LO VI SOLO

LO VI SOLO

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17/07/2020

Y lo vi ahí solo, como iluminado, desde donde estaba yo parecía un mano a mano. No me pregunten por qué, pero sólo me acuerdo que grité ahí está! y vi que entraba en el ángulo superior derecho. Juan Fernando Quinteros, un petizo culón y de lentes, me había dado una alegría sólo comparable con el nacimiento de mi hija. Una de esas felicidades en la que te acordás todo, pero en detalle nada.

Un domingo a la tarde saqué el pasaje desde San Pablo a Madrid, asiento 41 j, con escala en Frankfurt y de ahí busqué como combinar mi partida de córdoba a san pablo y el retorno, no fue nada fácil, casi como la espera en el monumental, la tarde en la que nos quisieron tirar al bombo donando un micro con los jugadores de ellos provocando a la gente, cayendo casi en la obviedad de que un energúmeno iba a emerger. Continuando con el viaje, podría comentar cada detalle, quién se me sentó al lado, donde fui a dormir, que lugares conocí; un cuento turístico, pero con un recuerdo emocional cuasi de cuento infantil.

Del gol, del gol me pregunto mil cosas… lo grité? Lloré? Me reí? A quién abracé? Por qué vi un mano a mano, por qué lo sentí tan iluminado (juro que lo vi sólo a él y al arco) borrando a todos los demás participes, por qué dije ahí está, si los goles no se queman antes… todas las preguntas tienen una respuesta,no sé, pero esa luz vuelve cada vez que lo recuerdo, que lo pasan en televisión o hablan de la final eterna, una paz interior me devuelve a ese lugar, asiento 12 fila 18 si un diciembre de dos mil dieciocho me tocó esa fila y asiento, gasté más en quiniela que en cruzar el charco.

Tengo mil cosas para contar, la sensación de cuando lo destrabó el oso o cuando el pity hizo su última locura (dar el tiro de gracia al eterno rival) pero vuelvo ahí, donde la luz se hace aura y lo veo al nalgón iluminándome la cara con una sonrisa eterna.

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