Carta para un ángel

Carta para un ángel

Martina Garcia

19/05/2020

Primera carta que te escribo ‘formalmente’ después de muchos años desde tu fallecimiento.

Hola, ¿Qué tal vas? Espero que estés donde estés, te encuentres descansando en paz como te mereces. Yo a días bien y a días mal, no te voy a negar que desearía que siguieras aquí con nosotros. Pensar que realmente me puedes estar escuchando ahora mismo hace que mis ojos se pongan borrosos y no pueda evitar llorar. No te imaginas lo que daría por verte una última vez, darte ese abrazo que no te pude dar, cogerte de la mano y mirarte a los ojos para decirte que todo estará bien. Te echo tanto de menos, pero tanto de menos… Ojalá todo fuera un sueño del que ahora me despertara y viera que sigues aquí, pero se que no lo es y eso es lo que más me jode. No te puedes imaginar el vacío que llevo dentro desde ese día que desapareciste de nuestras vidas para ya nunca más volver. Nadie ha logrado superarte, sabías?

Este último mes ha sido el peor de todos, cada año me pasa lo mismo. Cuando llega tú mes una sensación de pánico y ansiedad me invade el cuerpo y tú eres el pensamiento que cubre mi cabeza cada día y noche. No te puedo sacar de mi cabeza.

Aquí casi nada sigue igual que hace unos años, las cosas han cambiado mucho desde que te fuiste. Los grupos de amigos se han separado en muchos más, nuestras vidas han tomado rumbos distintos, cada uno se ha ido a estudiar a distintas ciudades huyendo del dolor que sufrimos, algunos han optado por hacer como si fuéramos extraños y no nos conociéramos, cuando me encuentro con alguno por la calle intento sonreírle pero la mayoría me giran la cara, prefieren hacerse los tontos, algunos han conocido a otras personas y ya nos miramos como si fuéramos completamente desconocidos aun sabiendo que compartimos un pasado en común, tú. ¿Cómo ha podido cambiar tanto todo? Aun no he logrado entender como hemos podido pasar de ser una gran piña a desconocidos.

¿Sabías que aun sigo llevando puesto ese colgante que me regalaste? La verdad es que no me lo he quitado desde el día que me lo regalaste. Me hace recordar que aunque no estés aquí conmigo de una forma u otra te noto en cada momento y en cada decisión de mi vida.

Al final no cumplí nuestra promesa de estudiar lo que prometimos estudiar, pues quizá preferí huir y olvidarme de todo lo que me hacía daño y del dolor que sentía. Intenté huir de esta ciudad y estar lejos de nuestro hogar, pero no me sirvió, vaya a donde vayas te recuerdo constantemente. Aunque no he cumplido esa promesa quiero que sepas que la promesa de quererte hasta el final de mis días sigue presente en mi día a día. Creo que no hay día que no piense en ti. Me acuerdo de tantas cosas que vivimos juntas, tantos momentos, tantas risas, tantas promesas…

¿Recuerdas esa promesa que nos hicimos una noche en tu cuarto, esa de tatuarnos en un futuro nuestras iniciales? Como se que tú ya no vas a poder tatuártela, quería que supieras que yo ya me la he tatuado, me la he tatuado en la muñeca. Me pego el día observando tu inicial, ahora más que nunca estoy segura de que nunca te voy a olvidar, te llevaré en mi piel hasta la eternidad.

No te voy a mentir, hay días que pienso que no puedo más, que estoy hasta el límite de dolor y que desearía estar contigo, pero luego recuerdo lo que tú hubieras querido que viviera y es noto como un empujón de felicidad que me recorre por todo mi cuerpo y me hace volver a la normalidad. Cuando me pasa eso pienso que eres tú quien me estás mandando una pequeña fuerza para seguir adelante y la verdad, muchas gracias.

Quiero darte las gracias por haberme enseñado tantas cosas que nunca olvidaré, por ser aquella persona que siempre ha estado a mi lado pese a cualquier momento y por haber sido mi alma gemela y compañera de vida.

Deseando estoy que llegue el día en el que nos volvamos a reunir y pueda darte ese abrazo que tantas ganas tengo, pero hasta entonces solo queda esperar y esperar. Nunca te olvidaré, de verdad.

Tranquila, esta no va a ser la última carta que te escriba, te tengo que contar muchas más cosas. Esto no es una despedida, sino un hasta pronto.

Fuiste, eres y siempre serás mi girasol preferido. Te quiero, no lo olvides.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS