la FUCA tenía y se pudo concluir que la celebración podría ser una importante reunión de la RED. Sin mayores datos que las suposiciones derivadas de la información de inteligencia, y el saber que en ese escenario le darían 2 toneladas de cocaína, el Agente Araujo organizó un operativo con el ESCUADRÓN CABEZAS DE PAPEL. Eran 80 hombres con el traje especial y fuertemente armados que se movilizaron en pequeñas lanchas y jetski hasta la isla sin ser detectados. En un costado de la isla, luego de dar de bajo a 4 guardias con pistolas con silenciador, se reunieron los 80 hombres para ultimar los detalles. La casa era una gran construcción de unos 4.000 metros cuadrados ubicada en el centro de las dos hectareas de la isla, rodeada de jardines con mucha vegetación decorativa y frutal. A un costado caballos, al otro un muelle de pequeñas embarcaciones con una marina que albergaba toda clase de botes, lanchas y jetskis, y al otro una espectacular playa de aguas cristalinas. Cuando el reloj marcó las 12:00PM, estando todos en posición, se dio inicio a la operación.
Al sitio ingresaron todos los agentes al mismo tiempo. De manera intempestiva ingresaron unos por ventanas, otros por puertas y el Agente Araujo, la Agente Rosales y dos agentes más ingresaron por un amplio vitral dispuesto en el techo de la celebración. En el camino de ingreso fueron dados de bajo los escoltas de varios miembros de la fiesta. Las mujeres gritaban de miedo, mientras tres de los principales jefes se daban a la huida con dos escoltas cada uno y en direcciones diferentes. Parecía que el movimiento de escape estaba planeado, pues incluso en tres extremos diferentes encontraron cada uno una lancha rápida para tres personas. En el sitio, el intercambio de disparos duró cerca de 27 minutos, incluyendo algunas peleas cuerpo a cuerpo, con un saldo de 40 personas dadas de baja entre los que se encontraba Anderson, y más de 200 personas arrestadas entre invitados, escoltas y asistentes en general. Aunque el tiroteo fue extenso y los escoltas y asistentes a la celebración se encontraban bien armados y entrenados, las habilidades del escuadrón y la capacidad antibalas del traje no permitió bajas del lado de la FUCA.
En los jardines se extendió el tiroteo con los escoltas de cada uno de los jefes que se dieron a la huida. La vegetación servía de escudo y elemento distractor para el intercambio de balas. En cada extremo de la isla, cada jefe tomó su lancha y la persecución se trasladó al agua. El Agente Araujo tomó una lancha rápida en dirección de uno de los fugitivos, e igual lo hizo la Agente Rosales quienes se quitaron el casco en forma de bolsa de papel para ganar comodidad y movilidad en la persecución acuática. Una vez en agua las balas seguían presentes mientras los pilotos mostraban sus habilidades esquivando obstáculos en el camino. Llegando a orillas continentales en Cartagena la lancha rápida de uno de los capos perdió el control luego del impacto de una bala del Agente Araujo, pero antes de estrellarse con los dos escoltas montados, el capo saltó. La explosión de la pequeña lancha hizo pensar a Araujo que la persecución había acabado, pero segundos después pudo percatarse que un bulto nadaba en busca de una orilla a unos cien metros de distancia. Se acercó percatándose por el color de la ropa que era uno de los tripulantes disparándole desde donde estaba. Le respondieron al fuego y luego de varias balas y de herir en una pierna al sujeto, pudo someterlo. Por radio recibió la información que la Agente Rosales había arrestado a los tres sujetos que perseguía, y en la casa de la isla la situación estaba totalmente controlada.
La sorpresa fue mayúscula para el Agente Araujo cuando se dio cuenta que la persona capturada era el Doctor Anibal Dangond Goenaga, su profesor y consejero académico, y uno de los más prestigiosos e importantes docentes e investigadores en Colombia en el área de la Administración de Empresas. El profesor Dangond sorprendido e indignado de quien era su captor trato de sacar de su tobillo una pequeña pistola calibre 22. Araujo tuvo que responder, dándole de baja a uno de los más inteligentes docentes del país, así como a uno de los jefes de la RED.
La sorpresa de la baja del Doctor Dangond se complementó con el nivel socioeconómico y de poder de las personas arrestadas en la gran fiesta. Entre los invitados se distinguían políticos, empresarios, modelos, actrices, ganaderos y dirigentes deportivos entre otros. Así mismo, la persona arrestada por la Agente Rosales era un prestigioso docente de universidades como La Javeriana, Los Andes y Externado de Colombia, quien era además el tutor de la tesis de Araujo en su maestría.
Con toda la documentación y en general, las pruebas encontradas en la casa de la isla, fueron procesados y extraditados de inmediato muchos de los invitados. En los días siguientes, este gran golpe ejecutado por el ESCUADRÓN CABEZAS DE PAPEL llenaba las páginas de la prensa nacional e internacional. La labor de la FUCA era condecorada y reconocida en muchos rincones del planeta. El Agente Miller, distinguido como el mejor policía del mundo tuvo que trasladarse a varios países a dar cuenta de los logros y resultados exitosos, mientras en silencio, de vacaciones en una isla del Caribe, el Agente Araujo se regocijaba con el placer del deber cumplido.
Solo quedaba una preocupación y era conocer el paradero de uno de los tres jefes que escapó en una lancha rápida de la casa de la isla. Este cabo suelto oscurecía la alegría por los logros obtenidos, pues la FUCA sabía que la RED con un miembro, estaba viva.
ESCUADRON CABEZAS DE PAPEL. Tiempos de crisis
En el mundo de la mafia y el narcotráfico un nombre comenzaba a escucharse y sobre dicho nombre se tejían toda clase de historias, unas ciertas y otras cercanas a la ciencia ficción. EL EMPERADOR era nombrado con respeto y temor en círculos mafiosos. Con solo mencionarlo se generaba la atención de cualquier grupo social. Entorno al Emperador se decía que giraba todo el negocio ilegal de Colombia, pero lo curioso es que nadie parecía saber quien era el personaje, incluso nadie parecía tener la certeza de si existía o no. Se desconocía su rostro, su ubicación y sus procederes, pero se escuchaba que era un personaje que amasaba gran poder económico, político y violento. En algunos sectores se dudaba de su existencia pues aunque se conocían sus órdenes e instrucciones al momento de ejecutarse una operación ilegal, nunca nadie pudo asegurar haberlo visto. En otros escenarios se hablaba que no era una persona sino un grupo de personas distribuidas estratégicamente en Colombia, pues sus operaciones ilegales se proyectaban sobre todo el territorio nacional dejando una sensación de omnipresencia en su actuar.
Los altos círculos mafiosos del país que trabajaban bajo el manto de la RED preferían seguir sus instrucciones y no cuestionar su ausencia, pues habían escuchado de los más despiadados procederes del Emperador en contra de quienes en algún momento osaban poner en duda su mando y poder. Para la RED y todo su cuerpo de prestantes profesionales, académicos y empresarios mafiosos, seguir las órdenes del Emperador significaba grandes lucros con bajo riesgo y eso era lo que realmente les importaba.
Con esta dinámica básica seguía el crecimiento de la RED. El modo de operación era el mismo ante los ojos de las autoridades, quienes afinaron y dirigieron sus investigaciones hacía cualquier ciudadano, adinerado o no, político o no, poderoso o no, con tal de no dejar escapar peces gordos como había sucedido en el pasado.
En círculos de confianza se describía al Emperador como una persona con mucho poder y dinero, despiadado con sus enemigos, muy discreto en sus actuaciones, pero a la vez siempre al tanto de cada movimiento de la RED. Se decía que era un amante de la tecnología y las comunicaciones (usada para mantenerse siempre en contacto con sus amigos de la RED), y que a la vez tenía un gusto obsesivo por las antigüedades y por todo lo que se relacionara con la historia. Evidencia de esta excentricidad era la forma como aparecían ejecutados todos los que lo traicionaban o intentaban pasar por encima de su poder. Un sello macabro fue haciendo carrera como distinción del Emperador cuando en las calles, caños o callejones aparecían ajusticiados miembros de la RED con métodos propios de la Prehistoria, la Colonia, la Revolución Francesa o incluso la época de La Violencia en Colombia.
Se decía además que se hacía presente en algunas fiestas o reuniones, pero como nadie conocía su rostro como emperador, le era muy fácil pasar desapercibido, situación que le ayudaba a estar muy al tanto de sus negocios y operaciones ilegales.
Una de sus características principales, que a la vez se convirtió en un sello de identidad de la RED era que ante situaciones de riesgo prefería dejar que se perdiera un cargamento o un negocio en vez de que él o algunos de los miembros de la RED pudiera quedar privado de la libertad. Su prudencia en los negocios ilegales era excesiva, a tal punto que se conoció de cargamentos abandonados en alta mar o en aeropuertos con tal de no poner en riesgo a ningún subordinado.
Para el Emperador dejar de exportar drogas ilegales durante semanas, o incluso meses, era también una estrategia común, utilizada para despistar a las autoridades acostumbradas a capos del narcotráfico que no paraban sus operaciones con tal de no ver detener el crecimiento de sus riquezas y el de sus ejércitos del crimen. Esto desconcertaba a algunos miembros de la RED, pero otros más acordes con la nueva filosofía mafiosa sabían y entendían que con afán solo conseguirían cansancio. Además, cuando alguien en la RED recibía órdenes de detener operaciones ilegales, se dedicaba a atender con suficiencia y dedicación sus negocios legales los cuales en últimas daban buenos rendimientos y les permitían mantener la fachada intacta de adinerados y poderosos ciudadanos colombianos.
Así las cosas, luego de la operación exitosa del ESCUADRON CABEZAS DE PAPEL en las Islas del Rosario cerca a Cartagena de Indias en donde las bajas en la RED habían sido realmente significativas, la orden del Emperador fue muy clara. Debían ser detenidas las operaciones de exportación ilegal de drogas durante un año, y se fortalecerían las actividades de microtráfico y venta de alucinógenos al interior de las ciudades en el país. Este negocio era claramente menos rentable que el de venta en grandes cantidades en Estados Unidos y Europa, pero la solvencia económica del Emperador y la RED les permitía este tipo de “lujitos”, que además servía para bajar el perfil de la RED, y así proteger a sus miembros y a él mismo.
El Emperador tenía claro además que debía detener el impulso que traía la FUCA con su escuadrón, crecidos operacionalmente por sus contundentes golpes al narcotráfico. Con la FUCA y el escuadrón alejado de operaciones espectaculares, pronto serían presa del olvido ciudadano, momento que sería aprovechado por la RED para retomar operaciones de gran calado.
Mientras vía Internet coordinaba toda la logística con los capos de la RED para ejecutar un año de operaciones internas de venta al menudeo de droga en las calles de Colombia, ocupaba su tiempo estudiando aquella fiesta en las Islas del Rosario. En su cabeza rondaba siempre la pregunta de que pudo haber pasado al interior de la RED como para quedar tan al descubierto en aquella oportunidad. Eran muchos los colaboradores de la RED que habían caído y habían sido capturados, sin contar con la baja lamentable de dos de sus más preciados líderes y compañeros del delito.
Para saber más sobre aquella desafortunada circunstancia, el Emperador hizo traer ante él al profesor universitario que había escapado y quedado vivo, y lo sometió a una especie de prisión medieval. El sitio de reclusión estaba ubicado en un profundo y húmedo sótano que se ingresaba por los jardines traseros a unos 100 metros de la mansión de El Emperador. El acceso, detrás de frondosos matorrales consta de una vieja escalera de madera en forma de espiral que descendía 3 pisos. A lado y lado de la escalera, húmedas paredes de piedra acompañan a sus visitantes hasta el fondo y entre más abajo se estaba, más vegetación se posaba sobre las paredes generando una macabra sensación de encierro a medida que se avanzaba. Ya en el sótano se podía apreciar un largo pasillo que destilaba agua por techos y paredes en todo su recorrido y del que no se veía su fin. El olor a humedad y óxido era intenso, y cada tres o cuatro metros se notan desviaciones hacía otros pasillos, que a su vez desembocan en celdas medievales. Cada celda consistía de un cuarto de cuatro por cuatro metros con una delgada cama hecha a base de rocas empotradas en la pared y sobre las rocas unos cartones que hacen las veces de colchones. En un rincón de la celda había un hueco del que no se le veía fondo, usado para realizar las necesidades básicas del recluso. La reja, empotrada en las viejas rocas era de hierro grueso, que mostraban condiciones avanzadas de óxido. Viejos y grandes candados para asegurar cada reja, baldes metálicos viejos y retorcidos y bancos de madera envejecidos son la pincelada final de este cuadro medieval. Había un solo carcelero en el sitio. Era un hombre de 140 kilogramos de peso y 185 centímetros de altura, siempre vestido con trapos viejos y con la cara cubierta con una capucha que ocultaba una rara enfermedad que brotaba su rostro. El carcelero, sin familia y por su apariencia, había decidido vivir en aquel sótano, razón por la cual además de la vigilancia, era el encargado de las torturas.
Esta especie de museo medieval estaba justo debajo de la gran mansión del Emperador ubicada hacía el norte a las afueras de Bogotá. La casa estaba sobre un terreno de cinco hectáreas lleno de jardines, pasto y plantas decorativas y algunos árboles frutales, estos últimos concentrados en uno de los extremos del terreno. En la entrada, una puerta en roble de cuatro metros de altura por seis metros de ancho con molduras medievales y apliques metálicos hacia parte del frente de la mansión complementado por pinos podados y muy tupidos de 4 metros de altura. Dentro de los pinos se levantaba un muro para evitar los accesos no autorizados. Al ingresar al terreno un camino de piedras conduce a los visitantes hacía un parqueadero hacía el costado derecho de la mansión. Hacía el lado izquierdo se aprecian amplios jardines con mobiliario de parque para la entretención infantil y una amplia piscina rectangular con toboganes y trampolines. A un lado de la piscina se nota una construcción tipo castillo de donde se origina una ancha cascada de aguas cristalinas que caen con fuerza sobre las aguas de la piscina, y detrás de la cascada, casi oculta, una barra de licores con sillas fuera y dentro del agua. Hacía el fondo se levanta la casa de tres pisos y cinco niveles con una fachada de paredes rectas y formas modernas, muy minimalista. La forma daba la sensación de ser tres grandes cubos unidos de diferente tamaño, y en el cubo central se apreciaba la puerta principal. Pocas ventanas completan la fachada, y detrás de la casa un kiosco en palma seca, cerrado con vidrios polarizados y climatizado servía para reuniones de todo tipo. Adentro de la casa se respiraba mucha distinción. Todo muy limpio parece estar donde debe estar y la decoración se muestra muy sobria y elegante.
Para el Emperador era especialmente curioso que de aquella operación de la FUCA hubiera quedado vivo y libre una sola persona, por lo cual durante semanas la sometió a torturas en busca de sacarle alguna información. El profesor universitario estuvo en la prisión medieval un año, tiempo igual al que el Emperador había escogido para parar sus exportaciones ilegales. Fue un año lleno de látigo, encadenamiento, trabajo forzoso o escaseces de alimentos al buen estilo de las más afamadas películas medievales del momento.
Para el Emperador el año siguiente a la operación en Islas del Rosario era una interesante oportunidad para reflexionar acerca de su negocio, pero también para marcar su liderazgo con su sello distintivo de poder y excentricidad, pues rápidamente se supo en los círculos mafiosos que el profesor universitario sobreviviente había sido aislado, castigado y condenado a pagar un año de torturas medievales por lo que a juicio del Emperador había sido su error: haberle abierto las puertas de la RED a la FUCA y al ESCUADRÓN CABEZAS DE PAPEL.
