Woody Chomsky era uno de los (no sé si decir privilegiados) sobrevivientes del Holocausto hecho por los nazis en Europa. En su muñeca tenía el número 140686, jamás olvidaría ese número, no podía sacárselo aunque pudiera, trató con un cuchillo pero eso hizo resaltar de forma grotesca del tatuaje, sin embargo era un signo único, solo él podía tener ese número, estaba condenado por siempre a tenerlo. Tuvo padre, pero después del Holocausto no existía, al igual que su madre y su hermana menor de 20 años en ese entonces, Anne. Esta experiencia produjo que fuera una persona desconfiada y de poca sociabilidad por lo que su gama de amigos era bastante reducida. Mucha gente hubiera preferido morir antes que vivir todas esas atrocidades, ya saben, elegir el camino fácil. No existe una escuela que enseñe a vivir.

Después de todo el incordio se estableció en Estados Unidos donde tuvo a su hija Amapola. Woody la nombró así debido a la canción más hermosa que jamás había escuchado:

Amapola, lindísima amapola
Será siempre mi alma tuya sola
Yo te quiero amada niña mía
Igual que ama la flor la luz del día.

Para Woody, Amapola era la mujer que el más quería en el mundo, y le cantaba esa canción apenas era una pequeña bebé y no dejaba de cantársela incluso cuando tenía 21 años. Su alegría le hacía feliz. Siempre procuró inculcarle la religión judía y hacerle recordar de sus orígenes, de donde venía, y siempre debía respetar esos cultos sagrados para Woody. Le recordaba a Anne.

Un día, Amapola le presentó a Hans, su novio. Alto, fornido, rubio. A Woody le costó establecer una pequeña simpatía con Hans, pero poco a poco se fue abriendo ante Hans, a quién posteriormente consideró: «Buen chico».

Amapola estaba enamorada de Hans y quería casarse con él. Ambos le pidieron la bendición a Woody.

  • Todo sea para poder hacer feliz a mi niña – dijo Woody.

Ella abrazó a su padre como nunca y él la abrazó con la misma potencia. Pero sería de los últimos abrazos que ambos experimentarían. C’est la vie.

Para celebrar, decidieron realizar una reunión que abarcase a ambas familias. Al principio Woody era reacio a esta idea, pero poco a poco la dulce Amapola lo convenció de acceder, y el padre sin querer desilusionar a su hija, aceptó.

En la fiesta, Woody Chomsky conoció a los padres de Hans: Heinrich (el padre) y Fraulein  (la madre) Vogel. Al principio encontró algo en el padre que le recordaba a algo, pero no recordaba que era. La personalidad cercana de Heinrich encantó a Woody, quien ante el cariño del progenitor de Hans, empezó a entablar apacibles conversaciones. Ahí supo que Heinrich era judío y al igual que Woody, fue víctima del Holocausto y, más sorpresivamente, eran del mismo campo de concentración. Se contaban historias de su pasado y del presente. Dos jóvenes de ayer, los eternos frente a frente, dos iguales, los azares de la vida. Woody tuvo un gran momento acompañado de la que sería su familia, mejor aún sabiendo que eran judíos.

Al momento de irse, la fiesta había apagado, debían irse. Woody le dio un gran abrazo a su nuevo amigo Heinrich y le dio un apretón de manos. Sin embargo, Woody vio algo en la muñeca de Heinrich que le hizo sudar, lo empalideció e hizo que quebrara en llanto. 

¿Cuál era la diferencia entre la muerte de John Lennon y la de Woody Chomsky?

John Lennon fue asesinado públicamente y Chomsky se suicidó al día siguiente de la reunión familiar. Chomsky fue un más inteligente y sabía que la muerte es el momento más íntimo de la vida, algo personal y único que no puedes demostrar a los demás.

Lo que vio Woody no podía mantenérselo para él, ocultarlo en la oscuridad y llorar para siempre, simplemente no podía patear a los perros ni golpear a los vagabundos. 

Woody vio la muñeca de Heinrich, en ella estaba el número: 140686. Efectivamente recordaba haberlo visto en su mismo campo de concentración, pero no del modo que él pensaba.

Azares de la vida. ¿No? Woody cerró los ojos… Cerró los ojos. 

Amapola, lindísima amapola
No seas tan ingrata y ámame
Amapola, amapola
¿Cómo puedes tu vivir tan sola?

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