Dedico este texto a toda persona sea joven, adolescente o adulto; que a pesar de sus años de vida aun puedan contar con la compañía más hermosa y sagrada que en este mundo representa una madre o un padre.
En memoria de un ser amado y muy especial que partió de este mundo a la presencia de nuestro padre celestial. Son muchos sucesos donde la tristeza nos ciega con autoritaria razón, nos separa de la realidad de forma brusca; llevándonos a perder nuestro sentido de orientación, muchos no estamos preparados para afrontar diversos tipos de pruebas, sin embargo una cosa es cierta, que no hay aviso, no hay señal, pues llega como un cruel rival, obligándonos a aceptar que es una triste verdad, solo toca dejarla llegar y tratar de interpretarla porque aunque cueste aceptar cada prueba es una enseñanza; quizás también te hayas echo las mismas preguntas que yo: ¿qué sucede después de la vida?, ¿Cuál es nuestro propósito en este mundo?, ¿Por qué las personas buenas sufren?, ¿Llevamos nuestra vida de forma correcta? Y un sin fín de dudas que muchas veces en esas frías noches de conexión con nuestro interior nos hemos cuestionado, unos con lágrimas en sus ojos y otros con un café en sus manos, pero que la vida se va encargando de responderlas poco a poco, en su mayoría sin darnos cuenta, tal vez muchos ya tuvimos esa respuesta anhelada que transformada en una prueba nuestras dudas contestaba; solo que aún no hemos logrado expandir nuestra visión, ni abierto nuestra mente más allá del horizonte a ese amplio y extenso mar, lleno de certidumbres y verdades que significan lo que es existir.
PRÓLOGO
El libro más importante en la historia de la humanidad nos describe y enseña en distintas formas literarias cuán importante debe ser el trato a nuestros padres, en la biblia también quedó plasmado como ley en un cuarto mandamiento, considerado lo más sagrado para un cristiano y los pasos que toda persona debe cumplir para tener un estilo de vida digno de los designios del creador y que ha sido transformado en palabra divina y entregada al mundo como regalo para nosotros, Dios nos dice:
«Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean prolongados en la tierra que el señor tu Dios te da«, Éxodo 20 vs 12.
Tengo la certeza que desde cada rincón del universo existirán muchas historias y relatos que contar, unos llenos de momentos felices, otros con finales amargos y tristes, también están los que muestran caminos llenos de dificultades y superación al final o relatos en los que solo se ha contado con la presencia de una madre cumpliendo el rol de ambos y viceversa, pero estoy más que seguro y doy fe de que detrás de cada historia existe un factor común que prevalece en nuestros padres a lo largo de la vida de generación en generación y no es más que el amor sincero y puro que solo ellos nos pueden entregar en cualquier etapa de nuestra vana existencia.
Vivimos en tiempos complejos donde el concepto de la familia poco a poco se ve más tergiversado por los grandes cambios en estilos de vida, diversos avances en tecnologías y nuevas costumbres que nos separan cada vez más de los vínculos de convivencia de un buen hogar; conceptos y creencias que eran propias de nuestros ancestros, bases fundamentales de una época dorada donde lo que más abundaba eran caballeros y damas, pero pese a esos cambios el amor de nuestros padres se mantiene vigente sin verse afectado en esta línea de tiempo, con la misma intensidad; lo que nos lleva a reflexionar y equilibrar de manera correcta esa balanza invisible entre dar y recibir, ser reciproco con el amor y las atenciones que recibimos por parte de ellos.
En esta oportunidad tengo el honor de presentar la historia de una mujer que a lo largo de su vida le tocó llenar un agujero profundo que el vacío de un padre había dejado en sus hijos, puesto que su infortunio en el amor la llevo a divorciarse muy tempranamente del compañero que había elegido para compartir su vida, quedando una cruz inmensa de responsabilidad sobre sus hombros y toda una vida llena de trabas y pruebas difíciles que a cualquier persona harían sentir deseos de rendirse; pero que solo el amor puro y verdadero de una madre es el único capaz de sacar adelante; desde que tengo uso de razón a mi corta edad de 6 años me tocó la desdicha de ser testigo de cómo la vida es capaz de pasar por encima y aplastar con todo el peso del mundo a una persona que no hacía más que tener ideales óptimos, muchos sueños y metas, deseos de sobrevivir en completa armonía sin querer dañar a nadie, pero asimismo también fui testigo de cómo todas esas duras pruebas al pasar de los años se convirtieron en grandes enseñanzas que tuvieron su pequeña recompensa a largo plazo, pero que es una recompensa al final que se resume en pequeños tiempos de felicidad pura en unión de un pequeño círculo el cual puedes llamar con todo orgullo familia.
Espero poder llegar a ti con esta historia y sembrar en cada persona que pueda leer esto un mensaje de amor y afecto hacia su ser querido, que el tiempo con ellos sea aprovechado al máximo puesto que nuestra instancia en este mundo solo es pasajero y si aún no lo has hecho o si por circunstancias de la vida existen rencores que no te permiten llegar a ellos, es momento de romper esas barreras puestas por nuestros sentimientos o simplemente por un orgullo que nos nubla la visión; así que te invito a aprovechar la oportunidad de que –En Vida– puedas entregar todo el afecto que ellos merecen y sea vuestra existencia más gratificante en este pequeño caminar, es muy triste saber que esa persona especial ya no está y tener tantas cosas guardadas en tu interior sin haberlas podido expresar; es algo que te seguirá por el resto de tus días, es momento de empezar, no hay nada más valioso y placentero que sentir esa paz interna de saber que estamos al día en demostrar y hacer bien las cosas mientras la vida nos dé esa oportunidad.
CAPITULO I
ESCARBANDO EN UNA CAJA DE RECUERDOS: 5 Fotografías
Quizás no conocía a fondo su infancia y las palabras que definen su juventud y adolescencia eran muy borrosas, quizás fueron diminutos, vanos y efímeros los momentos de conexión con su interior o las tormentas del presente nublaban el extenso camino de retorno hacia su pasado, o tal vez era su escudo propio usado con el simple fin de proteger sus recuerdos más íntimos, alegres o amargos?, solo ella lo sabía y esa respuesta se la lleva consigo hasta su frío y rígido lugar de descanso, la realidad es que el pasado no define a una persona, aunque no niego que me hubiera gustado conocerlo, pero el tiempo es un cruel verdugo, que se va llevando como el viento con simple impulso los momentos que pudieron haber sido; pero que lastimosamente no fueron.
Rebuscando en mi memoria intento encontrar recuerdos que ayuden a completar esos vacíos que de su infancia tengo; mientras pensamientos de tristeza abundan por mi cabeza; escarbando entre sus cosas una caja gris encuentro, donde aparecen 5 fotografías que de forma breve me transportan a las historias de esos tiempos, en ellas puedo contemplarla acompañada de sus dos hermanos, luego aparece adornando un bello paisaje de campo, no podían faltar las fotos con sus padres mientras iba creciendo ni tampoco el infaltable compañero de infancia, su mascota un perro; pocas son las descripciones que puedo mencionar con solo verlas, pero en esas escasas fotos un factor común observo, factor que estalla como bomba un sin fin de conclusiones en mi mente; una leve sonrisa, casi apagada, poco expresiva, por momentos puedo decir que parece estar incompleta o quizás sea solo impresión mía. Pero con estas ilustraciones logro armar un fragmentado rompecabezas, misterioso, faltan piezas, pero que por lo menos me permiten conocer a breves rasgos su pasado.
En un lugar del campo ecuatoriano muy poblado y acogedor, durante el año de 1968 nacía una niña en Balzar, una dicha para la familia Acevedo puesto que era la tercera y única hija entre 2 varones, su padre llamado Pablo y su madre Rosario conformaban los pilares de un humilde hogar, dictan los libros de historia que las personas nacidas en este periodo conformaban la tan añorada generación X (1961-1979), tiempos valiosos, décadas de oro; donde se reforzaban los cimientos de la juventud con una estricta educación, se mantenían asegurados los vínculos de respeto, valores y unión hacia la familia y hacia el adulto mayor; y si por un acaso un puntal flaqueaba pues también abundaban muchos sistemas de corrección que eran aplicados para mantener firme los ideales y educación de aquella juventud; pero, como todo sistema no todo podría ser positivo, también existían ideales muy poco entendidos y en ocasiones mal interpretados como el machismo o la desigualdad de derechos para el sexo femenino, ideales que hasta el momento siguen estando vigentes. Todos estos aspectos fueron las bases de ilustración y el entorno donde se educó a una niña de angelical sonrisa e inocencia innata a la cual sus padres en unánime voz nombraron María.
Como toda persona joven, llena de sueños, llena de vida, desconociendo todo lo que el futuro trae consigo, pero aferrada a la educación que en su familia le inculcaban, es así que desde niña comenzaban los anhelos de que cuando creciera una doctora sería, para salvar vidas y cuidar de su familia; el camino era largo y lleno de imponentes curvas pero nada detenía las aspiraciones de esta joven, quien con paso firme llegaría a culminar una importante etapa; es así que con zozobra el bachillerato terminaba dando inicio a los pasos de una larga caminata, tocó dejar atrás al lugar de infancia pues sus objetivos los alcanzaría migrando a la ciudad con toda su familia, quizás fue muy complejo el cambio de costumbre y el nuevo estilo de vida pero las metas fijadas eran mayores para esta familia; lo que daba más aliento de afrontar de forma rápida el acoplarse a una imponente selva de cemento donde nuevas oportunidades parecían asomar, pero no todo sería felicidad puesto que muy pronto se avecinaba el primer resbalón de aquella escalinata.
A sus 18 años de edad, María tuvo que presenciar un problema que sigue presente en la sociedad, sin importar la época y el tiempo la separación de sus padres llegaba con infortunios, trayendo consigo un sin fin de dudas que afectarían poco a poco las bases de aquellos cimientos que en los 3 hijos fue estructurada, las razones del suceso solo ellos la sabían pero había algo que afirmaban que la esperanza seguía intacta y el apoyo de ambos continuaba, al menos eso era lo que en el ambiente se palpaba, finalmente llegó el día de cumplir con los anhelos de ingresar a la universidad para seguir la carrera de sus sueños, durante aquella época reinaba una triste realidad en donde el país estaba inmerso en una corrupción abismal, lo que conllevaba a que exista un sistema educativo muy frágil y a su vez complejo, pero cabe mencionar que para la juventud de aquella época era un lujo sin igual el poder estudiar en una universidad, este estropeado sistema le impedía a María un trabajo conseguir para sustento de sus estudios y así su futuro construir; por lo que tuvo que acudir una vez más a sus padres, ayuda de la cual no se negaron a dar para financiar su carrera, con el único objetivo de formar una profesional, muchas ilusiones habrán viajado por su mente, el solo imaginarse vistiendo una deslumbrante bata blanca y atendiendo pacientes llenaba de mucha felicidad e iluminaba con sonrisas el rostro de María, pero dichas sonrisas e ilusiones muy pronto fueron apagadas al culminar con éxito su primer semestre, debido a que recibía un duro golpe a su moral, pues la triste noticia de que el apoyo económico y condicional de su madre perdía, las razones de esa decisión fueron puñales en su pecho pues dicho apoyo sería desviado a cubrir otros gastos educativos de donde se depositaban todas las esperanzas, en Joan el hijo mayor de la familia, esto provocaba una zozobra interminable; un derrumbe de ilusiones y esperanzas que se desvanecían en una lastimada e inocente joven.
Pocas son las personas que logran reponerse de forma intacta luego de recibir un golpe de quién menos lo esperaba, impacto que se amplifica cuando es provocado por personas que amas, es aquí en esta instancia donde el primer resbalón en su vida marcaba un antes y un después, abriendo un cajón de inseguridades y dejando atrás a una joven llena de ilusiones, marchita, derrumbada, pero; más la vida continuaba, no quedaba otra que intentar levantarse, de una caída dura con un porvenir nublado, invisible o sombrío y con el corazón contraído por la triste decepción; debilitando las aspiraciones de una joven mujer y llevándola a confiar su destino en brazos de un hombre que silenciosamente aparecía en esos confusos momentos; causados por esa mezcla de sentimientos entre la alegría y el dolor que se reflejaban en su alma, viéndolo como una nueva luz de esperanza en su camino.
Producto de ese amor prematuro, surgía un matrimonio, era momento de curar esas heridas y comenzar a diseñar un nuevo futuro, era el momento de plantar una nueva semilla de esperanza en un terreno que quedaba árido, seco y extenuado, pues seguían presente esos vacíos que nublaban la visión a su pasado, pero estoy seguro que en esta nueva instancia, María entregaba con amor sus más sinceros sentimientos a fin de querer recuperar ese terreno estropeado y que crezca nuevamente un ramillete de esperanzas.
Al cabo de mucho tiempo vano e incalculable, finalmente la cosecha le daba a María 3 hermosos frutos, con los cuales dividía su amor en tercia parte, fueron momentos sublimes y recuerdos detonantes donde la bendición y la inocencia de una nueva vida alegraba por fugaces momentos la vida de esta joven madre, este nuevo destino parecía ser la cura a sus heridas, pero el tiempo como juez y verdugo transcurre y no perdona, simplemente la realidad asoma y luego de hacernos volar por corto plazo, nos vuelve a colocar en la tierra; en esta corta etapa de felicidad aparecía el segundo resbalón que en la vida de María nuevamente golpearía su moral.
El fantasma del alcoholismo tocaba las puertas de este hogar, con el vil objetivo de debilitar la confianza de este joven matrimonio sin saber lo que el destino preparaba al final, el compañero de vida en quien María había entregado su futuro se sumergía muy profundo en este problema descomunal, producto de este vicio se vio afectada la paz; comenzó a verse turbia y quebrantada la tranquilidad que había reinado por poco tiempo en este humilde hogar con escenas de violencia e insultos a la dignidad, luego palabras de arrepentimiento y muchos intentos fallidos de perdón, las esperanzas de María cada vez se derrumbaban por el alto grado de impacto que este mal en su compañero de vida causaba, cada día empeoraban los problemas en la casa y ya los niños se inquietaban cuestionando con preguntas ¡Mami¡ ¿qué es lo que pasa?, las paredes ya no lograban contener el retumbar de los gritos de una persona atrapada por un perverso vicio; cada vez era insostenible la magnitud del dolor de una madre que con llantos demostraba lo infeliz que se sentía esta etapa de su vida, pero en cada momento de tristezas a su único consuelo acudía, verlos en una esquina, viviendo, jugando, creciendo, con dulces e inocentes sonrisas en bastón de soporte se convertían, iluminando como un faro de esperanzas la vida de esta madre y plasmando todo un reto de lucha en poder sacar adelante esta familia.
Como toda gota de agua en el ambiente que se evapora con el tiempo, así mismo se agotaban poco a poco las esperanzas de un hogar feliz que una madre añoraba para bienestar de sus hijos, ese vaso que alguna vez estuvo rebosante de amor y paz, las huellas de los golpes recibidos en su rostro hizo quebrantar y derramar en el suelo aquellas esperanzas; ya ni el maquillaje servía para ocultar esa cruel verdad que muchas mujeres sufren hoy en día, a pesar que desde pequeños en infinidad de libros y poemas se enseña que a la mujer no se la toca ni con el pétalo de una rosa, tal enseñanza no había formado parte de aquel canalla ¡insolente¡, quien cobardemente dañaba la luz más hermosa que sólo el rostro de una mujer puede irradiar ¡cobarde¡ sin justificación alguna, no hay trastorno ni problema, ni siquiera los efectos del alcohol dan poder a argumentar el desahogo de una frustración de aquella persona que no debe llamarse ni siquiera hombre, porque de una mujer venimos y si no respetas eso en realidad no mereces continuar en este mundo porque el castigo divino formará parte de tu vida por el resto de sus días.
Viendo aquella realidad en la que estaba sumergida y que no podía sostener más ese modo de vida por el reflejo de violencia que podría impregnarse en la memoria de sus hijos, llegaba el momento crucial de tomar decisiones y escribirle un final a una descolorida historia de amor que hace tiempo tuvo un comienzo; sabía que con todo el dolor del alma era el momento de dejar zarpar ese barco hacia mar abierto, en donde un iceberg llamado –DIVORCIO- se encargaría de hundir, junto con tantas lágrimas y recuerdos de un turbio pasado.
Con la mirada puesta hacia adelante dejando las tristezas a un lado, llegaba el momento de dejar abandonada una caja de recuerdos con fotos que en alguna ceremonia se tomaron con mucha ilusión para alegrar los recuerdos, pero que ni el presente fue capaz de soportarlas, es así que todo rastro de existencia de aquel compañero quedaba extinguido en el pasado, de esos recuerdos ni las cenizas quedaron porque fue el viento quien se encargó de ellas.