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Mientras tanto, al otro lado de la ciudad, el ESCUADRON CABEZAS DE PAPEL hacía un balance de lo sucedido en Islas del Rosario. Luego de la inmediata extradición de todos los invitados de la fiesta, posible gracias a los convenios binacionales que le habían dado vida a la Fuerza Conjunta Antidrogas, el Agente Miller, el Agente Rosales y el Agente Araujo se dedicaron a analizar toda la información disponible relacionada con la RED. De los equipos, computadores y USB encontrados en la mansión caribeña pudieron extraerse nombres de personas y empresas relacionadas con la RED, direcciones de caletas de dinero, droga y armas de la RED, entre otras, información que sirvió para programar las actividades del escuadrón y la FUCA para los siguientes meses.
Desde la orilla de las investigaciones y el trabajo a cubierta, el Agente Araujo continuó con sus estudios universitarios de fachada, buscando acercamientos estratégicos a través de su participación en foros, seminarios y congresos nacionales e internacionales, tanto como ponente como asistente. Con base en información que extrajeron de los computadores de la fiesta relacionada con actividades de la RED, subió su perfil económico, convirtiéndose en coleccionista de autos y motocicletas veloces y competidor en competencias ilegales automovilísticas de cuarto de milla tanto en Bogotá como en su Barranquilla natal, ciudad que visitaba de manera frecuente. El Agente Araujo en su nuevo rol se movía en dos camionetas, una de ellas Chevrolet Apache modelo 60 de dos puertas, en perfecto estado, color rojo vivo con un estampado igual a la pintura de la Gioconda de Leonardo Da Vinci sobre su capó, rines plateados de lujo, equipo de sonido de alta capacidad, vidrios oscurecidos y restaurada y envenenada para competencias; y la otra, una Toyota Panthyra moderna, del año, doble cabina, en color azul y motor de alta capacidad. En el capó tenía estampado La Virgen, El Niño Jesús y Santa Ana de Leonardo Da Vinci. En cada camioneta portaba una motocicleta de alto cilindraje en el platón acoplada y asegurada con un mecanismo de guayas retractiles que salen de la latonería de la camioneta dentro del platón, con seguros electromagnéticos de alto agarre en los extremos de las guayas que mantenían las motocicletas paradas sobre el platón. En la camioneta antigua roja estaba una moto Suzuki Katana azul de 1000cc del año, y en la camioneta moderna azul una moto Harley Davinson tradicional roja. A la llegada de Araujo a los sitios de competencia era un espectáculo verlo bajar las motos, pues se montaba en ellas, y al tiempo que con sus pies desactivaba el mecanismo electromagnético de agarre con una suave patada en un interruptor ubicado en la parte interna del platón, con las manos aceleraba la moto bajándola de la camioneta de un salto. Era como un sello de distinción como competidor de carreras ilegales.
Paralelo a las labores investigativas, el ESCUADRON CABEZAS DE PAPEL adelantaba allanamientos y decomisos, así como visitas preventivas en sitios en donde la sola presencia del escuadrón ponía a marchar derechito a sus administradores. Las informaciones de inteligencia le mostraban al escuadrón la ruta hacia compra ventas y casas de cambio, discotecas, bares, casas de lenocinio y locales comerciales que funcionaban como apoyo a la RED algunos de manera decidida y con voluntad, y otros de manera obligatoria.
Al mando de Águila Dorada el escuadrón hizo presencia en discotecas, fiestas y conciertos de varias ciudades del país. Como no se les veían los rostros, dejaban una sensación de omnipresencia en su actuar. Era como si el mismo grupo de fornidos agentes disfrazados se hiciera presente al mismo tiempo en toda clase de sitios en el país. Era un tema de conversación común en los barrios y calles de todas las ciudades hablar de las espectaculares apariciones e intervenciones del escuadrón. De estas correrías, entre golpes, persecuciones de autos y plomo se generaron algunos arrestos menores y unos cuantos decomisos, pero ninguna operación arrojaba resultados grandes.
En su rol de competidor de carreras ilegales Araujo se hizo presente en competencias de cuarto de milla que se llevaban a cabo a las afueras al norte de Bogotá. En este sector del Departamento de Cundinamarca se llevaban a cabo toda clase de competencias automovilísticas ilegales bajo la mirada cómplice de las autoridades de policía locales. Estas 50 hectáreas de terrenos planos destapados eran como el templo de la velocidad ilegal en Colombia. Para acceder a la élite de las competencias automovilísticas ilegales, el escuadrón tuvo que secuestrar por varios días a un competidor que venía de Venezuela atraído por el nivel en Colombia.
La inteligencia de la FUCA mostraba que alias El Veneco llegaría a Colombia por el Departamento de la Guajira a bordo de su automóvil de carreras, y que el rostro ni el vehículo del competidor eran conocidos por los organizadores en Colombia. El Veneco permaneció secuestrado y dormido por 3 días en el Municipio de Maicao, y luego fue trasladado a su país de origen en donde despertó con una gran resaca, y sin saber que había pasado, en un afamado sitio de rumba en Caracas.
El negocio de las apuestas en carreras ilegales hacía parte de las actividades de la RED, y este, al lado de Chía, no era la excepción. Con el vehículo de Araujo y sus habilidades al volante se destacó durante toda la noche tanto en carrera de carros como de motos. En el parque automovilístico Araujo fue testigo de pequeños negocios de drogas ilegales, pero prefirió dejarlos pasar y esperar algo más grande. Por su destacada participación y habilidades al volante, Araujo fue invitado a la fiesta de cierre del evento, en donde las drogas, el alcohol y el desenfreno musical y sexual eran la constante. En la fiesta identificó a la mujer del organizador y líder de las carreras de Chía, y aprovechando sus ausencias se acercó a la bella dama. Bailó, la entretuvo, la hizo reír, le exaltó con sutil elegancia su belleza, la sedujo, y antes de que saliera el sol la llevó a la cama. La bella Cristal, un tanto aburrida e inquieta con las ausencias de su hombre aceptó complacida el cotejo de Araujo, e incluso, no dudó en invitarlo a la reconocida fiesta de las revistas “Famosos” y “Rostros” en Cartagena, en donde le mencionó que se harían presentes importantes personajes, que al escucharlos, Araujo los reconocería como miembros de apoyo de la RED, según las informaciones incautadas en la fiesta en Islas del Rosario. Para Araujo no podía ser coincidencia que en la reconocida fiesta se juntaran varios de los fichados personajes, así que centró su atención en Cartagena de Indias.
Llegó el mes de noviembre de 2024 y con el la celebración de las tradicionales fiestas novembrinas, así como la celebración de las Revistas “Famosos” y “Rostros” unidas en un solo evento. El escuadrón, vestido con sus trajes especiales, ingresó a la cotizada fiesta. El evento se realizó en el Baluarte San Miguel sobre las murallas en el Centro Histórico de la ciudad. Era una gala memorable en donde estaban invitados los más famosos personajes de la farándula y la política colombiana. En el fondo de la fiesta para uso de tres orquestas de primer nivel se dispuso una tarima de 1.5 metros de altura con luces robotizadas de alta calidad y una pantalla LED de alta resolución de 10 metros de ancho por 8 metros de alto. La tarima estaba cubierta por una carpa en lona blanca impermeable y de las columnas que sostienen la tarima bajan dos hileras de parlantes que garantizaban un sonido de alta calidad. La pista de baile era un tablón dispuesto sobre el baluarte y decorado con un borde dorado y con láminas de acrílico transparente cada dos metros iluminadas por debajo con luces de colores alusivos a las imágenes corporativas de las dos revistas. Antorchas de dos metros de alto sobre el baluarte, instaladas una cada tres metros de la otra; y velos blancos semitransparentes instalados sobre soportes de 5 metros y de manera ondulada a lo largo de todo el baluarte hacían parte de la elegante decoración. Después de la pista de baile se dispusieron las mesas para 300 invitados. Cada mesa adornada con un centro de mesa con flores con los colores corporativos de las dos revistas, era acompañada de finos portachocolates como recordatorios de la velada. Al final del baluarte, a 120 metros de la tarima se instalaron dos largas mesas una con comidas y postres europeos despachados por 10 chefs internacionales traídos de Bogotá, y la otra con una inigualable variedad de finos licores, vinos, champañas y cocteles preparados por 8 bartenders expertos en bebidas y malabares con vasos, que daban cuenta de lo fastuoso de fiesta.
Con el mismo protocolo de ingreso, Águila Dorada recorrió el sitio ante la mirada de los prestantes invitados. La presencia del escuadrón generó molestias entre los asistentes, quienes se sentían vulnerados en sus derechos al libre entretenimiento. Los ánimos se caldearon entre los invitados y con palabras gruesas retaron a los musculosos agentes, pues se sentían insultados y señalados con la sola presencia de los agentes anti drogas en el sitio. Casi simultáneamente al incidente, Águila Dorada detectó con los escáner de su casco la presencia de drogas y armas en el sitio, en cantidades que hacían entender que no era solo para el consumo de los invitados. Águila Dorada con ayuda de la tecnología del casco infiltró su voz en los equipos de sonido de la fiesta, por lo cual en alto parlante se escuchó que el escuadrón requería ante ellos la presencia del encargado de la fiesta. Los invitados ya exaltados sintieron, sin saber del hallazgo de Águila Dorada, que el escuadrón se había sobrepasado y los increparon, incluso con golpes y tirándoles sillas, situación que aprovechó el organizador de la fiesta para huir. La fiesta había sido escogida por dos sectores de la RED para sellar un pacto de trabajo conjunto, incluso desafiando las órdenes del Emperador, y la droga y armas presentes en el sitio iba a ser utilizada como gesto de buena fe entre uno y otro grupo. Un miembro del escuadrón se percató de la huida de un grupo de personas, mientras los inocentes invitados seguían azarando a los agentes anti drogas. De inmediato el escuadrón asumió posición de combate y persecución. Águila Dorada no dudó en liderar la persecución automovilística ingresando con velocidad a su Lamborghini y luego de un intercambio de disparos y una malograda persecución por el difícil Centro Histórico de Cartagena, Araujo impactó al vehículo que perseguía en una de sus llantas, situación que hizo que el conductor oponente perdiera el control estrellando su automóvil contra la vitrina en vidrio de una librería del sector. Todos los ocupantes de la camioneta tipo van fueron arrestados por el escuadrón que llegó de inmediato a la librería semidestruida.
Entre los capturados estaba una antigua compañera de seminarios y congresos de Araujo. No había una relación de amistad entre ellos, pero era frecuente que se encontraran y cruzaran palabras en eventos académicos. Era una bella mujer que había generado atracción en Araujo por su belleza e inteligencia. En cada evento en que se hacía presente arrastraba miradas por sus brillantes apuntes en temas relacionados con el comercio exterior y las relaciones internacionales, y Araujo, con gran carisma, siempre encontró en cada evento la manera de acercársele y robarle una sonrisa.
Cuando Araujo, envestido de ESCUADRÓN CABEZAS DE PAPEL la vio entre el grupo de malhechores no entendió como una mujer brillante estaba involucrada en este tipo de negocios. La tomo por los brazos y casi a la fuerza la metió en su auto especial, el Lamborghini Sesto Elemento negro que siempre lo transportaba, y dio la orden al segundo al mando de continuar con todo el protocolo de registro y extradiciones inmediatas con el resto del personal arrestado. No era el procedimiento estándar llevarse a una de las personas arrestadas, Araujo lo sabía y sus compañeros se lo confirmaban por los intercomunicadores del casco, pero su experiencia leyendo y descifrando perfiles sicológicos le indicaba que en ella había algo distinto.
En el camino la presionó aún vestido con su traje especial y Juliana, la bella y brillante jovencita lloraba y gritaba, mostraba desespero por estar en medio de esta situación. Juliana era una joven de 25 años, piel canela, ojos verdes, cabello negro azabache al hombro, de 170 centímetros de estatura y con medidas perfectas. Pero la belleza no era su único atractivo. La joven mujer era profesional en Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia y cursaba una Maestría en Desarrollo y Gobierno Territorial en la Universidad de Los Andes en donde se destacaba permanentemente por ser una de las más avanzadas de entre sus compañeros. Esta realmente no era una situación que estuviera en los planes de Juliana y entre gritos y rabia, Juliana manifestó que aunque presentía que en algo raro estaban sus amigos, ella prefirió hacerse la de la vista gorda a cambio de hacer parte de ese exclusivo mundo de excesos y fantasía que le ofrecían en la revista. Juliana se había hecho columnista de la revista “Rostros” y se había ganado la confianza de gran parte de su equipo directivo, quienes la hicieron parte de fiestas y viajes. Juliana en un mes rumbeaba en New York, cenaba en Lima y hacia compras en Miami, y esto la tenía cautivada y la mantenía muy entretenida. Para ella era el precio justo por escribir una de las columnas más leídas en la revista.
Ante esta situación, Araujo hizo algo inesperado con la pretensión de ganarse la confianza de Juliana, quien a juicio del agente podría conectarlo más arriba en la organización criminal. Araujo se quitó el casco y el pasamontañas descubriendo su rostro, pero antes puso al tanto a la joven de las consecuencias que para ella tenía haber sido arrestada en esa fiesta. La extradición sería en cuestión de minutos a menos que ella se mostrara colaboradora con las autoridades. Juliana ofreció mucha información, situación que motivó a Araujo a descubrir su rostro. La sorpresa de Juliana fue enorme pues reconoció de inmediato a aquel encantador muchacho compañero de charlas durante muchos eventos académicos. No podía creer que Araujo fuera uno de los líderes de la FUCA y el escuadrón en Colombia, y mientras salía de su asombro el agente anti drogas le requería información precisa pues al haberse salido del protocolo del arresto, Araujo podría terminar en problemas y ella en una prisión de los Estados Unidos antes que saliera el sol.
La sorpresa para Araujo es que la cooperación de Juliana superaba todas sus expectativas. Juliana recordó que su parejo en la fiesta, uno de los arrestados, la había invitado previamente a que se hospedara en su apartamento para lo cual le dio una copia de las llaves en caso que durante la rumba se perdieran el rastro. Así las cosas, Juliana condujo a Araujo a un apartamento ubicado en la Zona Norte de Cartagena. En el inmueble, luego de revisar cada rincón, Araujo encontró un computador y varias USB con archivos, fotos y documentos que comprometían a importantes empresarios y mandos medios del Gobierno Nacional con la RED. Complementó Juliana la información contándole que en Barranquilla se estaba llevando a cabo en estos momentos una gran fiesta en donde se harían presentes algunas de las personas que se apreciaban en las fotos encontradas en el computador del apartamento de la Zona Norte.
Araujo no lo pensó mucho y aún por fuera del protocolo de la FUCA llamó a dos de sus más cercanos colaboradores con quienes organizó viaje rumbo a la capital del Atlántico. Al apartamento en la Zona Norte de Cartagena llegaron los dos acompañantes a bordo de una camioneta cerrada tipo van muy especial. Las cuatro personas abordaron el vehículo blindado rumbo a Barranquilla y el camino lo aprovecharon para revisar gran parte de la información que les había suministrado Juliana.
El medio de transporte que utilizaban estaba dotado de la más avanzada tecnología. A parte de su blindaje de máximo nivel, era un vehículo provisto de armamento incorporado controlado desde la cabina del conductor, cámaras de seguridad en el exterior e interior conectadas con la estación central del escuadrón y equipos de comunicaciones. En la parte de atrás habían dos asientos frente a igual número de consolas computacionales desde donde podían interceptarse comunicaciones, rastrear ataques aéreos, revisar bases de datos entre otras funciones. Al fondo de la van había una cabina dispuesta para que un agente pudiera cambiarse de atuendo. Luego de analizada la información y de los datos que entregaba Juliana se pudo establecer que era una fiesta de gala en donde se harían presentes prestantes miembros de la sociedad, así que Araujo aprovechó la cabina del fondo de la camioneta para cambiarse de atuendo.
