Intriga
Al contemplarte esquiva,
se enriquecían cada vez los pensamientos
al esclarecer el mejor camino para entrar a tu puerta.
¡Al fin llega el momento!
¡Casi improvisado!
Comenzó el intercambio:
visitas de academia
por charlas veladeñas.
En el momento parecían cortas,
pero en el recuerdo se mantienen eternas.
Lo recuerdo y lo revivo:
Quería congelar el momento
al no querer despedirte en cada fraguante noche
con un amable y cordial beso.
Al hablarme,
destellos chispeaban de tus ojos,
como fuegos artificiales acompañados de una admirable sonrisa,
sonrisa que me persigue en la memoria
en cada uno de mis días.
En cada visita tras tu partida
se tornó mi oxígeno irrecuperable
hasta que el volver a verte se imponía.
Desde que te vi por vez primera
aunque los sentires mutuos en un principio en silencio se omitían,
siempre supe que algo entre nosotros nacería
y mi corazón no se arrepiente
porque siento que juntos somos como el árbol a la tierra.
Y.De La Rosa
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