
Está mareada. Mareada de felicidad y gozo, y por la pepa que se tomó a las cuatro de la madrugada. Y otro poco por la mezcla de vodka y tequila que la acompañó toda la noche, también. Se siente feliz, o al menos contenta. Hace mucho que no sonreía así. Hace mucho que no se permitía disfrutar del momento, de la compañía de sus tres amigos que la acompañan en cada paso que da, en cada momento que vive. y que la sostuvieron en los momentos más dolorosos de su vida. Y también la apoyan en las alegrías, claro, como amigos incondicionales que son. Como cuando ganó el premio a la vanguardia con el obra “Roses & swords”.Fue un concurso que la estresó mucho. Meses y meses de trabajo. Pensar el concepto, elegir el material: si al agua o al acrílico, diseñar la estética del cuadro. Pero ganó. Le costó pero lo consiguió.
Recuerdo que después de la entrega de premios fueron celebrar a su bar preferido, el de la calle 54th., que ahora es un bazar. Me acuerdo porque me pidió que la acompañará para tomar algunas fotos, quería algunas en formato polaroid para poner en la heladera y perpetuar esa alegría. Ahora prácticamente no tiene esos momentos. La última vez que la vi sobria fue en la Gala aniversario la revista “Excentric Arts”. Me sorprendió que estuviera muy medida con el alcohol que ingería, por eso creo que estaba fastidiosa y se retiró temprano del lugar. Me puso contenta verla en la fiesta de Sophie. Se notaba que la estaba pasando bien, que realmente estaba disfrutando del momento.
La muerte de Michael y de Peter fue un antes y un después. Se culpó mucho por ese accidente. Las veces que la vi después de esa fatalidad siempre me vomitaba entre llanto y enojo, lo mismo: “tendría que haber viajado yo en ese avión y no ellos”. Pero realmente quién podía saberlo. Crees que les estas haciendo un bien, que les estas facilitando las cosas para que puedan llegar más rápido al partido de soccer de Peter, pero el destino tenía otro partido preparado para que juegue el nene. Y su papá.
Desde ese día son contadas con los dedos de una mano las veces que la vi sonreír sin sentirse culpable por disfrutar, por vivir. Ya pasaron diez años de ese momento. Se sostuvo con la pintura y con el apoyo de sus tres amigos. Y con el amor que Claire le tiene. La verdad que es una mujer de fierro. La ama desde el primer día que se conocieron, en la reunión de padres de la sala de cinco de los hijos. Ambas casadas, como Dios y la sociedad mandan. Pero totalmente infelices. Ambas. Lo único bueno que se puede rescatar de estas fatales pérdidas es que pudo de a poco liberarse de sus estructuras, sobretodo las propias, y vivir el amor con Claire sin esconderse y en total libertad. Pensándolo bien, sin esconderse nada más, en total libertad no, porque libre no fue jamás. Cuando no esta presa del dolor y la culpa, está presa del alcohol y la droga. Lástima que ahora estén distanciadas. No sé bien por qué. Las veces que la vi le sacaba el tema pero ella se evadía preguntándome por Ellen, mi hija.
Me alegré tanto cuando me llamó Sophie. Me había olvidado por completo que era su cumpleaños y, como todos los años, hace una súper mega fiesta para celebrarlo. Siempre me contrata para ser su fotógrafa oficial de cumpleaños y este año, no iba a ser la excepción.
Cuando llegué al salón, Alice ya estaba muy pasada de revoluciones. David me dijo que era el octavo shot de tequila que se tomaba, y el cuarto de vodka. No eran la una de la madrugada aún. Le perdí el rastro en un momento. Me la volví a cruzar a eso de las 6 de la mañana, cuando me pidieron que por favor los acompañara al parque del centro para ver el amanecer y sacarles algunas fotos. Alice estaba feliz, pero un poco mareada. Me entretuve charlando con Sophie cuando de repente me llama, me doy vuelta y estaba completamente desnuda con los lentes que Claire le había regalado el día que blanquearon su relación.
Tuve que retratarla. Sentí retratarla. A esa sonrisa. A esa felicidad de estar disfrutando realmente el momento. De permitírselo después de tanto dolor vivido. A esa cara de alegría, había que sacarle una foto!.
Fotografía de Diane Arbus.
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