Cartas a mamá
Bogotá, febrero 4/78
Mamá:
Por fin, mamá, no había tenido tiempo para escribirte, sé qué ha pasado un mes desde que me despedí de ti y de mis hermanos, pero tan pronto como llegué al batallón, nuestro teniente Rojas nos ha tratado como «ropa sucia» – como dices tú-.
Mamá… quiero que sepas que me haces mucha falta, extraño todo de mi viejita, extraño tu delicioso café mañanero con el que nos despertabas a todos para ir a buscar la leña del almuerzo. ¿Cómo están mis hermanos mamita? ¿Se están portando bien? Diles que los quiero así sean cansones y que los echo de menos. Francisco y Gonzalo, como los mayores después de mí, deben ayudarte con las cosas de la casita, con los mandados, y a cuidar a mis hermanas. Dales buen ejemplo mamá, así como haces conmigo…
Mi papá se comunicó conmigo, me dijo que está en un pueblito cerca de Popayán y que de ahí lo mandan a la estación de Quilichao donde ya te podrá ver, así que sé paciente mamá, ya lo verás, yo sé que ni él ni yo estamos allá, pero tú eres muy fuerte y puedes poner orden en la casa sin nosotros.
Cambiando de tema, quiero contarte como ha sido todo en este mes tan agitado. Llegue primero al batallón y poco a poco comenzó a llegar más gente, y mamá te admito solo a ti que me sentí mal, estos rolos llegaban en carros con choferes, vestidos con ropa fina, sus zapatos brillantes y sus camisas no tenían ni una arruga, entraron al batallón mirando por encima del hombro y me dieron ganas de pegarle sus trompadas a cada uno, pero me controle mamita, no te asustes. Imagínate yo, recién llegado de un viaje en bus de diez horas, sin bañarme y con mis cajas llena de mi ropa y mis cositas. Pero luego se me acercó el oficial que nos estaba recibiendo y me dijo «tranquilo pelao, así llegan todos estos, pero acá un negro del chocó es la misma mierda que un rolo del norte».
Cuando ya nos recibieron en el batallón nos llevaron a un salón grandísimo donde dormimos cincuenta estudiantes en camarotes, mientras acomodaba mis cositas conocí a varios compañeros que, al igual que yo, llegaron aquí sin nada, esperando salir con todo. Uno se llama Martín y es de Andalucía, valle y otro se llama José que es con el que mejor me llevo, él es de Popayán, pero nació en el Bordo. Ha sido duro mamá, nos levantan a las cuatro de la mañana para ir a trotar por el batallón, luego toman revista y a las siete de la mañana en punto comienzan las clases hasta las seis de la tarde, solo nos dan media hora para almorzar. En la noche nos dan un descanso y luego nos ponen a limpiar todo el salón para tomar revista por última vez e irnos a dormir a las diez de la noche.
Quiero que sepas viejita linda que no los olvidaré, los pienso todos los días y quiero agradecerte una vez más por el gran esfuerzo que están haciendo junto con mi papá para poder tenerme acá. Yo sé que somos pobres, que debería estar trabajando para ayudarles en la casa, pero te prometo mamita que cuando sea un gran militar no te hará falta nada ni a ti, ni a mi papá, ni a mis hermanos, solo sé paciente y cuídate mucho, cuida a mis hermanos y diles que estoy bien, este es mi sueño y todo es por ti.
Envíame un telegrama tan pronto como lo leas, para saber que te llego.
Te amo infinitamente mamá.
Tu hijo, el que te piensa siempre.
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Bogotá, diciembre 01/78.
Mamá:
Viejita, acabó de leer tu carta, no sabes lo feliz que me hace leer que todos están bien, ¿cómo así que francisco consiguió mujer? ¡Ese berraco si tiene cuento mamá!
Pero dile que no se vaya a echar un niño encima, dile que aún le falta mucho por vivir, además de donde sacara plata para mantener un muchachito ¿ahh?
Me alegro de que Gonzalo esté trabajando en la galería, ahí aprenderá que la vida no es fácil y me gusta que trabaje para que sienta lo que yo sentía cada vez que tu vecina me tiraba esos bultos de papas a la carretilla para que se los llevará hasta el carro por miserables 10 pesos.
¿Y las mujeres de la casa? Mamá yo pienso que Ana y Ángela ya están en edad de ayudarte a preparar la comida de la casa y también a que hagan aseo, que aprendan de una vez para cuando sean ya unas mujercitas. A Gloria si dele tiempo, ella bien flaquita en que le podrá ayudar y con ese miedo que se manda me imagino que hierve el agua y se asustará, a ella más bien póngala a tejer o que arregle la ropa de sus hermanos. Pero mamá eso si hágame un favor, manténgalas bien bonitas, que se peinen, que usen ropa limpia y que no anden descalzas por todo lado, y usted también, una viejita bien bonita que es usted es para que ande arreglada todo el tiempo.
Acuérdese también mamita de alimentar bien a José, Juan y Darío, ellos como están bien pequeños tienen que comer bien para que no se enfermen. ¿Mi papá cómo está? No vi que me hablaste de él en tu carta, así que me imagino que andan peleados. No pelee con el, mamá, usted sabe que el viejo mantiene bien estresado en esa estación todo el día trabajando y ahora que estoy aquí créame mamá que la vida militar no es fácil, así que entiéndalo, si llega a pelear a la casa déjelo hablando solo y ya, luego se le pasara la bobada.
Hoy nos entregaron las notas finales y quiero que sepas que me fue muy bien, no perdí ninguna materia y ya he recibido varias felicitaciones de mis mayores. Mamá te cuento que acá en el salón hay dos grupos, esos riquillos y nosotros los que venimos de afuera de Bogotá, todos los días es una discusión porque se pierden cosas y se sapean todo pero yo ya deje eso, ya voy a dejar de matarme por esos guevones y me voy a enfocar es en mi carrera, eso es lo que tuve que hacer desde un principio.
Las clases finalizan el quince de diciembre, así que ya casi nos veremos mi vieja, y por lo de la plata para viajar no se preocupe, ¿se acuerda que le dije que me hice buen amigo de Juan? Pues resulta que el papá anda por acá en la capital y me dijo que como él pasa por el pueblo, él me lleva hasta allá. Pero eso sí, cuando llegue le ofrece unas masitas con café, así sea para agradecerles el favor. Dígale a mi papá y a mis hermanos que ya casi voy para jugar con ellos y llevarlos al parque a jugar un rato, te extraño mucho mamá, cuentos los días para verte.
Con cariño, tu hijo.
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Bogotá. Agosto 2/79
Mamá:
Hoy le escribo para que se dé cuenta de que ese tipo Aguilar es un problemático. Yo sé que es el hijo de su amiga Flora, pero desde que usted me dijo que él venía para acá a estudiar, a mí me dio mala espina. Hace como dos semanas estábamos en un ensayo para el 20 de julio. Dio la casualidad que nos tocó en la misma compañía, y junto con otros dos compañeros nos pusimos a hablar del estudio y de la familia. Él se fue a comprar unos panes y cuando llegó dijo “yo no le daré a ningún hijo de puta, yo en estos momentos no tengo amigos, no conozco a nadie”. Así con ese hablado que se manda, te digo que yo lo vi pequeñito y me provoco pegarle su puño, porque nadie de los que estábamos ahí le pedimos. Yo me detuve y me puse serio, pero no le dije nada, los otros también se sintieron, pero preferimos quedarnos callados.
Cuando volvimos del ensayo por la tarde Aguilar se acercó para preguntarme por un taller que nos habían dejado, entonces yo le dije con una rabia que me dio “a mí no me pregunte nada, no joda, yo tampoco tengo amigos aquí en la escuela y usted no es mi amigo, ni me considere su amigo nunca más”. Bueno, le llené la taza como se dice, él no me dijo nada porque me tiene miedo y desde ahí él me ha buscado para charlar, pero no, yo soy muy rencoroso. Aquí dicen que yo soy demasiado violento y que no me dejo joder de nadie. Mamá yo tengo todas mis cosas de modo que a ese tipo nunca le pido favores, él me busca para las tareas y exámenes, pero ahora se va a joder porque no le ayudo en nada. Mami además soy buen estudiante y buen deportista aquí en la escuela. No te había dicho nada porque considere que no valía la pena contarle, pero lo que pasó sí me daño el genio.