El agente se quitó toda su ropa y dentro de la cabina recibió un baño en seco de pies a cabeza que le quitó todos los rastros de sudor, luego una pequeña y sutil capa de exquisitas fragancias fue roseada en su cuerpo. La cabina estaba provista de todos los elementos para afeitarse y adecuar su cabello y luego se colocó un vestido entero tipo blazer de color blanco con un corte italiano muy moderno, camisa negra en tela tipo seda de solapas amplias y abierta arriba en dos botones, cinturón y zapatos negros en cuero importado y muy reluciente. El atuendo lo acompañó de un sombrero cubano blanco con cintillo negro y como accesorios y joyas llevaba puestos una cadena de oro blanco y dorado tipo cordón, un reloj Rolex de última colección, una esclava en oro blanco y dorado con igual tejido que la cadena y un anillo en oro con esmeralda en el dedo meñique de cada mano. Seguro de atraer la atención con la forma de vestir, su presencia en la fiesta la complementaría con una personalidad arrolladora y unas habilidades en el baile que lo harían el centro de la velada. En Barranquilla se apoderaron de un Porshe del año conducido por él y con Juliana de acompañante y atrás una camioneta Toyota cuatro puertas blindada para sus dos escoltas, papel que desempeñaban los dos agentes acompañantes.
Antes de entrar a la fiesta recibió llamada del Agente Miller quien extrañado de sus procederes por fuera de los protocolos de la FUCA lo invitó a que cuanto antes se acercara a la estación central en Bogotá para rendir informe de lo sucedido en Cartagena de Indias, y en especial sobre el paradero y estatus de la joven arrestada Juliana San Miguel. Araujo le explicó que había procedido de esa manera pues estaba tras una pista importante de la RED con base en información recibida de Juliana San Miguel e incautada en el apartamento de la Zona Norte. Le pidió su apoyo y confianza en esta operación pues estaba convencido que de estos contactos surgirían importantes hallazgos que ayudarían a desarticular la RED en el corto o mediano plazo. Miller insistió en que Araujo se replegara y entregara la evidencia e información que había encontrado y en especial entregara a Juliana, proponiéndole que si la información era importante, toda la FUCA estaría a disposición de este importante golpe, pero le insistió en no trabajar solo pues ponía en riesgo su brillante carrera, además, la orden de replegarse y replantear la operación había venido directamente de la Casa de Nariño. En palacio se habían enterado de la operación contra la fiesta de las revistas de farándula y habían decidido estudiar a fondo la información y replantear las actuaciones en este sentido. La idea de la Presidencia de la República era contrarrestar la posible retaliación de los medios de comunicación por haber atacado a sus más preciadas joyas de la corona: las Revistas “Famosos” y “Rostros”.
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En la Casa de Nariño, más que el propio Presidente de la República Gustavo Ferro, quien estaba al tanto de la actividad antinarcóticos era el asesor presidencial José Eustaquio Escobar, un veterano funcionario de 65 años que por habilidades políticas había estado en ese puesto desde el gobierno anterior, pero además como historiador de profesión había sido Ministro de Cultura y Embajador de Colombia en Estados Unidos en el Gobierno de Juan Miguel Ángel. Como docente de Historia había recorrido universidades como Los Andes, La Javeriana y Externado en Bogotá, la Bolivariana y de Antioquia en Medellín y la Norte y Autónoma del Caribe en Barranquilla. Además ocupó importantes puestos directivos en la extinta Dirección Nacional de Estupefacientes y en la Dirección Nacional de Inteligencia una vez abandonó el Ejercito Nacional de Colombia a donde estuvo hasta el rango de capitán con muy buenos resultados operativos.
Sus excelentes relaciones con los Estados Unidos de América lo convirtieron en una pieza clave en el acuerdo binacional que dio vida a la Fuerza Conjunta Antidrogas en el año 2012, y desde sus inicios siempre fungió como un avezado consultor y asesor en las labores operativas y administrativas de la FUCA. Sus palabras siempre fueron escuchadas lo que lo convirtió en un codirector de hecho de la FUCA, al lado del Ministro de la Defensa Nacional, papel que fue aceptado y recibido con beneplácito por los presidentes Ángel y Ferro.
En público Escobar solo hablaba de historia y de la FUCA. Eran sus temas predilectos y vivía orgulloso de los alcances y proyección del ESCUADRÓN CABEZAS DE PAPEL, que aunque no fue de su autoría, no dudó en apoyar desde sus inicios.
No había duda, Escobar era una voz autorizada en la lucha antidrogas colombiana y estar en contra de sus instrucciones, como lo estaba haciendo Araujo, sin duda traería consecuencias.
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Araujo, convencido de los argumentos que tenía en sus manos decidió seguir adelante con Juliana y sus dos compañeros, quienes le expresaron su apoyo incondicional sin importar las consecuencias.
La fiesta era en una gran casa a la afueras de la ciudad en un sector poco poblado de Barranquilla conocido como Villa Campestre. Desde afuera, la casa no se apreciaba por el contundente y poco estético muro de contención de color blanco, de tres metros de altura con cerca electrizada que surcaba la casa. Una puerta de garaje de cinco metros de ancho en roble era el único acceso al lugar. Adentro al lado izquierdo se distinguía un gran kiosco en palma seca, lugar en donde se desarrollaban las más afamadas fiestas y parrandas de la vida política de la Costa Caribe y al lado derecho una casa de tres pisos con una piscina en frente.
El camino desde Cartagena había servido para estudiar la información incautada, escuchar todo lo que tenía que decir Juliana, y además, armar un personaje creíble para Araujo.
Como un importante y exitoso hombre de negocios en el mundo de las importaciones y exportaciones presentó Juliana a Araujo en aquella velada. No pasó mucho tiempo antes de que Araujo se ganara la confianza de aquel selecto grupo pues su personalidad teatresca y jocosa, su chispa y sentido del humor y sus demostrados conocimientos sobre creación de empresas, administración de negocios y comercio exterior mantuvieron cautivo todo el tiempo al público entorno a sus improvisadas charlas.
De la fiesta se fueron los invitados protocolarios y formales, y al final solo quedó un selecto grupo de no más de 15 personas (más sus escoltas). Araujo fue invitado a quedarse. A las 2:30am llegó a animar la fiesta Peter Manjarrez y Sergio Luis Rodríguez, dos viejos y tradicionales interpretes de la música de acordeón que aún sobrevivían luego de que la música reaguetton arrasara con todos los ritmos musicales. El whiskey Johny Walker Sello Azul se servía en abundancia y algo de cocaína de alta pureza estaba disponible en las pocas mesas que quedaban. La parranda vallenata estaba encendida y el alcohol y la cocaína comenzaban a hacer efectos en los asistentes.
Araujo con la excusa de ir al baño se coló en el estudio de la casa, el cual estaba resguardado por un gigante escolta en la puerta. Luego de reducirlo y dejarlo inconsciente busco la manera de sacarlo por una ventana y entregárselo a sus dos compañeros quienes lo metieron dentro de la camioneta totalmente dormido. No era adecuado que luego de que el fornido guardian del estudio se despertara pudiera contar lo sucedido y dejar en evidencia a Araujo quien en ese momento no sabía hasta donde tenía que llegar con estas pesquisas.
Ya dentro del cuarto Araujo revisó cada rincón, cada gaveta, cada mueble. No se veía nada extraño salvo una caja fuerte empotrada en el mueble biblioteca. Con un dispositivo tecnológico especial que saco de su bolsillo pudo abrir la caja y dentro de ella solo había un disco duro externo. No había plata, ni joyas, ni documentos, solo un dispositivo de almacenamiento masivo de información, que indicaba que buena información estaba almacenada allí como para tenerla dentro de una caja fuerte escondida en un estudio vigilado por un escolta. Conectó la unidad USB externa a su teléfono celular, y luego de correr un software de cifrado de claves de acceso pudo extraer todos los datos almacenados con solo oprimir algunas teclas de su aparato móvil. El estudio lo dejo como lo encontró y de inmediato se reincorporó a la fiesta vallenata que era todo un éxito y un derroche de alegría y jolgorio.
Cuando el reloj marcaba casi las 4 de la madrugada, entre borrachos y alegres interpretes vallenatos al son del viejo Peter Manjarrez, un grupo de 15 prostitutas de buen nivel llegaron a la casa. Eras 15 mujeres hermosas entre rubias, morenas, trigueñas, blancas, latinas, todas altas, todas esbeltas, todas muy bien vestidas y todas muy dispuestas a brindarle entretención al público asistente. La cortesía del anfitrión incluía además cinco chicas adicionales que se montaron en la tarima y a ritmo de regaetton hicieron durante una hora un show erótico de ensueño.
Araujo un poco relajado con ganas de dejarse llevar por el ambiente, con la información de la USB en su celular, y aprovechando que su compañera Juliana se retiró de la velada a dormir, se dejó cautivar por una de las damas quien se identificó como Paola Jaramillo. Era una hermosa trigueña de ojos grandes y verdes, cabello negro muy largo y 23 años de edad. Dueña de una armónica figura vestía un traje de colores enterizo ceñido a su cuerpo que terminaba antes de sus rodillas. En su rostro no se notaba mucho maquillaje y su sonrisa era perfecta. Con Araujo la empatía fue instantánea. Con una charla amena y entretenida intercambiaron información personal. Entre risas y algo de timidez se fueron conociendo y disfrutando cada vez más de su mutua compañía. Alrededor el ambiente era de borrachos, drogados, algunas prostitutas solas y otras ya dentro de los cuartos de la mansión tratando de satisfacer a los pocos invitados en condiciones de responder.
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En Bogotá, al final de la noche anterior el Agente Miller fue citado de urgencia para reunirse con el Ministro de la Defensa y el Asesor Presidencial Escobar. Para la Casa de Nariño era muy importante conocer con detalle los sucesos ocurridos en el operativo a la fiesta de las revistas, pero la sorpresa fue mayúscula cuando los altos funcionarios se enteraron que el Agente Araujo, reconocido por su lealtad y disciplina en la FUCA, había decidido tomar a uno de los arrestados de la fiesta e irse tras una pista de la RED por fuera de los protocolos de operación de la FUCA y el escuadrón. Entendían los altos funcionarios la necesidad de Araujo de concretar golpes certeros a la RED, pero no aceptaban el comportamiento rebelde del funcionario. El más enfático y molesto era el Asesor Presidencial Escobar quien no ocultó su descontento al saber que Araujo estaba solo en una operación a cubierta en aquella casa a las afueras de Barranquilla. Aunque Miller se desgastaba en explicarle a Escobar que el comportamiento de Araujo se debía la información que había obtenido de parte de Juliana y en el apartamento en la Zona Norte de Cartagena, Escobar insistía en que parte del gran éxito alcanzado por la FUCA y el escuadrón se debía exclusivamente al orden, disciplina y respeto por la subordinación dentro de las filas anti drogas. Escobar desaprobó la operación en Barranquilla, relevó temporalmente del mando de la FUCA al Agente Miller por considerar que su cercanía con Araujo podía nublar su buen juicio y asumió el mismo el mando temporal de la FUCA mientras a su criterio, las cosas en la fuerza conjunta retomaban su buen rumbo. Miller quedó desconcertado, pero entendió las instrucciones de la Casa de Nariño pues sabía que el comportamiento de Araujo estaba totalmente fuera de tono.
A cargo de la labor operativa del escuadrón fue ubicado temporalmente el Agente Aquivaldo Rincón, hombre de confianza del Asesor Escobar quien lo llevó a la FUCA desde su creación. Rincón era un reconocido agente de campo, experto pistolero del escuadrón. Sus habilidades con las armas y los puños lo convirtieron en un protagónico agente en las últimas operaciones del escuadrón. Su primera misión al frente del escuadrón dejó boquiabiertos a todos. El Agente Rincón debía arrestar y traer al Agente Araujo ante Escobar de inmediato. El Ministro de la Defensa sorprendido lo invitó a calmarse y reflexionar sobre aquel parecer a lo que Escobar le pidió su apoyo y confianza para adelantar esta labor. Escobar le manifestó al ministro que no consideraba este comportamiento de Araujo como aislado y que investigaría con sus mejores hombres hasta llegar al fondo de todo este comportamiento rebelde de Araujo. El ministro, sorprendido aún, entendió que algún tipo de sospecha recaía sobre Araujo, pero decidió darle su voto de confianza a Escobar, quien siempre se mostró como un experto y avezado funcionario en temas de lucha contra las drogas.
El Agente Miller, por fuera de la escena de operaciones, apagó sus equipos de comunicaciones y se fue muy confundido a descansar, en espera a que pronto todo volviera a la normalidad, situación que lo alejó por horas de la FUCA y como consecuencia, lo alejó de las decisiones y procederes tomados por el Asesor Escobar.
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Con el reloj en las 5:30am un equipo de 15 agentes fuertemente armados del ESCUADRÓN CABEZAS DE PAPEL llegó a la casa a las afueras de Barranquilla, en donde estaba Araujo, a bordo de un helicóptero que aterrizó minutos antes en un lote a un kilómetro de distancia en donde los esperaba una camioneta tipo van blindada y equipada. Ocho agentes rodearon el inmueble, dos de los cuales se ubicaron en la única puerta de acceso. Con disparos certeros de tranquilizantes durmieron a los dos guardias que custodiaban la puerta de acceso y con explosivos abrieron la puerta. La intención era generar un ingreso rápido pues las instrucciones eran proceder con agilidad para evitar cualquier reacción de Araujo, quien era el único objetivo de la operación.
Cuando el Agente Araujo sintió la explosión, recordó el sonido del helicóptero de hace unos minutos, le vinieron a la mente las palabras de desaprobación de Miller y supo enseguida que venían por el. Sin dudarlo sacó su celular, y le extrajo la memoria microSD, pues supuso que muy valiosa tenía que ser la información que había en aquel disco duro externo USB de la caja fuerte como para que la FUCA se tomara tantas molestias. Para evitar sospechas a la hora de que le incautaran su celular, le colocó otra memoria que guardaba con información básica de contactos y fotos. De inmediato se dirigió a la bella Paola a su lado pidiéndole, en virtud de aquella relación fraterna que se había generado entre ellos en los últimos 90 minutos, que se tragara la memoria microSD, que la rescatara de entre sus materias fecales y que se la guardara como el más preciado tesoro, con la certeza que la información allí almacenada sería vital en un futuro cercano.
El Agente Rincón ingresó con su traje especial y el distintivo que lo identificaba como Águila Dorada en esa operación. Tres agentes revisaron el interior de la casa y tres agentes acompañaron a Rincón a la terraza del festejo, todos con traje y casco. Una vez ante la presencia de Araujo, y con los tres agentes de respaldo apuntándole con sus armas largas, Rincón procedió a manifestarle que estaba bajo el arresto y privación de la libertad, por órdenes del Ministerio de la Defensa Nacional, ejecutadas por el ESCUADRÓN CABEZAS DE PAPEL, adscrito a la Fuerza Conjunta Antidrogas Colombo Americana. Tenía derecho a guardar silencio, y todo lo que dijera podría ser utilizado en su contra ante un juez, tenía derecho a un abogado y en caso de no poder acceder a este derecho, el Gobierno Nacional Colombiano le asignaría un abogado de oficio. Los tres agentes que ingresaron a la casa trajeron consigo a la joven Juliana San Miguel a quien ya le habían aplicado todo el protocolo de arresto.
Rincón le pidió a Araujo que por favor no se opusiera al arresto pues tenían órdenes de disparar. Araujo preguntó bajo que cargos era el arresto a lo que Rincón le contestó que por tráfico de drogas ilegales y lavado de activos.
Rincón en ese momento recordó que una vez descendieron del helicóptero en Barranquilla y se colocaron los cascos, la información sobre los cargos del arresto de Araujo llegaron al casco. Según información de la Casa de Nariño y del Ministerio de la Defensa Nacional, Araujo estaba involucrado en la exportación de un cargamento de 3 toneladas de drogas ilegales a México en donde utilizó su poder e influencias para neutralizar las autoridades y hacer llegar la droga a Ciudad de Juárez en el país azteca. Para algunos de los agentes en la operación contra Araujo era un poco extraño el arresto pues la información que había llegado al casco no contenía documentos probatorios, sino solo el relato de los cargos, pero al venir de tan alta fuente no dudaron en apoyar de manera decidida el arresto a Araujo.
Araujo se levantó de su silla, alzó los brazos y con la certeza de saber que ante cualquier movimiento podría perder la vida accedió sin ninguna oposición al procedimiento policial. Los agentes en sitio no parecieron interesarles el resto de personal, lo que tranquilizó a Araujo quien sabía que tenía una carta por jugar con la información que reposaba en la memoria microSD en posesión de Paola Jaramillo, la bella prostituta con quien en corto tiempo entabló una amistad. Rincón disfrutaba de la situación pues siempre soñó con ser el Águila Dorada principal del ESCUADRÓN CABEZAS DE PAPEL, y sabía que con el éxito en esta operación su ascenso estaba más que garantizado. Además contaba con la promesa del Asesor Presidencial José Eustaquio Escobar que siempre le aseguró que de mantenerse intacta la lealtad de Rincón a Escobar, y ante la ausencia de Araujo el sería el próximo Águila Dorada.
Araujo y Juliana fueron conducidos a la van del escuadrón parqueada afuera esposados cada uno y mutuamente como dos de los más buscados delincuentes colombianos. Rincón dio el parte de victoria a su superior en Bogotá, quien dio la orden de adelantar de inmediato todos los trámites necesarios para la extradición de los dos delincuentes. Araujo en silencio accedió a todas las peticiones de Rincón y los demás agentes. En su interior pensaba y le sorprendía que le aplicaran el procedimiento estándar a pesar de saber que en el reglamento de la FUCA se mencionaba un trato jurídico y operativo diferente para miembros de la fuerza y/o de las autoridades en general que presuntamente hubieran cometido delitos relacionados con el narcotráfico. Algo olía mal, algo estaba pasando. Araujo se preguntaba porqué justo al llegar a esa fiesta en Barranquilla se generaron los falsos cargos por narcotráfico, para alguien que como el, tenía una trayectoria operativa y policial sin ninguna tachadura. El hecho irregular se lo confirmaba el no tener noticias ni haber visto en escena en Barranquilla al Agente John C. Miller Cooper, ni a la Agente Sara Rosales, amigos, escuderos y miembros de mayor antigüedad y jerarquía que Araujo y sobre todo, superiores a quien comandaba el operativo. El sometido exagente mantenía la tranquilidad mientras era transportado hacía el Aeropuerto Internacional Ernesto Cortizos de Barranquilla en donde lo esperaba un avión con destino directo a una corte federal en New York, donde sería procesado por cargos de narcotráfico y lavado de activos, con el agravante de haber pertenecido a la FUCA. La tranquilidad le servía a Araujo además para pensar que hacer, como proceder ante esta encrucijada que parecía acabar con su vida profesional y personal. Pasaban por su cabeza las imágenes de su familia y amigos que desconocían con profundidad cuales eran las actividades profesionales de Antonio Araujo. El saberse inocente de los cargos que le imputaban lo mantenía en calma, pero a la vez el tener la certeza de la amplia exposición a que lo someterían en los medios de comunicación lo intranquilizaba de sobre manera, pues sabía que era una noticia devastadora tanto para sus círculos profesionales como personales.
Una vez en el aeropuerto y ante la inminencia de la extradición a los Estados Unidos de América, Araujo tomó la decisión de escapar de las autoridades que lo custodiaban. Sabía que en la calle podría organizar su defensa acumulando la mayor cantidad de información que probara su inocencia. Sabía que por las características de su captura, su juicio y reclusión en el país del norte no le permitirían hacer ninguna jugada en su favor, más aún se le dificultaría su defensa conociendo que las ordenes de su captura venían de las más altas instancias en Colombia. Pensaba que lo mejor sería escapar, investigar, entender que estaba pasando y luego si entregarse, pero a la vez sabía que al escapar estaría aceptando su culpabilidad. Sería un viaje que posiblemente no tendría retorno hacía los linderos de la inocencia, situación que lo preocupaba de sobre manera, sobre todo al pensar en su familia, que lo suponía dedicado a oficios relacionados con los estudios de pregrado y postgrado que había adelantado. La encrucijada era contundente, Araujo estaba contra la espada y la pared y sin mucho tiempo para pensar pues en cuestión de minutos estaría a bordo del avión que lo conduciría a las más estrictas condiciones de reclusión en Norteamérica. Al escapar el golpe anímico familiar sería peor que al ser recluido, pero al ser recluido sus posibilidades eran supremamente escasas. Además, escapar no sería una tarea fácil pues estos operativos de extradición, bastante conocidos por él, eran ejecutados por personal de asalto altamente entrenado.
El protocolo de extradición, conocido en detalle por las autoridades aeroportuarias, indicaba que el ingreso hasta la pista se hacía con todos los vehículos del escuadrón, que para esta ocasión eran tres. El ingreso era por la zona izquierda de la terminal aérea donde había un acceso especial en concreto rígido rodeado de vegetación.
La decisión estaba tomada y con mucha agilidad noqueó al agente que lo resguardaba en la silla de atrás de la van y lo desarmó amenazando con el arma al conductor y a los otros dos agentes que hacían parte de su custodia en la camioneta. No tenía intenciones de hacerle daño a sus excompañeros así que cada movimiento era pensado y calculado. Les pidió que continuaran la marcha normalmente mientras el disparó el arma con silenciador contra la cadena que lo unía a Juliana. Una vez en la pista del aeropuerto a un kilómetro del avión obligó a los tres agentes a lanzarse del vehículo, situación que alertó a los otros dos vehículos que de inmediato comenzaron a dispararle a la van en donde se desplazaba Araujo y Juliana. Le pidió a Juliana que confiara en él y que condujera a toda velocidad e impactara de frente con la parte central del avión. Juliana asombrada y algo asustada aceptó el reto mientras se escuchaban los impactos de bala sobre la camioneta blindada que ahora conducía la joven San Miguel. Araujo desprendió las sillas de atrás de la camioneta, abrió la puerta y las soltó sobre la pista, mientras disparaba sobre el panorámico blindado del vehículo que lo perseguía. Sabía que las balas no penetrarían el vidrio, pero alterarían a su conductor, que además ante la presencia de obstáculos en la vía podría perder el control del vehículo. Efectivamente logró su cometido y la camioneta se salió de su trayectoria y se volteó, sin consecuencias para sus tripulantes tal y como lo planeó Araujo, pero aún faltaba un vehículo. El avión estaba parqueado a unos 300 metros de la persecución a un lado de un gran ventanal del aeropuerto, el cual fue impactado por las balas de Araujo. El estruendo de los vidrios y la explosión de un vehículo de suministro de combustible de avión luego de los disparos de Araujo hizo que los agentes de custodia del avión corrieran para resguardarse, lo que les impidió armarse y disparar contra la camioneta rebelde, tal y como lo establecía el protocolo para estos casos.
Juliana decidida y asegurada con su cinturón de seguridad impactó contra el cuerpo del avión. La fuerza de la camioneta blindada partió en dos el avión. Una pequeña explosión generó fuego en el sitio y la camioneta que perseguía a Araujo chocó contra una parte del avión siniestrado. Por el impacto y la impresión Juliana se detuvo, pero reaccionó rápidamente y volvió a acelerar su vehículo al percatarse que tanto ella como Araujo estaban bien, salvo algunos pequeños golpes. Esto les permitió coger algo de ventaja en su carrera por la pista del aeropuerto con rumbo hacía uno de sus extremos, colindantes con un pequeño asentamiento ilegal de pequeñas casas. De la camioneta aún en pie en el sitio de parqueo del avión se bajó uno de los agentes, y al percatarse que todos los encargados de la extradición en el sitio estaban bien, le hizo señas a la camioneta para que procediera con la persecución del prófugo.
La ventaja era de unos 400 metros entre el vehículo que conducía Juliana y el del escuadrón. Esta ventaja le permitió a Araujo abandonar la camioneta al final de la pista y emprender su huida camino al asentamiento ilegal. Al aeropuerto llegaron dos helicópteros y más de 100 agentes a apoyar la búsqueda del prófugo, pero todos los esfuerzos fueron en vano por las difíciles condiciones que ofrecía el asentamiento. En menos de 30 minutos Araujo y Juliana estaban rumbo a Barranquilla en un viejo taxi que alcanzaron a tomar antes de que el escuadrón acordonara la zona.
El Agente Especial Antonio Araujo Andrade, con 30 años de edad y más de doce años al servicio de la Fuerza Conjunta Antidrogas, Águila Dorada principal del ESCUADRÓN CABEZAS DE PAPEL, líder y autor intelectual y operativo de las más importantes capturas y decomisos en el mundo del narcotráfico, agente especial dedicado al servicio investigativo a cubierta durante toda su trayectoria, sin ninguna tachadura en su muy exitosa carrera como autoridad anti drogas en Colombia, Latinoamérica y Estados Unidos de América, era ahora un prófugo de la justicia colombo americana.
ESCUADRÓN CABEZAS DE PAPEL: Se apaga el casco.
Dos días después de la operación a las afueras de Barranquilla todos los medios de comunicación reseñaban la noticia. El líder Águila Dorada del ESCUADRÓN CABEZAS DE PAPEL, el jefe de las actividades anti drogas en Colombia Antonio Araujo Andrade se había convertido en un prófugo de la justicia al haber sido descubierto como exportador de drogas ilegales. La foto de Araujo recorrió en segundos todo el país y el mundo entero. En primera plana y en titulares se describía a Araujo como el mejor y más entrenado agente antidrogas, seducido y corrompido por sus antiguos perseguidos. Las reseñas noticiosas daban cuenta del más escandaloso caso de corrupción en la lucha antidrogas por el altísimo nivel del Agente Araujo dentro de la FUCA. Era el escándalo del año, era la noticia del año, era el bochorno del año. Y así fue recibido sin ninguna duda por todos los sectores económicos, políticos, empresariales y comunales del país debido a la decisión de Araujo de evadirse de las autoridades, en vez de dar la cara. Por su magnitud y por las reacciones que generó, la noticia se registró una y otra vez durante semanas. Como estocada final, no se hicieron esperar las voces en contra del escuadrón y de la FUCA. Se dijo que tenían mucho poder, situación que facilitó las posibilidades de corrupción, se dijo que la fuerza pública en ningún país puede actuar con sus rostros cubiertos, pues esto le resta transparencia en su actuar, se dijo que este acto de corrupción era totalmente previsible por parte del Gobierno Nacional a quien también culparon de la catástrofe. Voces provenientes de todos los sectores vivos de Colombia, y en especial de sectores empresariales y académicos involucrados en el narcotráfico, pedían la liquidación de la FUCA y su escuadrón. La presión sobre el Presidente Ferro y el ministro de la Defensa Nacional fue muy alta y las actuales circunstancias y hechos eran demasiado contundentes.
La andanada de reacciones duro tres meses hasta que el Presidente de la República de Colombia, el Ministro de la Defensa Nacional, el Secretario de Estado y el Secretario de Defensa de los Estados Unidos de América anunciaron en rueda de prensa televisada por CNN el fin de la Fuerza Conjunta Antidrogas y por consiguiente, el fin de su asociado Escuadrón Cabezas de Papel. Era el más triste final para una autoridad antidrogas que durante más de 12 años no había descansado en dar buenos, grandes y contundentes resultados en la lucha mundial anti drogas. El Presidente de Los Estados Unidos de América confirmó la noticia desde Francia en donde atendía asuntos propios de su cargo.
El Presidente Ferro no tuvo otra alternativa luego que su asesor presidencial José Eustaquio Escobar se lo recomendara como respuesta a todas las críticas que se habían recibido de todos los sectores luego del infortunado suceso con el Agente Araujo. El asesor Escobar le mostraba al presidente que no había otro camino distinto a cerrar la FUCA, pues de lo contrario las criticas contra el Gobierno Nacional serían tan severas que podrían desembocar incluso en la necesidad de renuncia del mismo Presidente Ferro.
Era un triunfo sin precedentes de El Emperador y la RED en su afán por ampliar el negocio ilegal. Habían logrado lo inimaginable, habían quitado del camino a su más fuerte obstáculo: la FUCA y su ESCUADRÓN CABEZAS DE PAPEL, entidades que claramente habían sido las únicas capaces de contrarestar el accionar mafioso. Pero a la vez el Emperador sabía que con Araujo libre los riesgos para su organización aumentaban, así que utilizó todo su poder político y económico y todos sus contactos para agilizar la captura del prófugo de la justicia, y una vez capturado, las ordenes a sus hombres en las cárceles era la de callar para siempre al otrora ejemplo de la lucha anti droga colombiana.
Desde la clandestinidad Araujo era testigo de la noticia mundial, que sin duda lo perturbaba, pero su gran preocupación estaba por fuera de la institucionalidad. Para el exagente Araujo, ahora prófugo de la justicia, su peor tormento era pensar en lo mal que debía estarlo pasando su familia. Ninguna miembro de su familia sabía que era un agente secreto anti drogas al servicio del gobierno. Sin dudarlo, siempre creyeron en la versión dada por el exagente, que daba cuenta de sus actividades como académico, investigador y consultor de empresas en toda Colombia. Ahora, no solo se enterraban de la verdadera ocupación y personalidad del joven Antonio, sino de sus comprobados y creíbles nexos con el narcotráfico, narrados por las más altas dignidades del país. Era el Presidente de la República y sus dos más cercanos colaboradores los que describían como el joven Antonio había burlado las autoridades, convirtiéndose en el más astuto colaborador de la mafia colombiana. Con asombro y vergüenza social la familia de Araujo recibía la noticia, los comentarios malintencionados y hasta la burla de amigos, familiares y vecinos; pero para el padre, la madre y sus hermanos, todo era muy confuso, y en medio de la tempestad sentían en su corazón que Araujo era inocente.
Para Araujo la preocupación por su familia tenía que quedar momentáneamente a un lado. La prioridad era poder probar su inocencia ante las autoridades nacionales y ante el mundo, pero para ello debía descubrir quien y como lo habían inculpado. Lo primero fue refugiarse a descansar y a pensar, y lo hizo en una casa que el mantenía arrendada desde hace algunos meses sin el conocimiento de nadie. En este sitio, ubicado en el Barrio El Recreo de Barranquilla, a dos cuadras de un CAI y a escasos 500 metros de la II Brigada del Ejercito Nacional, Araujo guardaba artículos personales, lo usaba como fachada en operaciones, almacenaba armas y equipos tecnológicos que desechaba la FUCA. Era el sitio perfecto para esconderse con Juliana mientras diseñaba su estrategia de contra ataque. Para Juliana no fue tan fácil amoldarse a su nueva hábitat, pues venía acostumbrada a toda clase de lujos y amplios espacios debido a sus inocentes relaciones con miembros de la RED. Momentos de desespero invadían a Juliana periódicamente, pero Araujo, experto en el comportamiento humano, siempre supo contenerlos. Desde la casa inició la búsqueda de información por parte de Araujo. Internet era su mejor aliado y sus conocimientos de sistemas computacionales su más efectiva arma, pues le permitieron acceder a bases de datos estratégicas en sus pesquisas. Hizo llamadas, intercepto equipos de comunicaciones, envió correos electrónicos, bajó información de Internet, infiltró equipos servidores de organismos y entidades estatales, pero siempre supo que toda esta era información complementaria, pues el paquete principal era el que tenía en su poder Paola Jaramillo, la prostituta que se quedó con su memoria microSD en aquella fiesta a las afueras de Barranquilla.
Cuando el Presidente Ferro anunciaba el fin de la FUCA, tres meses después de su captura, Araujo ya tenía lista su estrategia en busca de poder demostrar su inocencia. La ejecución de su plan inició de inmediato con todo tipo de movidas, algunas muy arriesgadas y otras muy estratégicas.
Su primer gran riesgo fue contactar a un viejo amigo, a un viejo compañero del escuadrón, a quien fue su mano derecha durante 5 años en la FUCA.
Jaime Antonio Peñaranda fue agente de la FUCA y miembro activo del ESCUADRÓN CABEZAS DE PAPEL durante sus 6 primeros años de funcionamiento, pero ante una muy tentadora oferta de trabajo como Director de Riesgo y Protección de una multinacional cervecera, Peñaranda decidió renunciar a la FUCA para dedicarle más tiempo, y ofrecerles mayor seguridad a su esposa e hijos. La amistad con Araujo era fuerte, con quien compartía muchos momentos familiares. Peñaranda fue uno de los grandes sorprendidos con la noticia de la captura y fuga de Araujo, y nunca dudó en pensar que algo turbio estaba pasando en la FUCA, pues fue testigo de primera mano de la honorabilidad de Araujo, puesta a prueba en infinidad de veces en su presencia.
Araujo y Peñaranda se reunieron en un sitio en el centro de la ciudad que ambos conocían con perfección, y que brindaba las mínimas garantías de seguridad para ambos. Era un viejo y malgastado prostíbulo cerca al mercado de la ciudad, que parecía detenido en la década de los 50 del Siglo XX, y en donde ninguno de sus habituales transeúntes y residentes parecía interesarles el diario vivir. En el único televisor del sitio, solo se veían viejas películas pornográficas, así que los dueños y visitantes del legendario sitio vivían siempre alejados de noticias de actualidad. El prostíbulo, de nombre Las Divas parecía sacado de una película del viejo oeste norteamericano, pero para Araujo y Peñaranda se convirtió en lugar de reuniones cuando estaban en misiones ultrasecretas y de alto riesgo. Luego de escuchar a Araujo el relato de los hechos, Peñaranda no dudó en ofrecerle su ayuda incondicional. Sería un riesgo para su familia y su brillante carrera, pero sabía que con delicadeza y astucia podían armar el rompecabezas que llevara a Araujo a su libertad. Para el prófugo de la justicia era una muy valiosa ayuda, pues Peñaranda tenía entrenamiento en múltiples y muy útiles aspectos, así como acceso a información privilegiada y a personajes estratégicos para esta tarea.
Diseñaron una estrategia de comunicaciones que incluía hablar por celular a una hora distinta cada día y desde SIMCARDs distintas cada día; y para el intercambio de información impresa o de objetos físicos, ambos utilizaban un locker ubicado dentro de una cancha de paintball a las afueras de Barranquilla. Para Araujo violentar la seguridad del sitio a altas horas de la madrugada no era problema, pues las precarias condiciones de seguridad del sitio no representaban mayor obstáculo; y para Peñaranda se había convertido en una práctica habitual jugar Paintball todas las semanas, incluso dos veces por semana en ocasiones de competencia, lo que lo había convertido en un visitante permanente de esta cancha.
El siguiente paso era ubicar a Paola Jaramillo, la prostituta de la microSD, pero no tenían ninguna pista concreta, salvo la de suponer que su procedencia tenía que ser de un elegante sitio en la ciudad, pues Araujo recordaba que tanto el nivel de todas las niñas como el de los invitados a aquella fiesta el día de su captura, era bastante alto. No era muy probable que fueran traídas de otras ciudades por la hora de la madrugada en que llegaron y por el acento costeño o costeñizado de todas las niñas.
Así las cosas Araujo y Peñaranda se dividieron la tarea. Tenían que visitar 4 sitios muy conocidos en la ciudad, y con absoluta discreción ubicar a Paola. Por el cambio de turno habitual de las niñas en estos sitios, la tarea duro seis semanas hasta que el mismo Araujo la encontró en el más exclusivo prostíbulo de la ciudad.
La Casa Blanca, como se llamaba, era un prostíbulo y sitio de show femenino construido sobre una hectárea de terreno sobre la vía circunvalar frente al Barrio Miramar en Barranquilla. La fachada era una réplica del lugar de trabajo y hábitat del Presidente de los Estados Unidos de América, incluido sus jardines. Al sitio llegabas en vehículo, para lo cual se disponía de amplios parqueos en cada lado del lugar. En el parqueadero un carro de golf o un mini tren de ruedas recogía y transportaba los clientes a la terraza de la puerta principal en donde dos bellas y sonrientes mujeres en ropa interior te esperaban con un coctel de bienvenida para luego conducirte al interior del sitio. Al ingreso se encontraba un amplio lobby compuesto por muebles en cuero, un mueble de recepción elaborado en finas maderas a la altura de la cintura y una decoración en colores rojo y negro y con texturas tapizadas y empeluchadas en paredes y pisos. El olor del lobby era una sutil fragancia a vainilla, y una vez en el mueble de recepción, los visitantes eran recibidos por dos elegantes y bellas mujeres vestidas en prendas sugestivas elaboradas en cuero ceñido al cuerpo. El vocabulario de todo el personal en el sitio era muy refinado y la personalidad del personal de atención a clientes era muy cálida, lo que generaba confianza en la clientela. En el lobby se distinguían 4 puertas y dos grandes ventanales transparentes desde donde podían apreciarse mujeres desnudas o escasas de prendas bailando al son de música que para quienes estaban en el lobby no sonaba muy fuerte. Cada una de las amplias y elegantes puertas de madera oscura llevaba a un mundo de servicios diferentes. La primera puerta te llevaba por un túnel de espejos hacía el Gran Salón Tropicana. El salón era un amplio espacio lleno de mesas, con tres barras de licores elaboradas en gruesos cristales distribuidas en el sitio, y con seis tarimas y cuatro jaulas elevadas a diferentes niveles que utilizaban las damas del sitio para realizar sus espectáculos desnudistas. Era un salón de luz tenue, en donde siempre había por lo menos dos chicas en dos tarimas, y en fines de semana de temporadas podrían haber hasta de dos chicas por cada tarima y por jaula. Las meseras del sitio estaban todas en delicada ropa interior y la decoración mantenía el rojo y negro tapizado del lobby. La segunda puerta conducía a varios pasillos diseñados arquitectónicamente como laberintos con puertas que llevaban a los clientes a los cuartos privados en donde pasaban las noches o los ratos de amor comprado con las damas del sitio. El diseño del lugar había sido concebido para que desde casi todos los cuartos se pudiera apreciar el espectáculo del Gran Salón Tropicana a través de ventanas que eran espejos para las bailarinas del gran salón y vidrios transparentes para los presentes en el cuarto. Así las cosas, si desde el cuarto se deseaba ver un show, solo había que correr una cortina eléctrica y listo, se tenía visual de primera línea sobre alguna de las chicas danzantes en el gran salón. Este era un atractivo famoso en la ciudad, usado incluso por parejas estables que encontraban atractivo en prácticas voyeristas en conjunto, por lo cual La Casa Blanca tenía un estricto control de reservas para evitar que clientes exclusivos del sitio se quedaran sin habitaciones en donde consumir amor. La tercera puerta conducía a pasillos diseñados como laberintos como en la segunda, pero en vez de habitaciones habían pequeños cuartos acondicionados para espectáculos privados, entendidos como espectáculos de baile erótico para ser vistos por una o hasta 15 personas, dependiendo del cuarto. La cuarta puerta conducía al Gran Salón Reina de Corazones, en donde se disponía de maquinas tragamonedas, ruleta, mesas de poker y todo tipo de equipamiento propio de un casino. El particular salón de juegos era atendido por bellas mujeres en ropa interior, decorado con suprema elegancia, provisto de 15 pantallas planas de televisión de 50 pulgadas mostrando deportes o pornografía, y con una tarima en el centro del salón en donde se presentaban espectáculos de baile erótico cada hora.
Al llegar al sitio Araujo solicitó en el lobby una noche en habitación privada con la bella Paola Jaramillo. Una de las damas de la recepción buscó en su sistema, confirmó la presencia de Paola en el sitio, se la mostró en pantalla a Araujo, quien al constatar la identidad llamó de inmediato a Peñaranda solicitando su respaldo ante una eventual complicación. Araujo fue informado que la joven Paola se encontraba ocupada en un show en el Gran Salón Tropicana, e invitado a seleccionar otra mujer o a esperar en alguno de los variados ambientes del lugar. Al recibir la indicación de la tarima del show, Araujo se sentó totalmente en frente a esperar el término del espectáculo para luego proceder a hablar con la bella prostituta.
Paola al ver a Araujo se alegró mucho, y con gran elegancia y disimulo acercó su boca al oído del exagente para expresarle que llevaba mucho tiempo esperándolo, que su paquete estaba seguro y que podía contar con ella de manera incondicional. La tranquilidad invadió a Araujo, lo que sirvió para relajarlo y disfrutar del show, en espera de poder estar a solas con Paola y proceder con su cometido: recuperar la información de aquella misteriosa caja fuerte de la fiesta en Barranquilla.
La calma no duró mucho. Pasados 15 minutos entró al sitio un comando de la policía antinarcóticos, encargada de las labores de la FUCA luego de su supresión. Al frente de la operación estaba Rincón, el agente que había arrestado a Araujo, y detrás de Rincón no menos de 30 hombres ingresaron a La Casa Blanca. Con rapidez Araujo le escribió un papel a Paola en donde le pedía que llevara la memoria al parqueadero derecho por atrás del sitio mientras el buscaba la manera de evadir el inminente cerco en el que estaba metido. Luego de la llegada de la policía, al sitio arribó Peñaranda quien al percatarse del dispositivo de seguridad llamó a Araujo para manifestarle que lo esperaría sobre la circunvalar en un automóvil a un kilómetro de distancia de La Casa Blanca en sentido hacía la carrera 38.
Las luces en el sitio se prendieron y la música se apagó, y en menos de 2 minutos el escuadrón policial invadió los pasillos del lugar. Araujo se movió hacia una puerta que visualizó, pero de inmediato y por los altavoces del sitio la unidad policial le pidió a todos los presentes quedarse estáticos en donde estaban. El sutil movimiento de Araujo fue notado por todos los miembros de la fuerza pública pues fue el único que se movió de sitio. Araujo fue reconocido y los disparos indiscriminados de la policía no se hicieron esperar, los gritos y el pánico de los presentes generaron mucha confusión. La instrucción de la policía antinarcóticos para todos los presentes era la de tirarse al piso, lo que facilitó más disparos. Araujo atravesó la puerta y se encontró en uno de los innumerables pasillos y laberintos internos del prostíbulo. Frente a frente se encontró con un uniformado que custodiaba esa zona del lugar, y sin pensarlo y con mucho riesgo tiró sobre el policía la cortina del pasillo, y deslizándose hacía el uniformado logró entrar en contacto con el tirándolo al piso y reduciéndolo sin causarle daños permanentes. Para Araujo era una situación muy compleja pues poseía toda clase de habilidades, capacidades y destrezas para la lucha, pero en sus intenciones no podía estar la de lastimar a un excompañero de trabajo. La maniobra le permitió reducir al policía y apoderarse de la pistola de dotación, dos proveedores adicionales y el radio de comunicación, que le sirvió para ir anticipando los movimientos de la unidad policial mientras salía del sitio. La meta era llegar rápidamente al parqueadero derecho, situación que lo obligó a moverse por varios pasillos y salones de La Casa Blanca en medio de disparos y golpes. Antes de salir al parqueadero subió al segundo piso por el lado izquierdo, y desde un balcón interno divisó un adorno colgante que le sirvió para trasladarse de un lado al otro al estilo tarzan mientras seguía usando el arma de fuego, cuyas balas impactaron el soporte de la gran lámpara central del salón Tropicana. Esta fue la gran distracción que le permitió salir al parqueadero derecho en donde por una ventana se asomaba Paola. Recuperó la memoria sin exponer a Paola, quien se ocultó con agilidad y astucia en el cuarto con ventana hacía el parqueadero.
La balacera se extendió hacia el parqueadero en donde volaban vidrios y latas de los lujosos automóviles estacionados en el sitio mientras Araujo corría hacia la malla de cierre del sitio. Con una par de tiros certeros Araujo logró generar la explosión de varios vehículos, dándole tiempo para volarse la cerca que protegía el prostíbulo de los terrenos vecinos llenos de vegetación, y además, para avanzar entre la maleza con destino al vehículo de Peñaranda. Desde el otro lado de la malla de cerramiento hizo explotar otros vehículos aprovechando el reguero de combustible en la zona, situación que generó la confusión suficiente para tomar ventaja por el monte, correr y llegar hasta e vehículo de Peñaranda. La persecución terminó, pues fue fácil para Peñaranda camuflarse entre los vehículos que circulaban por el lugar, mientras el escuadrón policial buscaba con desespero por las zonas con vegetación y por los alrededores. La frustración de Rincón fue evidente, pues tuvo a Araujo muy cerca y sabía que una oportunidad como esa era difícil de repetirse.
Ya en su lugar de escondite, la sorpresa fue mayúscula al revisar la información de la memoria. Le tomó un mes revisar, leer y analizar su contenido completo compuesto por documentos escaneados, correos electrónicos, oficios, recibos de pago, fotos, entre otros.
La identidad de El Emperador y de los principales miembros de la RED quedó al descubierto ante los ojos de Araujo, pero al ver el altísimo nivel político y económico de la organización delincuencial tuvo que detenerse a pensar en detalle cómo proceder en lo sucesivo. La evidencia en la memoria microSD mostraba una infiltración del narcotráfico en los más altos niveles del Gobierno Nacional, de los gremios económicos, de los organismos de seguridad del Estado y del poder judicial, pero no brindaba los elementos probatorios suficientes como para llamar a juicio a las personas implicadas por la microSD.
Luego de meditar por varios días, Araujo lo tenía claro. Se requería de un plan, se requería de un equipo capaz y confiable para conseguir los elementos probatorios suficientes para implicar con fuerza a los verdaderos culpables de la RED y limpiar su nombre, y sobre todo, se requería de una gran distracción para la RED y sus asociados para que el equipo pudiera trabajar en el levantamiento de la información requerida, pues en las actuales circunstancias, toda la fuerza pública estaba en función de capturar a Araujo y neutralizar cualquier obstáculo de la RED.
Luego de varios días de meditación el plan estaba listo. Consistía en la recolección estratégica, sistemática y metódica de información y evidencias que soportaran los datos encontrados en la microSD. Los miembros del equipo para esta labor ya habían sido seleccionados por Araujo mentalmente. El perfil era perfecto, pues representaban para el confianza, lealtad y capacidad, por lo cual el paso a seguir era buscarlos con cautela, darles copia de la microSD y pedirles su ayuda. Y la distracción también estaba definida: Araujo se entregaría a las autoridades anti narcóticos en los próximos días para responder por todos los cargos por los que se le imputaba, situación que esperaba bajara la presión y facilitara el trabajo del equipo. Una vez con toda la información, lo siguiente era denunciar a los implicados y esperar a que la justicia hiciera el resto.
