Los poetas en tiempo
de Covid 19 valemos verga,
nuestro viejo oficio
de diseccionar realidades queda en el olvido
nuestras plumas se
hacen obsoletas,
sólo nuestros ojos
leen libros de poesía y nos infectamos
con la saliva negra
de otros poetas, leemos nuestros papeles sucios
sin desinfectar la
belleza de la tinta.
Mientras las masas
se recrean recortando, compartiendo frases motivacionales que no
leen.
Los poetas en
tiempos de Covid 19 valemos verga, nos hemos hechos viejos a fuerza
de resentir,
nuestras arterias se
han vuelto estrechas y la sangre dulce con los pastelillos y el café
de doña Cuca,
nuestros pulmones ya
no son rosados como las nalgas de un bebé,
pues los cigarrillos
hechos con tabaco, marihuana y otras porquerías resaltan como
POSITIVOS
en lo exámenes que
nuestras madres hacen en una llamada telefónica.
Afortunadamente
nadie se enteró que en nuestros corazones de alambique
el agua ingerida se
transformaba a placer en vino, mezcal o cerveza.
Los poetas en
tiempos de Covid 19 valemos verga,
pues a ningún
gobierno le importa la reactivación poética.
Los poetas huimos
recelosos de esos tiernos filántropos que son los banqueros
huimos de las
editoriales hambrientas de publicar a estos poetas hijos de la
sociedad con privilegios,
huimos de la
recaudación de hacienda pues nos negamos a entregar otra cornea,
otro hígado, otro riñón,
otra mano izquierda.
Hemos estado
plantados en las plazas, en los parques, en los teatros y en la
Cineteca vacía,
somos esos soldados
de terracota que viste desmoronarse una tarde con las primeras
lluvias.
Los poetas en
tiempos de Covid 19 valemos verga
y en otros tiempos
también.
Sólo te advierto
que esta tierra negra, esta sangre negra, estos mocos negros
te perseguirán a tí, que levantaste la voz o la mano en contra de tu mujer, de tu hija, de
tu madre;
te buscaremos en tu
noche apacible para llenar tu frente de fiebre, para colapsar tus
pulmones
con tu propia
violencia, para tirar tus cenizas al retrete siguiendo el protocolo
de rigor.
Los poetas en
tiempos de Covid 19 valemos verga, pero verga “enamorada” de la
vida.
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