Por otro lado, mami, le cuento que hoy tenemos el último examen, estas semanas venideras son deportivas, así que es un poco más relajado. El toldillo y la hamaca nos la dieron de dotación, de modo que esos diez mil que te pedí los utilizaré para comprar otras cositas que me faltan. Sobre francisco, dile de parte mía que se maneje bien y que te ayude. La vigilancia aquí en la campaña ya es cosa fácil, solo que tenemos que cuidarnos un poco y ser responsables. Yo no tendré problemas porque sé manejarme, me dejo mandar, cumplo órdenes, soy buen compañero y me considero responsable, así que no se preocupe.
Y antes de que se me olvide, ¡esas cartas tuyas son muy corticas! Me da la impresión que haces un resumen, escríbame bastante mamá, a mí me gusta que me escriba. Recuerde que esto se llama MOTIVACIÓN y si uno no está motivado, pues uno no rinde o la pasa aburrido. Saludes a todos por allá mamá, a Francisco y Gonzalo, que procuren buscar trabajo en el ingenio; a Ana, Gloria y Ángela, que mucho estudio; y a los pipiolos (Darío, José y juan) que en esto voy para jugar con ellos.
Hasta pronto mamita, saludes a papá.
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Bogotá, enero 24/80.
Mamá:
Mamá el grado fue el sábado 11 a las 10 am. Vino bastante gente y en general la ceremonia estuvo muy bonita. Yo pensé que iba a estar muy solo, ya que no podía estar al lado de ustedes, pero vino Socorro (la muchachita con la que estudie en la escuela), y trajo a unas amigas de la universidad donde estudian psicología. Esas peladas estuvieron conmigo hasta las 12 am en la escuela. También vino mi coronel Caraballo, me pregunto por mi papá, le contesté que estaba bien y que estaba contento porque yo estaba aquí, que no había podido venir por cuestiones del trabajo. Estuvo un rato conmigo, luego se fue.
Mami ya escalé la primera parte, ahora solo nos quedan 8 meses de poner en práctica todo lo que hemos aprendido, claro está que más difícil y de mucha responsabilidad porque tenemos que trabajar con la compañía Gabriel Gonzales que son 74, la compañía Simón Bolívar que son 105 y la compañía Carlos Holguín que son 101. Tenemos que darles ejemplo a esos cadetes. Me dio bastante tristeza ver partir ocho compañeros más en este mes, desde que vinimos de vacaciones los echaron por mal concepto y porque perdieron materias. De toda esa cantidad que entramos ya quedamos pocos, pues se han ido o los han sacado. El alumno acá tiene que ser físicamente, moralmente e intelectualmente una persona destacable, tiene que ser despierto, sociable, aseado y mostrar liderazgo. Yo estoy bien, desde todo punto de vista. A veces me aburro porque no me escriben.
Se me olvidaba decirte, como ya tenemos el título de “alférez” a partir del 1 de febrero empezaremos a ganar $100000 qué son por la vigilancia del batallón, algo es algo. Así que deja de enviarme plata mamá que yo acá me defiendo con eso. Hace una semana que tuvimos un fin de semana libre, un amigo me invito a almorzar, le caí bien a todo la familia y me invitaron posteriormente para Simijaca, un pueblo que queda a tres horas de Bogotá. Salimos a las 3 pm y llegamos a las 6 de la tarde. Una finca muy bonita, con el alférez estuvimos montando en moto, fuimos a Chiquinquirá (te tengo un regalo de la virgen reina de las vírgenes). Me mataron conejo, gallina, me dieron comidas típicas como chucula (un chocolate con harina), queso, leche. La pase muy bien mamá.
