En cierta ocasión y por pura casualidad, conocí a una bella dama a quien certifico como chica Alfa, ya que sus medidas anatómicas eran exageradamente perfectas al igual que su hermosura, era impresionante.
A mi juicio las damas están para hacernos felices,al igual que nosotros debemos asegurarles los mejores momentos de su vida, ellas nunca lo olvidarán.
Resulta que fue tan enorme la poderosa impresión que recibí por parte de ella que al empezar a tratarla, poco a poco me fui olvidando de todo lo que gravitaba a mi alrededor, con nuestra conversación, la proximidad y el ambiente romántico, llegamos a tener algo mas hayá que una simple amistad.
Evitar permanecer en la zona de amigos, de no ser así, ella podría decirte bienvenido perrito, hay que pensar siempre, que ya es tuya, y que dormirá en tu habitación, siempre positivo y dispuesto.
Su carácter era el una chica siempre alegre, siempre atenta, a menudo llamaba la atención de otros seductores, resulta muy interesante conquistar a una dama como ella, fué todo un reto, porque al principio su estado de ánimo era muy vulnerable,muy cambiante, pero cuando logré penetrar su mente, fué ella misma quien decidió abrirse de par en par a ese bello y enigmático sentimiento del amor.
Como hombre siempre busco la compañía de damas que estén con mucha energía y de buen ánimo, y salgo huyendo, de las que me hacen perder el tiempo.
Siempre que podía la hacía reír, me gustaba como lo hacía, sus blanquísimos dientes salían a relucir, me gustaba jugar con su cabello, con su rostro, le leía las palmas de sus manos, acariciaba su talle, y sus piernas tan blancas y perfectas,ella estaba rendida ante mi seducción varonil, propia de un macho Alfa, que nunca pierde su estilo.
Comúnmente hay que aplicar quinestesia con ellas, de tal forma que se vayan acostumbrando a tu tacto, hacer rapport, y anclarlas cuando sonríen.
Sin embargo un día, ésta niña, mi chica perfecta, mi chica trofeo, se acercó a mi y con lágrimas en sus azules ojos, que yo mismo hiba secando con mis manos, mi camisa y mi pecho, me dijo que tenía que separarse de mí, pues tenía que regresar a Canadá, luego de haber terminado sus estudios del idioma castellano en el CELE en las instalaciones cercanas a la Universidad de Campeche; pero ésta vez Tracy Colleman, mi chica trofeo, no hiba sola, sino que hiba con su amiguita, a la que yo consideraba como una chica beta, porque era algo seria conmigo y se cohibía cuando la veía a sus negros ojos, a veces locamente imaginaba que ella estaba celosa de Tracy.
Una chica trofeo, siempre tendrá admiradores, es difícil que su deseo sea tener un hogar estable, primero está la estética y la vanidad. Ellas te presentaran a sus amigas y así sucesivamente.
Con el transcurso de los días y luego de la difícil despedida de Tracy; empecé a fijarme un poco más en la chica beta, y la abordé con algún pretexto, y obvio con una sonrisa de oreja a oreja, siempre con un estado mental positivo, sabiendo que para abordar a una dama, debo estar en el estado de animo que deseo transmitirle a ella, y nunca pensando en el rechazo.
De lo demás prefiero no hacer mención, por respeto, pues era amiga de Tracy, pero la vida me enseñó algo muy importante, jamás minimices a una chica del tipo beta, ella como dama, siempre estará vigilando tus movimientos viriles, y lo sé porque esta chica me enseñó que era todo un estuche de intensidad, de pasión y de mucho amor, y que sin saberlo yo era la llave que ella necesitaba, para abrir su corazón.
Hoy en día puedo decir desde lo mas profundo de mi corazón, gracias chica beta, por ayudarme a olvidar a Tracy, poco a poco, pues fué muy difícil hacerlo.
Autor: José Antonio Maas Cruz El bolígrafo seductor.
San Francisco de Campeche a 7 de Agosto de 2017.
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