
El niño que conoció la Energía
Cuentos para pensar
Por Ángel Luis Nuzzolese
La jornada laboral había terminado, Juan salió con paso apresurado de la oficina. Había tenido un día muy complicado, y no veía la hora de llegar a la plaza, que quedaba en mitad del camino entre su lugar de trabajo y la parada del colectivo.-
Ese era su relax diario, soltero, sin rendirle explicaciones a nadie sobre la llegada a casa, pasaba horas meditando y leyendo en su plaza favorita; pero esa tarde no iba a ser como las demás; ésta cambiaría para siempre el pensamiento y la forma de ver la vida para él.
Cuando llegó, se desplomó en su banco de tiras de madera pintado de verde, debajo del árbol más frondoso de la plaza.
Era su preferido, y por suerte, ésta vez, el banco no estaba ocupado como el día anterior. Hacía mucho calor a esa hora de la tarde, por lo que Juan decidió comprarle una paleta helada a Joaquín, el hombre petiso y bonachón que vendía sus helados desde tiempo inmemorial, archiconocido por todos los del barrio, y también por Juan.-
La pelota de goma impactó fuerte en la pierna de Juan, haciendo que parte del helado cayera sobre su pantalón. Visiblemente ofuscado, giró su cabeza para un lado y para el otro, buscando al culpable de que tuviera que lavar esa noche el único pantalón de traje que tenía para ir a la oficina.
Por supuesto, como siempre pasa, detrás de una pelota de plaza, siempre viene un niño corriendo ….
-«¡Perdón Juan, no quise lastimarte!, no sabía cómo hacer para acercarme a hablar con vos … ¡no te enojes por favor!»
-«Escuchame querido, el desastre ya lo hiciste, ¿me podes decir por favor, por que querés hablar conmigo? …. pero … me llamaste por mi nombre, ¿de donde me conoces?. Yo a vos no te vi nunca en esta plaza … no te conozco…»
-«Yo si te conozco a vos Juancito, de toda la vida …»
Juan se incomodó. ¿Quién era ese mocoso rubio y un tanto soberbio de no más de nueve años …? . ¿ Como se atrevía a llamarlo “Juancito”, ese maleducado?
-«Bueno, mirá querido, me estás haciendo poner un tanto nervioso. ¡Decime de una buena vez que querés y quien sos !»
El chico levantó muy lentamente la cabeza, y miró al muchacho con los ojos húmedos
-«Soy yo Juancito … tu padre… Roberto …»
Nunca en su vida sintió un estupor tan grande, y una rara mezcla de ganas de reírse a carcajadas y llorar al mismo tiempo.
Juan había perdido a su padre en un accidente automovilístico; hacía ya diez años; y el solo hecho de haber escuchado su nombre le erizó la piel, y le corrió una sensación helada por la espalda.
-«¿De dónde sacaste el nombre de mi padre nene? … ¿quién te mandó a hacerme bromas de mal gusto? … ¿no sabés que con esas cosas no se juega?»
-«No estoy jugando hijo, yo sé que para vos es difícil creer lo que te estoy diciendo, pero es verdad, soy tu padre …»
-«Bueno, mirá querido, ya te divertiste un rato conmigo, no entiendo bien este juego, andá a tu casa y divertite con algún amiguito de tu edad.»
-«Juancito… hijo … preguntame algo que vos y yo, y nadie mas lo sepa; tal vez así te des cuenta de lo que hablo.»
Con un tono absolutamente irónico, Juan le peguntó:
«¿Te acordás “papi” de esa vez que fuimos los dos solos a pescar a Camet?»
-«Si, claro, como no me voy a acordar», dijo el niño
-«¿Ahh sí? …¿y que pasó ese día, eh …?»
-«Ese día tiraste la caña por primera vez en tu vida, ¡con tan mala suerte que te enganchaste el anzuelo en la cola! … ¡todavía me acuerdo de tus alaridos y mi desesperación por tratar de sacártelo! …»
El aturdimiento de Juan llegó a límites insospechados, empezó a sudar y a temblar como nunca antes. Ese episodio lo sabían solamente ellos dos.
