Las sandalias son para el verano

Salió de su casa sin mirar atrás. Dejaba a sus espalda una vida entera y caminaba con rumbo a un sueno, por lo que se fue decidida y valiente. Su camino era recto desde donde ella lo miraba, no sabia aun que anos después estaría totalmente perdida. Allá a donde iba no se usaban chanclas.

– Las sandalias son para el verano. Allí no las usaras- Le dijo su madre.

Tras la mirada expectante de su abuela que observaba todo desde el sillón burdeos, ella respondió

-Pero mama allí también habrá días buenos.

Su madre sabia bien de lo que hablaba. Sin embargo, ella seguía probándose sandalias como de si un viaje a las islas maldivas se tratara. Sin pasaje de vuelta. Tenia que seleccionar cuidadosamente que equipaje llevaría y que dejaría atrás. No fue tarea fácil pero el camino era tan recto que tenia toda su atención puesta en la meta, asi que cargo todas las chanclas que fueron posibles esperando miles de días soleados.

Contra toda corriente y a pesar que ya le advirtieron que allí llovería casi a diario, ella llego a su destino con la mirada alta y bien decidida a conseguir sus objetivos. Aguanto heroicamente pues las lluvias no fueron pocas. Agarro cada gota de agua y como no tenia toallas para paliar la humedad, las absorbió con su pecho. En su decidida marcha había olvidado empacar las toallas y eso que en casa se había procurado tener siempre los armarios llenos.

Y cuando se vio perdida,al abrir la maleta buscando algún consuelo que pudiera ayudarla a resistir los días de fuertes aguaceros interminables, encontró todas sus sandalias, atesorando aquel recuerdo para siempre. El recuerdo de su abuela expectante en el sillón y su madre avisándola de que las sandalias son para el verano.