Me enamoré de sus letras, de sus chistes, de sus ojos, de sus besos, de sus secretos, de su historia, de como hablaba conmigo, de su forma de ser, de sus abrazos, de su mirada, de su estatura, de todo de ella, de los pequeños y grandes detalles que para él no eran nada y para mí lo eran todo.

Son esos mismos “insignificantes” detalles que hoy, echo de menos…

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