Escríbeme y cuéntame la vida de todos los de la casa ¿Cómo se está manejando papá? ¿Ana? ¿Cómo van los mercados los sábados? Mi coronel Caraballo me ayudará para que me trasladen a hacer las prácticas cerca al pueblo, ojalá en Cali o Popayán, pero está la posibilidad de que manden a la costa y yo no quiero por allá, eso es muy lejos. Esperemos que no sea así mamá, yo ya la quiero tener cerquita.
Con amor, Tu alférez.
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Barranquilla, julio 21/90
Mamá:
¿Puedes creer que ya ha pasado diez años desde que llegué aquí a la costa? El tiempo vuela definitivamente, pero esta ciudad me ha tratado muy bien, me ha traído cosas muy buenas, y una de ellas es tu nieta María. Te cuento que ya entró a primero, la tengo en una escuela cerca de la casa, victoria quería que la matriculara en la mejor escuela de aquí de Barranquilla, pero yo no quería eso, yo quería que estudiara en una escuela humilde, para que le enseñen valores.
Mamá, aquí me invitan a fiestas a cada rato, por eso es que me gusta mi profesión, hay buenas relaciones. Tengo entrada hasta al último rincón del club más prestigioso de la ciudad. De amigas ni hablar, desde que llegué acá me han llegado invitaciones a cumpleaños, teatros, promociones de bachillerato, bingos, etc. No gasto dinero en nada porque todo me lo invitan, y mantengo lleno, con mi buena casa, tengo quien me arregle el pelo y las uñas, quien nos colabore en el aseo, estoy bien acá. Por ahora solo me enfoco en mi trabajo con los nuevos reclutas y en avanzar en mi carrera militar.
Me llegó un buen sueldo libre de impuestos, de ahí yo le giro una buena parte para que compre todo lo que usted necesite. Ojalá se mande a hacer unos vestidos, algo para mis hermanos y para papá. Y por cierto, no quiero que se ponga a hacer cuentas ni que se ponga a ahorrar, todo eso es para que se lo gaste y disfrute. A papá le mandaré unas camisas para que las estrene, y me ande como a mí me gusta.
Sobre lo que me dices de Darío, noté dos cosas que no me gustaron cuando fui de vacaciones. La primera es que se ha adueñado de la moto que compré, sabiendo que yo se la di a mi papá, y no se la presta a mi hermano Francisco, me dio la impresión que es egoísta. Y la segunda es que también me di cuenta de que no estima a mis hermanos, ni a ti. Yo sé que apenas él tenga 20 años no nos va a dejar ni entrar a la casa, porque mi papá le tolera todo y jamás le llama la atención. Y ahora que me cuentas qué te trato mal, dile y léelo esto: que te respete porque si no yo sí te hago respetar. Como yo sepa otra cosa le voy a dar en la jeta y te traigo a vivir aquí a mi lado, qué bastante falta me haces. Ese pendejo de Darío no te alcanza a pagar ni con oro lo que tú has hecho por él, como la crianza cuando lo dejaron ahí tirado en la casa y tú decidiste criarlo como si fuese de tu sangre. Dile a Ángela que le lea esta carta porque estoy enojadísimo. Y mejor me despido porque si no está carta estará llena de groserías. Hasta pronto mamá, la próxima vez que vaya, voy con María para que conozca a su abuela.
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Bogotá, julio 8/92
Mamá:
No te he escrito desde que te dije que estaría por acá en Bogotá unos meses porque estoy por ir y todos los viernes planeo viaje y para los sábados me resulta algún trabajito o «chicharrón». De modo que hace ya bastante que estoy por ir a Quilichao. Ahora no se vaya a poner bravita o a decir que ya la abandone. Antes, todos los días me acuerdo de ti. Por acá todo bien, le cuento que un poco cansado porque durante el día le doy clases a los sargentos y cabos en la escuela, después a las 5 pm me voy a la universidad a realizar el curso que le conté y llego tipo 11 pm al apartamento. Por acá estuvo visitándome un agente que es cuñado de Teresa y me pidió que lo ayudará, le colaboré y está trabajando en la séptima estación del Norte, han venido varios quilichagueños a saludarme y eso me gusta. Estoy contento con mi trabajo, ya que soy profesor e instructor policial. Mi coronel Caraballo ascendió a coronel efectivo y está en estados unidos de vacaciones.
Ojo a esto mamá: espero que cumpla al pie de la letra, aquí le mando una tela azul oscuro para usted y una verde claro para Ana. Consígase una modista fina o si no vaya dónde doña Flora para que ella las lleve donde una buena modista. Acá en Bogotá hay una fiesta de gala de la escuela y las voy a traer el próximo 7 de agosto, igual yo les aviso para que estén pendientes. Dígale a Gloria y a Ángela que no se pongan a pelear con Ana porque ella va a venir, dígales que es porque es la mayor y que luego yo me las traigo a ellas dos.
Mamá, su vestido debe ser elegante, debe quedarle abajo de la rodilla, mejor dicho, así como el de mi grado. Y el de Luisa debe ser largo para fiestas muy elegantes, puede colocarle velo por encima sobre los hombros o qué tenga mangas de velo. Ojalá que ambos vestidos sean manga sisa o manga corta y le compra unas enaguas a Luisa para que se las coloque con el vestido. Los zapatos yo se los ayudo a escoger cuando vaya.
Por el dinero no se preocupe que yo le mando todo para que se hagan unos buenos vestidos. Acá se alojarán en el club militar de oficiales, así que tranquilas y estén pendientes que el 3 de agosto o antes voy por ustedes. Para el frío, yo acá les compro unos sacos de lana. Además, mamita, se darán unas vacaciones de 8 días, acá la van a pasar muy bien, el club es grandísimo y pueden hacer muchas cosas.
Y por último, una buena noticia. Quería esperar a qué vinieras para contarte, pero no me aguanto las ganas de decirte. Del 1 al 15 de octubre me resultó viaje para buenos aires, Argentina. Vamos 6 compañeros de todas las fuerzas. Dos de las fuerzas navales, dos del ejército colombiano, uno de aviación y yo representando a las fuerzas policiales, es como un congreso de fuerzas armadas y vamos en nombre de Colombia, estoy muy emocionado y espero que tú también lo estés.
Sin más, tu hijo.
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Tuluá, enero 11/95
Mamá:
Por fin tengo tiempo para escribirte. No lo había hecho porque he estado ocupado en la hacienda, pendiente de la recolección de la caña. Tengo a 70 personas recolectando, claro que ya acabamos gracias a Dios. Mamá, siempre llamo a mis amigos de Quilichao y te envió razones que estoy bien, así que espero que esas razones lleguen a tus oídos para que no te preocupes. Fíjate que acá a veces duro 15 días sin salir de la hacienda, ya que cuando salgo se roban las cosas los empleados. Hace 8 días se llevaron un equipo de sonido que tenía acá y con dos ayudantes lo hemos estado buscando, ya tenemos pistas de la persona que se lo robo, solamente que ese tipo se fue para Valledupar. Pero ya verá cuando lo encuentre.
Es estresante esto mamá, a diario uso una libreta para hacer anotaciones de cuando ganado entra, cuando sale, los registros de los caballos, las ventas de la caña, etc. Además, tengo que estar pendiente de las ferias ganaderas que se realizan acá, estar pendiente de la seguridad, quien viene y todo eso. El negocio del Toyota no se puedo hacer. Dile a papá que están por cancelarme mi comisión de caña de la cosecha pasada y a qué penas reciba, le giro a él su dinero y te regalo a ti una plática. Yo vi a mi papá disgustado por la plata que le debo, fíjate que yo le estaba entregando mi carro a él para que lo tuviese como forma de pago y cuando me pagaran lo de la cosecha ya le cancelaba y me devolvía el carro, pero no le gustó la idea.
Cuando termine la mitad de este año regresaré a Barranquilla, me hicieron la propuesta de trabajar en una escuela de seguridad privada, además, mi coronel Caraballo me va a ayudar para ascender un poquito más en mi carrera y para ello tengo que ir a Barranquilla a seguir estudiando. Así que estaremos otra vez lejos, viejita, pero yo estaré pendiente de usted. Estaba pensando en algo y quiero que usted me ayude a decidir, sé qué Gloria se ha destacado en el estudio y que muestra interés, pero no me gusta que mantenga haciendo esos cursitos, yo quiero que ella estudie de verdad, en una universidad, y ahora que regreso a Barranquilla, estaba pensando en traerla para que estudie acá, dígame usted qué opina, yo hago lo que usted me diga.
