Un día cualquiera miraba la copa de los arboles que rodeaban la casa, me detuve y pude ver el pequeño bebé verde, que jugaba en las ramas del árbol de tamarindo, luego rodeaba el aguacate y terminaba el juego en la rama de una heliconia.

Encantada de la inocencia y el juego del bebé verde, decidí volver cada día para mirarlo, lo llamé Joseth para conseguir su amistad. Lo primero que intenté fue llamar su atención con frutas, a la vez que le conversaba.

Fueron pasando las semanas y me gane su confianza; mientras tanto Joseth crecía y se convertía en el dueño de tan hermoso paraje junto a mi casa.

Llovía copiosamente aquella mañana, Joseht salió a jugar como siempre lo hacía, estaba vez le divertía ver su imagen de hermosos colores en el lago; así que se dejó llevar, saltando por la rama del tamarindo que se hundía en el lago, gritaba fua, fua, cuando las menudas hojas se dejaban caer de la mano de pequeñas gotas, y la rama acariciaban el agua diáfana.

En este Inocente juego, se encontraba Joseth , que no percibió el peligro de un enorme pez que nadaba hambriento y lo miraba con antojos, al ver esto , su amiga la cúchica, corre a su encuentro, le toma la pata y le advierte del peligro.

Joseth , se queda quieto cambiando de colores, le da las gracias a su amiga y decide volver a casa, al árbol de aguacate, donde le esperaba un suculento banquete.

Un aire fresco hacia bailar los cultivos de los frutales y el sol acariciaba el día, contagiando de vida el lugar. Joseth, más vivaracho que de costumbre, no paraba de jugar con la hermosa Dina, la joven araña, que vivía en el árbol de guanábana y quien era graciosa y juguetona.

El joven camaleón, corre cerca de una rama quebradiza que pende del marañón, Dina le avisa del peligro, pero él ya está sobre la rama. Quédate quieto amiguito, le dice su amiga. Entonces la heroína empieza a tejer su maravillosa red salvadora, puntada a puntada desde la rama, al tronco más cercano del marañón.

Ahora le grita, con voz nerviosa, salta, salta Joseth, lívido sin saber que hacer, abre sus ojos, apunto de explotar. Desesperada, la joven araña le dice de nuevo que salte. Entonces él, se llena de valor y salta, se agarra con todas sus fuerzas al tronco del árbol, mientras la rama seca va cayendo estrepitosamente.

En un minuto cambia, su pequeño cuerpo se viste de mil colores, su amiga da la vuelta y en un brinco, se posa en una de sus paticas, lo acaricia y le sonríe, para consolarlo. Joseth entre lágrimas, sonríe tiernamente a su heroína y le da las gracias. Te prometo amiga mía que voy a cuidar de ti siempre. Gracias amigo, yo también cuidaré de ti.

Hace mucha hambre Joseth, vamos a buscar comida, dice Dina. Si mi querida heroína, pero esta vez invito yo, vamos a mi casa, por favor sube a mi cabeza. Los dos se desplaza entre las ramas de los árboles, rumbo a al árbol de aguacate. Así transcurre un día más en el lugar.

Ha llegado la época de los vientos y el pequeño bosque frutal baila, a un ritmo intenso e inusual, Joseth salta de un árbol a otro, trata de sostenerse en uno de ellos, pero cae a la rama seca del árbol de guayabo, se oye el sonido que produce la rama al quebrarse, el pequeño cae arrastrando tras de sí las hojas del bambú en dirección al arroyo, que fluye por una suave pendiente formando una la cascada metros abajo, estira sus paticas delanteras siendo arrastrado por la corriente hacia la orilla, se estira y salta para asirse de un junco amarillo, que se yergue al cielo adornando el pantano;, a su alrededor solo agua, ¿mi Dios dónde estoy? Se pregunta este pequeño explorador. “Calma, calma Joseth”, se dice. Se levanta en sus patas traseras, grita “ayuda, ayuda”. Silencio… solo se siente la música de los juncos. De pronto un sonido fuerte en el agua… una joven tortuga emerge del agua, nada en dirección a los juncos, se detiene frente al joven camaleón. Joseth morado, la mira asustado, tartamudea al preguntar hola ¿qui quién eres? molesta la joven responde ¿Importa amiguito? …Me me gustaría presentarme amiga, me llamo Joseth. Con acento grave responde la tortuga, listo niño si te tranquiliza saberlo, mi nombre es Tara y mira que no busco tu amistad, pero te puedo ayudar.

Soy la reina este lugar. Si ayúdame por favor, necesito volver a casa, caí de un árbol y me perdí. Primero te puedo enseñar mi casa ¿Te gustaría dar un paseo? – No sé, amiga, me da miedo ver tanta agua. Vamos anímate, le dice Tara. De pronto, en el silencio, se oyen gritos. Joseth, Joseth, ¿dónde estás amigo? La voz viene de un árbol cercano. El joven camaleón responde: “Cuchica amiga, aquí, aquí.”

Cuando Cuchica se acerca y ve el peligro en el que se encuentra su gran amigo le dice a Joseth quieto, quieto voy por ti amigo. Cuando llega lo agarra en sus patas para suspenderlo en el aire, Pero el ingenuamente le dice: “espera, espera amiga me despido de Tara mi nueva amiga.

