La costumbre de la jaula

La costumbre de la jaula

Wernher Merino

28/05/2020

Ahora lo entiendo; y por eso, te libero de esta prisión. ¿Cómo pude ser tan miserable como para tenerte enjaulado tanto tiempo cuando cuentas con un par de miembros  como para desplegarte por los aires?  ¡Vamos! ¡Vuela! ¡Vete! ¿Qué pasa?…¿No te quieres ir?… ¿Porqué me miras con esos ojillos de tristeza como sintiendo alguna pena por mi causa? ¿Acaso te apiadas de mi porque  ahora solo yo seré el enjaulado? Mira, miles de tus amigos vuelan ahora libres por los aires y no te quieres ir? ¡Rápido! ¡Ve! ¡Que ya vienen por mi! ¿Acaso no te das cuenta que yo ya no estaré aquí para darte ni un mendrugo de alimento?¿Qué pasa? …¡Oh! Ya lo entiendo, te has acostumbrado al encierro. Dios….he hecho de este pobre pajarillo un ser inválido, el cual no podrá alimentarse ni hacerse por si mismo…atorrante de mi ser por lo que he hecho…¡Vete!¡Ya no soy tu amo y tú no eres mi adorno en cautiverio! Ahi vienen, vete..tendras que hacerte valer por ti mismo de ahora en adelante como sea.

El pájaro fue arrojado a los aires por sus manos; éste se alejó por fin de su acostumbrada jaula, porque eso era lo que deseaba aquel pobre desgraciado; pero no lo hizo demasiado, se posó sobre la rama de un nogal mientras observaba como se lo llevaban a rastras hacia un camión mientras lo golpeaban; aún en camino en la carretera semidesierta por donde avanzaba el vehículo, el pajarillo lo siguió y vio luego como lo bajaron y lo llevaron hacia un matorral, lo agarraron a puntapiés hasta dejarlo casi muerto; Apenas vivo ya, antes de cerrar los ojos por última vez, un gallo canto y vio como el pajarillo se le acercaba dirigiéndose a su mano, sintiendo luego como se la picoteaba para recibir nuevamente el alimento, aunque en otro espacio, de su merienda acostumbrada luego del canto de un gallo.

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