Te ama, tu hijo.
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Barranquilla, marzo 25/98.
Mamá:
¿Cómo va todo por allá mamá? Ángela me contó que Ana consiguió novio, que la trata bien y que la respeta. Que bien, me alegro por ella, me contó que es mecánico, así que ya tengo quien me arregle el carro cuando tenga algún cacharro. ¿Papá? ¿Sigue trabajando en puerto tejada o ya está de nuevo en Quilichao? Ya es hora de que el viejo descanse, deje de trabajar y se pensione de una vez. Que consiga una finca, y se dedique al campo, las pensiones de la policía son buenas y se puede vivir decentemente, ya hablaré con el ese tema.
Gloria está muy bien mamá, está muy contenta, justo en estos momentos está a mi lado viendo televisión y le manda saludos. Está en sexto semestre y por lo que he visto en sus notas, le va muy bien. Yo sabía que ella quería esto, ella quería estudiar y salir adelante, en eso se parece a mí, que crecimos con la meta de estudiar para crecer, no como mis otros hermanos que no les gusto nunca el estudio. Ya tiene varias amigas, y hasta ahora no le conozco ningún novio. Es dedicada, hace sus trabajos y casi no sale. Yo tenía miedo de eso mami, acá en esta ciudad las fiestas son todos los días y los muchachos salen mucho a bailar o a conciertos y yo tenía miedo que ella se dejara llevar de esa vida, pero no. Sale a comer de vez en cuando y llega tipo 12 a la casa. Ella me tiene mucho respeto y me obedece. María quiere mucho a Ana, dice que es “su tía favorita” y mantiene jugando con ella.
Mami te cuento que ando un poco desmotivado y pensativo, me di cuenta de que me estoy estancando, yo siempre soñé con que mi nombre fuese recordado de buena manera, pero últimamente no crezco, gano bien en mi trabajo, pero no estoy haciéndome notar en el ámbito militar. Me he querido devolver, pero sé que en Quilichao no hay muchas opciones, pero te tendría cerquita, no sé aún. Tengo un proyecto que estoy pensando y quizá lo haga. Con mi rango militar podría montarme una escuela, así sea de cadetes, de seguridad privada, de lo que yo quiera. Y he estado conversando con unos contactos en Popayán y Cali, para ver si podemos crearla en esas dos ciudades, como te digo, aún no lo sé, tengo que pensarlo muy bien. A mí me gustaría de seguridad privada, eso da buenas ganancias y buenas relaciones, los políticos, ganaderos, comerciantes usan mucho ese servicio y así podría hacer buenas amistades. Yo te estaré avisando de mi decisión mamá. Ya veremos que pasara.
Te ama, tu hijo.
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Popayán, septiembre 20/02
Mamá:
Ángela dice que soy un bobo, dice que como es posible que estando en el siglo XXI aún nos escribamos cartas, sabiendo que nos podemos llamar. Pero no sé, no es la misma sensación, cada vez que te escribo me relajo, y ya me acostumbré, y siento que a ti te gusta, es como una historia secreta que solo tú y yo conocemos, viejita. Además, por teléfono todo el mundo escucha lo que uno dice, y a mí no me gusta eso.
Mamá, no sabes lo feliz que estoy de que Gloria ya esté trabajando, ella que de pequeña era la niña que mi papá nunca dejó hacer nada, que no sabía ni cocinar, ahora convertida en toda una profesional, ¿qué bonito no? Mi papá me contó que aún no se acostumbra a no trabajar, que se aburre, y que a veces se va para la estación a conversar con sus excompañeros y darle consejos a los nuevos. Pero ya era hora, ya era hora de que descansara después de trabajar toda su vida por nosotros. Mami, te cuento que últimamente he estado muy nostálgico, hace unos días estaba buscando unos apuntes de los contactos de Cali y entre todos mis papeles encontré la primera carta que me enviaste cuando recién llegaba a Bogotá. Y no sé, es bonito ver que el destino ha estado a nuestro favor en estos largos años. Comencé siendo un joven con muchos sueños y hoy gracias a Dios puedo decir que soy lo que siempre deseé. Creo que para la familia ha sido bueno todo en estos últimos años, las mujeres de la casa ya se están formando su propio hogar, mi hermano Francisco está en un buen trabajo, ¿y cómo así que Juan está trabajando con el novio de Ana? ¿Acaso le va bien como Mecánico? En fin, cuénteme usted cómo están, ya que los ve todos los días.