Cuando nos Toca comenzar de nuevo, cerramos una ventana de problemas para poder abrir una nueva puerta de dificultades que no se sabe que traerá consigo y donde una nueva vida de retos y desafíos nos espera, pero como el destino siempre es tan incomprensible, inoportuno y abstracto, sin imaginarlo en el momento menos pensado un soporte tan fundamental asomaba para dar apoyo en la cruzada de María; que aunque en el pasado había fallado, estaba dispuesto a enmendar sus desaciertos cometidos en el ayer; un soporte tan cálido y anhelado, su madre Rosario abría sus brazos para recibirla nuevamente, intentando así reparar ese vínculo dañado y ser parte de su nuevo presente, es así como a esta humilde casa ubicada ahora en la ciudad se reintegra a la familia, María, pero esta vez no andaba sola; llegaba con 3 pequeñas compañías, divorciada y lastimada pero aún llena de vida, dos resbalones que le mostraron una importante enseñanza de lo bueno o malo que el mundo tenía, pero siempre dispuesta y con muchas ganas de dar todo de sí para comenzar un nuevo capítulo en su vida.
CAPITULO II
PUÑALADAS AL CORAZÓN: Golpes emocionales
Nuevos retos en la vida asomaban con incertidumbre, los desafíos se veían grandes, gigantescos y colosales, pero ahora más motivos abundaban en su lecho por vencer aquellos miedos que con paso veloz aceleraban sin freno, la simple idea de iniciar segundas oportunidades iban disparando por doquier incontables reflexiones en María, pero la diferencia era notoria, pues ahora se sentía respaldada y se medía ante las pruebas que el nuevo presente traían con el apoyo de su afligida madre.
La vivienda pertenecía a doña Rosario donde vivía en compañía de su hijo Joan el mayor de sus 3 retoños y por lo acontecido el hijo más querido, un reencuentro que alegraba a esta joven madre pese que a su mente vendrían los recuerdos de un fantasma que parecía estar sepultado con el tiempo, pues ambos formaron parte de ese primer resbalón que los tuvo como personajes principales. Pero en su corazón no había maldad, al contrario estaba lleno de bondad, moldeado por 2 pruebas que la llevaron a comprender que en la vida nada se obtiene si la llenamos con rencores y anteponemos a los valores el orgullo, porque en el fondo sabía que al final de todo eran familia y ese ejemplo como madre quería dejarlo claro ante sus hijos.
Fueron tiempos de reconciliación y regocijo, aquella tranquilidad de saber que sus hijos tenían un hogar y con la bendición de Dios salud, alimentos y seguridad; algo placentero que a ninguna madre le podrían arruinar, toda una dicha generaba la llegada de los niños a esta casa que llegó a convertirse en el punto de encuentro familiar, cada fin de semana llegaban de visita los demás miembros de la familia, su hermano menor Edgar con sus hijos; también se sumaban los tíos de parte de madre, eran sábados y domingos donde habitaban la hermandad y ese lazo familiar que solamente estas reuniones podrían generar. Sin quedarse de manos cruzadas, para devengar todo este apoyo no podía faltar las ganas de colaborar en los quehaceres del hogar, no había nada más satisfactorio que sentirse útil y de esa manera a su familia ayudar, desgraciadamente por la falta de oportunidades no lograba conseguir un trabajo estable para aportar con dinero y no ser una carga, pero eso era lo que menos le importaba a doña Rosario, solamente quería estar en compañía de sus hijos y nietos, es así que con todo esmero asumió todos los gastos financieros de su casa.
Pasaban los años con un ritmo armonioso y sus 3 hijos iban creciendo cada vez más, pese a que no hubo mucho tiempo de disfrutar esos primeros pasos, momentos o palabras que para una madre siempre será especial, pero ya entraban a esa edad donde era momento de estudiar y esta joven Madre sabía que pese a no tener riquezas materiales un único tesoro les podía dejar, algo muy valioso sin igual que iba a perdurar en ellos por la eternidad, sabiendo que el futuro que había que afrontar sería muy duro sin el apoyo de una figura paternal, María comenzaba a sembrar semillas de valores en ese suelo fértil, a cultivar conceptos de educación, disciplina y sacrificio desde muy temprana edad, sabía que para ese futuro gris colorear se tenía que luchar con las únicas herramientas que de ese hoyo los podría salvar – La Educación – ; comenzando así esa etapa inicial donde sin dudarlo estaba dispuesta a sumergirse con ellos hasta el final para garantizar que de esta nueva semilla buenos frutos se obtengan en sus vidas.
Siguiendo un sistema establecido que el hombre había creado, fueron pasando las diferentes etapas de jardín, Pre y Kínder, del cual incontables recuerdos, anécdotas quedaron plasmadas en muchas fotografías con destino a inundar un álbum de tales hazañas, donde quedarían los recuerdos capturados de momentos especiales, quizás en cualquier momento de tristeza sean esas fotos las que puedan ayudar a aliviar esas penas que se saben clavar en el alma. Comenzaba el reto de ingresar a la primaria, aquella madre sabía que margen de error no podía existir, tales resultados de este proyecto de educación tendrían que tener un cien por ciento de efectividad, es así que con firmeza se mantuvo al lado para motivar a sus hijos a escalar esos peldaños con mucho ahínco, sabía que en esta etapa de vida no podía ser flexible porque no quería que los errores del pasado afectarán el porvenir de su legado, desde el primer momento con estricta voz estableció objetivos que desde muy jóvenes tenían que conseguir, una única ley que para ella era la excelencia académica por sobre todas las cosas, era una meta muy elevada, ¡inusual¡ en las libretas solo debían asomar promedios desde 18 al 20, menos de eso no iba a aceptar, porque muy en el fondo sabía que esos resultados serían la única forma de abrir muchas puertas y de afrontar ese sombrío y opaco porvenir.
Deber tras deber fue cuidando cada detalle, no importaba el cansancio del oficio, siempre había tiempo para sentarse con ellos en cada momento a revisar la tarea de sus hijos, en cada entrega de libreta un suplicio para esos 3 niños se convertiría, donde alguno de ellos tropiece y existan notas debajo del estándar ¡así sea de un 17¡, ya sabían q con carácter fuerte su madre acudiría a un famoso psicólogo muy temido en esas épocas, al cual todos conocían como “San Martin” y no era más que un rígido y pavoroso látigo con el que los padres de esas generaciones doradas con fulgor utilizaban para ajustar la educación y el carácter de sus hijos, infundiendo temor y ganas de no encontrarse de nuevo con aquel temible psicólogo y su colosal terapia, quizás dolorosa pero en aquellos tiempos muy necesaria; como todo inicio, fueron llenos de tropiezos pero el lema era muy claro, de que por más que uno muchas veces caiga, había que levantarse rápido, curarse las heridas y dar al máximo su esfuerzo de nuevo; porque sabía que la mente joven todo lo que uno se propone lo lograría alcanzar, lo único que bastaba era una motivación adecuada y así este lema debía perdurar firme con el pasar del tiempo porque los resultados serían fructíferos y muy buenos.
Una rutina se hizo en la vida de esta joven madre, atender los quehaceres del hogar, cocinar, limpiar, lavar, era el aporte de una ama de casa quien con amor y reciprocidad le tocaba realizar y no podía faltar recoger a sus hijos a la escuela todos los días, una vez que los niños a casa llegaban era hora de alimentar y cuando ya todo eso culminaba pues manos a la obra, no había tiempo de jugar porque las tareas y responsabilidades no se hacían esperar, con seguimiento y apoyo las debían terminar a temprana hora para evitar acostumbrarlos a que los deberes se acumulen, fue una costumbre que se impuso para mantenerlos siempre atentos y ocupados pues había un límite de hora que se podían quedar, a las 21h00 ya era hora de dormir así no exista sueño o sin poder disfrutar de algún momento de televisión ni programas en general, sabía que esos eran medios de distracción que los podía mal educar y hacerlos resbalar de sus objetivos en sus estudios.
Pasaba el tiempo y parecía que la paz reinaba en este hogar, pero nuevamente un tercer resbalón se veía aproximar, un enemigo malvado habitaba en esta casa, un demonio del pasado que volvería a rondar el entorno de María, el vicio del alcoholismo formaba parte de Joan y a eso se sumaba un oscuro y frustrado sentimiento de ira; una mala combinación que poco a poco hacia crecer quizás sentimientos de envidia o de enojo sin fundamentos en el hermano mayor de María. Era la costumbre de Joan cada sábado o domingo con sus amigos festejar reunidos en la casa de doña Rosario, aunque no hubieran motivos para celebrar simplemente lo hacían con el objetivo del estrés liberar, al son de ritmos enloquecidos y con botellas de alcohol en mano hasta inconscientes terminar, pues a veces eran jornadas prolongadas que iban más allá de un día. Luego de cada libada rendido caía en su cama para que de nuevo en la siguiente semana se repita esta jornada, con el lema de que la vida era corta y había que disfrutarla y todas las penas con alcohol se ahogaban, quizás por moda o populismo para mantener ese rudo estereotipo de un macho entre sus amigos o del mandamás de la casa.
Pese a todo esto María convivía enfocada en educar a sus hijos con la ayuda económica de su madre, que aunque ya sus años tenía no dudaba en hacerla sentir parte de la casa, aunque una verdad disfrazada prevalecía y es que las esperanzas y preferencias siempre caían sobre aquél hijo mayor de esta familia, pese a que la dueña de casa era doña Rosario, se sentía que las atribuciones eran libres para Joan, pero esto a María no importaba, sabía que siempre en esta vida sin importar las barreras había que continuar.
Sin darse cuenta el 2do año de educación básica de sus hijos estaba llegando a su final, cada vez más crecían y desarrollaban un sentido de criterio más formado, se cuestionaban el ¿por qué no tenían una vida normal o jugaban como los demás niños?, también ¿por qué no podían disfrutar de la televisión y muchas cosas más? que en esa época estaban de moda entre sus compañeros. Pedían juguetes o golosinas y hacían travesuras como todo niño en su joven edad pero su madre siempre trataba de esas dudas e inquietudes calmar y sus hijos no incomodaran a la familia en general, quizás eso fue un factor que poco a poco iba alimentando esos sentimientos de ira en quien se creía dueño del hogar.
EL COMIENZO DE UNA PESADILLA
En una fría tarde de sábado la desdicha nuevamente tocaba la puerta en la vida de María, como todo fin de semana Joan y sus amigos se encontraban libando en la vereda de la casa, ya las copas habían sido abundantes y la razón de Joan estaba un poco influenciada por los efectos negativos que el consumir alcohol causaba, mientras tanto dentro de casa se encontraba toda la familia, María barriendo el patio y doña Rosario viendo televisión y los niños en su cuarto tranquilos y entre ellos jugando, pues había una orden estricta impuesta por María y era de que cuando su tío esté tomando no salieran de casa para no incomodar, alejarlos de esos malos ejemplos y también de evitar que gruesas palabras de esas reuniones entre hombres pudieran escuchar.
Algo escaseaba en este grupo reunido y es así que Joan de forma insistente llamaba a una de sus sobrinas para que fueran a la tienda a conseguirles algo; luego de ver que sus sobrinas se negaban porque en su mente estaba vigente aquella estricta orden de su madre de no salir de casa, de repente el enojo y la ira de Joan fueron incontrolables, quien furioso fue en busca de María encontrándola en el patio de la casa y con gritos enérgicos y ofuscado por su estado comenzó a reclamarle; y no tanto así, sus impulsos fueron mayores que acudió a un bajo y cruel recurso, cruzando la línea de lo permitido comenzó a golpear brutalmente a su propia hermana quien lo único que hacía era defenderse de una bestia que con golpes su frustración desfogaba, los gritos eran fuertes y retumbaban por toda la casa, los niños se asustaban encerrándose a su cuarto porque no sabían lo que pasaba, alarmada por los ruidos doña Rosario se acercaba sin esperar ver tal escena, inmediatamente intentaba calmar y separar a su hijo; quien continuaba bloqueado y brutalmente lastimando a su propia hermana, pero la ceguera del coraje fue mayor que los débiles intentos de doña Rosario no pudieron detener esa cruel escena, lo que todo esto causó fue brutalmente desgarrador, es así que el único hijo varón de María con solo 6 años escuchando los gritos de su madre y llenándose de valor sabía que su ayuda urgente necesitaba, es así que quiso acercarse a querer auxiliar a su madre; pero lo único que pudo ser testigo fue de plasmar en su mente la cruel imagen de como un miembro de su familia ¡una bestia¡ furioso golpeaba a su madre y aquellos gritos de dolor mezclados con furia eran tales que lo llenaron de miedos e impotencia de saber que nada podía hacer ante tal cuadro.
Cuando ya esa frustración fue descargada y los golpes cesaron, producto de esa gresca quedaba una mujer marcada nuevamente con huellas de violencia, que se plasmaban en su rostro arruinando su alegre sonrisa, pues los dientes superiores quedaban totalmente partidos, su frágil boca sangrando, su angelical carita y sus piernas llena de golpes y morados, y un sin fín de lágrimas y decepción que en ella quedaban, no sólo eran resultados de un dolor físico sino también una marca emocional, causados por sangre de su sangre. Por más que lo pensaba no entendía las razones en que había fallado y porqué había merecido sufrir eso si a nadie dañaba, lavándose la sangre de su boca con susto ingresaba a su cuarto encontrando a sus hijos llorando, temblando de miedo, es así que con voz quebradiza y con un nudo que ahorcaba su garganta pedía ayuda de llenar sus maletas y recoger sus pocas cositas porque no tenía fuerzas para hacerlo; pues era vidente que su presencia incomodaba y que alguien no la quería en casa.
Cogiendo sus ropitas más livianas y con las escasas maletas que tenían, en compañía de sus 3 retoños sabía que el momento de despedirse había llegado, cargados con sus pocas cositas María se despedía tristemente de doña Rosario, quien aún seguía atónita, congelada y abrumada sin saber qué hacer para consolarla o convencer de que María no se fuera de su casa, pero no había remedio, era algo inevitable que llevó a decir adiós agradeciendo por toda la ayuda recibida.
Es así que esta madre emprende un viaje improvisado, sin dinero, sin destino, sin amigos a quien acudir, puesto que estaba completamente sola y nunca habría imaginado que en su vida tal abrumadora tragedia sucediera. Con ojos sollozantes y sus palpables heridas, no había tiempo de curarlas ni de dar un paso atrás a la decisión que había tomado; era momento de continuar caminando y caminando, sin rumbo fijo con sus 3 niños tomados de la mano, con el único objetivo de que se tenía que alejar de aquel infierno vivido en aquella casa.
Luego de muchos pasos dar, ya el cansancio pesaba y la fría noche llegaba con total oscuridad, es así que esta madre con desesperación veía debajo de un desabrido y frío puente un pequeño refugio para que sus 3 niños pudieran descansar, haciendo pequeños colchones con esas pocas maletas que tenían, trataba de apaciguarlos hasta hacerlos dormir, pero, con los ojos bien abiertos y alerta al entorno de los peligros que en aquella calle se podrían presentar. Mientras velaba el descanso de sus niños llegaban azotando sin pavor aquel dolor de crueles imágenes vividas horas atrás, una marca imposible de borrar, esta dura etapa de su vida la llevó a soportar aquel dolor que cizallaba desde su interior, lastimando esos recuerdos escasos de felicidad vividos con su hermano y su mamá, para ella dolía más el saber que su soporte familiar había flaqueado, derrumbando las esperanzas de felicidad como un castillo de arena en una playa mientras las olas vienen y van; al final de todo quedaba desamparada y a su suerte, sin un trabajo y prácticamente sin familia, por más que se quería consolar no encontraba respuestas, simplemente veía cómo la vida aunque trates de hacer las cosas de manera correcta te castiga sin razón, quizás para fortalecerte y darte una lección o simplemente para debilitarte y ver cuánto logras soportar hasta rendirte, así se comportaba la vida con ella.
Fue una noche larga ¡Interminable¡ con mucho cansancio y dolor, sin poder cerrar los ojos pues no tenía mucho tiempo para llorar porque debía fijarse en el presente y así otra preocupación rondaba en su mente; sobre ¿qué les daría de comer a sus retoños cuando despierten? ya que no cargaba ni un centavo, pero a veces la vida es tan inesperada, tan incomprendida o quizás mal interpretada que cuando más te hace tocar fondo, te lanza una soga de ayuda y te auxilia.
CAPITULO III
LECCIONES DE VIDA: La Llegada de dos Ángeles
Pese a que muchas ocasiones nos lamentamos de todo lo que nos pasa y pensamos que la vida por más dura que sea nos ha dejado abandonados, aparece la mano de un ser divino que siempre cuida a sus hijos sin importar lo que hayan hecho, un Dios misericordioso que nunca nos desampara; es así que las súplicas y el dolor de una madre eran escuchadas desde arriba y en el momento más necesitado llega un angelito del cielo en forma de mujer, una señora llamada Bárbara quién transitaba en aquella madrugaba en busca de pan cerca de aquel puente y de inmediato con gran impresión se detuvo al ver a una indefensa madre con sus criaturas en tal lugar, dueña de un corazón gigante y enorme bondad no dudó en socorrer y acogerlos en su humilde morada, en el fondo entendía que no era momento de preguntas pues por sí solo hablaban los hechos y guiada por lo que la palabra de Dios nos dice en la biblia: cada uno debe de dar según lo que haya decidido su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría. 2 Corintios 9:8.
