No importa de qué se trata

No importa de qué se trata

Arviz Abán

02/10/2017

Estaba de pie justo en la orilla de la terraza, tenía la Canon en la mano. De espaldas podía verse la pequeña libreta que portaba siempre consigo en la bolsa de atrás y en el bolsillo de enfrente de su pantalón, asomaba una pluma fuente que le había regalado su padre. Eran cuarto para las 6:00am y esperaba el primer ocaso del día. Había fumado tanto la noche anterior que las manos le temblaban; no sabía si escribir lo que estaba sintiendo o retratar lo que veía y que cada quién se sintiera como quisiera.

Fueron los quince minutos más largos de su vida, pensaba en aquella mujer que le dejó un día después de bajar de un taxi de sitio, pensaba también en que el amor acabó por matarle ese sentimiento y hacerlo más práctico. Tenía tantos poemas que hablaban de ella, que empezar a escribir acerca de uno mismo es complicado – por no llamarlo egocentrista-. Pero ahí estaba, haciendo su mayor esfuerzo.

Una vez quiso tatuarse una historia en su espalda, una que hablaba del amor eterno y de que, si había algo más allá de la muerte, debía ser un montón de enamorados esperando poder seguir con esa historia. Sin embargo, ahora sabía que lo que le dijo esa persona hace unos años, de que el amor se acaba en un máximo de cinco y de que creer en el amor eterno era cosa de niños, resultó ser verdad. Nadie se lo había demostrado mejor, duró poco más de cuatro años defendiendo sus ideales y de repente, un día cualquiera alguien acabó con la esperanza que albergan las ilusiones, tan sólo con unas cuántas palabras, pero más silencio del que pudo soportar.

Pero no importó, porque siempre habrá más por lo que escribir o que retratar, filmar o esculpir. Para los artistas el molde, lienzo o pliego, es la vida. Así que para los poetas las historias no terminan cuando acaba el amor, pero el amor acabará el día que los poetas dejen de escribirle, porque la gente se ha vuelto muy floja para demostrarlo en estos tiempos.

Talvez, esté en un error (seguramente), pero nadie se tome la molestia de contradecirle, pues como siempre sabrá llegar a ese punto cuando sea necesario. Mientras sustenta y cree firmemente en que el amor no se muere, lo matan. Pero la inspiración siempre será latente, incluso si dejan de existir latidos.


Son las 6:01am y tira la libreta por la borda, ajusta el lente y olvida el soliloquio de dieciséis minutos que tuvo hace un segundo.

-Chantal Armenta.

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