Trampas de la existencia

Trampas de la existencia

Germayed

25/05/2020

    Fíjense, palabras vienen y van, verdades a medias corren a polvorín entre calles desiertas, la percepción del tiempo es irrelevante, día a día, la muchedumbre construye su mundo a expensas de acciones ajenas. Espíritus solitarios, débiles, no soportan pensar sobre sí mismos, el sentido a sus vidas está en los demás, están ocupados pensado en lo ajeno que apenas pellizcan su propio ser. Enemigos del espejo, pues huyen despavoridos del reflejo propio. A violencia reaccionan ante estímulos que les obligan a confrontarse. Pugnan su entender hasta vencer, pero ciertamente, la victoria es espejismo en medio de otredades parecidas. Luchan por extirpar aquellos que les corroe y atemoriza; la autoconciencia devela los horrores de los demás en lo intrínseco del ser en sí.

     La vida del hombre es contínua y constante huida; de sí mismos, del sufrimiento y de la muerte. Es curiosa la función de la imaginación en los solitarios, recrean en sus mentes entelequias y mundos ficticios a escala de sus deseos y anhelos; la imaginación es quizá potente capacidad mental para adaptarse a las confusas formas del sentido caótico existencial. La imaginación peregrina por senderos obscuros iluminados por chispas de conciencia. La sustancia de lo imaginado acaece de fuentes diversas. La mente abstrae información empírica, el cerebro procesa datos y los acopla para emplearlos en situaciones de emergencia o arrojarlos al mundo a manera de impulsos; la retención de impulsos induce a la mente a crear dimensiones paralelas en que el yo es el protagonista principal de lo imaginado. El yo busca prevalecer en cualquier momento y escenario, da igual si es fuera o dentro, construye propagandas y campañas alusivas, pues, el deseo de mostrarse es el motor de vida; sin esa energía, garante del furor vital, los espíritus débiles amordazan al vecino e imponen normas sacadas de esa reprensión de deseos que mientras no sean satisfechas, no habrá paz entre los vivos.

     Verdades o no, el atasco de anhelos ralentiza el progreso anímico, pues la experiencia nos muestra una y otra vez lo inverosímil de esos fantoches inventores de términos absurdos cuales son motivo de búsquedas infructuosas. La felicidad, trampa de la existencia, es una de las tantas maneras de engaño de la imaginación. Buscan lo perecedero y eterno ¿Qué perdura y no perece en este mundo condenado a disgregación constante? Carcajadas tristes truenan en mí al escuchar por ahí el discurso agotado de felicidad, la muchedumbre lo asocia con suntuosas carrosas, mansiones de verdes pastos, atuendos caros y parejas jurándose amor eterno; caprichos finitos e ilusiones fantásticas, pues el que imagina materia como contenido de sus creaciones mentales son los ingenuos, frustrados, mártires de sus propias mentiras. 

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