Su refugio era una casita muy humilde en un sector rural de la ciudad conocida como La Prosperina, formada con caña, rodeada con gente de escasos recursos, calles de lodo y tierra, pero siempre es una total verdad que los que menos tienen son los que más dan y este concepto de amor al prójimo con viva voz este ángel predicaba en su casa.
Luego de presenciar aquellas huellas de dolor que eran visibles en el cuerpo de esta frágil madre, fue momento de escuchar esa desgarradora historia que mucha empatía iba a ocasionar, es así que aquel ángel llamado Bárbara sin dudar ofreció extender su mano más allá de lo que María se iba a imaginar, porque les abriría las puertas de su humilde hogar sin importar el tiempo ni pedirle remuneración a cambio, aun sabiendo que quizás el espacio que no era mucho se iba a reducir pero el amor y la resignación sobraba en esta casa; fue un gran ejemplo de vida que a María conmovería reemplazando sus lágrimas de tristeza por lágrimas de felicidad.
Es en esta corta etapa de su vida donde aquella tormenta vivida tendría su calma, dejándole una gran enseñanza a María y es que las personas más cercanas en las que más depositamos nuestra confianza nos pueden fallar, nuestra propia familia nos puede dar la espalda pero hay un único ser que nunca nos desampara – Dios -, quien envía a sus ángeles para socorrernos cuando más los necesitamos; no es necesario que el concepto de familia esté definida solo por un apellido, por un árbol genealógico o por el tipo de sangre, sino todas esas personas que forman parte de nuestra vida y sin negarlo nos extienden esa mano de ayuda aún sin conocernos ni pedir nada a cambio, ese pequeño concepto define quien forma parte de nuestra familia.
Muchas familias desvían sus valores y sentimientos por enfocase en conseguir y abarcar tantas cosas materiales, con orgullo se jactan en decir que lo tienen todo, pero esa felicidad disfrazada no sirve de nada, pues si no tienen amor en sus corazones ni se refugian en Dios, prácticamente no tienen nada.
Comienza la etapa de un nuevo inicio, tocaba las lágrimas secar y aquellas heridas físicas y emocionales que aún frescas tendría que conllevar con el solo fin de sacar adelante a sus hijos, pues aquel horizonte cada vez se empañaba y se divisaba muy lejano pero con ayuda de su ángel se encargaría de afrontar. En este humilde hogar comandado por Bárbara convivía en compañía de sus 2 hermosos hijos de nombres Junior y Danysa quienes por coincidencia de la vida tenían similar edad con los hijos de María, era casada pero su esposo casi no pasaba con ellos porque trabajaba a distancia con tal de obtener ese alimento para su casa. La familia se agrandaba y el espacio se reducía, pero las buenas intenciones persistían promoviendo un hogar lleno de paz y de armonía.
Cuando llegaba el momento de dormir, suavizando con sábanas y almohadas el piso se convertiría por mucho tiempo en las camas de María y sus niños, quizás el piso era un poco duro pero con felicidad agradecía a Dios el disponer la bendición de tener un techo, alimentos y lo más imprescindible amor en abundancia, era todo lo que una persona con valores de humidad podría pedir en la vida.
Un nuevo día comenzaba y en cada amanecer tocaba madrugar para un trabajo encontrar con la compañía de Bárbara, mientras a los niños les tocaba ayudar en los quehaceres del hogar, acostumbrándolos a ser recíprocos y dándoles esas lecciones de vida. Aunque parezca imposible, pero el amor de esta familia lograba curar cada día esas heridas, con el limitado dinero que ingresaba poco a poco fue organizando su vida, sabía que las metas y objetivos trazados en el pasado se mantenían, es así que en una escuelita fiscal del sector logró continuar la educación de sus hijos, institución donde conseguirían culminar su 3er grado de primaria, con muchas dificultades y con altas y bajas pero esa satisfacción de poder tener ese recurso de la educación que muy pocos no tenían se iban plasmando en la mentalidad de esos niños, logrando cada vez cultivar valores de humildad y saber aprovechar esas pequeñas brechas de oportunidad que la vida les daba, sin necesidad de que alguien esté presente recordaban el estándar de excelencia que debían mantener para hacer feliz a su mamá, es así que con ansias se esforzaban en sus estudios para no decaer pues su motivación era muy clara y se iba convirtiendo en ver a su mamá luchando con esfuerzo y cansancio ante las duras pruebas que se le presentaban.
Cuando caía la noche y las 7 pm llegaban, era momento de que los niños armaran sus camas, una costumbre que muchas veces se cuestionaban porque la orden de su mamá cada vez era más temprano de lo habitual y aunque el sueño no esté presente era algo que tenían que hacer, pero las razones de María eran muy claras en su interior, pues el dinero no alcanzaba para merendar por eso le tocaba hacerlos dormir más temprano para cambiar el hambre por el sueño y así poder ahorrar recursos que ayudarían a cubrir los gastos escolares y demás.
Fueron meses de mucho trabajo, esfuerzo y sacrificio de esta humilde familia, lo que dejaba una gran amistad forjada por medio de esta dura experiencia, amistad que perduraría por mucho en la línea del tiempo, tan fuerte e inquebrantable pues no había maneras de agradecer tan generosos actos de aquel ángel.
Sin imaginarlo pasaron alrededor de 8 meses conviviendo en esta casa, tiempos llenos de muy hermosos recuerdos, pese a tener sus dientes aún partidos como marca de un pasado atroz su sonrisa igual brillaba con luz de felicidad, y en el momento menos pensado de convivir durante ese tiempo llegaría un segundo ángel
a la vida de María. Este nuevo ángel aparecía en forma de hombre, un caballero de esos que hoy en día están escasos, una persona con principios sólidos y valores de respeto que en el transcurso del tiempo de conocerla se enamoraría profundamente de la lucha y humildad de esta sufrida madre, pues su corazón conmovía sin importar siquiera el hecho de que tuviera 3 niños, simplemente quería ser parte de su presente; es así que decidió agotar hasta el último intento por conquistarla, pera la inseguridad era un puente que los separaba ya que el sentimiento del amor no había sido muy bueno con María, pero aún con miedos y muchas dudas poco a poco María le daba cabida a este nuevo amor en su corazón.
Finalmente los lazos de amor vencían, aceptando abrir esa puerta que con candados de dolor estuvo por mucho tiempo cerrada, oficialmente la familia se agrandaba y se unía un caballero tan admirable con nombre Eduardo, una persona responsable y trabajadora; un cristiano además de educado y detallista, quien caminaba por largas jornadas para su remuneración conseguir y con buenas intenciones aceptaba a María con sus 3 hermosos niños, a tal punto llegó su amor que les daba ese cálido respaldo y afecto que como padre tanto necesitaban, los recuerdos de ese amor fueron muy gratos y hermosos, con mucho cariño los sacaba a pasear y no escatimaba gastos con tal de darles una buena alimentación a cada momento.
Fueron momentos de mucha felicidad que aún siguen plasmados en mi mente, luego de convencerse por la personalidad de aquel ángel, sabía que había llegado a su vida para cambiarla; decidiendo así dar el gran paso de aceptar vivir con Eduardo, que aunque no tenía casa ofrecía hospedarla en su lugar de crecimiento -la casa de su madre-, es así que llegó el momento de decirle hasta luego a una gran amiga Bárbara quien la vida tuvo la oportunidad de ponerla en su camino, agradeciendo por toda la ayuda recibida y esas grandes personas que conoció en esos alrededores, con lágrimas de felicidad y nostalgia sentía que parte de su corazón se quedaba en esa casa.
El nuevo destino de maría la llevaba a cruzar toda la gran ciudad hasta llegar a Duran, un pequeño cantón que estaba en vías de desarrollo. Llegó a su nuevo hogar, una casa ubicada en el recreo, donde por un tiempo viviría en compañía de su suegra, con optimismo llegaba con sus pequeñas maletas y sus niños con toda disposición de ser parte de la familia.
Con todo gusto no dudo en entregar sus más sinceros sentimientos, para que ese amor sea fuerte y perdure en el tiempo, porque tal sentimiento la llenaba de un regocijo interno compartida no solamente con ella sino también con sus hijos, ese compañero que una mujer tanto anhela, que no te haga sentir sola ante la adversidad y soporten los pesares de la mejor manera – juntos -. Así esta historia empezaba con rumbo incierto pero dejando huellas llenas de esperanzas.
Las responsabilidades se dividían de nuevo, mientras Eduardo con mucho esmero se dirigía diariamente a laborar, María se encargaba de los cuidados del hogar, pero nada podía ser tan bueno, había una tormenta que se desarrollaba muy cerca de ella, por una extraña razón la suegra no le agradaba la idea de que su hijo estuviera con una mujer con hijos, esas ideas poco a poco fueron afectando la relación entre ambos, porque cada día que pasaba era más notorio el hecho de que no la querían en casa, pero Eduardo siempre atento estaba dispuesto a calmar esa tormenta, nadie le quitaba esa felicidad de haber encontrado a una mujer especial con valores y con tanto anhelos, no importaba el físico o peor aún su dentadura lastimada, esa manera de luchar ante la vida y no dejarse arrugar era lo que más enamoraba de María.
Pese a que no eran sus hijos, en el corazón de Eduardo rebosaba el amor por los niños, sabía que ellos no tienen culpa alguna de pagar por errores que no han cometido, simplemente venían a este mundo a dejarse moldear por figuras mayores y un legado de amor dejar para quien los guía; es así que en esta parte de la historia te pido de favor una pausa, necesito que apagues tus pensamientos, tu celular y te desconectes del mundo por completo, pon tu mente en blanco, aíslate de la bulla y deja en tu mesón esa tacita de café que en todo momento nos cae bien y cuando al fin lo hayas echo quiero tu total atención a este gran mensaje que aquel ángel con sus actos predicaba, un lema que sé que tocará tu corazón, removerá tu conciencia y te hará reflexionar sobre el verdadero concepto de paternidad, ¡sí, contigo¡ sé que es algo que necesitamos escuchar y si al abrir ese cajón de recuerdos las lágrimas quieren hacerse presente es momento de dejarlas fluir con libertad:
y es que un padre no sólo es quien te provee de un apellido, quien te engendra en ese acto biológico o quien te llena de riquezas materiales porque quizás intenta compensar falencias pasadas – absolutamente NO – ; la verdadera razón de un padre es ser la persona quien te guía, quien te inculca educación y te corrige a veces con demasiada firmeza con el único fin de hacer que te levantes y que abras los ojos porque la vida no es nada fácil, un padre es quien se parte el lomo a veces sacrificando ese escaso tiempo de pasar contigo con tal de conseguir esos centavos que provean alimento en el hogar, quizás ese tiempo que no has compartido te lastime o te haga sentir rencor pero es una de las miles de formas en que un padre expresa su amor, tal vez un poco frío pero cuando tú lo sabes interpretar, se convierte en calor.
Con mucho pesar sé que muchas de las personas que están leyendo esto comparten ese duelo conmigo, ese dolor intenso de haber perdido de este mundo a su figura paterna, esa aflicción que te deja un recóndito vacío en el corazón, créeme lamento profundamente tu pérdida; pero en este preciso momento quiero que te conectes conmigo y unamos esos lazos de dolor para que me acompañes a interpretar ese verdadero mensaje de paternidad que estas pequeñas líneas trae, basta solamente sumergirse en ese sentimiento de tristeza y luego de secar esas lágrimas intentar reemplazarlas por una gran verdad; y es que no necesariamente un padre tiene que ser un hombre; en el momento en que has perdido a tu figura paterna (si te abandonó o partió de este mundo rumbo al cielo), automáticamente esa madre que está a tu lado asume ese rol convirtiéndose en tu padre; porque en ausencia de él, será ella quien se va a sacrificar el doble con el fin de que en tu hogar nunca falte esa guía, esa corrección, esos consejos tan necesarios, esas palabras de aliento y de consuelo, ese dulce hogar y alimentos; pero nunca quedarás desamparado; y si por infortunios de la vida hemos perdido a ambos, nos queda una paternidad celestial, tan cálida y complaciente que nos acogerá hasta el final de nuestros días; o si tal vez llega a ser tu caso de que esa figura especial quede reflejada en una abuelita o un abuelito, en fin nunca por nunca vamos a quedar solos; es así que te invito a reflexionar y que cuando veas a esa figura especial aún contigo, no dudes en expresarle su valor con un fuerte abrazo y date un tiempo de mirar al cielo y con los ojos cerrados agradecer de corazón esa oportunidad que la vida te concede de tenerla aún contigo, no importa la situación, el simple hecho de estar vivos es una hermosa bendición.
Volviendo a la historia, Sin necesidad de pedirlo Eduardo se encargó de matricular a esos 3 niños en una escuela cercana, sabía también que la educación tenía que continuar y además era su forma de expresar ese gran aprecio que les tenia; aunque fueron diferentes pedagogías de educación porque era el tercer cambio de institución en que ingresaban, el objetivo seguía siendo el mismo, es así que sus hijos mayores conseguirían culminar su 4to grado de educación básica con satisfacción.
Al parecer en esta etapa de la vida de María fue llena de mucha felicidad, fueron 10 meses de una bella relación, paz y armonía, pero ocurriría un hecho que daría un giro de 180° esta historia, un suceso tan inoportuno pero como el destino es inevitable simplemente llega sin avisar; en uno de los tantos viajes de Eduardo por trabajo el lugar de llegada era Esmeraldas, como en toda ocasión salía siempre optimista de la casa, encomendándose siempre a Dios, despidiéndose de María con un gran beso y un cálido abrazo puesto que se ausentaría por 2 días, las cosas transcurrieron con total tranquilidad, los niños haciendo sus deberes y María los quehaceres del hogar.
Al día siguiente muy temprano el teléfono sonaba y sonaba, lo que menos se pensaba al contestar María una fatal noticia recibía, aquel ángel al llegar a su destino una crisis de salud había sufrido y producto de ese ataque su vida se apagaba, fue un balde de agua fría, parecía que su mundo nuevamente se derrumbaba, esos vínculos que había forjado eran tan fuertes y tras mucho tiempo de sentirse respaldada perder a su compañero de vida – no lo creía -, el dolor era muy profundo y perdía las esperanzas, en ese intento por consolarse se encerró por semanas en su cuarto derramando un mar lágrimas, no entendía porque la felicidad duraba poco en su vida y para abrir aún más esa herida su suegra no le daba mucho tiempo de llorar porque le pediría que abandonara su casa; quedando nuevamente desamparada, sola, con muchas penas y una cruz que cada vez se tornaba más pesada.
Ahora sin su compañero de vida y nuevamente sin techo con sus 3 niños aun pequeños. Formándose una mezcla entre el dolor y la angustia, esa combinación letal que envenena nuestra mente y si nos coge débil nos tumba hacia el pavimento de la realidad, si no estamos prestos para resistirlo. Pero los hechos estaban claros, no tocaba más que con lágrimas volver a recoger esas pequeñas maletas y en compañía de sus hijos volver a zarpar sin rumbo ni destino.
Un capítulo de su vida que comenzaba con lágrimas pero que el AMOR
y la BONDAD lograron disipar, pequeños pero placenteros momentos de felicidad que nuevamente se empañaban de tristeza, dándole un sombrío final donde cada vez se extinguen las esperanzas de saber qué acontecerá en el mañana.
CAPITULO IV
RECOMPENSAS: Los frutos de una cosecha
Cuando las esperanzas volvían a ser escasas y nuevamente la palabra hogar se veía diluida por un abismo de incertidumbres, la conciencia de María la llevaba a pedir ayuda a un personaje muy importante, alguien que a pesar de que pocas veces se lo ha nombrado se convertiría en un pilar fundamental en esta parte de la vida, su querido padre Pablo retornaba a este punto de la historia para quedarse de forma permanente en el corazón de María, quien al ver a su única hija desamparada e indefensa con sus 3 hermosos nietos no dudó en extender su apoyo pese a que sus destinos se vieron separados desde aquel divorcio con su doña Rosario.
Con 60 años de edad, Pablo residía en un pequeño local alquilado en el centro de la ciudad donde trabajaba y a su vez dormía, un local que se encontraba dentro de una casa donde prestaba servicios de peluquería que tenía un nombre tan particular que logró hacerlo un personaje tan importante y querido del sector, se llamaba “ASI ES LA VIDA CUÑADITO”, las razones del nombre serían un misterio pero sin imaginarlo fue alcanzando mucho éxito.
Su lugar de trabajo era humilde y pequeño; dentro de él disponía de un pequeño altillo donde contaba con una cama de plaza y media y unas cuantas cómodas para guardar su ropa, mientras que en la parte de abajo estaba un viejo sillón y sus herramientas de estética pues todo el arte necesario lo llevaba en sus manos, vivía solo y trabajaba de forma independiente.
Gracias a ejercer esa profesión lo llevó a ser un personaje tan conocido, con canciones de antaño, bromas e historias de vida ambientaba su pequeño local donde varias personas se acercaban a veces solamente para conversar, intercambiar ideas de política o risas sin igual. Sencillamente era todo un personaje.
Pablo se convertiría en su tercer ángel, un pilar fundamental y necesario en esta parte de su vida porque con todo gusto acogió a su querida hija y aparte era la forma de conocer a sus 3 pequeños nietos y con amor no dudo en apoyarla en este momento de su vida, mientras que en el fondo lamentaba que en el pasado se le haya quitado oportunidades a su hija y como todo buen padre, nunca es tarde para remediarlo.