Los miembros del equipo fueron contactados uno a uno con toda la cautela necesaria, iniciando con su amigo Peñaranda, con quien ya tenía un protocolo de comunicaciones en aquel viejo prostíbulo en Barranquilla. La intención de Araujo era contactarlos personalmente para darles la cara y explicarles las reales circunstancias de su actual situación, lo que conllevó a sendos operativos para evitar ser descubierto y sobre todo, para evitar comprometer a su amigos. Además de Peñaranda, fueron “reclutados” el Agente Miller, la Agente Rosales, Paola Jaramillo la prostituta de quien obtuvo un número telefónico el día del incidente en La Casa Blanca y Juliana San Miguel su compañera de fuga. Todos aceptaron incondicionalmente, y luego de revisar la información de la microSD entendieron a la perfección sus funciones. Peñaranda, Miller y Rosales eran los encargados de hacer la inteligencia y conseguir el grueso de la información aprovechando el acceso que le brindaban sus actividades profesionales, y Paola y Juliana serían apoyo para facilitar logística y movilidad de la información y del equipo.
Con el plan y el equipo consolidados, seguía el paso tres, la entrega de Araujo a las autoridades colombo americanas. Pero antes, el exagente y ahora prófugo de la justicia sentía la obligación de hacer algo previamente, de cumplir con un deber que lo perturbaba en su alma. Araujo tenía que visitar a su familia, pues sabía del dolor, la pena moral y la vergüenza social por las que deberían estar pasando en ocasión de su fuga. Era un gran reto pues justamente la familia de Araujo eran de las personas más custodiadas por las autoridades, en espera que Araujo los contactara. Lo teléfonos, correspondencia y correos electrónicos de todo su círculo familiar estaban intervenidos por las autoridades, y cada miembro de su familia era seguido día y noche por uno o dos miembros de la policía anti narcóticos. Pero para Araujo la necesidad de verse cara a cara con uno o dos miembros de su familia era apremiante, pues le urgía explicarles, darles la cara, saludarlos, decirles que estaba bien, contarles la verdad de todo y contarles que se entregaría a las autoridades anti droga colombo americanas con la certeza que en pocos meses estaría libre y con ellos nuevamente.
Con la ayuda de Peñaranda logro establecer algunas rutinas de movilidad de la mamá de Araujo y de una de sus hermanas, y además confirmar que toda su familia estaba fuertemente vigilada. La decisión estaba tomada, y la fecha seleccionada. Araujo aprovecharía una visita de su mamá y de una hermana al principal centro comercial de Barranquilla para abordarlas. Parecía una locura, como todas las actividades que el exagente emprendía, pero para él le resultaba más fácil moverse en un sitio público y amplio en donde la vigilancia y seguimiento de sus perseguidores podía eventualmente debilitarse.
El día llegó, y desde tempranas horas Araujo se coló en el centro comercial en donde se disfrazó con un atuendo que lo identificaba como contratista de mantenimiento de varios locales comerciales del sitio. Con overol, casco y gafas de seguridad pudo pasar desapercibido desde su llegada al sitio hasta el momento en que se encontraría con su familia.
Eran las 4:47pm de un movido sábado en Barranquilla cuando Araujo visualizó a su familia ingresando al centro comercial. Durante una hora las siguió con cautela evadiendo la vigilancia de dos hombres que las seguían. El propósito inicial era observar los locales que visitaban para escoger el más apropiado para abordarlas. Finalmente, en un local amplio, de dos pisos, con venta de ropa de finas marcas para hombre y mujer fue el sitio seleccionado por Araujo, razón por la cual buscó la manera de ingresar sin ser visto a la zona de vestieres de mujer en donde aguardó hasta el encuentro. Las dos mujeres desprevenidas escogieron varias prendas de ropa para medirse e ingresaron a la amplia zona llena de cuartos y espejos. Una mujer vigilaba la zona, pero con tanto movimiento de mujeres ingresando y saliendo era muy fácil distraerse, situación que fue calculaba y aprovechada por Araujo para esconderse en uno de los vestieres justo antes del ingreso de su madre y hermana. Los dos hombres que vigilaban a sus familiares se quedaron afuera del local comercial tranquilos al ver a sus dos custodiadas entretenidas con la labor de compras.
El momento llegó, y en un abrir y cerrar de ojos Araujo haló a su madre dentro de uno de los vestieres y con la indicación previa de que se quedara en silencio se fundieron en un fuerte y cálido abrazo. Las lagrimas no se hicieron esperar en ambos y en voz baja Araujo le explicaba a su madre que era inocente, y que todo hacia parte de un muy elaborado montaje orquestado por miembros del Gobierno Nacional implicados en actividades de narcotráfico. La madre de Araujo mientras escuchaba llamaba por celular a su hija quien la acompañaba en el sitio para pedirle que se acercara al vestier. A ambas mujeres Araujo les explicó durante 20 minutos todo lo acontecido, les recalcó que él estaba muy bien de saludo, y sobre todo, les contó de sus planes de entregarse próximamente mientras personas de su confianza reunían las pruebas suficientes para demostrar su inocencia. Araujo le pidió a su madre que extendiera con discreción este mensaje en el resto de su familia, y sobre todo, que ante las actuales circunstancias, no confiara en nadie. El tiempo era escaso y la vigilancia era muy fuerte, así que Araujo les pidió que salieran y sin comprar nada abandonaran el local comercial para el poder evadir el cerco de los policías antinarcóticos, pero ya era demasiado tarde. Los dos agentes sospechando de la demora de las damas en zona de vestieres decidieron acercarse más, y al darse cuenta de las lagrimas de la madre de Araujo supieron de inmediato que él estaba muy cerca. Revisaron cada vestier con agresividad ante la mirada molesta de los clientes del lugar y el reclamo de la administradora, pero no vieron nada.
Esta primera frustración de los policías le permitió a la familia de Araujo abandonar el lugar. Desconcertados los policiales miraban por todo el lugar hasta que divisaron una puerta en el almacén, contigua a la zona de vestieres que estaba entre abierta, y sin dudarlo ingresaron al sitio mostrando sus placas de identificación. La puerta daba a una bodega que compartían tres locales en el centro comercial. Al ingresar visualizaron al exagente Araujo forzando una puerta dentro de la bodega, y de inmediato desenfundaron sus armas de fuego y dispararon contra el prófugo. La puerta fue abierta por Araujo, lo que lo condujo a otra almacén dentro del centro comercial y de inmediato a los pasillos del lugar, a donde se trasladaron los disparos de los policías. El caos se apoderó del lugar. Durante 8 minutos los disparos indiscriminados de los policías antinarcóticos invadieron el lugar. Los vidrios caían y las personas corrían y gritaban mientras los dos hombres disparaban mostrando sus placas como autoridades de policía. Araujo intentó salir por la puerta del primer piso pero el vigilante se lo impidió, situación que lo obligó a montarse en una motocicleta de alto cilindraje que estaba en exhibición en el lugar. Atravesó todo el primer piso del centro comercial evadiendo los disparos hasta que encontró la forma de salir disparando y atravesando los vidrios de un amplio local en el lugar hasta llegar con dificultad a la calle en la parte exterior del centro comercial. Ya a esa hora estaban llegando los refuerzos policiales, que dispararon contra Araujo quien con mucha habilidad se escurría con su motocicleta entre los vehículos del sector. De nada valieron los intentos de seguirlo pues la motocicleta le daba una ventaja considerable al prófugo de la justicia. En cuestión de minutos nuevamente se perdió el rastro del criminal más buscado en Colombia.
Los policías quedaron desconcertados, y la multitud asustada había sido testigo de un cinematográfico escape que ya no dejaba ninguna duda con respecto a la culpabilidad del exagente Antonio Araujo, quien no tuvo ningún reparo en exponer la integridad de quienes visitaban el concurrido centro comercial. Aunque Araujo solo hizo un disparo contra el vidrio del almacén para facilitar su escape, para el ciudadano de a pie los policías tuvieron que disparar en cumplimiento de sus responsabilidades, mientras que Araujo, quien alguna vez representó la ley, tenía la obligación de entregarse en cumplimiento de aquellas normas que tanto protegió en el pasado reciente.
La noticia le dio la vuelta al mundo. En todos los noticieros de la franja prime se vieron las imágenes del exagente Araujo evadiendo el cerco policial entre balas y vidrios. Las imágenes del sistema de video vigilancia del centro comercial mostraban al mundo las habilidades de un experimentado delincuente que puso en riesgo a población civil.
Pero más allá del ruido causado por las noticias, la familia de Araujo descansó. Con el pasar de los días la madre y hermana de Antonio le contaron a su círculo familiar más íntimo los pormenores de aquel emotivo encuentro en el centro comercial. Todos descansaban al saber y creer que su Antonio no era un delincuente sino una víctima de un entramado criminal al más alto nivel, y solo esperaban el momento de su entrega ante las autoridades para así terminar de confirmar lo dicho por Araujo.
Quien más se mostró desconcertado era el Asesor Presidencial Escobar, que no podía creer que en tres oportunidades tuvo al exagente y lo había dejado escapar. Con rabia recriminó a Rincón, a quien amenazó incluso de matarlo si en 30 días no ponía en custodia a Araujo. Aquivaldo Rincón con miedo del poder de Escobar asentó sobre la orden recibida y se retiró a planear sus nuevas jugadas para poner tras las rejas a su antiguo compañero.
En aquel viejo burdel Araujo, Juliana y Peñaranda entre risas y susto se ponían al tanto de lo acontecido, y al mismo tiempo planeaban la entrega del exagente ante las autoridades. Peñaranda no podía creer lo que le contaba su amigo sobre el episodio en el centro comercial, y aprovechaba para recriminarle su arriesgada actuación, al tiempo que le pedía ponerle fin a todo este peligro que representaba su estadía en las calles de Barranquilla. Todos de acuerdo con la intervención de Peñaranda se concentraron en planear con detalle lo que sería su entrega a la policía. Sabiendo que las motivaciones de su persecución no eran llevarlo a la justicia, sino callarlo ante lo que eventualmente Araujo sabía, tenían que ser muy cuidadosos con la entrega, pues podía ser aprovechada para eliminarlo. Con cada detalle planeado se produciría la esperada entrega del exagente Antonio Araujo.
Era el 27 de abril del año 2025 cuando Araujo contactó a la reportera principal de la Revista “Semana de Cambio”. Ximena Altamar recibió la llamada entre incrédula y nerviosa. Tenía en sus manos la posibilidad de cubrir el evento que cualquier periodista del mundo quisiera. La entrega ante la justicia de un peligroso exagente de la extinta Fuerza Conjunta Antidrogas era sin duda la noticia del año. La tarea encomendada por Araujo era la de llevar ella misma, acompañada solamente de un camarógrafo del noticiero que ella escogiera, al reconocido prófugo ante la Unidad Antinarcóticos de la Fiscalía General de la Nación, con la condición de responder a todas sus preguntas antes de la entrega. Para Araujo acompañarse de una reconocida periodista de tal vez el más importante medio de comunicación del país le daba tranquilidad, aunque sabía que no debía descuidar su seguridad.
Ximena tomó el primer vuelo de avión que encontró a Barranquilla, pues la instrucción para ella era esperar a ser recogida por Peñaranda en el aeropuerto para ser conducida a donde estaba Araujo. Con sorpresa notó que Araujo ya estaba en el vehículo en el que la recogieron aquella tarde en el Ernesto Cortizos de la Puerta de Oro de Colombia. En el vehículo estaba Peñaranda, Ximena y Juliana quien también se entregaría; y en un segundo vehículo estaban los Agentes Miller y Rosales, junto con dos miembros más de la fuerza pública antidrogas como garantes del proceso. Araujo le pidió a Ximena contactar al camarógrafo quien debía estar en frente de la sede a donde se entregaría el prófugo.
Para mayor tranquilidad de Araujo, de su recepción se encargarían dos amigos de viejas batallas contra el narcotráfico. Eran el Fiscal Jefe de la Unidad Antinarcóticos en Barranquilla Jaime Santos y el Magistrado de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia Jaime Antonio Solano, quien se había desplazado también desde la capital del país para este acontecimiento. El evento además había sido acordado con el General Adolfo Martínez Comandante de la II Brigada del Ejercito con sede en Barranquilla, lugar escogido para la reclusión temporal de Araujo.
Con el plan siguiendo su ruta, Araujo se dirigió desde el aeropuerto con rumbo a la II Brigada del Ejercito ubicada en el Barrio Prado de Barranquilla. En el vehículo Ximena intercambiaba ideas y preguntas con el exagente ayudada de una grabadora digital de voz. Ya en el sitio, Ximena contactó a sus superiores en la revista y a sus contactos en los noticieros nacionales para organizar una transmisión en directo que registrara la entrega de Antonio Araujo ante el fiscal y el magistrado en la II Brigada del Ejercito en Barranquilla. Con el camarógrafo, Ximena y todos los presentes en el sitio quedó registrado el suceso.
Antonio Araujo se baja del vehículo con las manos esposadas vistiendo jean azul oscuro y sueter tipo polo de color gris. Al bajarse del automóvil uno de los transeúntes que pasaba por la II Brigada grito muy fuerte “Araujo te pillaron”, a lo que espontáneamente Antonio respondió con un gesto de desconcierto en su rostro y mostrando sus manos esposadas, imagen que alcanzó a retratar uno de los primeros reporteros gráficos que llegó al sitio. La fotografía de Araujo en el momento de la entrega y las manos esposadas recorrió los medios del país y el mundo.
En la II Brigada del Ejercito lo escoltan Miller y Rosales y se lo entregan al fiscal Santos y el magistrado Solano. El General Martínez, viejo conocido de Araujo lo espera en su sitio de reclusión mientras Santos y Solano realizan los protocolos necesarios para legalizar su captura. A medida que pasan los minutos se agolpan decenas de periodistas queriendo tomar una imagen del hecho, pero vallas de seguridad y militares de la brigada les impiden acercarse. En el perímetro donde se legalizó la captura solo estaba Ximena y el camarógrafo escogido con su apoyo técnico como representantes de los medios de comunicación, quienes registraban cada movimiento de Araujo, Santos, Solano y el General Martínez. La noticia estaba ya en los principales noticieros, periódicos y medios por Internet como un titular de último minuto: SE ENTREGA ANTONIO ARAUJO, EXAGENTE DE LA FUCA, ANTE UN FISCAL ANTINARCÓTICOS Y UN MAGISTRADO DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA EN COLOMBIA.
El propósito de Antonio se había cumplido. Su entrega había quedado registrada ante los medios, custodiada por exagentes de su confianza y protocolizada por dos reconocidos y honestos representantes del poder judicial colombiano. Su integridad estaba resguardaba bajo la custodia del General Martínez en la II Brigada del Ejercito en Barranquilla, y sobre todo, su equipo ya estaba al frente de la recolección de información que sirviera como evidencia para demostrar su inocencia. Con la entrega tenía que disminuirse la presión sobre él y su gente, aunque evidentemente no todos quedarían tranquilos.
Para el mundo, quien presenció la noticia en vivo y en directo, quedaba bajo custodia un peligroso delincuente que se había aprovechado de su posición como autoridad anti drogas para enriquecerse ilícitamente. El hecho generó tranquilidad en las calles, pues nadie quería verse involucrado en la mitad de una balacera como la ocurrida en el centro comercial. Pero para EL EMPERADOR y sus cómplices en la RED, la noticia se convertía en un duro golpe, pues Araujo desde la II Brigada del Ejercito podría representar serios peligros para su organización, y sobre todo, para sus fachadas políticas y empresariales.
