Se enamoró de mi mejor versión,
aquellas ganas
feroces como un león,
de mi ven acá, de
mi “sin ti, pa’ que”
se entregó de la
cabeza a los pies.
Y yo tan ciego y
enamoradizo;
ella tan hermosa,
simple, amable.
Caímos como
suicidas del cuarto piso
en un salto de
locura invaluable
Se unió a mi lucha,
a mi esperanza,
a mis ganas de todo
y más de ella.
vivimos en la
alegría de la comparsa,
entre vino, excesos
y querellas.
Vivimos, comimos y
bebimos,
cantamos juntos
mientras pudimos;
aquel paraíso sin
Adán ni Eva.
Un fuego que parecía
no cesar.
La ruptura no fue a
causa de ella,
ni la suerte de mi
peor versión,
fue del cruel y
febril olvido
en un mal momento
sin pasión.
Lo peor no fue mi
cuarto vacío,
ni los líos
causados en inconsciencia,
fueron los besos que
nunca dimos,
la vuelta a la
realidad y violencia.
No fue así el
llanto enmascarado,
el amor que huyó… quizás a otro lado;
eran los abrazos
desamparados,
jugar a querer
tirando los dados.
Porque esto del amor
no es azar;
es suerte, eso sí,
pero inestable,
porque como viene,
desaparece.
Lindo se vive, pero
nunca es fiable
La letra no cuenta
mi tristeza
ni describe la
relación aquella
simplemente recuerda
olvidar
que a quien más he
querido
siempre ha sido
ella.
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