El corazón de María seguía de luto, cada latido del corazón expulsaba recuerdos vividos con una gran persona pero las tormentas del presente lograban dejar en pausa ese triste pasado, ahora empezaba una difícil misión de incorporarse a lo que sería por mucho tiempo su nuevo hogar, aunque en esta vez el espacio era muy reducido porque el altillo estaba hecho para comodidad de 2 personas como máximo, gracias a sus amistades Pablo consiguió un colchón de 2 plazas que acomodado en el piso sería el lugar de descanso de María y sus hijos, mientras Pablo se acomodaba en una cama que se doblaba al lado de una pequeña ventana, haciendo maravillas se pudo distribuir el espacio para que todos pudieran descansar, puesto que no era la primera vez que el espacio era limitado recordando sus experiencias vividas en la Prosperina, pero el amor de un padre por su hija sería capaz de soportar esto y mucho más, pese a todo sentía emoción de estar acompañado; para que se complete el hogar tocaba improvisar un pequeño lugar que se transformaría en la cocina, nuevamente con ayuda de otro cliente Pablo conseguiría una pequeña cocineta para transformarla en esa herramienta que provea el alimento para todos.
Aunque con espacio limitado y leves comodidades María al cielo agradecía el disponer esa bendición que es tener un techo y alimentos, en cada momento la vida se encargaba de acostumbrar a esa familia a convivir de una forma muy humilde y sencilla, una vida sin muchos lujos más que lo esencial, todos en el piso o en una misma cama, riendo, sintiendo, conversando, pero con la única diferencia que ahora contaba con la compañía de su querido padre, ese amor de abuelo tan cálido y necesario para sus hijos, vínculo que por un tiempo estuvo ausente y con destinos separados por razones ajenas, pero sin querer la vida se encargaría de juntarlos nuevamente.
Pablo con mucha entrega apoyaba a su hija en todo, pese a que María no tenía trabajo eso no era impedimento alguno, las ganas iban en contra de cualquier adversidad y desde el primer momento se interesó en aprender los oficios de su padre, sabía que el ser humano no tenía limitaciones siempre que tenga la disposición de hacerlo y mientras más cosas uno aprendía más útil sería en la vida sin importar edad, género o nivel de educación, es así que comenzó con mucha dedicación a aprender las habilidades de su padre en el arte de ser peluquero, siguiendo un riguroso proceso de inducción y muchos días de practica poco a poco iría adquiriendo esas destrezas, el objetivo que se planteaba era para apoyar a su padre y atender la peluquería para así dejarlo descansar pues comprendía que ya tenía sus años y aunque Pablo muchas veces se negaba porque tenía un espíritu joven y desde pequeño se acostumbró a ser muy trabajador pero el cuerpo envejece y cada día rinde menos además que pasaba mucho tiempo parado y eso no es muy bueno. Tanta era la acogida que la peluquería ASI ES LA VIDA EL CUÑADITO tenía, que gracias a eso lograba generar ingresos, ganancias que servirían para ahorrar y nuevamente enfocarse en la educación de sus hijos, buscando la institución que sea menos costosa.
Esta forma de vida llena de sencillez, escasos recursos y de mucho esfuerzo, llevarían a Edric, Grisel y a Gaby a desarrollar ese potencial escondido que todos los seres humanos tenemos, cada que iba pasando el tiempo se desarrollaba el criterio y lograban entender las necesidades del hogar y la dura situación que a su madre le ha tocado pasar, un ejemplo de lucha que era digno de sacarse el sombrero ante una madre que por decisión de la vida también hacía el rol de padre, ahora guiados también por su abuelo que los llenaba de consejos y asemejaba ese calor paternal de apoyo, toda esta lluvia de condiciones que la vida duramente les dio, formaba un concepto único de responsabilidad que se endurecería en la mente de esos niños, entendían que la única vía al éxito era estudiar, estudiar y estudiar, tal como su mamá lo había inculcado con ayuda de aquel psicólogo.
Comenzó una nueva etapa escolar esta vez en una nueva institución, María Lograba matricularlos en una escuela fiscal, la más cercana del sector para ahorrar y no aumentar gastos de pasajes en colectivos, todo centavo era valioso y había que cuidarlo sin desperdiciar; sus hijos mayores Edric y Grisel comenzaban el 5to grado de primaria mientras que Gaby la más pequeña iniciaba desde 2do grado en esta institución, desde un comienzo empezaron a dar todo de sí, sacrificando esa infancia y momentos de diversión por ratos de estudio, deberes y mucha concentración, manteniendo viva esa semilla de excelencia que su madre había plantado años atrás, seguían regando y rociándola con agua y perseverancia; sin la necesidad que su madre esté atrás de ellos se dedicaron a quemar sus pestañas, esforzarse tanto para conseguir esas excelentes notas que alegraban a María.
Al final de esos 2 peldaños escalar, de ese sembrío se cosechaban muy buenos frutos, una pequeña recompensa que aunque no era material simbolizaba un valioso tesoro para esta madre, porque para ella eran los resultados de toda una vida de esfuerzos por haber sido una buena guía, sacrificada y aguerrida que por más barreras que le ponía el camino siempre tuvo fe en todo momento, tal suceso compensaría lo que María decía al inicio del camino y es que la salida hacia un futuro mejor únicamente era el estudio.
Mientras estaba trabajando a su mesa llegaba la última libreta de sus hijos con notas acorde a sus estándares de excelencia, era la última libreta con la que sus hijos mayores cerraban su etapa de primaria y junto a ella venía una peculiar carta, sin pensarlo la leyó detenidamente y en su contexto se la citaba en una fecha determinada en la oficina de la dirección donde recibiría una noticia que en esos tiempos era tan necesitada, puesto que por el alto rendimiento académico obtenido por sus 2 hijos mayores serían condecorados, Edric lograba portar el título de abanderado del pabellón nacional mientras que Grisel conseguía ser la 2da escolta, una noticia que llenó de lágrimas y emoción todo ese vacío en su pecho, con una alegría que nadie podía quitar, sintiendo suyo ese premio y recordando que aunque el camino estuvo lleno de baches la vida le otorgaba una muy buena cosecha. El simple hecho de llegar a la escuela el día de graduación y verlos triunfantes a sus hijos fue un regalo especial que en su mente se iba a plasmar por la eternidad, sencillamente esta madre se lo merecía.
Mientras aun disfrutaba de ese último logro; ese día recibiría una noticia inesperada que más lágrimas sacaría, pero no se asusten que en este caso era una noticia muy buena, y es que aquel sacrificio de alto rendimiento obtenido la iban a premiar con una beca completa para todo el periodo de colegio de Edric, mientras que media beca se destinaban a sus hijas Grisel y Gaby, era una felicidad sin igual que la elevaría hasta las nubes manteniéndola suspendida por mucho tiempo; gracias a esta beca pasaban a formar parte de una fundación llamada Sánchez Aguilar, institución que se encargaba de cubrir los gastos educativos de niños de escasos recursos con buen nivel académico y tenían un logo que les parecerá muy familiar, la imagen de un libro abierto con una paloma que salía volando y proclamaba la frase “Educar es liberar”, era una insignia muy conmovedora puesto que era el concepto que María siempre tuvo firme desde el nacimiento de sus hijos y en ese momento la vida se encargaba de demostrarle que era una realidad, sin la estricta educación no habrían llegado hasta esa instancia de la vida, es así que tal institución se convertiría en su segundo hogar, comandada por una señora llamada Blanquita que en esta historia se considera su cuarto ángel enviado por Dios a la vida de María, porque Blanquita se encargaría en ser la guía en la educación de aquellos niños debido al sistema que manejaba la fundación donde ellos seleccionaban el mejor colegio para los afiliados con el único fin de seguir puliendo esos diamantes en bruto y dotando de las herramientas necesarias para contribuir con grandes seres humanos en el futuro.
En el día de la primera entrevista no sólo fue una conversación normal, Blanquita al escuchar los tristes pesares que María había sufrido por sacar adelante a sus hijos no dudo en conmoverse de toda una vida de esfuerzo y sacrificio, consideraba que era una historia de admiración que no cualquiera habría soportado aún de pie batallando, llegando a convertirse en su más grande amiga y guía para sus hijos; Edric y Grisel fueron puestos en colegios de rigurosa y estricta enseñanza pero que a su vez ayudarían a desarrollar mejores sus habilidades. Durante cada entrega de libreta era una entrevista con Blanquita quien seguiría su desempeño de cerca y como ningún comienzo es fácil, hubo resbalones y notas bajas al inicio por la alta exigencia que tales colegios demandaban; pero siempre habían palabras de aliento y consejos para los niños, porque en el fondo sabía que ellos podían, y con mucho ánimo les decía que en la siguiente entrevista esperaba mejoras en esas notas para mantener un buen ambiente de confianza.
Gracias a esta fundación las oportunidades de capacitación también se abrían para María quien sin dudarlo aprovechaba la ocasión, por un programa de cursos de corta duración que la institución promovía algunos de forma gratuita y otros a bajo precio; pues sabía que para la educación no hay un límite de edad y que por más que la vida le haya impedido graduarse de la universidad el seguir viva era ya una oportunidad de aprender muchas cosas, herramientas necesarias que la hacían sentir viva y ser útil en la sociedad, es así que con gran esmero se inscribió en todos los cursos habidos y por haber, temas de belleza, enfermería, pastelería, panadería, computación, inglés, pintar caritas, cocina y muchos más, la lista era muy larga pero al final de todo un ejemplo de perseverancia quería plasmar en sus hijos de que no importan las dificultades ni la edad, para la educación siempre hay tiempo.
Los frutos de humildad que en su vida había cosechado le darían a María otra buena recompensa, muy merecida puesto que cuando uno hace muy bien las cosas sin malicia la vida solita se encarga de otorgarte esos premios de muchas formas; desde el momento en que llegó a la peluquería desde lejos era observada y por su historia de mil pesares conmovía el corazón de la dueña de aquella casa; un personaje llamado Helen que sin pensarlo se convertiría en un apoyo esencial en la vida de María aunque también traería tristezas.
Helen la dueña de casa de alquiler donde residía el local de Pablo, admirada por el sacrificio de una madre por sus hijos no dudó en ofrecer su mano amiga, viendo que no disponían de una habitación con espacio suficiente para descansar les ofreció morada en una pequeño cuarto que tenía sin usar en su casa, aunque era muy sencilla tenía un poco más de espacio de donde estaban, todo con el fin de que sus hijos se desarrollaran mejor al momento de hacer las tareas, es así que gracias a tan noble acto de ayuda comenzaba una gran amistad con Helen. Una pareja trabajadora que vivía junto con su esposo Wilfrido un excelente cerrajero mientras que Helen se dedicaba a aplicar sueros e inyecciones a domicilio, pese a que esta pareja ya tenía sus años por infortunios de la vida no tenían esa dicha de ser padres; es así que ese vínculo de cariño y ternura se forjó en ellos al ver a los hijos de María, llegando a tal punto de que se convertirían en sus padrinos.
Cada vez más María ganaba el cariño de buenas personas que se iban convirtiendo en su familia, personas que aun sin conocerlas siempre estuvieron dispuestos a abrirles las puertas sin pedir nada a cambio, es por eso que Helen le abría las puertas de su casa sin cobrarles ni un centavo, ni por el agua, ni la luz, la condición era ocupar ese espacio vacío y adornarlo con la alegría de esos niños, en el fondo sabía que esta madre merecía eso y mucho más en la vida.
Llegaba así el momento de mudarse a su nuevo hogar en la misma casa muy cerquita de su padre y logrando dejarle más espacio, era un cuartito con piso de madera y un solo ambiente, con la misma cama de 2 plazas, una cocineta y unas cuantas ropitas bastaron para instalarse en su nueva casita; pues María era tan educada que siempre agradecía por todo con una humildad que siempre la caracterizaba, tantos valores conmovieron a Helen quien no dudó en ser más generosa, obsequiándoles ropa, libros, y demás, para poco a poco ir llenando más su pequeño cuarto; y no obstante con ese gesto también en cada noche que podía invitaba a los niños a su casa para que le hagan compañía, pero tal vez era una excusa para poder brindarles una pequeña merienda sin que le cuenten a María, ese sería su pequeño secreto. Tanto fue el cariño de Helen por esta familia que vivieron muchas alegrías por mucho tiempo.
En este capítulo la vida se encargaba de recompensar a María con muchas alegrías que provocaban una satisfacción única. Esas pequeñas recompensas que iban más allá de lo material, porque eso al final se desvanece, al contrario eran recompensas que le otorgaban una llave que abría puertas hacia un tesoro de valor incalculable, algo que no se consume sino que queda vigente como esencia de las personas; y que iban desde un diploma, el reconocimiento por unos hijos excelentes, la oportunidad de capacitarse y aprender cosas nuevas, conocer buenas personas para agrandar su vínculo familiar, el amor y protección de su padre y muchas más que fueron obtenidos gracias a un sacrificio que no tiene medida, que al final de todo sin importar las piedras del camino hacían reflexionar que desde el principio se tuvo las ideas de forma clara y correcta.
Pasaba el tiempo y el colegio donde estudiaba Edric se hacía más exigente así como el de sus hijas, pese a que estaban becados un colegio particular exigía muchos gastos adicionales, varios libros y demás, muchas de las veces eran gastos difíciles de cubrir porque tenía que dividir su presupuesto para 3 y aunque trabajaba en la peluquería las exigencias de dinero eran cada vez más alto, llevando a María a entrar en desesperación porque el dinero no alcanzaba, de forma tan inoportuna a esta angustia se sumaba un problema más en su vida, la salud de su padre decaería, obligando a hospitalizarlo, la situación era muy delicada pues en la pierna derecha de Pablo se desarrollaba una gangrena severa que iba empeorando cada vez más, con riesgos muy altos de que la amputación de su extremidad sea su única solución, para los doctores era la única salida.
Pero Pablo con gritos y llantos se negaba a perder su pierna, sabía que no sería lo mismo sin ella ya que era también su herramienta de trabajo, estos momentos de desgracia llevaron a María a reencontrarse con su familia, verlos nuevamente a doña Rosario y Joan de frente era un shock total que causaba un silencio en el ambiente y ajustaban ese nudo en la garganta; pero el amor por su padre sería más fuerte que la obligaba a aislar esos rencores y aceptar que pese a todos esos hechos del pasado seguían formando parte de su familia y comprendía que si una persona te lastima solamente Dios era el único capaz de juzgar y castigar, y pese a todo lo malo lo único que tenemos que hacer en esta vida es perdonar, además que el tema de mayor importancia era la salud de su padre.
Al final de tanto batallar y agotar todos los recursos posibles, los doctores lograron operar a Pablo sin necesidad de amputar su pierna; una noticia que calmaba las angustias de María de poder tener a su padre completo y alegre, además de que tal echo la llevó también a reconciliarse con su hermano, quien a pesar de no tener cara para ver a su hermana directamente a los ojos, intentaba pedirle disculpas con su mirada baja, situación donde prevalecía el perdón.
CAPITULO V
INFIERNO EN EL PARAISO: La Extincion de la paz
Luego de la operación de Pablo, quedaría por un tiempo más hospitalizado para su total recuperación, sin dudarlo María sería quién se quede a lado de su querido padre para estar pendiente de su cuidado, comprendía que todos los hijos tenemos esa deuda con nuestras padres quienes desde pequeños trataron de darnos siempre lo mejor y es algo que cada hijo debe hacer con amor de forma recíproca, no hay que abandonarlos ni hacerlos a un lado, puesto que estaba escrito en la sagrada biblia que a nuestros padres debemos honrar; aunque eso conllevaba el tener que sacrificar el cuidado con sus hijos y mantener cerrada la peluquería reduciendo los ingresos.
A esta crisis se sumaba la demanda de recursos en el colegio de sus hijos, lo que llevó a colapsar totalmente a María, quien con mucho cansancio después de largas jornadas sin poder dormir bien en el hospital y con todo el estrés de atender a sus hijos, cocinar y las preocupaciones del dinero causaban tal desesperación, nuevamente se sentía sola contra el mundo, sabía que una solución tenía que buscar para evitar desmoronarse, es así que durante esos momentos de confusión aparecía una persona en su vida, un hombre a quien conoció en aquel hospital donde prestaba servicios de camillero y viéndola tan desconsolada se presentó la oportunidad de formar una amistad y poder escuchar todas sus penurias, además de que quizás con fines de conquistarla muy gentilmente se prestó a ayudar a María en todo ese período de recuperación de Pablo.
Quizás esa mezcla de sentimientos y los momentos de necesidad fueron las razones para que María permita el ingreso de Lucio a su vida, al ver a un hombre que parecía amable, trabajador y responsable, veía una oportunidad de apoyo, sabía que sola no podía solventar los gastos y necesitaba la ayuda de un compañero para sacar adelante ese barco. Como todo inicio aparentaba ser un buen hombre, atento con ella y pendiente por su situación, hasta que por fin Pablo era dado de alta y regresaba a su casa pero cada día que estuvo en el hospital Lucio se iba uniendo más a esta historia, pese a que ya había pasado mucho tiempo de lo acontecido con Eduardo y aún con ese luto guardado, pero que debido a la situación actual le tocaba bajar a María esa barrera con la que cubría sus sentimientos y dejarse ayudar por Lucio quien desde un principio nunca se negó, mostrando una cara que poco a poco con el tiempo sería solo una máscara.
