En otras palabras, se sabe que el Perú tiene 84 de 117 zonas de vida del planeta y 28 de los 32 climas del mundo; Esta diversidad de ecosistemas permite tener un número altísimo de especies, solo en términos de flora se cuenta con unas 25 mil especies (aproximadamente el 10% mundial). Además se determina que el Perú es el más vulnerable a los efectos del cambio climático, debido a sus condiciones geográficas y su gran biodiversidad sensible a la variabilidad climática.
El departamento de Ucayali es considerada como una región con alta diversidad biológica y con zonas de interés científico, dadas a sus reconocidas zonas endémicas de flora y fauna silvestre, con temperaturas y climas adecuadas para florecer; este grandioso mundo natural se presenta solo en las regiones tropicales húmedas, La selva amazónica se desarrolla alrededor de cuencas fluviales con temperaturas que favorecen el desarrollo de una vegetación tupida y exuberante, siempre verde. El título el Pulmón del Planeta no es casualidad, porque mantiene un equilibrio climático: los ingresos y salidas de dióxido de carbono CO2 y de oxigeno O2 siempre están equilibrados.
Tampoco podemos dejar desapercibido la vulnerabilidad a los cambios climáticos que puede ocasionar la depredación de la flora amazónica; la vegetación permite reducir los cambios climáticos que azota a diversas regiones del planeta. Este cambio permite a la amazonia mantener un ambiente sano y equilibrado, dicho de otra manera nos permitirá tener la capa atmosférica limpia de los gases del efecto invernadero.
Asimismo, la emisión de los gases del efecto invernadero que alteran el cambio de temperatura en las regiones, son producidas por la actividad humana y como consecuencia grave se está deteriorando la capa de ozono y toda la vida existente. La desertificación en la amazonia está tomando mucha fuerza por la degradación ecológica del suelo fértil productivo y su potencial de producción. Esto sucede como resultado de la deforestación y destrucción de la cubierta vegetal, con la erosión de los suelos, la sobreexplotación de acuíferos, la sobre irrigación y consecuente a la falta de agua; con frecuencia el ser humano incrementa este proceso como consecuencia de sus actividades como el cultivo, el pastoreo extremo, construcciones, carreteras o la deforestación. Según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el 35 % de la superficie de los continentes puede considerarse como áreas desérticas.Dentro de estos territorios sobreviven millones de personas en condiciones de persistente sequía y escasez de alimentos.
Según los Investigadores de la Universidad de Edimburgo dicen que 1,5 partes por millón de CO2 atmosférico son emitidas debido a la actividad humana que depredan al Amazonas. Sin duda alguna se puede decir que la flora amazónica es un gran regulador del calentamiento global en el planeta, ya que cumple múltiples funciones como reducir los efectos y causas del calentamiento global, de igual manera que los glaciares y los océanos puede contribuir a tener un albedo planetario adecuado.
Los científicos ambientalistas concuerdan que la pérdida de la biodiversidad es resultado de la destrucción de la selva, y que se evidencia con la aparición de áreas secas y degradadas sin el aprovechamiento adecuado, tildados como tierras infértiles para la agricultura, ganadería e migración antropogenica.
En la Selva Amazónica existen innumerables especies de plantas todavía sin clasificar, miles de especies de aves, innumerables anfibios y millones de insectos por descubrir. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), advierte que la extraordinaria variedad de bienes y servicios que proporciona la rica flora y fauna de América Latina y el Caribe está en riesgo a menos que los gobiernos de la región asuman su condición de “superpotencias en biodiversidad”.
Desde nuestro rol como comunicadores, tenemos la oportunidad de impulsar la conciencia a partir de las acciones para informar y sensibilizar a la población. Iniciativas y planes para fomentar el cuidado de áreas naturales protegidas, donde los ciudadanos consuman conscientemente sus recursos, para comprender las dimensiones del problema ambiental y profundizar en la forma en la que se maneja a nivel local, regional o nacional, nos puede llevar a incidir en los procesos de toma de decisiones. Aún estamos a tiempo de adaptarnos y salvar el planeta tierra.
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