Habían hecho un juramento de no contárselo a nadie, por el bochorno que representaba para el chico, y por la posibilidad de que la madre los retara a ambos, y que pusiera impedimentos para la próxima salida.-
-«¿Me empezás a creer ahora?» , dijo el chico
Con la cara desencajada y la voz entrecortada, Juan le dijo:
-«Si … si … me cuesta creer todo esto … ¿como puede ser que estés acá? … si vos …»
-«¿Muerto querés decir …? ; no hijo, la muerte como la piensan ustedes no existe. Solo somos una especie de energía, para que lo entiendas en términos humanos, pero una energía con distintos grados de impureza, que se van “limpiando” a medida que la persona vive una vida tras otra.
-«La Energia Pura y Sublime, a la que pude conocer en la dimensión superior en la que estuve, es la que dicta como será tu existencia … una vez …y otra vez … y otra vez … a través de dimensiones pesadas como ésta, acá en esta tierra, o en cualquier otra del universo, y en cualquier tiempo, pasado o futuro.-«
-«El universo, el tiempo y la vida misma, no son como lo creemos, nuestro pobre cerebro humano nunca podrá entender más allá de las tres dimensiones que conoce … pero la realidad es infinitamente más compleja de lo que te puedas imaginar.-«
-«Vos estudiaste física Juan, ¿te acordás del experimento de Schrödinger, en el que hablaba del gato que podía estar vivo o muerto a la vez? … ¿o del experimento de la doble rendija, que decía que un átomo puede estar en dos lugares a la vez?, ¿o que puede ser onda y partícula al mismo tiempo?»
-«Si, claro que lo recuerdo …»
-«Bueno hijo, esas teorías son solo una gota en la realidad que representa el universo, pero son verdaderas.-«
-«La supuesta realidad que vivimos acá en esta tierra, no es más que una ficción sin sentido real. Existen infinitas dimensiones cuánticas, en la que todo, absolutamente todo, pasa al mismo tiempo.»
-«Estas dimensiones están separadas tan solo por la variación de una sola partícula elemental, pero esto es suficiente para que los seres tridimensionales, que somos nosotros, no las podamos ver ni experimentar.-«
-«Es nuestra “conciencia” la que nos permite transcurrir a través de estas infinitas dimensiones y posibilidades, y nos da la falsa idea de que manejamos nuestro destino. No hijo … no lo manejamos nosotros, lo maneja “La Energia Pura”
-«¿La “conciencia” es el alma, y la “Energía Pura” es Dios ?» ; preguntó Juan
-«La podes llamar con mil nombres, es lo mismo, la verdad es solo una.-«
-«Entonces … cada vez entiendo menos … si no forjamos nuestro destino, ¿qué sentido tiene vivir?»
-«El sentido es enormemente distinto a lo que se cree. El sentido es la purificación de nuestra energía o “conciencia” a través de las innumerables vidas en dimensiones bajas y pesadas como la nuestra. Eso es lo único que permite el acercamiento a la “Energía pura y sublime”, como a mí me gusta llamarla.»
-«No existe ningún otro motivo por el cual vivimos …»
-«Es por ésto hijo, que no debes preocuparte por las inequidades de la vida.
Tu “conciencia” tendrá que pasar por ésta y tal vez por mil vidas más, hasta alcanzar la pureza necesaria.Todos somos una parte de lo mismo.Todos somos parte de la misma energía.Todos somos el universo, el que vemos y el que no …»
-«Pero sigo sin entender por que estas acá … por que sabes todo esto … como y quien te permitió venir a decírmelo …»
-«Lo decidió “La Energía”.
-«Estoy, sin saberlo, en un estado de purificación superior, muy cercano al punto de no retorno a las dimensiones pesadas; y se me permitió éste conocimiento elevado y la posibilidad de transmitírtelo …
Pero ésto, al igual que el episodio del anzuelo, tiene que ser el secreto mas absoluto entre nosotros dos».-
Juan asintió con la cabeza, mirando al chico con profunda emoción. Su mente estaba azorada por tamaña revelación, pero éso no impidió que se arrodillara y le diera al niño un abrazo interminable.
-«Juancito … es hora de irme, cuidate, y ojalá pronto formemos parte de lo mismo para siempre …»
El niño cruzó la calle, mirando hacia atrás a su hijo que permanecía en el banco de la plaza. No vio al auto que venía a gran velocidad, y que lo dejaría tendido sin vida cerca del cordón de la vereda.-
Juan corrió desesperado hasta donde estaba el niño, lo tomó en sus brazos, lo miró con ternura, y esbozó una sonrisa …
Fin
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