Lucio era una persona tranquila, sin vicios y padre soltero, tenía un hijo fruto de una relación pasada que por razones desconocidas no había prosperado, tenía varios años de trabajo como camillero en aquel hospital, pero en su personalidad tendría un defecto silencioso muy grave, algo que trató de ocultar durante el tiempo de conquista, era demasiado celoso, pero por el momento se mostraba como el compañero ideal que la ayude en su lucha, al tiempo de formar una relación con María iba demostrando poco a poco con hechos esos detalles, aunque con toda predisposición le ayudaba en los gastos de la casa y a conseguir esos libros que faltaban y los colegios de sus hijos, todo fue tan rápido que no le dio tiempo a pensar bien las cosas, solamente se dejó convencer que era una persona leal y aceptó la insistencia de vivir junto a Lucio.
Para María sería la peor decisión de su vida que con creces una y otra vez se lo restregaría, errores de los que a veces no te permiten retroceder el tiempo aunque quieras hacerlo, es así que al vivir con una nueva persona logró poco a poco dañar ese paraíso que con ayuda de muchos había construido y transformarlo en un completo infierno; donde esa máscara que Lucio aparentaba se caería, las escenas de celos se repetían intensamente, muchas veces sin fundamentos, era prácticamente una cárcel en su propio hogar; no podía ni ir a una tienda cerca porque Lucio en todo momento quería estar y si no le avisaba el lugar a donde iba el problema sería peor, cada que la veía saludando a una persona por educación se convertía en reclamos para María arrojando palabras de amenazas, en fin eran problemas todos los días y lo peor de todo era que sus hijos atestiguaban todo ese entorno, en ese pequeño cuarto ya no se respiraba la Paz, los gritos y los problemas eran el pan de cada día, pero en el fondo eran problemas que le tocaba soportar hasta que su vida y necesidades mejoren.
No se sabe cómo María lograba resistir tanto pero pasaron tres años de esa atroz relación y su última hija nacería y que pese a todo para ella era una bendición. De ahí en adelante todo se vendría abajo, en el cuarto año de convivencia Lucio se quedaba sin trabajo, la salud de Pablo seguía un poco complicada y la peluquería se mantenía cerrada, el dinero y la comida comenzaba a faltar, las exigencias de los colegios llegando al última grado de bachillerato cada vez eran más; en más de un día ni para tener un plato digno de comida tenían; era todo un mal ambiente que María nunca se hubiera imaginado pasar, más aun con un apoyo que al final de todo no fue tan acogedor sino que fue una carga.
Lucio todos los días se iba al hospital, debido a que por sus contactos lograba conseguir cachuelos en el área de la cocina, pero la jornada era sin remuneración por lo que no recibía pagos con dinero sino con la misma comida de aquel hospital. El cachuelo duraba por muchas horas, se iba de mañana y regresaba a las 6 o 7de la noche recién con el almuerzo en fundas, completamente helado, frío, muchas veces ya estaba agrio y con mal sabor producto del traslado, pero por la escasez de recursos le tocaba aguantar todo esto a María, aguantarse las ganas de explotar y poner a calentar esa comida, con sal y otros condimentos tratar de adornar esos alimentos y darle de almorzar a sus hijos a esas horas de la noche, un mal estilo de vida que no merecía y más aún sus hijos, pero que era lo único que Lucio podría aportar en la casa porque debido a su edad ya no lo aceptaban en ningún otro trabajo.
Cada día eran problemas y gritos por lo tarde que llegaba con la comida, si no era por eso eran problemas por los celos, pero siempre en esa casa abundaba la discusión, un completo infierno que en cada oportunidad María se preguntaba ¿Qué había hecho para merecer tal castigo?
La situación tocó fondo cuando se presentaron hechos que quebrantan los límites de convicción incluso de la persona más fuerte; hechos que acontecieron en uno de los colegios donde se pedía un dinero muy importante de forma urgente y por la falta de ingresos la desesperación llevó a María a empeñar un pequeño televisor que incluso era regalado para poder cubrir en algo tal gasto, con excusas de que lo había mandado a arreglar pero que al fin y al cabo era lo único que podía hacer. Del otro lado el hecho de que por las tardes María se tenía que ausentar intentando conseguir el pan de cada día, mientras los niños se quedaban solos en casa, a cierta hora el hambre era insostenible y no había ningún alimento que comer en la casa, ni siquiera el dormir calmaba el hambre porque el dolor de estómago no dejaba conciliar el sueño, todo esto llevaba a realizar una rutina a escondidas que era muy triste e inusual pero no había de otra, intentando engañar al estómago Grisel la mayor de sus hermanos se dirigía a la cocina y preparaba unas cuantas tazas de arroz calientito y humeante, por no haber nada más le tocaba acompañar ese arroz con un poquito de ají y dividirlo para los 3, al menos esa salsa picante iba generando un ardor al digerirlo que provocaba esa sensación de que algo está llenando sus barrigas, imaginando que era un pollo o un delicioso menú se lo comían con sus hermanos una y otra vez con toda alegría.
Este ambiente de crisis y necesidad llevó a su hijo Edric a madurar y reflexionar que una solución tenía que buscar como el único hijo varón de María, sentía esa responsabilidad de ser él quien ayude y proteja a su familia porque sabía que ellas no merecían pasar por esa situación, aunque con muchas limitantes porque aún estaba cursando el colegio y era menor de edad, pero los deseos por ayudar sea como sea a su madre eran más grandes, es así que sin tener un destino a donde llegar un día salió de su casa y en cada trabajo que veía preguntaba si podía ayudar aunque el pago sea con comida, pero nadie respondía a su necesidad, al día siguiente continuó intentando sin éxito alguno, pero una puerta de auxilio se abriría muy a lo lejos y sin imaginarlo todas sus destrezas adquiridas en los estudios se convertirían en una herramienta de trabajo.
Una señora que vivía al frente de su casa tenía una necesidad con su hija pues estaba con mal promedio en aritméticas y necesitaba con urgencia sacar una nota sobresaliente para poder pasar de año, los rumores habituales del barrio se habían esparcido hasta los oídos de esta señora que sin conocerlo sabía que tal joven era aplicado en sus estudios y justamente esta situación llevó a contactar a Edric y pedirle de favor que le diera clases particulares a su hija motivándolo a aceptar puesto que iba a ser remunerado, la condición era enseñarle la materia y practicar por 2 horas diarias durante 3 semanas y su pago sería de forma diaria, esa pequeña remuneración que recibía servía de mucho en su vida porque se utilizó para comprar alimentos para su hogar y que su mamá y hermanas tengan algo que almorzar a una hora adecuada.
Fueron semanas de mucha dedicación y enseñanza, tratando de buscar cualquier forma para que su alumna capte toda la enseñanza y poder alcanzar ese objetivo complicado en tan poco tiempo, lo que no sabía es que algo muy inesperado iba a pasar debido a que gracias a esos días de instrucción particular su alumna lograría aprobar con la nota adecuada, algo que para su mamá siendo muy sincera parecía tarea imposible pero que bajo su mirada atónita sucedía ante sus propios ojos. Esta grata noticia llevó a esta señora a divulgar el rumor con su grupo de amigas de que disponía de un tutor que le había resultado muy efectivo. Cosas del destino o quizás sea la suerte, pero el grupo de amigas resultó ser muy extenso y ese rumor circularía por varios sectores de la ciudad, es así que de repente llovieron varios pedidos de tutoría para Edric, al principio eran unas 2 personas por día pero poco a poco la fila se fue alargando y cada vez con mayor remuneración. Era otro regalo divino que caía en un momento justo cuando su mamita más lo necesitaba, porque todas esas ganancias lograron apoyar a cubrir esos gastos de alimentos y de sus estudios que tanto carecían, aunque sea para un arroz con queso y huevo pero lo importante es que había comida para llenar sus estómagos.
Es así que la vida de Edric lo llevaría a comprender que todo el esfuerzo que su madre habría hecho por él se devolvía de esta manera, cada minuto libre era aprovechado para generar ingresos con el único objetivo de que toda ganancia sea para aportar en la casa, no era el tiempo de gastar en cosas vanas sino darle ese sentido de responsabilidad a su vida, con toda esa vida de carencias y sufrimiento lo llevó a madurar desde tan joven, pese a que en esa época muchos hijos por la carencia de recursos caían en drogas o pandillas buscando esas compañías como una falsa salida; pero en este caso Edric comprendía que toda esa vida de humildad, carencias de un padre o de una infancia feliz y normal no eran motivos válidos para perderse en ese bajo mundo que aunque malos amigos y vicios aparezcan eso debía de ignorar, al contrario todas esas situaciones lograron a comprender que su único objetivo era de trabajar para sacar adelante a su familia y a su mamita apoyar para poder darles felicidad.
Las tutorías particulares se extendieron por toda la ciudad, gracias a Dios los resultados con sus alumnos fueron muy buenos lo que a largo plazo se convirtió en su fuente de ingresos de tiempo completo. Poco a poco Lucio se convertía en una carga para la familia, era una frustración que llenaba de rabia el corazón de Edric porque no era el apoyo que su mamita necesitaba y para lo único que era bueno era para los problemas y discusiones que su presencia provocaba, llenando poco a poco un vaso de paciencia que en cualquier estaba por rebosar.
Dejando de lado esa rabia, llegaba un día especial, el tan soñado día de graduación de Edric y Grisel, terminando una etapa de estudios muy complicada pero por fin lograban cumplir esa meta de finalizar el bachillerato, siempre con la bendición de Dios y con mucho esfuerzo Edric lograba darle otra recompensa a su madre que borraba un poco sus tristezas por no poder darle una mejor vida, pero por su desempeño conseguía el reconocimiento al mejor puntaje de su promoción, diplomas que llenaban más de orgullo el pecho de María el seguir siendo testigo de lo que su cosecha había producido, y no obstante a eso su hija Grisel también se graduaba con honores siendo la segunda escolta en su colegio. Eran sus escasos momentos de felicidad, lo único que podía dibujar sonrisas en su rostro aunque en el fondo sienta mucha tristeza por lo que se vivía en su casa, pero sabía que era momento de celebrar y dejar las penas a un lado para honrar a sus hijos en ese día tan especial, muchas fotos quedaron de tan ansiado día que servían para llenar aquel álbum de recuerdos.
Una vana preocupación rondaba los pensamientos de María sobre qué sería de sus hijos luego de finalizar esa meta tan añorada, ella no quería que le ocurra su misma situación de no poder continuar en la universidad por la falta del apoyo de sus padres; pero en este caso las intenciones estaban pero escaseaban los recursos, pese a que recibió mucha ayuda con la beca de la fundación solamente cubría hasta la secundaria, lo que lastimosamente negó las posibilidades de continuar la universidad; es así que con todo el dolor del alma le pondría pausa a ese sueño de verlos graduados en estudios superiores, lo que a ella tanto se le había negado.
Al día siguiente del evento de la graduación pese a ser un día muy especial para Edric abundaba ese malestar de nostalgia por una vida muy insatisfecha, carente de armonía y abundante de escasez, en el fondo saber que su madre merecía el mundo entero pero que en esas instancias de la vida la ha recompensado con muy poco, ardía con fuego feraz y consumidor el corazón de aquel hijo que lo único que pedía en su vida era plantar muchas alegrías en el jardín de su madre, que la luz de su sonrisa sea tan brillante que opaque esas secuelas de su dentadura aún estropeada, que cada una de esas lágrimas derramadas por su tristeza se conviertan en estrellas que embellezcan e iluminen una oscura noche; pero todo eso no se conseguiría con solo desearlo, no era momento de celebrar, sino de agarrar ese coraje interno y convertir esos lamentos en su motivación innata para ponerse manos a la obra, luchar contra viento y marea por conseguir ese sustento que alivie la carga de su madre y de su hogar, nuevamente sin rumbo y con una meta fija al cabo de varios días de mucho intentar y de tantas puertas tocar por fin una de ellas se abriría, un pequeño taller de mecánica en el sur de la ciudad sería su destino, la jornada no era muy larga y aunque un poco agotadora pero con el poco tiempo libre que quedaba lo destinaba a seguir impartiendo sus clases particulares, pues no era momento de perder cada minuto de la vida sino de aprovecharlo al máximo. El sólo hecho de ver que su hijo heredaba su coraje de lucha por la vida, sin dejarse amilanar por más carga que uno tenga, tranquilizaba un poco el pesar y llenaba de orgullo a María, quien observaba que sus frutos cada vez más le iban cosechando de a poco alegrías, no eran abundantes pero los pequeños detalles son los que más satisfacen.
Todas las ganancias de Edric eran aportadas sin mesura para su casa, la comida, los colegios, las deudas, no había descanso por ningún lado, poco a poco fueron cambiando esas comidas frías y a veces dañadas por alimentos con mayor proporción de nutrientes, siempre con la bendición de Dios de tener alimento en su casa y de lo poco que se tenía sin dudarlo un platito se separaba para compartirlo con la dueña de casa para agradecer por todo el favor y la buena bondad de ayuda que les brindaba, pero pese a ser una persona muy caritativa y llena de buenas intenciones, Helen como todo ser humano tenía sus defectos y virtudes, pero tales defectos se convertirían en azotes que iban a lastimar la moral de María, Helen tan buena amiga que extendía su mano sin pedir nada a cambio, pero a las espaldas le atraía divulgar información, a veces ciertas, algunas muy personales y otras eran difamaciones, dichos comentarios se iban regando por todo el vecindario hasta que sin romper el círculo llegaban hasta los oídos de María, pese a enterarse quién era la autora de dichos comentarios no podía desquitar su ira con la persona que le daba la mano; todo por mantener ese pequeño refugio donde habitaban sus hijos; lo único que le quedaba era refugiarse en su cuarto a llorar a escondidas, pero como el cuarto era tan pequeño, sus hijos eran testigos de sus pesares; tal escena se repetía una y otra vez; llenando de rabia a su hijo Edric el hecho de ver como se humillaba y pisoteaba el honor de su madre, escuchar comentarios y cuentos sin poder hacer o decir nada por defenderla porque eso podría afectar su estadía en esa casa, es un dolor amargo que pese a que sabes que te afecta sólo tienes que tragártelo y continuar, a pesar de que ese pequeño paraíso era ahora un abrumador infierno.
Cada día que pasaba Lucio se iba convirtiendo en una carga, puesto que no aportaba con casi nada, solo servía para crear ambientes de discusiones y escenas de celos, arruinando y consumiendo la felicidad de María, fueron 7 años de infierno que llegarían a su fin en el momento menos pensado, eran todos los días que Lucio se desaparecía durante todo el día para llegar en horas de la noche con una comida fría y unos cuantos centavos, hasta que fue descubierto por una conocida de María quien sin pensarlo no dudó en contar la verdad, los motivos adicionales por los que Lucio se desaparecía por largo tiempo era porque pese a no tener un trabajo fijo llevaba una relación con otra mujer a escondidas de María, quien al enterarse no hizo más que desahogar toda esa amargura que tanto tiempo de infelicidad le causó en su pecho, cada palabra que salía de su boca era un alivio profundo que sentía, pero aunque Edric sabía que esta noticia en parte afectaba a su madre por los vínculos con su última hija, era un momento que tanto se había esperado en silencio, porque fue la excusa perfecta para armarse de valor y como el único hijo varón dispuesto a defender a su madre le exigió con toda autoridad que abandone su casa, que recoja sus cosas y se lleve consigo ese ambiente de contaminación que nublaron un pequeño paisaje de primavera, una persona desleal que no merecía estar al lado de una verdadera mujer, es así que Lucio se despedía por la puerta angosta de la vida de María, se despedía de este capítulo tan confuso y lleno de arrepentimientos, algo inevitable que en algún momento tenía que pasar para traer la calma al hogar; tal firme decisión al día siguiente inundó de paz el hogar, creando ese ambiente de tranquilidad que toda casa necesita para ser llamada hogar dulce hogar, con un nuevo semblante fue como que la familia volvía a nacer y más la alegría de saber que su mamá dejaba atrás una pesada cruz que le impedía avanzar hacia la cima de la felicidad, pero sin celebrar tanto porque seguía cargando otra cruz con los problemas con la dueña de casa.
Pasaron días de tranquilidad y el silencio era el compañero de todos los días que habitaba este cuarto, los esfuerzos por conseguir el pan diario no se detenían, ahora con más responsabilidad que antes pero con mayor motivación de responder con todo en su casa, al cabo de 3 meses de trabajar y trabajar, con la bendición de dios una nueva oportunidad se acercaba, gracias a un consejo de alguien muy querido en la vida de María, su ángel Blanquita con quien mantuvo contacto después de haber culminado su estancia en la fundación, influyeron en conseguir un cupo para Edric en un instituto de educación superior, aunque ahora iba sin ayuda de una beca pero los precios estaban accesibles si se disponían a reunirlo, porque en el fondo a María en vez del dinero más le importaba cumplir con ese sueño de ver a sus hijos graduados con una carrera universitaria, el dinero va y viene pero esas oportunidades de obtener un título son irremplazables en la vida; idea que siempre rondaba los pensamientos de María porque no quería que se repitieran errores del pasado.