En el Gobierno Nacional los sentimientos eran encontrados. La alegría por tener encerrado a Araujo chocaba con el hecho de saber que el que estaba tras las rejas había sido uno de los mejores hombres en la lucha reciente contra el narcotráfico. Las semanas siguientes a la entrega se realizaron muchas reuniones en el Palacio de Nariño. Se discutía sobre muchos temas entre el Presidente Ferro, el Ministro de la Defensa Nacional, el Asesor Presidencial Escobar y los altos mandos militares y de policía. Como manejar la noticia?, habría que extraditar a Araujo con celeridad, o era prudente dejarlo en el país para obtener información?, el sitio de reclusión es el adecuado?. El asesor Escobar y el Ministro de la Defensa sugerían exponer aun más al acusado ante los medios, dejarlo en Colombia, pero cambiando su sitio de reclusión a una cárcel de máxima seguridad. El Presidente Ferro y los mandos militares y de policía estaban de acuerdo con el sitio de reclusión, pues ofrecía todas las condiciones de seguridad y dignidad para Araujo. El mando militar y policial no terminaba de reponerse ante la noticia de Araujo preso, pues fueron muchos los operativos conjuntos y exitosos que desarrollaron con el Escuadrón Cabezas de Papel.
Con el paso de los meses las labores de recolección de evidencia seguía, y Araujo se habituaba cada día a su nuevo lugar de vivienda. Era un huésped muy querido en la brigada, que ayudaba y colaboraba extraoficialmente con las labores de entrenamiento de oficiales y suboficiales del Ejercito Nacional. Sus habilidades, experiencia y conocimientos fueron puestos al servicio de las unidades de inteligencia de la brigada. Era un riesgo para el General Martínez, quien le confió estas labores al exagente de la FUCA.
Pero la calma y tranquilidad en la II Brigada del Ejercito con sede en Barranquilla no serían para siempre. Una mañana, luego de transcurridos cinco meses desde la entrega de Araujo, la sorpresa para él y todo el batallón fue mayúscula. Una larga caravana de ocho vehículos blindados y ocho motocicletas con hombres y mujeres fuertemente armados se hizo presente en la II Brigada del Ejercito. Del primer vehículo se bajó el Ministro de Defensa y el Asesor Escobar, y con una orden presidencial en la mano le hizo saber al General Adolfo Martínez que tenía instrucciones para encargarse personalmente del traslado del convicto Antonio Araujo a la Cárcel de Alta Seguridad de Cómbita en Boyacá, para lo cual lo transportarían fuertemente escoltado hacia el Comando Aéreo de Combate número 3 (CACOM 3) en el municipio de Malambo (Atlántico) donde tomarían un avión militar con rumbo al nuevo sitio de reclusión en el Departamento de Boyacá.
El General Martínez se mostró desconcertado, pero sin mucho que hacer, pues la orden ya estaba expedida. El golpe más fuerte claramente era para Antonio Araujo. Sin ninguna duda para el, este movimiento era orquestado por la RED y su altos mandos, que desde la política y la clase empresarial necesitaban sacar del camino de manera definitiva a Araujo. Con la información acumulada contra la RED hasta ese momento que mostraba el rostro de EL EMPERADOR y de sus más altos aliados en el mundo de la política, era claro que la orden de asesinarlo en la cárcel estaba dada, misión que en la II Brigada del Ejercito no sería posible.
Luego de cumplirse los protocolos de rigor, y sin ningún sobresalto en el transporte por tierra y aire, Antonio Araujo fue conducido y recluido en la Cárcel de Alta Seguridad en Cómbita (Boyacá).
Las preocupaciones invadieron a Araujo, a su gente y a su familia, pues para todos eran claras las intenciones del traslado. Con mucha agilidad Miller, Rosales y Peñaranda alcanzaron a llamar a viejos contactos en el mundo de la mafia para pedirles protección para Araujo en la cárcel. No sería una tarea fácil pues era justamente en Cómbita donde habían sido recluidos la mayor cantidad de bandidos por órdenes del Escuadrón Cabezas de Papel que dirigió el ahora huésped de honor del centro penitenciario de alta seguridad. Fue esta cárcel, luego de haber sido ampliada, la escogida por los gobiernos de Colombia y Estados Unidos para recluir a los narcotraficantes capturados que no fueran extraditados.
El Gobierno Nacional había decidido no extraditar a Araujo, pues era necesario mostrarle al país un juicio justo y muy severo como medida ejemplarizante y de buen gobierno, pero para el poder detrás del poder, para la RED con Araujo en Cómbita sus posibilidades de sobrevivir eran escasas. En aquel centro penitenciario funcionaba un grupo de la RED, que manejaba pequeños negocios de tráfico de drogas ilícitas, servía de punto de acopio y distribución de armas, centro de comunicaciones y manejo de sicarios de la RED. Cómbita era un santuario del EMPERADOR y su gente.
La bienvenida de la RED a Araujo en Cómbita fue inmediata. Una vez adentro del penal, todavía sin recibir sus artículos de aseo sonó una fuerte explosión, los pasillos se llenaron de humo, los guardias que escoltaban a Araujo se desaparecieron y cuatro corpulentos hombres lo atacaron con armas blancas. El combate fue fuerte y se extendió por varios minutos, pero las habilidades y entrenamiento del ex FUCA le permitieron reducir a sus adversarios, uno de ellos con un golpe mortal en la cabeza que lo dejó sin signos vitales, y los otros tres bastante malheridos, con narices, brazos y piernas rotas. Araujo debía enviar un mensaje claro a sus enemigos en la cárcel y fuera de ella. Quien quisiera hacerle daño tendría que enfrentarse a un fuerte adversario que no dudaría en sacar del camino a sus contendores.
La sorpresa para Araujo y su gente fue darse cuenta que la noticia no había sido registrada en los medios de comunicación. La fuerte explosión, que además dejó algunos heridos dentro del centro penitenciario no era del conocimiento de la opinión pública, como en efecto se lo confirmó su abogado en una de las visitas oficiales que hizo al penal. Además, ante los directivos y guardias de la cárcel también parecía no haber pasado nada. No hubo sanciones, ni tampoco se mejoraron las medidas de protección de Araujo.
La guerra al interior de Cómbita estaba abierta, y el día a día para Araujo era de mucho estrés por la permanente vigilancia que debía ejercer el mismo para salvaguardar su vida. Las peleas eran constantes en baños, comedores y patios, y en todas Araujo salía victorioso con una cuota alta de heridos y fracturados. Eran tan seguidos los enfrentamientos que se volvieron rutinarios para el convicto, pero su atención se centraba en aquellos ataques que tenían visos de atentado mortal; es decir, aquellos en que las armas blancas y de fuego se hacían presentes.
Con el paso de las semanas Araujo fortaleció su seguridad acompañándose permanentemente por un grupo de 6 internos. Eran sus escoltas y amigos fieles que no lo dejaban solo bajo ninguna circunstancia. Tres de los seis acompañantes habían sido contactados por Miller y Rosales y los otros tres fueron personas con las que Araujo desarrolló una fuerte amistad dentro del penal. Ninguno de los seis había sido apresado por el escuadrón o la FUCA y varios de ellos fueron apoyados y defendidos por Araujo en episodios violentos dentro de la cárcel. El grupo de 7 personas se movía siempre junto dentro del penal, siempre atentos, siempre pendientes de cualquier información que pudiera ser de utilidad para su autoprotección.
Pero los enemigos de Araujo no estarían tranquilos hasta lograr cumplir con la misión encomendada por la RED. Las ansias de venganza y el dinero que ofrecía EL EMPERADOR por la cabeza de Araujo eran motivos suficientes para hacer desplegar toda la creatividad necesaria para dar de baja al exagente. Eran los primeros días del año 2026 cuando Araujo y su grupo se encontraban ejercitándose en el gimnasio del centro penitenciario, como solía hacerlo en las primeras horas del día desde su reclusión. Un recluso recién trasladado a Cómbita se acercó y con voz amenazante le recordó a Araujo que el gimnasio era de su propiedad y que requería que él y su grupo se retirara del lugar para evitar ser golpeado. Extrañado Araujo le explicaba al fornido sujeto que no recordaba haberlo visto en el penal, y que mucho menos recordaba haber visto los documentos que lo acreditaban como dueño del gimnasio. Ante la respuesta, 10 corpulentos convictos se acercaron al gimnasio en posición de amenaza y ataque. Araujo soltó con mucha lentitud las pesas que levantaba, y con tranquilidad se secó el sudor con la toalla que usaba en su jornada. Sus seis amigos detuvieron las rutinas de ejercicio que realizaban, y en un abrir y cerrar de ojos Araujo se levantó y soltó con golpe contra el rostro de su adversario que lo puso a volar dejándolo inconsciente de inmediato. La pelea que se inició en el gimnasio no duró mucho tiempo, pues un disparo con origen desconocido impactó sobre el cuerpo de uno de los seis amigos de Araujo. Era claro que no sería una simple pelea de cárcel. Con agilidad Araujo buscó y ubicó el origen del disparo en un pequeño espacio estilo balcón que estaba en el segundo piso del patio, tomó un cuchillo que estaba en el piso y lo tiró hacia el sitio, dando de baja al tirador, que calló desplomado sobre el primer piso del patio. Era uno de los guardias de seguridad del centro penitenciario disfrazado como recluso. Al instante dos guardias más apuntaron contra Araujo disparando indiscriminadamente desde los extremos del patio. Los disparos generaron caos en el patio, y la gresca tomó dimensiones de motín. Araujo con habilidad logró deshacerse de varios reclusos y despojar de sus armas a los dos guardias del penal sin salir herido. Golpes y disparos eran la constante en aquel día de enero que terminó con tres guardias muertos, cuatro reclusos exmiembros de la RED muertos y doce reclusos gravemente heridos.
Finalmente Araujo alzó su brazos en señal de rendición y se entregó a uno de los guardias que logró ingresar al patio luego de haber hecho explotar los candados y rejas que le impedían al resto del personal ingresar al sitio de la gresca. Todo había sido planeado y ejecutado con precisión, pues todos los sucesos se desarrollaron sin que el personal de la cárcel pudiera intervenir, salvo los tres guardias que claramente estaban pagados por EL EMPERADOR. Al ver el ingreso al patio de los otros guardias, y con los bandidos dados de baja, Araujo se entregó y solicitó su protección. Como castigo por su participación en el motín, y medida de protección por los evidentes ataques a los que había sido víctima, Araujo fue confinado a un sitio de reclusión aislada dentro del penal, sitio que lo acogió desde el día de la gresca hasta su último día en Cómbita.
Fueron dos meses recluido en el cajón, como era conocido el sitio de reclusión aislada, de donde solo salía dos horas al día a tomar el sol en el patio escoltado por ocho guardias fuertemente armados, hasta que un día de marzo en el año 2026 recibió la visita de Peñaranda y su abogado.
La tarea estaba concluida, las evidencias habían sido recogidas en su totalidad. Fotos, copia de cheques, archivos, correos electrónicos, cartas y videos hacían parte del dosier de pruebas recuperadas por Peñaranda, Miller, Rosales y Paola. El anunció que recibió Araujo lo animó muchísimo, la espera de meses tras las rejas traería sus resultados, pero se debía actuar con mucha cautela pues desenmascarar a la RED y al EMPERADOR, dados sus contactos y vínculos con el poder colombiano no sería tarea fácil. Era indispensable planear la siguiente jugada con precisión y detalle, y era necesario hacerlo desde fuera de Cómbita. Desenmascarar a los culpables del mayor entramado ilegal de la historia colombiana tenía que ser una jugada de precisión que requería de varios pasos previos, de recursos tecnológicos, y de su leal equipo de colaboradores. Así las cosas, era indispensable planear como salir por varios días del centro penitenciario para organizar el golpe, antes de ejecutarlo.
Aprovecharon la visita y organizaron una coartada que requería de un permiso especial para Araujo por fuera del penal. Una vez afuera con un permiso de 20 horas, Araujo y su equipo coordinaron con detalle la siguiente movida.
De regreso al centro penitenciario Araujo solicitó cita con su director a quien le exigió que se encargara de organizar una reunión con la presencia del Presidente Ferro, el Asesor Escobar, el Ministro de la Defensa Nacional, y el General Adolfo Martínez, la cual debía efectuarse en una sala de eventos en el Paipa Hotel. Con risas de profunda burla el director de la cárcel le preguntó a Araujo que le hacía pensar que el ayudaría a convocar esa reunión, y sobre todo, que le hacía pensar que el presidente y su equipo cercano de colaboradores accedería a asistir. Para la primera inquietud Araujo le mostró al director de Cómbita una serie de fotos que dejaban mal parado al jefe del penal por sus constantes fiestas dentro de la cárcel con la asistencia de prostitutas y narcotraficantes de la región, y para la segunda inquietud Araujo le exigió al director que le entregara al Ministro de la Defensa el siguiente mensaje: El ex agente de la FUCA entregaría información acerca de sus colaboradores en el mundo del narcotráfico, colaboradores ubicados en varios países del mundo, y a cambio debía recibir beneficios carcelarios como protección y mayor acceso de su familia.
La información llegó a oídos del EMPERADOR quien de inmediato identificó segundas intensiones en la movida de Araujo. El EMPERADOR no podía correr riesgos, pues sabía que Araujo era inocente, y por consiguiente no tendría manera de entregar nombres de colaboradores inexistentes. Había que acabar con Araujo de inmediato y al precio que fuere.
Sin pensarlo no dudó en propiciar un ataque de gran proporción sobre la Cárcel de Cómbita. Luego de pasadas 48 horas después de la solicitud de Araujo al director del centro penitenciario, 30 camionetas blindadas venidas de varios puntos y llenas de hombres fuertemente armados apoyadas por 2 helicópteros artillados atacaron con balas y explosivos el penal. La Guardia Carcelaria trató de repeler el ataque pero la fuerza enemiga los superaba. Trataron de pedir apoyo por los equipos de comunicación oficiales del penal, pero ninguno de los equipos parecía servir. Es como si hubieran sido bloqueadas las frecuencias, situación que facilitó por cerca de 60 minutos el dominio enemigo. Las balas buscaban impactar sobre la guardia que se apostaba en las garitas del sitio, mientras los explosivos impactaban sobre paredes y estructuras del penal. Al interior del centro de reclusión el caos era total pues la guardia toda se apostaba en sitios estratégicos para repeler el ataque, los reclusos se batían entre el miedo por el ataque y las ganas de aprovechar para fugarse. Al penal llegó el Ejercito Nacional avisados por un vecino del sector quien pudo comunicarse con la brigada más cercana vía celular. El Ejercito Nacional con personal por tierra a bordo de camionetas fue recibido a sangre y fuego por los perpetradores del ataque. El enfrentamiento entre bandidos y la Fuerza Pública y el ataque al centro de reclusión duró cerca de 3 horas. Las poblaciones vecinas fueron ayudadas a evacuar y el Ejercito Nacional desesperado por el ataque sin precedentes requirió de apoyo de la Fuerza Aérea Colombiana quien se hizo presente en el sitio con 4 helicópteros artillados. La épica confrontación se desarrollaba en tierra y aire. La batalla aérea incluyó persecuciones y disparos de artillería pesada entre uno y otro bando, logrando repeler el ataque aéreo de los bandidos que vieron como sus dos aeronaves se estallaban y caían en pedazos al piso. Del lado de la FAC uno de los helicópteros cayó a tierra impactado por las balas enemigas. Sin los helicópteros de apoyo, y luego de su macabra obra consumada casi en su totalidad, poco a poco los tripulantes de las camionetas blindadas trataron de escapar por las montañas y poblaciones vecinas mientras el Ejercito Nacional y la Fuerza Aérea Colombiana seguía repeliendo el ataque con todo lo que tenía a disposición en el lugar. Algunos periodistas pudieron registrar imágenes tomadas desde equipos de telefonía móvil, lo que facilitó que las imágenes le dieran la vuelta al mundo. El saldo fatal fue dramático: más de 50 muertos que incluían reclusos, guardias y el director del penal, además de 200 heridos.