Tara los mira malhumorada y le dice: así agradeces mi amabilidad niño. “No juegues tortuga” le dice Cuchica. “Hasta pronto Tara”. Cuchica vuela en dirección al árbol de guayacán, allí deja a Joseth. Lo mira molesta y le dice: Escoge a tus amigos Joseph, porque si no lo haces te pones en peligro. Tara no era tu amiga, tú eras su almuerzo, amigo. No puedo creerlo, respondió el joven camaleón. Créelo amigo. No te pongas rojo, mejor vamos a buscar comida. Si mi gran amiga vamos.

Se oye el llanto profundo de Joseth en el bosque, este día ha llorado toda la mañana de forma desconsolada. Sus amigos que lo oyen, se miran y preguntan ¿cuál es el motivo de la tristeza? Si él siempre está feliz jugando.Nadie sabe que sucede a Joseth.

Dina y Cuchica, se acercan para conversar con él, lo miran y no pueden contener las lágrimas al verlo botado sobre las hojas, con la carita mojada por el llanto, sus ojitos apagados y el semblante opacado por el dolor de su corazón que decía: mami, mami ven.

Cariño, le dijo la Cuchica, ¿qué te pasa? Mientras colocaba su pico sobre la cabeza de él. Extraño a mi mamá, amigas. Recuerdo que la última vez que la vi, me miraba con tan amor y me decía que no me alejara de casa. Mi mami , tan bella y papá siempre preocupado por nosotros.

Me alejé de casa, y cuando quise volver olvidé el camino. ¿Dónde está mi mami? ¿Dónde está mi papi? Amigas.

Amigo, comprendemos tu tristeza, pero ¿qué te parece si buscamos a tu familia? –sí, pero ¿cómo? Trata de recordar el lugar donde vivías, era en las montas, en el valle o junto al río.

Joseth, deja de llorar y Dina seca su carita. Abre los ojos, mira al cielo,se queda callado unos minutos, tratando de recordar. Amigas,recuerdo que habían muchos árboles y papá subía a una cueva de color rojo, mamá me decía que tuviera cuidado con las águilas.

Espera, espera amiguito, eso parece ser la montaña, llamemos a nuestros amigos, Julián el mirlo y Carla la Golondrina, ellos tal vez sepan, conocen todos los lugares de la montaña.

Julián ven por favor, grita la Cuchica. Pasan unos minutos, de pronto canta el mirlo en el guayabo, -hola amigos. Responde la Cuchica, Hola Julián, escucha esta historia y le cuenta, lo sucedido a Joseth.

Amigo ¿crees que esas características corresponden a la montaña? Julián dice: Bueno, creo que sí, aunque hace rato no vuelo por esos lugares. Llamemos a Carla, para ver que opina.

Carla, Carla ven aquí, grita Julián. A ver amigos ¿por qué gritan? –Hola amiga, es porque tenemos un problema muy grave, y tal vez seas la indicada para ayudarnos.

Escucha, por favor amiga, Julián le cuenta. ¿Qué dices Carla, esa región es la montaña? Sin duda es la monta , por lo de la cueva roja. ¡Qué bien! Entonces iniciemos la búsqueda de la familia de Joseth, dice Dina.

Esperen amigos, vamos a la montaña, averiguamos, si alguien se le perdió un hijo, si la familia de Joseth lo busca venimos y les contamos, ¿qué les parece? – Nos parece muy bien, contestan Cuchica y Dina.

Entonces no se diga más. Hasta pronto amigos. Hasta pronto Carla. Hasta pronto Julián.

Entretanto, el joven camaleón ha dejado de llorar y está animado con la idea de volver a ver a sus padres.

Han pasado unas horas y llega la tarde, calurosa y amable. De pronto el silencio es interrumpido, por un grito –Joseth , Joseth hijo mío. Joseth se queda inmóvil, – mamá, mamá.

Cuchica, Dina, ¿escuchan?- no, no – silencio por favor. De nuevo la voz. – Joseth hijo ¿dónde estás? Si es mami, Cuchica, Dina es mamá. Mira, entre las ramas bienen bajando una pareja de camaleones acompañados de Julián y Carla.

Cuando Joseth los ve junto a él, exclama: mamá, papá, se arroja a sus brazos.

La familia llora de alegría, se une en un abrazo.-Gracias, gracias amigos, por esta felicidad tan grande, por ayudarnos a encontrar la esperanza de nuevo, dicen los padres de Joseth.

Amigos les presento a mis padres, Marta y Josefo, – Mucho gusto, responden los padres.

Muchachos, queremos darles las gracias por cuidar de nuestro pequeño. Cuéntanos Joseth ¿cómo llegaste hasta aquí? Cuchica toma la palabra y empieza a relatar lo sucedido.

Por su parte, Marta y Josefo, le cuentan cómo lo han buscado durante meses, la llegada de Carla por casualidad a la casa del abuelo, averiguando por Joseth. – Es increíble amigos como ha paso todo esto. comentan los padres de Joseth.

Nosotros deseamos volver a casa con nuestro hijo, dice Josefo.Por ello nos gustaría, invitarlos a la montaña, a que nos visiten.- Nos encantaría, contestan los amigos de Joseth.

-Te vamos a extrañar amiguito,dicen todos, Cuchica deja escapar unas lágrimas y su voz suena entrecortada, por la emoción.Dina no puede hablar.

-No se ponga tristes amigos, dice Joseth, los quiero mucho, se abrazan todos y se despiden.- Hasta pronto, dicen los padres de Joseth y se lanzan entre las ramas de los árboles rumbo a la montaña.

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