Un camino nuevamente se marcaba hacia el estudio de su hijo Edric, aunque no era una universidad como soñaba María por lo menos era un consuelo de haberlo intentado por más dura que haya sido la vida, los gastos no eran tan descabellados y por lo menos le dejaba esa tranquilidad porque no quería que sus hijos se limiten a una educación superior algo que la vida a ella le negó de forma brusca, comenzando una nueva meta de escalar una enorme montaña con un camino empinado más difícil que antes porque no se podía abandonar el trabajo. Durante el día se trabajaba en el taller de mecánica y durante la noche el tecnológico, los fines de semana se ocupaban para dar las clases particulares, cada minuto era valioso para seguir dando esos pasos hacia el éxito, esfuerzo que se lo hacía con amor con una sola motivación, devengar todo ese esfuerzo entregado por María que sin ayuda de un padre, sin tener riquezas materiales o sin un hogar propio ha logrado darles esa educación, base de todo el éxito, quien se la ha fajado como dicen en la ciudad sudando la gota gorda con tal de darles el alimento a sus hijos, que mejor motivación para un hijo; problemas como las drogas, el alcohol, las pandillas, embarazos prematuros, el dinero fácil, la violencia, todo eso son excusas de la juventud que hoy en día es muy débil, se dejan vencer por pequeñas crisis doblegándose hacia esos abismos sin fondo, muchas veces porque los han acostumbrado a tenerlo todo fácil y sin esfuerzo; porque en este capítulo de la vida de esta familia, estos 3 niños a la edad que tenían y con todo lo que a su alrededor sufrían y carecían ¿por qué ellos no se sumergían en esos problemas sociales? -fácil respuesta-; cuando desde pequeño te enseñan a ganarte las cosas con tu propio esfuerzo, cuando te corrigen porque te has portado mal o has hecho algo indebido por más fuerte que sea el castigo, cuando logras abrir tus ojos y ver esas necesidades que en tu casa abundan o logras comprender la dura vida de tus padres y todo lo que les ha tocado sufrir para darte todo lo que tienes, sea mucho o sea poco, eso es lo único que puede poner en tu boca un rotundo -NO- ante tales problemas sociales que sin importar la época ni la edad aparecerán en la vida, es cuestión de aprender a reflexionar durante cada noche sobre cómo estamos llevando nuestra existencia en este extenso mundo, así sean unos pequeños minutos, debes darte ese tiempo para pensar si lo que estás haciendo con tu vida es lo correcto, si no estás desperdiciando ese tiempo libre en cosas vanas y sin importancia, cuando bien lo puedes aprovechar leyendo un buen libro, aprendiendo oficios nuevos; o bien aprender el oficio de tus padres para continuar con esa tradición familiar de generación en generación, que satisfactorio será para ti, ya lo verás.
Lo dicen las palabras más sabias, que la juventud es el futuro de la patria.
CAPITULO VI
MI DULCE HOGAR: El valor de una sonrisa
Un factor común se mantuvo perenne durante tantos capítulos, un algoritmo que caía en un bucle del tiempo, pero por cada momento de felicidad traía consigo el doble de tristeza, la falta de un hogar propio, una casa para esta familia siempre fue algo que se hizo esquivo para María, una necesidad muy esencial pese a ser algo material que no determina tu estilo de vida, pero en el caso de esta madre fueron determinantes para tantos momentos de dolor y humillación, aunque por la gracia de su padre celestial nunca falto ese techo donde refugiar a sus hijos, pero la vida en cada oportunidad que tenía se encargaba de borrar ese sueño de su mente porque muchas veces estuvo cerca de alcanzar ese sueño pero siempre aparecía un infortunio que la mantenía a distancia.
Luego de la salida de Lucio, Pablo reflexionaba que ya estaba viejo y que su hija no podía seguir desamparada, sin un hogar donde sus hijos puedan crecer en paz; es así que con todo su amor paternal recurrió a vender propiedades que había dejado en su pasado en ese bello paisaje campo, fue algo que tuvo que dejar atrás con tal de darle esa felicidad a su hija, lo planeó en silencio porque quería que fuera una gigante sorpresa, recaudó un fondo suficiente de esa venta y realizó los trámites para la compra de una humilde casa en el suburbio de la ciudad, por su avanzada edad y su limitante recuperación no podía estar en ese ajetreo de recaudar toda la documentación necesaria, lo que lo llevó a pedir la ayuda de su hijo Edgar, el último de sus 3 retoños.
Depositando toda su confianza en su hijo esperó hasta que todo el trámite finalice para que fuera a entregarle los papeles donde figure el nombre de María como ama y dueña de esa casa, fue una espera muy angustiosa, el solo hecho de imaginar la grata sonrisa angelical de su hermosa hija cuando reciba tal sorpresa hacia ponerlo más ansioso a Pablo, pero mucho tiempo pasó y su hijo Edgar nunca apareció.
Al cabo de un mes, sabía que ya había esperado demasiado tiempo así que decidió averiguar los motivos de tanta demora, rebuscando y escarbando por todos lados sin saber lo que pasaba en realidad, llegaba el momento de enterarse que su hijo lo había traicionado y nuevamente la vida no le sonreía a María, Edgar se había aprovechado de la situación y con todo el poder que Pablo le había cedido colocó esa casa a su nombre, adueñándose de una propiedad que no era suya pero que por desgracias de la vida tal desfachatez había sido legal, su nombre constaba en las escrituras de ese bien inmueble negándole esa importante oportunidad a María, Pablo no podía creerlo ni podía hacer nada, le daba rabia de ver como la familia era capaz de tal aberración, por los intereses personales, quizás por celos o por necesidad, pero fue un manto de desilusión que cayó encima de Pablo, que lo único que hizo fue llenarse de iras y con todo el coraje del mundo despreciar a su hijo hasta el último momento de sus vidas, negándolo que fuera su sangre y borrándola de forma invisible de su vínculo familiar, para Pablo una persona que traiciona a su sangre no era acreedor a ese título de familia.
Sin saberlo María y sus hijos quedaban en igual situación, por momento estuvo tan cerca ese sueño de ser una realidad, pero lastimosamente así fue la vida con esta humilde madre, pues al final de cuenta todo se paga en esta vida, solo nos toca dejar todo en manos de Dios. Total momento de resignación, no le toco más a pablo que guardar ese rencor y mantener esa tristeza de no haber podido darle esa alegría a su hija, en su interior se echaba la culpa de haber confiado tanto y no haberlo hecho el mismo, pero a veces así son las cosas, llena de traiciones y desaciertos.
Por otra parte, Doña rosario abrumada y con el peso de una culpa que cuando se presentaba en sus pensamientos azotaba su interior, muy en el fondo sentía también esa deuda con su hija de no haberle podido dar esas herramientas con las que pueda defenderse en el futuro, sabía que los años pasaban y esa carga sería mayor en su conciencia, encontrando así una ocasión de poder recompensar toda esa deuda con ella, poniendo en venta su casa, bien inmueble que habría sido un pago de su jefa por una deuda de largos años de trabajo, pero sentía que era momento de devengar con un futuro mejor la vida de sus hijos, por su buena ubicación logró venderla a buen precio, tal ganancia sería destinada para la compra de otra casa de menor valor donde continuaría viviendo con su hijo querido, y el saldo lo iba a destinar como herencia especial para María, para que por fin pueda conseguir una vivienda propia para sus hijos.
De tal reparto involuntariamente dejaría encargado a Joan, Doña rosario le tenía tanta confianza, que a veces la cegaba sin darse cuenta de todo lo que en realidad pasaba a su alrededor, Joan logró comprar una casa para ellos cerca del sector y la diferencia debía de entregarle a María pero valiéndose de sus trucos al llamar a su hermana para darle la noticia se negó por una extraña razón a entregar el saldo a su hermana convenciéndola de que primero consiguiera el terreno o la casa para poder darle lo que por derecho le correspondía.
La suma era aproximadamente de 12 mil dólares, dinero que en ese tiempo alcanzaba muy bien para la adquisición de un terreno donde María con más esfuerzo pueda levantar de a poco su propia casa, con tanta ilusión comenzaba la búsqueda, recorrió toda la ciudad buscando esas ofertas de oportunidad para aprovechar de mejor forma su regalo, de forma inocente María confiaba nuevamente en su familia; pero la vil mentira que consumía a su hermano lo llevaría nuevamente a cometer un acto de traición, esta vez no fue con violencia sino con mañas que poco a poco Joan se iba gastando el dinero que le correspondía a su hermana, cuando por fin lograron encontrar el terreno ideal de sus sueños, al pedir el dinero la respuesta desmoronaba las ilusiones de María, puesto que Joan se había gastado gran parte del dinero cubriendo sus deudas personales y dando como excusa que lo había gastado en la casa que había comprado para él.
Nuevamente María quedaba devastada de saber que su propia sangre se empeñaba en lastimarla, sin saber que había hecho para merecer tanto pero es algo normal que cuando una ilusión se apaga nos invaden esos sentimientos de frustración y decepción, de sentir que hemos fallado nuevamente.
Traiciones que nos hacen reflexionar, dejando una dura lección que a veces tu propia familia es quien mas te lastima, suceso similar acontecido tiempo atrás, pero que nuevamente marcan esa línea de dolor en tu vida. Doña rosario no podía decir o hacer nada, ya el daño estaba hecho, lastimosamente no pudo devengar esa deuda con su hija y tampoco podía repercutir en las decisiones de su hijo, porque al fin y al cabo fue ella quien se encargó de educarlos y quien le dio de forma indirecta los poderes para que Joan se comportara así.
Derrotada, abatida, así se encontraba María, lo único que le quedaba era regresar nuevamente a su pequeña cueva, donde vivía cada vez más estrecho con sus hijos, pero no tocaba más que continuar.
De tanta historia mala, al menos un hecho llegaba para alegrarla; gracias a los estudios de su hijo Edric en aquel tecnológico conocería a buenos amigos, con muchos años encima y hasta con canas en su cabellera, pero que estaban recién estudiando porque la vida no les había brindado esa oportunidad de hacerlo desde temprana edad o quizás pensaron que no era tan importante hacerlo, pero que ya con 40 a 50 años de vida se dieron cuenta que sin educación uno no avanza hacia el éxito; formó así grandes amistades de personas con experiencia en la industria y el proceso, amistades que luego de conocer a tan humilde joven no se negaron en recomendarlo en algunos sitios de trabajo. Gracias a tan inesperada oportunidad de la vida, el destino le sonreiría a Edric, de tantas hojas de vida que entregó, una gran empresa a su documento respondió y con una llamada llena de esperanza se enteraba de que estaría considerado en una lista de convocados donde tendría que pasar por un periodo de pruebas para lograr formar parte de esta familia.
Todo este proceso lo llevo en total silencio, aunque un poco incrédulo en este nuevo objetivo pero quizás quería que fuera una sorpresa para su madre, que con cada cosa que lograba borraba esa tristezas que la acechaban por todo lo que a su alrededor ocurría. Fueron meses angustiosos de espera, pero por fin luego de 4 meses lograba recibir esa tan esperada noticia de que había sido seleccionado para el trabajo, inmediatamente con una sonrisa y un suspiro al cielo agradecía a Dios el haberle concedido esa bendición, conseguir trabajo en una empresa muy estable y con buena reputación en el mercado, afirmando sus deseos de poder aumentar sus ingresos para ayudar de mejor forma a su madre.
María al recibir tal noticia fue toda una bendición, no todos tienen esa oportunidad y afirmaba que cada vez más daban frutos el buen trabajo que había hecho como madre desde pequeños con sus hijos, sumándose a esta causa su hija mayor Grisel también se le abrían puertas en trabajos que la ayudaron a seguir sus sueños de aprender una carrera de gastronomía y aunque no fue en una universidad pero si en una academia, mientras sea algo que te ayude a aprender, todo cuenta.
Algo que se veía muy latente iba cada vez desgarrando ese nivel permitido de silencio que uno puede soportar, no había momento de felicidad que no era empañado por una tristeza, un evento que llevaría sin saberlo a tener un desenlace radical. Todo aconteció en tiempos de celebración, el final del año estaba cerca, se vivía un ambiente de alegría, como es de tradición se preparaba la cena familiar, pero nuevamente Helen disparaba un veneno silencioso que simplemente una lengua era capaz de arrojar, creando historias y difamando una información que no era cierta, pero con su poder de convencimiento lograría llegar a los demás, tal noticia llegaría a oídos de personas que comenzaban a rumorar a espaldas de esta madre, ocasionando que al enterarse se volverían a derramar lágrimas. Sin querer dañarle el momento a sus hijos, maría solo se refugiaba en su cueva a llorar en silencio, esta vez se la estaba inculpando de un dinero que se había extraviado en esa casa, Helen convencía a todo el mundo que la autora había sido María, denigrando su reputación como ladrona ante todo el mundo, era tanta la tristeza de no poder hacer nada que como ya había pasado en situaciones similares, solo le tocaba quedarse callada, tragarse la humillación y aceptar la culpa aunque sea inocente, quedarse encerrada en su cueva y solo salir si es necesario. Siendo una fecha de celebración, con impotencia Edric al subir a su cuarto descubre a su madre con los ojos hinchados de haber llorado tanto por algo que no cometió, era la quinta o sexta vez que su hijo era testigo de ver como humillaban el nombre de su madre y no poder hacer nada, porque dependían de la autora del daño moral; fue algo que rompió el límite de lo permitido, su hijo Edric no podía más ver a su madre en esa situación, era la gota que derramaba ese vaso de paciencia.
Es así que sin decir nada al día siguiente, sin importar que era el primer día del año y con lágrimas en su rostro Edric miraba al cielo y decía que esto tenía que parar, salió de su cuarto y sin rumbo fijo comenzó a caminar por largas cuadras con una rabia interna que lo llevaba a tomar tal decisión de así sea trabajar el doble, tenía que conseguir un lugar donde no dependan de nadie, más que de ellos mismos, así sea algo imposible mantener un arriendo pero confiando en Dios, decidió arriesgarse.
Muchas cuadras después vería un letrero de información donde un pequeño cuarto se alquilaba, de todos los que había visto era el más barato, con solo 3 ambientes eso no importaba, la vida había acostumbrado a esta familia a dormir en las mismas camas, a hacerse espacio en el lugar más pequeño, a transformar en cama un duro piso, es así que sin pensarlo tanto Edric finiquitó los pagos del contrato y sin imaginarlo se embarcaba por primera vez en un océano de responsabilidades con muchas millas de extensión, donde tendría que cubrir gastos mayores de forma consecutiva con el miedo de que un pequeño resbalón nuevamente los deje en la calle, pero la decisión ya se había ejecutado y ya no había vuelta atrás, llegó hasta donde su madre para comentarle de tal acto, María aunque con preocupación en su rostro por el riesgo no haría más que dejar esa tristeza a un lado y pese a querer convencer a Edric de que no lo haga por la carga tan pesada que se vendría, era algo que tanto quería hacer, solo había la opción de irse de ahí – sí o sí -, es así que con mucha ilusión empacarían sus pequeñas cosas, despidiéndose de su padre nuevamente cambiaban su hogar, pero con la única diferencia que ahora sería 100 % de ellos, pese a que iba a ser un cuarto alquilado, era su lugar, su propio espacio, donde nadie más que ellos se puedan meter.
Antes de decir adiós y dar las gracias a Helen porque pese a todo le había extendido por tantos años la mano, la cartera de conflicto que estaba extraviada había aparecido, ¡oh sorpresa¡ justo aparecía cuando esta familia se despedía, Helen pidiendo disculpas les pedía que no se fueran, puesto que ya se había encariñado con los niños pero la decisión ya estaba tomada y aunque vivir en ese lugar fue un completo infierno en la vida de María, muchos recuerdos se quedaban alojados en ese pequeño cuartito, recuerdos que se acumularon a lo largo de 12 años de convivencia.
Al llegar y conocer el que sería su nuevo hogar, una sonrisa muy especial salía aflorando el rostro de María, una sonrisa de completa felicidad, pese a que era un cuarto no tan grande, era la primera vez que Vivían en un lugar amplio, con su baño aparte, su propia cocina, una ventanita donde se podía contemplar las calles, un vecindario interno con muchas casas alrededor y un extenso patio sólo para ellos, era como que sus vidas se hayan reseteado y vuelto a empezar siempre con esa humildad que caracterizaba a esta familia; -esa sonrisa tan especial mis estimados- era tan hermosa que no había forma de describirla, quedando capturada y guardada en el baúl de los recuerdos más especiales de su hijo Edric, fue como una recompensa que te hacía sentir haber ganado una lotería millonaria, algo que no tenía valor material porque sinceramente no había palabras para describir semejante belleza de la creación de Dios, -créanme que con lágrimas en los ojos lo digo- después de ver tanta injusticia en la vida de una mujer, tantas lágrimas derramadas, observar como humillan a una persona que solo tenía buenas intenciones, ver llorar a tu propia madre es algo tan cruel para un hijo que te conmueve por dentro por más fuerte que seas, a la mente llegaban una lluvia de recuerdos de cuando la golpearon, sus dientes partidos, dormir bajo un puente, recibir puñaladas familiares, soportar hambre, humillaciones y no poder hacer nada solo por el simple hecho de ser un niño, pero contemplar esa sonrisa resplandeciente delante de todo eso, no tenía límites y si la vida me lograra conceder sólo un deseo, lo único que pediría sería volver a ver nuevamente esa sonrisa de felicidad plasmada en su rostro.