Mamá, por acá todo ha estado bien, el próximo mes haremos la fiesta para celebrar El cuarto año de mi escuela de seguridad privada, yo te dije que era un buen plan y en estos años lo he demostrado, me ha traído cosas muy buenas. Por cierto, recibí una de un político importante de aquí del Cauca, yo no me lo podía creer, llamo para agradecer la labor logística que había hecho cuando vino a Popayán a hacer sus campañas políticas. Aunque eso también me trajo algunos compliques, unos finqueros que tienen a mis hombres trabajando con la seguridad de los terrenos y todo eso, dijeron que como era posible que yo ayudará a esa gente, pero yo no les puse cuidado, eso es trabajo.
Nuestra escuela está funcionando muy bien mami, y ya está comenzando a ser muy famosa en el Cauca, y esa es mi próxima meta, que todas las instituciones políticas, finqueros, comerciantes importantes sean mis clientes y vamos por buen camino. Ya me tengo que ir para la escuela mami, luego te escribo.
Tu hijo.
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Santander de Quilichao, marzo 11/05
Mamá:
En estos momentos me encuentro en la oficina, hace apenas unas horas estábamos almorzando juntos, disfrutando de tu delicioso sancocho. Decidí escribirte porque quiero contarte como me sentí ahora con todos ustedes, y unas impresiones que tuve, que sencillamente no fui capaz de decirte en persona. Supongo que le diré a Ángela que te pase esta carta antes de partir de nuevo para Popayán, así que cuando la leas, llámame.
Hoy es de esos días en los que uno se levanta «raro», no sé por qué mamá, hoy me levanté pensando tanto en ti, en nuestra familia. Y hoy, mientras almorzamos, te observé y me di cuenta de algo. Me di cuenta de que eres feliz. Y claramente es así, siempre has sido una mujer sonriente y cálida. Pero no me refiero a esa felicidad, me refiero, es a qué reflejas una tranquilidad que hace feliz a cualquiera, y me ponía a penas en cuando yo era un niño, que sufrías junto a mi papá por conseguir algo de comer, me imaginé esa mamá que lloró cuando el río destruyó nuestra casa y te dejo a unos pequeños sin nada, me imaginé cuando luchaste por mí, cuando hiciste lo imposible para mandarme para Bogotá, aun sabiendo que no debía hacerlo, que tenía que trabajar. Y mientras todos esos recuerdos pasaban por mi cabeza, me di cuenta de que eres una gran mamá, y no solo conmigo, sino con todos mis hermanos, supiste hacerlo todo bien, y aunque el dinero en un principio no fue nuestro fuerte, tu amor fue suficiente para que todos en estos momentos seamos felices, al igual que tú lo eres. Gracias por cuidarme mamá, gracias por cuidar a mis hermanos y gracias por cuidar a papá. Hace mucho tiempo te dije que te iba a recompensar todo lo que has hecho por mí y me hace feliz saber que lo estoy haciendo y me hace aún más feliz que a pesar de los pequeños lujos que te he podido ofrecer, tú sigues siendo la misma mujer humilde y sencilla que siempre fuiste. Me hace feliz que tu humildad sea tu mayor virtud y me hace feliz que tú seas mi mamá. Tú sabes que los militares tenemos que mostrarnos fuertes, y por eso es que no pude sacar fuerzas para decírtelo en persona, pero quería que lo supieras y te aseguro que trabajaré hasta el cansancio para seguir dándote todo lo que te mereces mi viejita.
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