La princesa Jessiquita, nunca estuvo loquita.
“Este cuento está lleno de matices, si lo lees, comerás codornices”
Érase una vez una princesita llamada Jessiquita…
A esta princesita por maldad la mandaron a grabar. Querían demostrar que también sabía “follar”. Sin informarle tal minuta, inventaron que era prostituta.
Nadie pensó que está niña linda se daría cuenta de este espanto, que a muchas les estaba pasando.
La princesa fue muy valiente, (igual que caliente), Y tuvo la capacidad de defender a otras doncellas que por bellas sintieron perder su estrella. No sólo demostrando resistencia, sino que también su RESILENCIA.
Cuando se dio cuenta del embrujo, vio quien lo produjo y al igual que en grandes cuentos terminó con sus lamentos. Y aunque al psiquiátrico la quisieron dos veces mandar, ella los supo enfrentar. Una vez más pidió a Dios ser su Juez, aunque quisieran reventar su cabeza como nuez.
Entonces todo tomó un sentido, formalizar a los mal paridos, que por maldad destruyeron su intimidad.
La linda princesita, ya no tenía nada que perder, su misión se volcó a defender el valor de ser mujer, para que a otras no les vuelva a suceder.
Desde ese entonces, la violencia de género fue penalizada y las princesas comenzaron a ser respetadas, bien cuidadas y tratadas.
Colorín colorado este cuento de degenerados y princesas termina con certezas. “Nunca más a ninguna mujer le destruirán la belleza de su ser y que su intimidad es parte de su fragilidad”
#ViolenciaDeGenero #NiUnaMas
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