Cuando ya terminaron de descargar sus cosas, ese pequeño departamento se veía aún vacío, porque no tenían mucho; solo una cama, sus ropas, una pequeña cocineta y unos cuantos utensilios de cocina, el resto de cosas tocaría comenzar a llenar pero eso no importaba, la calidez del lugar era inigualable, la vecindad rápidamente se encariño con María, quien en tan poco tiempo se hizo muy conocida, paseando a su mascota por toda la cuadra iba haciendo amistades nuevas, sinceramente era el cambio de vida que tanto necesitaba, algo que Edric con la ayuda de Dios logró mantener por su estabilidad en su nuevo trabajo.
Poco a poco la situación se iba estabilizando, esos miedos de volver a quedar en la calle se iban desvaneciendo cada vez más, al cabo de 6 largos meses de mucho trabajo con los ahorros acumulados, Edric fue llenando de a poco la casa, primero fue un pequeño juego de muebles para llenar tanto espacio en la sala, luego 2 camas pequeñas para dormir de forma más cómoda, después un televisor para entretenerse y después una refrigeradora, con tanto esfuerzo y endeudándose un poco se logró ir consiguiendo la mayor parte de lo necesario, entregados con mucho amor con el único fin de seguir contemplando esa sonrisa única y especial; María merecía eso y mucho más, a la final el dinero era lo de menos porque eso se recupera pero toda su entrega que como madre realizó con sus hijos eso no tiene precio.
-Créanme- el lugar podría ser humilde, sin muchos lujos, pero alegraba el ver a una madre que en cada lugar que estuvo, llenaba ese lugar de muchos detalles, adornos, cuadros, pinturas, plantitas en el jardín, la cuestión era de convertirlo en su hogar, no es necesario que sea lo mejor, el lugar es lo de menos, uno es quien crea el ambiente en el cual queremos vivir; con los recursos que tengamos a la mano, lo importante es que se pueda sentir la calidez de poder decir la frase “hogar dulce hogar”.
Aunque el dinero quedaba con las justas, no era importante para su hijo Edric, pues una verdad es cierta y es que la mayoría de hijos lo primero que piensan es en su propio bienestar, luego que se gradúan y logran conseguir un buen empleo se trazan esa idea de independizarse y compartir su vida con alguien para crear su propia familia en muchas ocasiones dejando a un lado a sus padres, sé que es algo normal porque es el verdadero camino de la vida, ir transcribiendo nuestra historia a lo largo de nuestra existencia, pero cuando la vida no ha sido tan generosa con tu familia, es una obligación automática de como hijos responder por el hogar, velar por el bienestar familiar y cubrir esas carencias con mucho trabajo, esfuerzo, sacrificando muchas veces tu vida sentimental, el amor, cosas materiales, caprichos o de algunos placeres de la vida en general. En este capítulo se traza con mucho énfasis el mensaje que Dios nos comparte en la sagrada escritura, -debemos honrar a nuestros padres- no abandonarlos por nada del mundo ni darles la espalda, peor en tiempos de crisis, porque ellos plantaron nuestra semilla de éxito y si lo llegamos a conseguir, forman parte vital de esa cosecha porque todo ha sido obra de ellos, es aquí donde ser recíproco como hijo no es una obligación, sino un deber de cada hijo.
Cuando éramos pequeños, nuestra madre se quitaba el alimento de su boca y muchas veces decía que no tenía hambre con tal de compartirlo con sus hijos, otros se rasgan sus telas para darle vestimenta, protección y calor; la mejor herencia que nos dejan es la educación, muchas veces se endeudan con todo el mundo con tal de culminar de mejor manera esa etapa de bachillerato y universidad; todo esto nos debe llevar a reflexionar de que no importa la edad, siempre en todo momento debemos honrar a nuestros padres, si uno vive aparte o ya tiene su propia familia, es momento de aprovechar esa bella oportunidad de vida para visitarlos así sea una vez a la semana, esto no debe ser obligación y peor aún solo hacerlo únicamente en fechas especiales.
En este nuevo hogar, transcurrió mucho tiempo de paz, unión, navidades, cumpleaños, feriados, fines de año, tantos recuerdos donde todo se desarrollaba en ese pequeño vínculo al único que María podía llamar con orgullo –familia-, el único en quien podía confiar, su bastón de apoyo ante la adversidad y la única motivación que podría tener.
Nuevas metas y proyectos se fueron tejiendo a largo plazo en la mente de Edric, uno de ellos era el de algún día dejar de alquilar y tener la dicha de poder regalar una casa únicamente para su madre, una meta que no era nada sencilla pero se convertía en su sueño eterno, algo que tanto se les había negado a esta familia a lo largo de este relato; pero el camino era mucho más adverso, porque todo el dinero que entraba era directamente para cubrir los gastos de su casa, sin darse cuenta su hijo se había convertido en el pilar fundamental de María, ese bastón de apoyo que muchas veces la vida le quitaba pero que en esta vez con mucha firmeza no lo derrumbaba nadie, ni mil tormentas podían quitar el respaldo de un hijo por su familia, aunque muchas veces María a escondidas conseguía trabajos porque sabía que esa carga era muy pesada y con todos sus conocimientos adquiridos sentía esas ganas de poder ayudar en los gastos de la casa, pero Edric no lo permitía porque siempre decía que ella ya había hecho mucho por ellos y era el momento de entregar esa posta de sacrificio y descansar, aunque para una persona muy luchadora era muy difícil convencerla de que se detenga porque siempre había motivos para seguir la lucha.
Llego el día de la graduación de Gaby, finalizaba su periodo colegial y el país en aquellos tiempos se sumergía en cambios complejos de los procesos de educación pública, con muchas trabas, pocos eran los seleccionados a poder gozar ese derecho de estudiar de forma gratuita en la universidad, y por complicaciones de la vida no lograría aunque se intentó conseguir un cupo, se le negaba el deseo de entrar a esta institución, su sueño era de ser doctora, forense, odontóloga, la cuestión era el portar una bata blanca y ejercer con pasión su trabajo, quizás eran deseos heredados por María, pero lastimosamente era una de las carreras más controversiales y difíciles de acceder en la universidad pública.
Sin dejar desperdiciar ningún momento, tal como lo habría hecho María, Edric viendo esos deseos se ofrecía gentilmente a sacrificarse para cubrir todos los gastos de universidad de su hermana, manteniendo el sueño intacto de María de que hasta su última hija quede graduada de la universidad y tengan esa oportunidad y herramientas de prosperar; quizás de esa forma la mantendría tranquila y en paz a su madre, para que no se desespere por trabajar de forma incansable.
Estos pequeños momentos de vida, -esta parte de la vida- con todo placer se puede decir que se llama felicidad, era tal el goce de María por su nuevo hogar, tratando de ponerse en la moda se sumergía en las redes sociales, como toda madre de esta época poco a poco hasta ir dominando este terreno muy complejo; descubría el Facebook, una herramienta digital para contactar amistades, lo primero que hizo fue contactar a sus amistades de infancia, de colegio, las personas que la ayudaron en esos momentos difíciles de su vida, desde un sencillo teléfono fue la promotora de muchos reencuentros con esas personas que fueron importantes en su vida, manteniendo más vivos que nunca esos lazos de amistad, esa alegría desbordaba por los poros y nadie se la podía arrebatar, dejando atrás todo lo malo, era su momento de poder disfrutar así sea por poco tiempo. Muchas fotografías quedaron como recuerdos valiosos en su álbum ahora digital, hacia contacto con eso angelitos del pasado, Bárbara y Blanca no podían quedarse atrás, aunque el destino de Bárbara se encontraba en el país de España, pero gracias a las redes podían volver a conversar, siempre agradecida y leal con quienes la ayudaron en todo momento, a esas personas son a quienes más cerca se las debe de tener.
CAPITULO VII
CORAZÓN DE LUTO: Siempre serás mi héroe
Una enfermedad iba consumiendo de forma silenciosa la vida de Pablo, un mal llamado Parkinson, se trataba de un tipo de trastorno del movimiento que ocurre cuando las neuronas dejan de producir sustancias químicas vitales para el cerebro, los síntomas comenzaban a presentarse con una tembladera en las manos, siendo su principal herramienta de trabajo esto iba poco a poco dificultando más su labor de peluquero, aun así sentía propia esa gran responsabilidad de ser quien mantenga a sus clientes con un cabello arreglado, con trastorno o sin él, hacia lo posible para que eso no determine su capacidad de seguir trabajando, pero el tiempo es letal y no perdona, su tembladera iba aumentando progresivamente, un vaso era muy difícil de sostener, las tijeras bailaban mucho sin poder dejarlo concentrar, el susto más grande que llevó a tocar límite fue cuando de forma involuntaria al pasar la Gillette para darle ese acabado uniforme al cabello iría cortando a su cliente provocando un sangrado muy prominente, tal acontecimiento lo llevó a parar la mano y saber que necesitaba ayuda.
Sin dudarlo un segundo, María acudió al llamado de su padre, se prestó para ayudarlo en todo, desde alimentarlo y vestirlo, también de trabajar por el en la peluquería, era el momento de que Pablo descansara y ponga una pausa a su estilo de vida, quien más para estar a su lado que su hija querida, agradecida por todo su apoyo cuando más lo necesitaba. La enfermedad iba avanzando de forma más crítica, obligando a llevarse a su padre consigo a casa para atenderlo más de cerca porque los síntomas empeoraban con el tiempo, dicha enfermedad recorrió los oídos de toda la familia y un personaje haría su aparición en un momento menos imaginado. Aparecía el motivo del divorcio de Pablo con doña Rosario, un hijo que había procreado con otra mujer llegaba al enterarse que su padre estaba mal, era el hermanastro de María llamado Claudio, personaje que habría tenido un buen estirpe social gracias al trabajo continuo de su madre, empresario de renombre y residido en la región sierra del Ecuador, llegaba a cubrir con todos los gastos de hospitalización, sin importar lo costoso que sea el tratamiento internaban a Pablo.
Tal aparición llamó la atención de Joan, quien vio una oportunidad en tanta desgracia puesto que en la vida no le había ido muy bien que digamos, quizás era el castigo divino que caía sobre él por los errores cometidos del pasado, el hecho de que pese a tener el apoyo de su madre por decisiones equivocadas de su juventud no había terminado la universidad le cerraban muchas puertas ni tampoco lo dejaban conseguir trabajo, pese a tener casa propia los gastos eran aun cubiertos por doña Rosario, pese a haberle quitado dinero de la venta de la casa que le correspondía a su hermana no tenía nada, tantas condiciones que lo llevaron a intentar poner un pequeño negocio en su propia casa, un restaurante, una tienda, una parrillada, tantos proyectos en los que su factor común fue el fracasó.
Claudio viendo las necesidades de su padre quería ayudarlo pero por la distancia de su trabajo no podía estar presente en todo momento, es así que buscaba una persona idónea quien se haga cargo de Pablo y así poder enviarle dinero para cubrir esos gastos médicos, pese a que los cuidados estaban a cargo de María, con intereses personales Joan nuevamente se convertía en villano para interponerse ante esa ayuda, llevándose a su casa a Pablo arrebatándole de las manos a María, todo delante de doña Rosario quien no hacía más que ser testigo de los actos de su hijo y no decía nada.
María sin saber las razones ocultas de tan noble gesto, se extrañaba por qué a Joan de repente le nacía el amor por su padre, sabiendo que durante mucho tiempo ni se preocupaba por si estaba bien o de visitarlo y en contra de la voluntad de Pablo fue llevado a casa de doña Rosario.
Poco a poco fueron saliendo a la luz las intenciones personales de tal acto, Claudio donaba una furgoneta pequeña a la persona que estaba a cargo de Pablo, el obsequio era para sacarlo a pasear y así no pase encerrado, pero aprovechándose de sus artimañas Joan había logrado su objetivo. María solamente era testigo de cómo la ambición y la avaricia pueden influir en una persona llevándola a cometer actos que ante Dios están mal pero que ante la vida son permitidos con injusticia. Cuando les convenía, llevaban a Pablo a casa de María para que lo cuide porque estaba enfermo o simplemente no lo soportaban, María nunca se negaba porque era su padre y con amor siempre le abría sus puertas cada vez que podía, lo atendía con los cuidados, para Pablo era notoria la diferencia de saber dónde lo querían realmente y donde lo tenían por obligación; le cortaba el cabello, lo rasuraba, le cocinaba lo que él pedía, era consentido con frutas, golosinas y sus platillos favoritos, lo bañaba, y todas las historias que quería contar eran escuchadas con mucha atención por María o sus nietos, la calidez de hogar se sentía despampanante en ese pequeño lugar, a tanto llegaba la situación que cuando era el momento de irlo a ver para llevarlo a casa de doña Rosario, como cual niño con sus caprichos hacia berrinches para quedarse ahí, era su deseo más solicitado el vivir con su hija por lo que le resta de vida, pero a las fuerzas era llevado a esa casa, donde contaba que lo tenían encerrado en un cuarto oscuro, sin atención alguna y en algunas ocasiones las palabras de desprecio habrían sido escuchadas por las molestias que causaba.
Tal escena se repitió por muchas ocasiones, donde María no podía hacer nada, la ambición era un valor que predominaba en esta parte de la historia, ni la mala vida que llevaba era escarmiento para cambiar la forma de ser de Joan, llegando así un día muy trágico para María, su padre como era de costumbre llegaba nuevamente a su casa enfermo y descuidado, con el mismo amor de siempre era atendido, pero en esta ocasión las molestias y malestares eran mayores, fueron 2 días de extremo cuidado, aunque Pablo siempre conservaba su alegría y a cada momento agradecía a su hija pero no se sentía bien, en aquella madrugada del tercer día comenzaron los gritos de un dolor insoportable, algo no estaba bien en la salud de Pablo, María y los niños se levantaron asustados y con remedios y palabras de aliento intentaba calmar esos dolores pero en el ambiente se expresaba un dolor tan angustioso que decía que el tema era grave, con la ayuda de Edric lograron embarcarse en un taxi rumbo hacia el hospital más cercano con todas las esperanzas puestas en luchar en contra de un reloj de arena que estaba a punto de acabar, cada minuto que pasaba era crucial pero en esta ocasión el destino ya estaba escrito, al llegar al hospital no hubo mucho que se pueda hacer, el reloj de la vida se había detenido ese mismo día en aquel frío lugar, Pablo se despedía de este mundo hacia el descanso eterno que espera de todos nosotros; sin poder decir adiós por la agonía del dolor pero con la alegría y satisfacción de que sus últimos días hayan sido en casa de su querida hija, un consuelo que no apagaba ese dolor profundo y desgarrador, suceso que golpeó profundamente la vida de María, que aún no lo creía nunca esperó vivir la pérdida de su soporte tan indispensable, alguien en quien podía confiar y acudir en momentos de decepción, una tristeza que quedaría enterrada en el corazón de una hija, esa luz que iluminaba su vida quedaba apagada.
No había palabras que basten para agradecer todo lo que había hecho su padre, pese a la edad que tenía sin dudarlo siempre estuvo presente para darle su apoyo en todo momento, pero el ciclo de la vida es así, todo tiene un comienzo y un mismo final, como la sagrada escritura nos dice: del polvo venimos y en polvo nos convertiremos.
En el día del velorio de su padre, un acto simbólico creado por el hombre, María era testigo de ver como una desgracia era capaz de reunir a tantas personas, algunas que ni siquiera conocía, que asumían haberlo querido por el simple hecho de llevar el apellido, pero en vida todos brillaban por la ausencia, ni esperarse siquiera que tengan por lo menos una que otra visita, para ella eran actos de hipocresía, muchas personas llorando, otras hablando de lo que en vida fue, pero todo eran nada más que lagrimas con sentimientos inconsistentes, porque el afecto hacia las personas y más aún hacia la familia se demuestran con hechos mas no con palabras, hechos que van desde estar pendiente de esa persona, visitarlo de vez en cuando, atenderlo, una llamada, con esas acciones por lo menos se demuestra la importancia hacia una persona pero desde que María tiene uso de razón esas acciones sinceramente escaseaban.
