Vino a posarse en mi brazo
con cadencia silenciosa
una hermosa mariposa
que, sutilmente, de un trazo,
dibujó- estela amarilla-
la imagen de un corazón .
Sin aparente razón,
tan leve como sencilla,
graciosamente alzó el vuelo
cual en danza ante mis ojos.
Sentí un profundo consuelo
que calmaba mis enojos:
al elevarse hacia el cielo
se llevaba mis despojos
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