Hablemos de esos poetas que ofrecen el cielo y las estrellas, esos que no valen la pena, no vayas con escritores de este mundo, no te ofrezco lo que no es mío, te ofrezco todo mi reino, yo te ofrezco el inframundo, dueño del fuego, del rubí, soy el cabeza de carnero, por así decir, tengo siete sellos, siete marcas, siete ojos, siete cuernos, siete víboras que cantan, tengo ángeles alados que se arrastran, partiría esos sellos, pero mi corazón de piedra ahora arde, arde como un carbón en las pailas de tus pupilas, jamás había sentido un calor tan grande en mi pecho, antes, solo había frío, como el invierno en bio bío, como el hielo ártico, como el sol austral, camina conmigo hacia el infierno, quememos nuestros cuerpos físicos en las lumbres, llenemos de pasión al universo, ya que el amor murió con Jesucristo y a los 3 días resucitó solo para huir con papi, el mundo le mostró la crueldad que su propio padre creo, la que el mismo alimento, por eso bañemos la superficie del mar con gasolina y con nuestros besos hagamos que arda como arden mis dedos en tu vagina.

Alejandro Martínez

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