Las luces combinaban contigo, el clima era perfectamente parecido a ti, un poco frío, con la sensación de querer un abrazo para poder regular la temperatura corporal, esa que te hace sentir como en casa; sí, el día era de esos en los que respiras y sientes como la calma lo acompaña, en donde puedes cerrar los ojos y sentir que puedes hacer todo a la vez,

Recuerdo que miraba a todos lados para poder saber que tan cerca estabas de mi, y fue justo cuando te vi; definitivamente el frío de esa tarde no me había erizado la piel, mucho menos las pequeñas gotas heladas que escurrían de mi paraguas, y es que eras tú, con la sonrisa alargada y  tus mejillas sonrojadas, con ese cabello lacio y desenfrenado que al dar cada paso iba al ritmo de todos los sonidos que se encontraban ahí. Nunca había visto tanta perfección en un solo día.

Desde esa vez comprendí porque este clima me es deprimente, puesto que te cuelas siempre el.

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