Carta para Coraline.

Querida… Coraline.

Desconozco el destino de mis cartas, pero confieso que coloque tu dirección correctamente; quiero imaginarme que no han llegado a ti, y por tal, es ése el motivo por el que tú no has respondido alguna carta anterior. Si las tienes en tu posesión, amada mía, y en tus manos, quiero saber cuál ha sido tu reacción, y de que al leer una por una de mis letras, estas al traspasar la cristalina capa verde de tus ojos, hayan logrado su objetivo: qué tú me “perdones”.

Como al más grande de mis amores y, como la posesión mas perfecta y hermosa que pude tener; hoy quiero confesar que la felicidad me invade cada poro, rendija o espacio posible creado en la atmósfera donde puedo recrear con la tristeza las imágenes tan poderosas, que por poco o mucho, al instante me traen todo de ti; muy cerca de la felicidad que puede ser el no tenerte; quizá decir que soy feliz ahora, después de tres meses de tu partida suene tan irónico, pero sin ti el gato negro de ojos azules que tanto odiaba, vuelve cada mañana, se pasea sobre la maceta con la rosa que regabas, ese paseo me llena de alegría porque me trae como todos otros el recuerdo tan hermoso cuando te reías (al querer intentar correr al gato), mientras despertabas y nos veías.

Reprimo toda lágrima que puede a la mañana siguiente escaparse, reprimo la última palabra cada noche; reprimo la angustia de saber la realidad que te envuelve, el pensamiento es blanco, porqué de cuándo en cuando yo exijo un beso; mi boca calla, se reprime con la sorda caricia del viento que muy estático sopla moviendo el recuerdo que dejo en todas las esquinas el beso de tu boca, en los baches dolorosos que existen en la mía.

Sobresale mi alegría ahora que no estas. Se retuerce mi alma enfurecida que de igual manera no deja compartir este entusiasmo contigo; y seré el cerrar y abrir de la perforada boca mía por el pañuelo que flota en el aire, y seca como si fuera agua en los brazos el labial de tu partida…pondré dos sobres con el número 27, con la calle Plata, con la avenida Plutarco, -idiotamente, para que el cartero lleve a ti y en todas ,y en la única dirección estas palabras: en cualquier parte y en la inmensa búsqueda de la tristeza quiero en un vaso ahogarme; escondido en la ruin razón inexplicable reclamada ante las estrellas, y perdida en la majestuosa bóveda de ellas un solo movimiento, volviendo a mí mismo con un te amo; muriendo después en ti, después de varios años contigo, sufriendo pensando que otros hombres te merecen.

No vale nada está vida, si el tiempo perdona la belleza de tu rostro que tengo que olvidar…Coraline.

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