La historia de Albina

El hombre tenía más de cuarenta años, el hijo (yo) quizás diez o menos cuando comenzó a escuchar la heroica historia de su abuela paterna.

La guerra ya había terminado, los fascistas ganaron y en el poder reinaba un tirano llamado Francisco, aquellos que perdieron, muchos se retiraron otros fueron a la cárcel, algunos se exiliaron y, por último los más valientes se retiraron al monte y allí resistieron. Me pregunto cómo se alimentaban, quien les conseguía municiones, ropa donde y como dormían, como se escondían. Ya habían perdido su destino estaba sellado pero, ellos igual resistían.

Albina, madre de uno de ellos no resistía la incertidumbre de no saber nada de su hijo, muy de vez en cuando alguien contaba que después de escuchar el sonido de fusiles y ametralladoras los camiones del ejército bajaban del monte con algunos cuerpos sin vida de esos héroes.

Una mañana Albina tomo un sartén de la cocina, el más grande ya que, en esa casa era mucha la comida que se cocinaba por ser un matrimonio con diez hijos los enceres eran enormes. Contaba este hombre, mi padre, que el sartén de su madre bien podía usarse para rueda de carro. Bueno aunque me da cierta vergüenza por ser todo tan desproporcionado pero así lo contaba mi padre. El caso es que ella salió rumbo al monte con tan solo un sartén en su mano y poco tiempo tuvo que caminar para poder encontrar a su hijo. Cuando lo vio algunos que la reconocieron comenzaron a gritar viva la república, otros asustados corrían avisando al resto, ha llegado Alvina la madre de Marcelino, el joven republicano inmóvil y aterrorizado, con los brazos pegados al cuerpo pregunto ¿qué hace usted aquí madre? Marcelino recibió como respuesta un sartenazo en la cabeza

—- Te vas para casa ya mismo, se terminó la guerra hombre el único que me queda descarriado eres tu pero ya mismo te vas para la casa y te das un baño que hueles a gocho.

Marcelino volvió a su casa solo por unos días, marcho para valencia y no se lo vio más en Jijón.

Mi padre siempre contaba esa historia, nunca hablo de se madre como una heroína pero, él pensaba que ella había vencido a la resistencia y con sus ojos llenos de amor decía, que cojones los de Albina.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS