Abecés me sentía un poco molesta, o sentía que de alguna forma me molestaba lo que me decía, ella solía decir cosas que hacían que me ponga enojada y a veces muy contenta, sin embargo ese día solo sentía enojo.

Capitulo 0

-¡Que, estúpido! -Le dije, pero no tuve el valor de decírselo a la cara, así que solo mire hacia un lado y lo dije disimuladamente, no me molesta que me cuente estas cosas, es solo que me hace sentir como si yo fue una mala persona y que tenía que aprender de sus tontos personajes cuya vida mejoraba al aprender la lección de sus cuentos que solía contar. Aquel día en el patio de la casa tomábamos te como siempre, y ella compartía uno de las muchas historias que había escuchado, muchas veces creo que algunas son inventadas, pero ella insiste que son reales.

-No lo es…. Dicen que realmente paso. Como les decía, siempre firme en la veracidad de su cuento que acaba de contar.

-Hmm…Tú crees todas las cosas que te dicen, no me extraña que te hayan engañado. Quería seguir molestándola, y es que me gusta verla enojada, no sé qué es lo que me agrada de ella, pero siento que de algún modo, la necesito…-Tú fuiste la que saco el tema, si quieres no te digo nada.

De alguna manera, necesito de ella, me siento feliz de que este a mi lado, por cierto, la razón por la cual ella me cuenta una nueva historia es porque… -¿continuo?…

–está bien, continua.

Como les decía la razón es porque… porque, “yo estoy muerta.”

-Dicen que los dos hermanos eran inseparables, el cómo hermano mayor solía cuidar de ella, su familia no tenía dinero para pagar la colegiatura, así que no fueron a la escuela, solían andar en los basureros de la ciudad, buscando algún objeto de valor para vender y ganar un poco de dinero, para dárselo a su madre.

-Tratas de decir ¿que soy peor que esa familia pobre? –No…, claro que no. –a dónde quieres llegar con esta historia, -Déjame continuar luego las preguntas, si… -como quieras, pero aún no me has dicho a que se dedicaba su padre, ¿qué es lo que él hacía?

-Su padre… falleció cuando Ella apenas nació… -¿Dices que solo eran los tres en su familia?

-…Si…

-y ¿a qué se dedicaba su mamá?, -ella, solo hacia algunos trabajos casuales para ganar dinero y poder llevar la comida a su casa. –Hmm… sabes, empieza a molestarme esa historia, cual es el punto de todo esto, que tiene que ver conmigo, ¿quieres que les de dinero o algo así?

–claro que no, aunque me hubiera gustado, pero eso ya no es posible.

-¿Por qué?

-Por qué sucedió hace mucho tiempo, unos 5 años creo.

-¿Y que tengo que ver yo en eso?… ¿en que me beneficia saber eso?

-Tus ojos, es la razón por las cual te cuento, todo eso.

-eso, ya no importa, ya te dije… que estoy muerta.

–deja de decir eso, uno no muere por perder la vista, además el doctor dijo que pronto encontraran un donador y volverás a ver. –si claro, eso a dicho desde hace 11 años. –pero no te alejes del tema – estira la mano tocando con las yemas del dedo la superficie de la mesa hasta alcanzar suavemente la aza de la taza y cuidadosamente se lo lleva a los labios.

-y que paso luego… ¿la familia pobre gano la lotería?.. ¿Se volvieron rico algo así? –pregunta tras bocados de te

–No…

-y cuál es el milagro? -¿Milagro? –Tu tratas de animarme con estas historias que sueles contarme, como siempre lo has hecho, seguro que me dirás que la familia tuvo un milagro y que tenga fe, que también me podría suceder ¿o no?

-Su madre murió.

-Enfermo y los he -¡Basta! No sigas, esa historia no me agrada. –Lo siento…-ella sentía que todo el mundo estaba en contra de ella, y Fio quien solía contarle historias que había escuchado, alimentaban y engrandecía la carga y la culpa de Mío.

-Esa joven que ven dibujada en su mente, con el vestido fino y con las perlas que cuelgan de su delgado cuello, deslumbran en mi pálida piel. En mi delgada muñeca descansa un hermoso brazalete de plata, esa jovencita soy. La típica chica rica que todo lo puede tener, sin embargo mis ojos no tienen luz.

Cuando tenía 7 años, mi familia y yo estábamos en el coche de regreso a casa después de visitar una feria, en un pueblo cerca de la ciudad, no recuerdo mucho de ese día, pero ese día es el más importante para mí, ya que ese día yo moriría y mis padres también. Sé que es cruel que diga que ellos murieron pero así lo siento al no poder verlos. Lo que más me duele es que poco a poco voy olvidando el rostro de mis padres.

Recuerdo bien a mamá, pero olvido el rostro de papá, mis recuerdos cada vez están más distantes, me es difícil recordar con claridad, mis recuerdos se están difuminando. De aquel día en el coche, regresábamos de aquella feria, papá conducía, como todos los domingos, aquel día no sería más que un día como cualquier otro. No recuerdo bien a papá, pero recuerdo a mama sonreír, sonreía, podía verla sonreír…

Solía hacerme gestos por el espejo retrovisor, yo observaba con una sonrisa de gratitud exagerada, no recuerdo muy bien a papa, solo puedo escuchar su voz, preguntándome si me divertí. No recuerdo si él sonreía… Durante todo el recorrido, solo pude ver la espalda ancha de papá delante de mí, pero jamás mostro una sonrisa aquella tarde.

¿Por qué no recuerdo bien a papa…? porque tuve que perder la vista ese día, ahora cada cumpleaños tengo que recordar esa tragedia porque tal parece que el cielo me dio el peor regalo de mi vida.

-¡Hey! Aun estas ahí? – la vida es una mierda, un día te da todo y al otro día te lo quita todo.

-¡Señorita!, ¿está ahí? ¡Señorita! ¡Señorita! – ¡deja de gritar! Y deja de decirme señorita, sabes que no me gusta que me llamen así, ¿dime que quieres? –pues que no ha escuchado toda la historia. –no quiero oírla, seguro que todos mueren ¿o no? –No… -¿Cómo de que no? Dijiste que sus padre murieron, obviamente sus hijos también, además como podrían vivir solos en la calle, solo dime el final quieres, tengo que ir con el doctor hoy también.

-Pues ellos vivieron felices para siempre. – ¿cómo que felices? explícate –dicen, que el día que su madre murió, los hermanos estaban en casa llorando su muerte, asustados y confundidos, cuando de pronto un ángel apareció en medio de la habitación donde estaban y les dio una cajita. –¿Una cajita? –Sí, podía cumplir cualquier deseo, y desde aquel día no se supo nada de ellos jamás. –que te hace pensar ¿que fueron felices? – muchos testigos y vecinos contaron que ese día vieron una fuerte luz que salía de su casa y que los huyeron reírse de felicidad a los dos hermanos, que al apagarse la luz la casa quedo en silencio y nadie los han visto otra vez.

–Y dime que se supone que haga, ahora que se esa historia. –¿Por qué no busca la caja? Dicen que cumple cualquier deseo, podría sanar sus ojos. – ¡Que!, Que tonta, como crees que eso exista, debes estar bromeando, -pues a mí me dijeron que si existe, además nada pierdes con buscarla ¿o sí? –¡Haa!… a veces olvido que eres tu… vamos que tengo que alistarme para ir al doctor, -me dijeron que la última vez que se vio fue muy cerca de aquí, además dicen que no sale de esta ciudad.

-Me levantaba de la silla cuando soltó esa última palabra, por un momento quise creer que aquella caja existe, acaso ¿estaba tan desesperada?, no quiero ser ingenua pero en verdad me gustaría creer que algo así exista.

-Deja de decir tonterías y vamos que me llego tarde a la visita. –Me puse de pie y cogí el bastón que por cierto la punta estaba tallado manualmente y bañado de oro, para que vean que así de rica era, aunque hubiera sido mejor echo de oro solido pero, me dijeron que correría riesgo de ser asaltada –Señorita, ¿lo buscara?, y si no quiere al menos piénselo. –Sin embargo Fio No dejaría de molestarme con eso durante todo el día –claro que no, ya te dije que algo así no existe. Abecés pienso ¿por qué a ella le es tan fácil creer en esas cosas?, me pregunto cómo es que ella ve el mundo. ¿Una caja que cumple cualquier deseo? Debe ser una broma.

-Señorita, su transporte está listo –durante una hora y media Fio ha estado sentada a mi lado a veces dándome masajes y otras veces persuadiéndole que busque la dicha caja, durante todo ese tiempo he estado sentada en la sala, a la espera del carro que me llevara de visita al doctor, ya he perdido las esperanzas que algún día volveré a ver y mis nervios comienzan a empeorar y Fio no ha dejado de moverme y molestarme con la caja. –Señorita, vamos di que buscara la caja, ¿no quiere volver a ver? –cuando me suele hacer preguntas así, siento que me duele un poco el pecho, a veces pienso que es mejor así, a veces pienso que algo malo sucederá cuando vuelva a ver, tal vez, solo tal vez…Tengo miedo.

-Tenga cuidado con las escaleras señorita –Deja de llamarme así… -No quiero, es normal que la llame si, además me justa ese nombre –Que no es normal, no eres mi empleada, deja de vestir así, de seguro hoy también traes vistiendo esa prenda. Ven acércate que quiero saber -¿Quiere que me acerque? –Si… -Su pálida mano se eleva y alcanza a Fio, y suavemente pasa por sus partes del cuerpo, cadera, y lentamente sube a sus pecho y ágilmente suben a sus mejillas… -¡Hay! –Fio deja salir un sonido pervertido, que pone nervioso al mayordomo que estaba en la entrada de la casa observando dicha escena. –Mío. -E-eres una pervertida -mientras inclina su cuerpo hacia atrás –¡¿Qué?! Claro que no, solo quería saber que estabas puesto. –su rostro se enrojece y se pone nerviosa, Fío dibuja una sonrisa en su rostro –Está bien, como diga la señorita. –Se acerca y coge la mano de su ama, y suavemente lo pone en medio de sus pechos –Ahí lo tienes, ¿Satisfecha? –Pregunta –Q-que, Que crees que haces. –Rápidamente Mío saca las manos de cierto lugar aún más nerviosa y avergonzada. El mayordomo y ahora la sirvienta que se había unido al escuchar el escándalo, sueltan una pequeña sonrisa al verlas en una pequeña escena de amor.

-Suelo recordar el olor al perfume de papá que está impregnado en todo el coche, y suavemente puedo notar el olor de mamá, al no poder ver nada solo puedo guiarme con el sonido, tacto y el olor, ahora mismo siento como el coche enciende y se pone en marcha. Me pongo más nerviosa saber que nos acercamos al destino, siento que me duele el pecho, tengo miedo. Aunque sé que el doctor no cambiara el diagnóstico y que aún no hay donantes, sé muy bien que me espera, pero aun así siento dolor en el pecho y no dejo de ponerme nerviosa, seguramente lo que temo es encontrarme con él otra vez. Me gustaría que mi padre me acompañara pero debido a mí accidente y perder la vista mis padres se separaron y ahora solo los veo algunas veces. Ya han pasado 10 años.

-Ya llegamos Señorita Mío, le informa el mayordomo.

-¿Señorita se encuentra bien? –Fio nota que Mío se encuentra más nerviosas y sus manos han empezado a enfriase y están temblando, le coge la mano y le susurra en el oído –Todo está bien señorita, yo la protegeré. – Mío apretar ligeramente la mano y con la mirada fija al frente sonríe.

-Este olor me da miedo, el olor a hospital me da mucho miedo, siento que mi cuerpo se estremece, ¿Por qué será?

-Mío, baja del carro e ingresa al hospital y se sienta en la sala de espera mientras Fio avisa al doctor que su paciente ha venido a su cita del mes.

-Fio el doctor dice que puedes pasar. –La coge de la mano y caminan juntas por el pasillo. –Se preguntan, ¿por qué Una chica rica como yo va a un hospital? Por qué no mejor con un especialista, pues es culpa de mis padres, mi padre es muy sobreprotector y aunque mis padres se han separado, él no ha cambiado en ese aspecto. Tengo mucho dinero, pero eso no quiere decir que pueda hacer lo que yo quiera, aunque solo me falta dos años para eso. Cuando eso suceda. –Ya llegamos, Puedes entrar Señorita. –Yo, dejare la casa y cambiare mi destino, aunque me cueste todo lo que yo tengo, ahora mismo me gustaría hacer todo eso, ver otras opciones, pero la razón es que. –Pase. Por favor… -el doctor atiende al escuchar el golpe en la puerta. –la razón es que… -¡Buenas tarde Padre! –El doctor es mi padre…

-sentada frente a su padre, pero el solo le da la espalda, sin boletar y sin verla, le pregunta de su salud, y de cómo está viviendo. Ella con la cabeza agachada contesta a sus preguntas, cuantas más preguntas le hace, ella más coraje junta, se ve claramente como junta enojó y cada vez más fuerte muerde su labio frustrado. –Padre, ¿porque me trata así? –A que te refieres, él contesta muy serio, mientras sigue escribiendo sus informes con el bolígrafo. – ¿Cuándo volverá a casa? –No lose, tengo mucho trabajo y no puedo ir, sin antes terminarlo. –siempre es lo mismo, cada visita al consultorio de papá termina de esta manera, el ni siquiera me mira, y meda mis resultados en una hoja de papel escrito y me dice que aún no hay resultados, su voz siempre está detrás de él y habla seriamente. –Ya no aguanto más, quiero decírselo, quiero hacerlo.

-Padre… -se pone de pie y empuña las manos sosteniendo el vestido, en su mente se dice así misma que puede hacerlo. -¡Padre! Pega un pequeño grito para que le preste atención y deje de hablar de posibilidades. – ¿Se te ofrece algo? – Inclina la cabeza y lo deja salir –Me iré de casa… -Luego de unos minutos Mío sale de la habitación muy enojada con lágrimas en los ojos, y cierra la puerta algo enojada, solo no golpea la puerta por respeto, y encamina el pacillo. – ¡Señorita!… ¿está bien? –Fio se la alcanza, después de despertar al escuchar cerrarse la puerta. – ¿Qué fue lo que sucedió señorita? –No sucedió nada, responde mientras se limpia los ojos y se detiene a suspirar. –¡Nos vamos!

-siempre ha sido lo mismo, mi padre me regaño cuando le dije eso, me regaño de manera cruel, no pude aguantarlo y me fui de ese lugar, ahora mismo estoy de camino a casa, otra vez a espera un mes más, ¿estaré de esta manera para siempre? –Se, ¿encuentra bien señorita? –a veces ignoro todo mi entorno, suele suceder cuando estoy enojada y frustrada, en aquella tarde estaba muy enojada.

_Nicolás. –Dígame señorita. – Tome otra ruta por favor, que estoy cansada de ese camino. –Sí, Señorita. – Estoy cansada de ese olor a frio que despende la playa que solemos pasar al volver a casa. –Fio solo observa como es ignorada y dibuja una pequeña sonrisa al escuchar lo que sugirió.

-la ruta cambia y ahora están pasando un lugar que inmediatamente llama la atención de Mío. –¿Qué, es ese olor? –Disculpe señorita, la otra ruta alterna estaba bloqueada así que estamos pasando por un barrio, está un poco abandonada pero no se preocupe que ya saldremos en breve de aquí. –el ruido era más intenso que las otras rutas que solía tomar, pero lo que me llamaba la atención no era por ser un barrio pobre, fue. –No me refiero a eso Nicolás, es ese olor… – Ha… Se refiere al olor del humo, verdad señorita, Fio se incorpora a la conversación. –Sí, eso mismo. –Es incienso señorita – ¿Incienso? –si es para las iglesias, lo que sucede es que hay un grupo de niños que están entregando algo y tiene incienso en las manos. –Ya veo, el olor es muy fuerte –El carro de detiene de a poco. –Por qué nos detenemos? –Hay un grupo de hombres pasando la autopista señorita, responde Nicolás el mayordomo.

_! Pide un milagro! –una voz se acerca por el lado de Fio, y toca la ventana del carro. – ¿Quién es? –Es uno de los muchachos que están repartiendo esas cosas. –Ábrele veamos qué es lo que quiere. –la ventana se abre. –Dime muchacho, ¿qué es lo que vendes? –Fio le pregunta, y mío solo se dedica a escuchar con la mirada de frente y ligeramente hacia abajo.

_No vendo nada señorita, es solo que estoy ofreciéndote la palabra de dios, él es grande y está pendiente de todos sus hijos y si le rezas y obras en su nombre, él te dará un milagro. – ¡Ju- Ju! Fio asienta la cabeza mientras el muchacho habla y le enseña la palabra de dios.

– Y Mío, solo Cierra los ojos en señal de molesta y levanta ligeramente la cabeza

-Y, ¿qué es eso que traes en la mano? –es un folleto que habla acerca del reino de dios. –Y ¿eso si lo vendes? –SI, es para los niños pobres, que han perdido a sus padres, y viven en la iglesia. –Le comprare uno. –Gracias señorita, el muchacho da las gracias a Fio, y con una sonrisa se dirige a Mío. –Disculpe, ¿no se le ofrece uno? -Inmediatamente al escuchar eso Fio y Nicolás giran un poco la cabeza y con el rabillo de los ojos observan a Mío, que esta con los ojos serrados aun.

– Lo siento muchacho ahora ella… -el muchacho al ser ignorado no se rinde y suelta una palabra que rompería el cristal que los separaba a ambos. – ¿No quiere volver a ver? –Nicolás y Fio, pasan saliva, Fio agacha la cabeza y cierra los ojos.

–Crees que rezando volveré a ver? –pregunta mientras abre los ojos sin voltear la mirada pregunta desafiante.

-La bondad de Dios es muy grande, seguro que usted podrá ver. –Dices que si compro ese folleto y pido el milagro se cumplirá. –No funciona así, es algo más que eso, tienes que creer en él, y formar parte de su rebaño. – ¿Su rebaño?, Dices que me mescle con esa gente de afuera… – No debería tratarnos así, solo porque somos pobres. – Y ¿por qué no le piden dinero a su dios? Por qué se conforman con lo que tienen, si su dios es tan grande de seguro les dará lo que piden, ¿O, no? –el vela por nosotros, es gracias a ello que tenemos que comer y donde vivir, muchos de nosotros no tiene padres y terminamos en las calles y gracias a él, tenemos un hogar. –el muchacho se defiende de sus hirientes comentarios de Mío. –Mira muchacho, si yo quisiera les daría todo mi dinero e incluso a mis padres, si tanto crees en tu dios.

¡Dile que lo cambio todo lo que tengo por un milagro!

-Dijo esas palabras Enojada y en voz alta para que lo escuchara claramente, mientras le lanzaba unos cuantos billetes al pecho del muchacho, Mío, alzo la voz enojada, y cerró los ojos. –Nicolás avanza. –y el coche le alejo lentamente. –El coche solo siguió su curso en silencio nadie más hablo en todo el trayecto y fio en silencio cerro la ventana del carro, en el transcurso como si de magia se tratara empezó a llover. El sonido de gotas golpeando la luna, los acompaño hasta la casa.

-La tarde en aquella casa eran apagadas e insonoras, al ser la casa tan grande había mucho silencio. Ahí en su gran habitación sentada en su cómoda silla de cuatro patas echa especialmente para ella, con la mirada al frente sin decir ninguna palabra, quieta semejante a una muñeca, solía pasar sus tardes nuestra pequeña señorita, quien hoy cumplía 16 años de edad. Desde fuera en silencio Fio escuchaba y observaba a Mío, de cómo el ocaso dibujaba una sombra igual una obra de arte se reflejaba.

-¿Por qué no lloras? –Fio, pregunta, suele ser así de despistada si ni siquiera siente el ambiente que rodea a Mío. sabía que en muy en el fondo ella se sentía mal por haber dicho todas esas cosas a aquel muchacho, pero ya era tarde para poder cambiarlo, así que guardo sus comentarios y trato de consolarla. –Que dices Fio… ¿Que llore? – Fio al acercarse lentamente a ella, ve como limpia sus mejillas, y la entristece un poco, al darse cuenta que estaba dolida por lo que hoy había pasado.

– Sabes señorita, no se sienta mal, seguro que hoy solo fue un mal día, ya vera que mañana todo mejorara.- trata de mejorarle el ánimo –Se acerca por detrás de Mío, y la abraza. –Sabes que siempre estaré a tu lado, susurra en su oído derecho, pegando su mejilla y frotándolo con el suyo. Y Mío, responde de la misma manera. –En verdad sería capaz de dar todo por su milagro? –Fio se levanta y recorre sus manos hasta llegar a sus pequeños hombros descubiertos. –Sabes que no creo en esas cosas Fio… -…Pero si fuera posible… ¿Lo aria? – Pregunta Otra vez – En cuando ocurra lo sabrás… -Responde.

-Y así nuestro día con ella ha terminado, el sol se ocultó finalmente, y los faroles se encendieron, Mío y Fio, se acostaron en la cama para descansar. Los ojos de Mío perdían fuerza y fueron vencidos por el sueño pero sin antes escuchar la voz Fio. –Siempre estaré a tu lado…

En su sueño…

-una suave voz empezó a tomar sentido después de escuchar balbuceos, se podía oírla llorar, parecía que ya no tenía fuerza en la voz, sin embargo no se podía ver nada, todo estaba rodeado en una completa oscuridad, era normal para ella estar en ese ambiente rodeada de soledad. – ¿Quién es? ¿Estoy soñando? –el llanto no deja de sonar, se puede escuchar gotas golpeado en el agua, al parecer había mucha agua en la base de toda esa oscuridad.- de repente – ¿Por qué lloras? –una voz tosca sale de lo más profundo que envuelve todo el lugar. – Por qué lloras? –Vuelve a preguntar, el llanto no parece detenerse, puedo notar que es una niña debido al tono de su voz. – Tengo miedo. –Contesta, y continúa llorando. – ¿A que le temes? -La tosca voz, curioso y desafiante pregunta.

“…” –sin respuesta

-¿A que le temes? – se puede escuchar un resoplido proveniente de aquella vos tosca y desafiante.

…(Gemidos)

–A-a la oscuridad… – Contesta tartamudeando -¿Temes a la oscuridad?

–…Si…

-Si temes a la oscuridad, ¿dejaras de llorar si te doy luz? – … – Sin respuesta.

-La niña continúa llorando y se puede escuchar como algunas gotas golpean una superficie de agua. Entonces, algo empezó a suceder, un punto, que fue tomando forma, cada vez más grande, fue contorneando en una forma humana, dándole luz a su cuerpo como si de una persona hecho de fosforescente se tratara. Aquella niña despedía luz con todo su cuerpo, iluminando todo alrededor de ella, sin embargo aún no dejaba de llorar.

-¿Por qué continuas llorando? -…Tengo miedo… -(gemidos) –¿Me tienes miedo? – Pregunta otra vez –No… -Entonces, ¿por qué lloras?

-Le temo a la oscuridad… -Pero tu cuerpo despide luz, ahora no tienes por qué temer, hay mucha luz alrededor tuyo.

-No puedo ver… -Lo siento pequeña, solo puedo darte luz una vez, elije por favor…

Quieres luz a tu alrededor que te ayude a ver… o, Quieres luz en tus ojos para que tú misma busques tu camino?

-“¿!Elige!?”

-inmediatamente la luz que contorneaba su cuerpo, se desvaneció de golpe en un flash.

-Aquel día sudaba mucho, empecé a recobrar la conciencia, escuche la voz de Fio, llamándome. –Señorita, despierte, está teniendo una pesadilla. –podía sentir mis mejillas húmedas, mi pecho me dolía, y sentía una gran tristeza en mi corazón.

-El cuerpo de Mío se sienta por reflejo en la cama, se toma un momento para recordar todo. Limpia sus lágrimas que aún estaban ahí en su mejilla, y suavemente siente un dolor en los ojos.

Entonces… siente un pequeño fastidio en los ojos y al abrir de golpe los ojos, siente en todo su rostro un más dolor -siento mucho dolor – no puede entender dicho sentimiento. Simplemente se ve como, se escucha gemidos, y empieza a llorar lentamente sentada en su cama. – ¿Está bien señorita?, le pregunta una empleada que acaba de entrar a la habitación. – alza la mano a la altura de su pecho.

-…Puedo ver… Puedo ver…- resuena todo el lugar-¿Qué?…

-las lágrimas en sus ojos salen de emoción no puede ser. – P-puedo ver, puedo ver, mis manos, M-mis manos. –una y otra vez se repetía lo mismo. Se escucha un sonido muy fuerte, no le presta atención, está en shop, la sirvienta que había tumbado la fuente con todas las tazas y otros utensilios que son para el té, sale corriendo gritando. -¡¡Es un milagro!! – -¡¡Es un milagro!! –una y otra vez gritaba corriendo por toda la casa.

-…Puedo ver… ¡Fio puedo ver! – ¡Fio mira mis manos, puedo ver! –grita girando su cabeza al costado de la cama para avisarle del milagroso suceso. –Fio puedo ver… -busca con su cabeza en toda la habitación. –Sin conseguir ninguna señal de Fio.

_ ¿! Fio!?

_Puedo… ver… -se apaga su voz poco a poco, hasta quedar en silencio la habitación.

escribiendo…

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