Un ángel partía, el más preciado para una hija, con tristeza se iba rumbo al cielo, un viaje de regreso porque desde allá venía, para muchas personas los padres han sido tan fundamentales en la vida, sinónimo de carácter y de lucha, la persona que si se dañaba algo era quien lo arreglaba, quien dejaba a un lado sus miedos para salir al frente y darle la cara a los peligros que acechan, solo basta que un padre estuviera cerca para tener más tranquilidad, ese dolor que ninguna alegría del futuro podrá reemplazar porque empaña tu presente; pero te dejan esa gran responsabilidad de como hijos personalizar su carácter y replicarlo en tu forma de ser, para transformarte en ese hombro de apoyo y consuelo para su más leal compañera, la persona que se queda sin su compañero de vida y la única que puede vivir y entender tu dolor, quizás por fuera aparente ser muy fuerte pero por dentro está muy frágil porque los recuerdos y la ausencia debilitarán su fortaleza. Ese soporte eran sus hijos, quienes más que nunca se mantenían unidos con el fin de levantar de la tristeza a su mamá, un proceso que no tiene tiempo de duración definido, pero la compañía, el amor de familia y el desahogo de lágrimas se encargarán poco a poco de ir apaciguando esas turbias aguas.
Toda esta experiencia le dejaba una conclusión a María, algo que a cada momento repetía para que quede muy en claro, era un deseo propio de que el día que le tocara partir de este mundo, no quería un velorio ni rituales, no quería lágrimas de todas esas personas que la lastimaron, no quería el llanto de su familia ausente, lo único que pedía para su feliz descanso sería la presencia y compañía de sus hijos, su única familia, sería lo único que le daría paz en su descanso eterno.
Pasó el tiempo de regocijo, las tristezas poco a poco se iban asentando, la luz que alumbraba el letrero de aquella peluquería “Así es la vida cuñadito” quedaba apagada y en el pasado, la vida luego de una pausa retomaba su marcha, los problemas y desafíos se hacían presente, pero en la mente siempre latente el vivo recuerdo de su ángel; a pesar de que no era tan amiga de la tecnología, aprovechaba lo que sabía para postear muchas publicaciones en sus redes sociales que plasmen mensajes que representen el amor por su padre y su pasar por este mundo, montón de dedicatorias, canciones, imágenes, se convirtieron en pequeñas formas de dar homenaje a esa gran persona, época de grandes avances y cambios tecnológicos, pero los únicos avances que anhelaba, aunque sea en sueños, sería la creación de una máquina del tiempo que la lleve por momentos al pasado para darle más abrazos amorosos y le permitan aprovechar más a esa persona que hace mucha falta.
Silenciosamente pasaba el tiempo y sin darse cuenta llegaba la graduación de su hijo Edric, la vida le permitía a María estar presente en ese momento especial, ver a su primer hijo cumplir su sueño tan anhelado que el pasado había arrebatado, acompañada de Gaby y Grisel fueron rumbo al momento de gala, verlo triunfante de lejos en el podio, plasmaba una felicidad indescriptible, recuerdos que llenarían más su álbum de fotos y alegrías en su corazón, sin tenerlo en mente un regalo para ella estaba preparado, algo que Edric no le había contado pero que lo tenía muy guardado porque quería rebosar su pecho de alegría y recordarle cuan valiosa e importante fue en la vida de estos niños pese a todas las peripecias acontecidas, al momento de la entrega de títulos un silencio llenó la sala, por micrófono se hacía un llamado especial a la entrega de una condecoración otorgada a los mejores promedios de cada carrera, mientras se iban llamando a los demás sin imaginarlo el nombre de su hijo replicaba en esa sala, con lágrimas en sus ojos inundó su lugar pero esta vez eran lágrimas de felicidad, no podía creer la magnitud de tan hermoso regalo, frutos que de su sembrío le seguían dando, alegría que no podía callarla, tan feliz momento fue capturado en ese álbum y posteado en sus redes sociales donde con tanto orgullo publicaba a viva voz con frases de dedicatorias y mensajes de agradecimiento lo que la vida le estaba dando, todo se iba poniendo en una balanza de recompensas que iban equiparadas con el peso de todas sus tristezas, aunque por lejos no llegaba al equilibrio total pero el peso iba casa vez siendo menos.
Con el poco dinero que le quedaba le nació seguir apoyando a su hija, la mayor de todas, es así que poco a poco fue reuniendo para inscribir a Grisel en una academia de cocina, no le importaba la edad, sentía esa deuda de verla graduarse también a su hija y aunque tampoco era una universidad, por lo menos era lo más valioso que una madre le podría dejar, conocimientos que le darían herramientas para ayudar a combatir el presente.
Aunque la carrera demandaba un poco de inversión, ahorrando de a poco fue cumpliendo con todo lo exigido, hasta que se cumplió el tiempo proyectado de estudio, llegando el día de verla culminar la academia, le otorgaban un título conseguido con esfuerzo y muy humildemente que le serviría para sustentar y ejercer la profesión con un título que la abale. Se iba aliviando esa carga de su vida, se sentía cada vez más tranquila por estar sobrepasando sus deseos de ver a sus hijos todos profesionales.
Le tocó el turno ahora a Gaby, la tercera de sus hijas, aunque el camino con ella fue muy tormentoso y exigente porque la carrera demandaba muchos más gastos, pero Edric haciendo milagros se encargó de cubrirlos con el fin de darle esa tranquilidad a su madre, llegando así el día de incorporación tan anhelado, de los 3 fue la única que tuvo la dicha de cumplir el sueño de María de culminar una universidad, pero eso era lo de menos, lo que importaba era el poder verlos graduados cumpliendo su mayor deseo, con la compañía de Edric y María presenciaron esa ceremonia, que llenaba más ese álbum de fotos, completando así su odisea y cumpliendo su meta propuesta, repitiendo una peculiar frase que decía “ahora sí podré morir en paz”.
CAPITULO VIII
EL ULTIMO SUSPIRO: Lágrimas del alma
Infinidad de finales amargos yacen en los libros más aclamados de la historia, algunos inventados y otros verdaderos, pero muy pocos son los que nos cuentan finales felices, tan sutil característica de los más conmovedores relatos que se han publicado y cada lector lo ha atesorado como parte de su vida, totalmente identificados; pero estoy plenamente seguro de que en la memoria de cada letra empuñada que aquí se ha levantado, quedarán plasmados los más bellos recuerdos que una vida a su lado me deja.
Un comienzo se pintó de azul cielo y verde esperanza, donde una humilde mujer crecía con sueños e ilusiones de querer prosperar en la vida, formar su familia, construir su hogar, trabajar, crear su imperio, quizás viajar por el mundo, cada sueño sin hacerle daño a nadie con las más lindas intenciones, pero en cada paso que daba la vida le demostró lo difícil que puede ser, otorgándole cruces, pruebas, mucha responsabilidad sobre sus hombros que por momento la debilitaban pero siempre resurgía como ave fénix volviéndola más fuerte.
Esta parte de su historia -esta triste parte- la llamaría como: Un resplandor que se oscurece en el firmamento.
Un acontecimiento inesperado azotaba el mundo, la aparición de una plaga que en forma de virus se iba propagando por cada país; quizás creada por el mismo hombre como creación de tantas armas o sencillamente fue desarrollada por la furia de la madre naturaleza ante tantos desastres que el humano mismo ha generado; dieron como resultado la caída de los imperios más grandes, la agonía de las economías más estables, ningún país se salvaba de las consecuencias de tal propagación, ni que decir de un pequeño país como el nuestro, Ecuador.
Durante el azote de este fenómeno mundial caía una enfermedad sobre María, que aunque no se sabía a ciencia cierta lo que era, la tendría postrada en cama durante muchos días. El sistema de salud estaba colapsado y la escasez de medicinas era crítica, no había doctor que la ayude, lo único que quedaba era resguardarse en casa porque el peor enemigo yacía afuera en las calles, protegiendo su hogar con el poder de la oración dejando toda su salud en manos de nuestro padre celestial.
Pasaron alrededor de 15 días de estar en cama luchando contra un enemigo invisible, los remedios caseros y el cuidado de sus hijos se convertían en sus únicas armas de batalla; es así que mientras descansaba se presentaba un suceso al que ella definió como su testimonio de vida. Durante una larga noche de reposo sin saber si era un sueño o fue real, un ángel a María visitaba, se decía llamar el ángel de la muerte, quién tenía un mensaje a viva voz para María de que su momento había llegado pero que una luz desde el cielo seguía peleando por ella para su permanencia en este mundo; explicándole que no era su culpa a merecer tan cruel destino sino que la presencia de este ángel en el mundo se daba porque como seres humanos se ha perdido el verdadero concepto de la palabra de Dios, el ser humano se había hecho materialista, aferrados a las cosas mundanas y muy egoístas, dejando claro que todos tenemos que volver a las rediles del padre para buscar la salvación verdadera y aquel mal acabaría a medida de que Dios sienta el cambio en la humanidad, esta visita inesperada sería considerada su última batalla, pero en esta ocasión no era más que una prueba de fe.
Fueron noches de mucha angustia y dolor para sus hijos, quienes mantenían la fe viva de que María se recupere, la oración fue su mejor aliado durante esas largas noches de no poder conciliar el sueño, porque ese mal se expresaba rasgando sus huesos, una quemazón en el pecho que como volcán estaba a punto de erupción, tantas noches de reflexión que la hacían pensar del porque era ella la escogida si siempre estuvo apegada a los mandatos del señor; pero los designios de nuestro padre son leyes en las que el ser humano no puede cambiar ni juzgar, sino sólo aceptar. Algo muy especial enternecía los ánimos de María, sus mascotas a quienes consideraba también sus hijos la acompañaban en todas sus noches de descanso, con sus miradas expresivas le daban ánimo para que se recupere, a la hora de dormir se acostaban en su cama para resguardarla y en cada amanecer con el movimiento de sus colas seguían animándola.
Pero el destino ya estaba escrito en el libro de vida de esta familia, es así que una fatídica noche del séptimo día del mes de abril, la batalla más difícil en la vida de una persona muy valiosa llegaba a su fin, mujer que nunca se cansó de luchar contra la marea y contra todas las adversidades que se le pusieron encima, sus ojos se cerraban por el peso de sus pupilas, su sonrisa iba apagando poco a poco su brillo, su corazón ferviente iba deteniendo lentamente sus latidos y extinguiendo su calor, la luz que iluminaba ese pequeño cuarto de alquiler se iba apagando, la noche se iba tornando más oscura y fría; esta pérdida generaba un inmenso dolor que ardía cual fuego incandescente consumiendo las vanas alegrías de todos sus hijos, las lágrimas eran inevitables, sin importar virus alguno sosteniendo su mano le pedían de favor que despertara del sueño en el que parecía estar, que abriera sus ojos para que siga iluminando ese cuarto porque aún tenía muchas alegrías que dar, con aullidos a la noche sus mascotas clamaban que se levante para que pudiera darles una última vuelta por su barrio, pero ya su frío cuerpo no reaccionaba, su luz se había apagado por completo.
Dios pedía a su ángel de regreso, porque estoy más que seguro que del cielo ella vino, quizás aun sin entender las razones del porque fue ella la escogida, pero su testimonio de vida fue muy claro, su último mensaje que deja como herencia para toda la familia, si bien es cierto no tenía bienes materiales, tampoco dejaba casas, terrenos, carros, riquezas materiales que por lo general las familias suelen pelear por eso, aquella mujer dejaba mucho más, algo que no se puede ver ni palpar, algo que perdura hasta la eternidad porque está inmersa en la mente y corazón de cada uno, se fue dejando unos cimientos sólidos y consistentes de la verdadera EDUCACION sobre sus hijos que quedarán para toda una generación venidera, dejó conceptos de valores claros y perceptibles sobre HUMILDAD, ser agradecido con lo poco que tenemos porque ya estar vivos es una bendición, así no haya que comer o toque dormir en el piso siempre debemos dar las gracias por todo; el concepto de PERDÓN, aunque tu prójimo, tu familia, tus propios padres o hermanos te traten mal siempre habrá una segunda oportunidad para demostrarles como tienen que ser las personas, darse la mano en todo momento porque el tenerlo “todo” no nos hace ser nada; valores de AMOR y RESPETO, y lo que más influyó en su vida, el ESFUERZO, porque aunque en la vida todo parezca perdido, mientras hagas bien las cosas siempre te irá dando esas recompensas en los momentos más necesitados, cosas que tienen un valor más significativo y que se atesora en nuestros corazones, algo que te acompañara y guiará por el resto de tu vida sobre cuál es el camino correcto que debemos seguir.
Tengo la certeza que se reencontró con su amado padre y sus seres queridos, desde arriba del cielo se encargará de continuar con esas batallas pero ahora con la misión de velar por sus hijos, aunque no niego que el dolor será incesable, con el alma en las manos me tocó reflejar el dolor más grande que puede existir en la vida de un hijo, ver partir a quien se había convertido en su otra mitad, la persona fundamental en mi vida, quien en ausencia de un padre se partió en dos para poder tapar ese vacío y convertirse en madre y padre a la vez; algo que sinceramente nunca esperé que me tocara vivir; durante mi corta instancia en este mundo he sido fiel testigo de muchas personas que han pasado por esta misma situación, experiencias de las cuales me ha tocado interpretar que por más palabras de consuelo que la gente intente ofrecer, nadie más que uno mismo puede comprender la magnitud de ese dolor que te oprime el corazón y ata un nudo en tu garganta que no te deja respirar, muchas personas recurren a expresar ese dolor arrojando cosas al piso para reflejar que quien ordenaba su vida se había ido, otros lo desahogan encerrándose en su cuarto ocultándose del mundo y con sus propias lágrimas inundar su habitación, otros construyen a su alrededor un escudo con ladrillos de su dolor para prohibir el paso del amor y de alegrías futuras porque su mayor alegría ya no está consigo, si bien es cierto no somos eternos pero nadie está preparado para vivir tan pronto una pérdida que no es más que una prueba que te define y cambia tu vida, donde toca asumir e interpretar el mensaje que tanto dolor trae consigo.
La vida tiene un ciclo, bastantes personas nacen y mueren, un ciclo que se repite manteniendo un equilibrio de población, está escrito en la biblia que los humanos serán el fin de su propio mundo, de por si la humanidad con actos que no tienen perdón de nadie ya han cosechado su perdición, pero tales consecuencias también van afectando a inocentes y extraños; lo que tanto pedía se cumplió, por motivo de esta pandemia nadie podía salir de casa y los velorios estaban prohibidos, así que únicamente en compañía de sus hijos fue su última despedida.
Como hijo siempre soñé contemplar a mi madre con todos los efectos que el tiempo causa en nuestro cuerpo, viejita, con arrugas en su rostro, con su blanca cabellera cuidando y aconsejando a sus nietos con sus palabras de sabiduría, dejando ese gran ejemplo de hijo ante la sociedad; responsablemente honrando a su madre acompañándola hasta el último momento de su vida, pero los sueños no siempre se cumplen a nuestra conveniencia, la vida no me permitió cumplir con mis sueños quedando así todos esos momentos solamente en mi imaginación.
Cada que llegaba del trabajo si tenía un día pesado, lo único que me lograba devolver los ánimos era abrir esa puerta y ver a mi madre en casa, esa satisfacción que lograba al probar sus dulces postres y platillos se quedarán sólo en el recuerdo de mis papilas gustativas, esa felicidad que me daba el poder abrazarla de espaldas y besar su samba cabellera para contemplar su dulce aroma sólo quedará en mis recuerdos; siempre que las deudas me derrotaban y sentía que no podía más, el sólo oír su nombre era la motivación y las fuerzas necesarias para seguir luchando; hoy ya no está presente físicamente, más su alma habitará por siempre en mí; me queda esa deuda pendiente de no haberle podido regalar lo que tanto la vida le negó -su propia casa- , algo que siempre se luchó pero por cuestiones de la vida no sucedió; pero Dios me dio la oportunidad de en vida poder honrarla y en este día con todas las escrituras legales y toda la documentación, le entregó las llaves de su nueva casa -Mi Corazón-.
Debo confesar que no he sido fanático del hermoso e incomprendido arte de leer libros, nunca imaginé estar sentado transcribiendo lo que dicen mis pensamientos en una hoja en blanco, pero inspirado en un amor verdadero me sumergí en este reto de plasmar la historia de superación y lucha de una mujer, cambié parte de mis lágrimas por letras con el fin de compartir ese hermoso mensaje que nos deja honrar y valorar a nuestros padres hasta el final de sus días, te dejo esa gran oportunidad, ¡Que satisfacción¡ tan grata y placentera deja haber aprovechado esos momentos en vida porque hoy estamos pero mañana no sabemos.
Honrar a los padres significa amarlos, respetarlos, teniendo cuidado de no causarles dolor y ser agradecidos por todo el amor que nos han dado. En el concepto del mandamiento se inserta la palabra «honor», en lugar de la del amor o el temor, aunque los padres deben ser fuertemente amados y temidos. ¡Quién no ama siempre respeta y obedece, y los que temen no siempre quieren¡
En cambio, cuando honramos a alguien, lo amamos y lo respetamos.
Este trabajo es mi más sincero homenaje para una madre que con valores demostró que se merecía mucho más que el mundo entero por eso hoy está en el cielo, ahora entiendo que todos esos ángeles que aparecían en los momentos más necesitados para abrirle puertas en la tierra eran sus propios compañeros que la cuidaban hasta poder reencontrarse con ella en aquel lugar al que todos ansiamos llegar. El cielo.
«Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean prolongados en la tierra que el señor tu Dios te da», Éxodo 20 vs 12.
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