Era un golpe para las políticas criminales colombianas, que se vieron retrocedidas en el tiempo dos o tres décadas atrás en épocas en que las manos criminales parecían tener el control del territorio. El poder destructor del ataque generó pánico y temor entre la población de todo el país quienes vieron un Estado débil y arrinconado. La Cárcel de Alta Seguridad de Cómbita había quedado destruida, el director muerto, 12 reclusos escaparon, lo que al sumarse con el resto de las víctimas y la facilidad con que se generó el ataque dejaban supremamente mal parado al gobierno de turno.
De inmediato el Presidente Ferro y el Asesor Escobar se hicieron presentes en el sitio para dar la cara y minimizar el impacto mediático. Dieron algunas declaraciones a los medios de comunicación lamentando lo sucedido y buscaban con desesperación recibir noticias del cuerpo de Antonio Araujo, pero la noticia que recibieron de manos de unos de los guardias sobrevivientes era que Araujo no estaba en Cómbita al momento del ataque. Araujo había recibido un permiso especial de parte del director para salir por tres días del centro de reclusión. La información que tenía el guardia es que justamente había salido para facilitar una reunión de suma importancia con altos funcionarios del Gobierno Nacional. La molestia de Ferro y Escobar eran evidentes y no dudaron en convocar una improvisada rueda de prensa con los periodistas que estaban presentes en el lugar para manifestar que detrás de estos hechos estaba la mano criminal del Exagente del Escuadrón Cabezas de Papel Antonio Araujo quien había escapado de la Cárcel de Cómbita durante el sangriento ataque.
Escobar interrumpió sus declaraciones al recibir un mensaje de texto en su teléfono móvil. De inmediato le pidió al Presidente Ferro y al Ministro de la Defensa Nacional que se dirigieran a la reunión solicitada por Araujo, quien los esperaba en el Paipa Hotel, cerca al sitio de los ataques. Camino a la reunión la estrategia del gobierno era clara, volver a arrestar a Araujo, esta vez por cargos adicionales de terrorismo y múltiple homicidio en razón a los ataques de Cómbita. Se comunicaron con un batallón de alta montaña ubicado cerca al sitio de la reunión y dieron la orden de enviar tropas para apoyar el operativo de arresto del peligroso exagente.
Cuando llegaron al sitio aún no lo hacían las tropas, pero provistos de un amplio cuerpo de escoltas entraron al lugar con la determinación de arrestar a Araujo y extraditarlo de inmediato a los Estados Unidos de América.
La primera sorpresa de la reunión la recibieron Ferro y Escobar al darse cuenta que en el lobby del hotel estaba el Fiscal Antinarcóticos Jaime Santos, el Magistrado de la Corte Suprema de Justicia Jaime Solano, el General Adolfo Martínez, todos con sus cuerpos de escoltas y personal de apoyo, la periodista de la Revista “Semana de Cambio” Ximena Altamar; es decir, el mismo personal que se hizo presente al momento de la entrega de Araujo ante la II Brigada del Ejercito en Barranquilla, así como otros dos magistrados de la Corte Constitucional, otros periodistas y el equipo de amigos y escuderos de Araujo (Miller, Rosales, Peñaranda y Paola).
Extrañados con la presencia de aquellos personajes en el hotel, Ferro y Escobar preguntaron acerca de la reunión, sus motivos, sus asistentes, y sobre todo, si estarían bajo la presencia o no del exagente Araujo, pues el Gobierno Nacional pensaba arrestarlo y extraditarlo de inmediato en ocasión a los sangrientos ataques de Cómbita. Ninguno de los presentes sabía acerca de los motivos de la reunión, todos manifestaban haber sido convocados directamente por Araujo para recibir importante información sobre los tentáculos, alcances y responsables de las actividades de LA RED. Escobar se mostró inquieto y sugirió deshacer la reunión, argumentando que ante la grave crisis institucional que vivía el país a raíz de los ataques de Cómbita, no era pertinente una reunión con un delincuente del que no se tenían noticias, pues habían fuertes sospechas que indicaban que Araujo propició el ataque a la cárcel y lo aprovechó para evadirse de la justicia. Los presentes no estuvieron de acuerdo pues creían en la palabra de Araujo y esperaban que, ciertamente, la reunión sirviera para profundizar en los conocimientos sobre LA RED y sus aliados en la política y el poder económico del país.
En medio de una pequeña pero acalorada discusión entre los altos funcionarios del poder judicial y ejecutivo en el lobby del Paipa Hotel, la bella Paola los interrumpió invitándolos a pasar al salón de la reunión. Escobar alterado sugirió entrar con su escolta para proceder con el arresto de Araujo, recomendación que apoyó el Presidente Ferro, pero los magistrados de las Altas Cortes insistieron en permitir que la reunión fuera desarrollada como estaba planeada. El Magistrado Jaime Solano incluso sugirió disponer a todo el cuerpo de escoltas presente en las puertas de acceso y alrededores del hotel como media de prevención, pero dentro de la reunión solo debían estar los altos funcionarios.
Al ingresar al sitio de reunión los participantes se encontraron con carpetas en cada puesto, y una vez sentados apareció Antonio Araujo, quien con tranquilidad y mucha seguridad saludó a los presentes. Uno de los magistrados lo interrumpió y le pidió celeridad en la reunión, toda vez que esta no era una reunión ordinaria y lo que menos se requería era de actos protocolarios o similares.
Escobar expectante utilizó su celular para enviar un mensaje de texto y pidió también celeridad en este proceso, llamando también a la cordura de los presentes, pues a su juicio asistir a una reunión convocado por un delincuente condenado era un despropósito.
Acto seguido, y sin más preámbulos Araujo le manifestó a los presentes que luego de su labor como miembro de la FUCA y luego de investigaciones y labores de inteligencia que pudo realizar desde el momento en que fue acusado como narcotraficante hasta la fecha había descubierto que LA RED, principal organización mafiosa criminal de Colombia dedicada principalmente al narcotráfico y el lavado de activos, pero también con actividades relacionadas con trata de blancas, tráfico de armas, apuestas ilegales, entre otras actividades criminales era manejada y liderada por el Asesor Presidencial José Eustaquio Escobar, quien había evadido a la justicia utilizando el alias de EL EMPERADOR.
La sorpresa en la sala fue mayúscula y la desesperación en el rostro de Escobar fue notoria, pero sin vacilaciones prosiguió Araujo invitando a los presentes a revisar las carpetas en sus puestos, indicándoles que allí encontrarían toda la evidencia necesaria para demostrar la identidad del mítico emperador. El Presidente Ferro sorprendido increpó a Araujo a ser claro con la evidencia a lo que el exagente no dudó en encender el televisor de la sala para mostrar un video donde se veía a lo lejos a Escobar reunido con un reconocido narcotraficante que el Gobierno Nacional había dado de baja en el año 2015, y dentro de las carpetas se encontraban además, fotos, correos electrónicos y grabaciones de audio con la voz de Escobar reconociendo sus actividades. Araujo explicaba que una vez descubrió la verdadera identidad del Asesor Escobar se dedicó a reunir evidencia con el apoyo de Miller, Rosales y el exagente Peñaranda, lo que incluyó seguimiento a Escobar y la implantación de micrófonos y cámaras de video espía en los sitios de concurrencia y hábitat del Asesor Presidencial. En la carpeta estaba todo, y el Fiscal Santos y el Magistrado Solano revisaron cada papel con lupa.
El Presidente Ferro, se sintió el más estúpido engañado entre los presentes porque no solo creyó ciegamente en las versiones de Escobar, sino que secundó y apoyó todas las acciones e ideas del Asesor Presidencial, entre las que se podían señalar la acusación y encarcelamiento de Araujo y todas sus consecuencias personales y familiares, así como la liquidación y desmantelamiento de la que había sido la más exitosa fuerza antidrogas de Colombia y el mundo, la FUCA con su Escuadrón Cabezas de Papel. Ferro no dudó en exigirle explicaciones a Escobar, quien se levantó molesto y aseguró que todo era un burdo montaje orquestado por Araujo como medida desesperada para tratar de salir de la cárcel.
Araujo siguió relatando las explicaciones de cada una de las evidencias que incriminaban no solo a Escobar, sino a dos ministros del gabinete, seis alcaldes, cuatro gobernadores, 12 embajadores, 2 Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, 4 fiscales antinarcóticos, distinguidos empresarios de Colombia y el mundo, y además, relacionaba con LA RED al Secretario de Defensa de los Estados Unidos de América, quien apoyaba algunas maniobras de la organización criminal en suelo norteamericano.
Los presentes no salían de su asombro pues las evidencias eran concretas y contundentes. José Eustaquio Escobar al verse atrapado con la evidencia mostrada hizo entrar a seis de sus hombres de confianza entre los que se encontraba el Agente Rincón, quienes apuntaron con armas de fuego a la concurrencia. Con rabia y firmeza señaló a Araujo diciéndole que lo mataría, así como a cada uno de los presentes, y haría pasar todo este mal rato como un dramático hecho en donde una vez más las manos criminales de Araujo se harían presentes, esta vez asesinando a las más altas dignidades nacionales, incluyendo al Presidente de la República de Colombia. Escobar reconoció ante los presentes que él era el EMPERADOR y les aseguró a todos que LA RED no detendría sus actividades criminales por este pequeño impase. Solo restaba para Escobar dar la orden de exterminio y todos los presentes serían hombres muertos. LA RED, remató Escobar, sin sus más férreos contendores, no tendría ningún inconveniente en lo sucesivo en convertirse en la más poderosa organización criminal del mundo.
Araujo lo interrumpió señalándole que en el salón había sido instalada una cámara de seguridad que había registrado en video todo lo sucedido en la reunión, grabación que se sumaría al dosier de pruebas recolectadas. Escobar dio la orden de buscar la cámara y destruirla a uno de sus hombres, y cuando esto sucedió Araujo le aclaró que esa era solo una de dos cámaras de video, y que ambas estaban conectadas vía remota a un servidor por fuera de ese sitio en donde estaba quedando almacenada la información. El mismo Araujo descubrió la segunda cámara y le mostró la conexión inalámbrica remota. Con rabia y desesperación Escobar le arrebató el arma de fuego a uno de sus hombres con intensión de acabar con la vida de Araujo, pero un instante antes de accionar el gatillo, el Agente Miller entró violentamente por la ventana disparando, situación que le causó una herida a Escobar en el brazo. La confusión le sirvió a Araujo para reducir a tres de los hombres de Escobar, mientras Miller reducía a los otros tres, pero entre golpes y disparos Escobar logró salir del cuarto con intensiones de escapar del hotel.
Escobar intentó confundir al cuerpo de escoltas y miembros de la fuerza pública que estaban en el hotel gritando que dentro del cuarto de reunión estaba Araujo intentando asesinar a la concurrencia. Alertados los miembros de la fuerza pública se dirigieron al salón en donde encontraron a Araujo junto con los altos funcionarios. Los segundos que transcurrieron mientras los altos funcionarios explicaban acerca de quien era el verdadero responsable le permitieron a Escobar descender las escaleras y salir al jardín del patio del hotel en donde lo esperaba un helicóptero para su fuga.
Todos salieron de tras de Escobar mientras en el camino reducían al resto de hombres fieles del emperador. Cuando Araujo notó la presencia del helicóptero tomó una escopeta de largo alcance y desde una de las ventanas del hotel disparo con certeza al piloto de la aeronave. Mientras Escobar se prestaba para pilotear la aeronave, Araujo logró acercarse al helicóptero, lo que le permitió engancharse de una de sus patas durante el despegue. A bordo del helicóptero solo estaba Escobar y uno de sus hombres, quien advirtió la presencia de Araujo cuando este ya estaba casi de pie en la pata de la aeronave. Los dos hombres sostuvieron una pequeña y riesgosa lucha en el borde del helicóptero mientras el emperador lograba cada vez más altura al mando del aeromotor.
Una vez Araujo logró deshacerse de su rival con un golpe certero que lo envió a volar, Escobar le propinó un disparo que impactó su brazo izquierdo. Herido Araujo logró tomar la bengala de emergencia de la aeronave y con ella dispararle a Escobar antes de que este volviera a utilizar el arma de fuego. La bengala prendió en fuego la ropa del exasesor presidencial, situación que le hizo perder el control de la aeronave. Araujo rápidamente tomó el paracaídas de emergencia del helicóptero y saltó antes de que este se estrellara y explotara violentamente contra las montañas que surcaban la zona.
Mientras Araujo descendía seguro en el paracaídas sobre una población vecina pensaba en que finalmente y con mucha dificultad y dolor había llegado el fin de LA RED y con ella, el fin de EL EMPERADOR. Herido en su brazo no podía dejar de pensar en que las actividades delincuenciales de LA RED habían terminado y no veía la hora en que pudiera saludar y abrazar a su familia y amigos, de quienes tuvo que separarse desde que fue acusado injustamente de narcotráfico.
Desde la población donde aterrizó Araujo llamó a Miller y Rosales, y con una gran comitiva fueron a rescatarlo para llevarlo a Bogotá, en donde pudo abrazar a su familia y finalmente descansar luego de una pesadilla de muchos meses. Recibió el saludo y sobre todo las disculpas de parte del Presidente de la República de Colombia Gustavo Ferro, y sobre todo, recibió el reconocimiento de todo un país que lo señaló injustamente luego de la trama armada por el Asesor Escobar.
Con su familia y amigos decidió tomar vacaciones en el viejo continente, luego de haber recibido una jugosa indemnización del Gobierno Nacional por concepto de conciliación anticipada para evitar cualquier tipo de demanda. Y fue justamente desde la lejanía, paseando en España, Francia e Inglaterra, donde a través de los medios de comunicación se fue enterando poco a poco de las noticias que surgieron luego del desenlace de LA RED.
Con las pruebas recopiladas por Araujo y su equipo de colaboradores fueron puestos a disposición de las autoridades competentes todos los altos funcionarios que acompañaron al emperador en su carrera criminal, así como a los empresarios, académicos, estudiantes y demás prestigiosos miembros de la farándula nacional que tenían relación con LA RED. Pero las consecuencias fueron un poco más profundas. El Presidente Ferro aceptó su responsabilidad política y renunció al cargo como mandatario de los colombianos. Además, las pruebas también sirvieron para poner bajo arresto al Secretario de Defensa de los Estados Unidos de América, quien también resultó implicado en el narcoescandalo
No paraban los reconocimientos que el Gobierno Nacional, el Congreso de la República y la opinión pública le ofrecían a Araujo a través de decretos y resoluciones formales, así como a través de las redes sociales, pues reconocían en el un funcionario de altas cualidades y calidades.
Luego de tres meses de vacaciones, Araujo regreso al país feliz, descansado y gozando del afecto de su familia, en medio de ovaciones y reconocimientos de la opinión pública que no olvidaba las hazañas de un gran héroe nacional.
Cuatro noticias se encontró a su retorno: la elección de un nuevo Presidente de la República de Colombia, el restablecimiento y puesta en marcha de la FUCA, la renuncia de su amigo John Miller para retornar a su país y por último, SU NOMBRAMIENTO COMO EL NUEVO DIRECTOR BINACIONAL DE LA FUERZA CONJUNTA ANTIDROGAS.
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