La educación en américa latina: un horizonte complejo
Haciendo alusión a experiencias como estudiante en las aulas universitarias, se puede observar y apoyar con toda certeza la afirmación que hace Martínez Boom acerca de la complejidad que muestra el rumbo del sistema educativo. Pues invadidos con la modernidad, la tecnología, la globalización, los educadores han tenido que tratar de adaptar el proceso educativo al avance de la modernidad. Sin embargo, se queda corto respecto a ello, porque dentro de su individuación en el marco del pensamiento crítico ante las circunstancias sociales, políticas, etc. se ha visto marcada la tendencia a educar de cierta forma sin quererlo o no desde sus posturas e ideales. Pues la cosa no ha cambiado tanto desde la época en que se impartía una pedagogía positivista, nuestros días son alumbrados por el capitalismo, la producción y competencia sistemática de las empresas. Se está condicionando a seres que estudien a corto plazo una disciplina para entrar en un área de producción para la economía mundial. No se trata de educar sino de crear masas de entes activos en producción. El principio de selección que existía en el positivismo aun se mantiene con el capitalismo a modo de competencia, sólo los más aptos tienen oportunidades. Sin embargo, terminan siendo máquinas recolectoras de productos y servicios. Hay una fuerte dominación del capitalismo sobre la conciencia. Afirma Martínez: “el capitalismo no sólo domina en la realidad de los procesos los bienes y servicios, sino que también domina sobre las conciencias”. Y por supuesto eso ha traído como consecuencia problemas sociales y económicos, al no tener todos la oportunidad de pagar una carrera, o al estar mal formados por las instituciones educativas, o simplemente han desplazado el interés por educarse porque necesitan correr tras el conejo creado por Lewis Carroll en búsqueda de la llamada vida buena publicada por el poder dominante del capitalismo. De manera que esto ha hecho que el hombre pierda su identidad cultural y esencial debido que los núcleos que conforman el Estado: la familia y la sociedad civil, han perdido así como las escuelas el poder de dominio respecto a la educación al ensimismarse en el cronómetro que está en un futuro incierto. Pues los medios de comunicación que han sido permitidos por el Estado se han encargado de manejar esta forma de vida, que no hay que negar que brinden satisfactoriamente una gran ayuda, el problema está en cómo han utilizado estos medios logrando la dominación educando para la producción. En algunas universidades por ejemplo, se pretende que un alumno realice cierta cantidad de investigaciones en un semestre que ni siquiera se reduce a seis meses sino a cuatro. Por tanto el alumno debe cumplir con una cantidad de asignaciones, con varias materias, que al final lo que queda en el aprendizaje es a medias por estar bajo el control del tiempo porque una carrera no debe pasarse de los cinco años, por requerimientos del Estado, por falta de presupuesto, etc. Entonces si una carrera se limita al cumplimiento de deberes en un tiempo estipulado por un titulo que servirá para obtener un empleo que si acaso beneficiará para obtener lo necesario para vivir y además de estar subordinado a los intereses de empresas públicas o privadas, en vez de tener el tiempo necesario para realizarse como persona en un campo de investigación específico que sirva de ayuda a la humanidad sin ser mediocre. Eso vale más la pena que andar corriendo tras el reloj y en eso se va la vida. Creyendo estar satisfecho con las ganancias, productos, algunos pocos conocimientos. Eso es lo que ha vendido el capitalismo. Una lucha insaciable del obtener, que a la larga ha creado un proceso de competencias y problemas sociales, culturales, económicos y políticos. El capitalismo ha malversado la educación. Convirtiéndola en un fin para el dinero más no como un fin en si mismo para la humanidad y la autoformación, la bildung de los hombres. Pues el lenguaje en vez de un sistema de dialogo y juego dialéctico, se ha convertido en un medio de dominio por un interés productivo. Donde no se apoya la educación por la conciencia sino por la psicología cognitiva dominante de la mente. No es un educar para la vida espiritual sino un educar para la vida material.
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